💦1: Nuestro encuentro💦
Canción para ambientar la lectura.
Bajo un cielo gris y la helada lluvia que caía sobre Seúl, un chico corría rápidamente, tratando de esquivar todo a su paso lamentando su situación deplorable; no tenía paraguas ni nada que lo protegiera, estaba solo y asustado.
Vio hacia atrás y ya nadie lo seguía, eso había estado cerca, robar no era una de sus cosas favoritas, pero tenía hambre. A lo lejos veía como personas caminaban bajo un paraguas, unos jugaban sobre los charcos de lluvia y él, él lo odiaba; odiaba esos días en los que llovía por qué no tenía un techo donde refugiarse.
Recordó aquel día en el cual lo dejaron solo, en ese entonces el no entendía nada. Ahora los recuerdos eran lejanos pero el sentimiento de soledad estaba instalado en corazón, sus propios padres lo habían abandonado.
El odiaba recordar lo ingenuo que fue al pensar que volverían por él, sentado en aquel parque donde la primavera lograba florecer los hermosos arboles de cerezos, sin embargo, jamás pasó. Por mas que espero sentado, las horas pasaron y el a su corta edad entendió que no regresarían.
Ahora ese era su diario vivir, robar para comer y a veces dormir en aquellos callejones alrededor de basura y cartón aguantando las noches heladas.
La gente lo miraba con asco, otros simplemente lo ignoraban, él ante la sociedad no existía.
Luego de correr cuadras alejándose de aquel puesto donde había robado, se metió al callejón el cual se había convertido en su estancia los últimos cuatro días.
Sacó su valiosa comida, llevaba dos días sin comer así que ni siquiera sintió por donde le pasó aquel rico pan y aquella leche de fresa que tanto le gustaba y que solo podía obtenerla robando. Sabía que no era correcto, pero la situación lo ameritaba, se sentía débil y no podía dejarse morir o incluso desmayarse pues sabía que nadie le ayudaría y tenía miedo de que eso pasara.
Tiró la basura a uno de los contenedores y se metió a su "elaborado" fuerte hecho a base de cartón. Tenía tanto frío, odiaba la lluvia, pero ¿qué podía él hacer?
Decidió cerrar un momento los ojos, pero unos pasos unidos a la lluvia que caía fuerte lo pusieron alerta. Para él eso representaba peligro.
-Así qué aquí estás - habló un muchacho que identificó como el hijo de aquella señora a la cual hace minutos le había robado.
-Sal de ahí maldito mocoso. - el muchacho con fuerza tomó el brazo del menor y lo arrastró con fuerza provocando quejidos de dolor.
-¡Espera, no me hagas nada, te lo suplico! - el menor ya había comenzado a llorar debido al miedo de lo que pudiera llegar a pasarle.
-Las personas como tu deben aprender a no cometer tales actos - habló molesto el mayor.
De la aflicción que sentía en ese momento no se había dado cuenta que ya estaban saliendo del callejón, trató de pedir ayuda, pero como siempre, no era notado. Miradas indiferentes eran dirigidas hacia él.
Soltó un jadeo de dolor cuando fue arrojado en medio de la acera y esperando lo peor cerró sus ojos con fuerza, cubriendo con ambas manos su rostro.
Ningún golpe llegó, en su lugar tomando valor levantó la mirada y observó como un chico vestido de negro, había lanzado lejos de él al hijo de aquella señora.
Abrió los ojos en grande al ver como el chico de negro propinaba un golpe, el otro se levantó y salió corriendo de ahí.
Bajó su mirada y se quedó ahí, esperando ser golpeado, pero en cambio pudo ver como una mano era extendida hacia él.
-¿Te encuentras bien? - preguntó el chico, alzando la voz debido a que la lluvia seguía cayendo.
Al no recibir respuesta, éste volvió a hablar. - Tranquilo, yo no te haré daño. - el menor alzó la cabeza y con dudas tomó la mano que seguía extendida en su dirección. Cuando estuvo de pie, pudo observar al chico de mejor manera, llevaba una gorra y un cubre-bocas, imposibilitándole ver su rostro así que lo único que alcanzo a ver era unos ojos color grises.
-Sígueme. - le dijo al menor, lo había ayudado, nada malo podría pasarle, ¿verdad?
El menor siguió al chico y vio que se dirigían al edificio que estaba a un lado de aquel callejón el cual era su vivienda momentánea. Vio al mismo tiempo su mano tomada por el chico, por primera vez alguien no le miraba con asco, por primera vez alguien le ayudaba en esa inmensa ciudad.
-Espera. - el menor le llamó con fuerza pues la lluvia había aumentado.
El chico se giró y le observó dándole la pauta a que siguiera.
-¿Adónde me llevas?, es decir, no tengo permitido entrar. - el chico sonrió y negó con la cabeza.
-Aquí vivo, así que nada malo pasará. - con esto tomó la mano del menor y entraron al edificio. Las miradas no tardaron en llegar, desde aquellas que juzgaban a aquellas que miraban con sorpresa. Bajó la mirada al ver cómo le miraban con desprecio; se detuvo cuando el chico lo hizo y luego siguió caminando cuando el otro lo hizo.
De repente sintió cosquillas en su estómago y se asustó. Soltó la mano que era tomada por aquel chico y las colocó sobre su estómago. -¿Ocurre algo? - el menor asintió avergonzado. -¿Qué es esto? Me da cosquillas.
El chico rió divertido debido a que notó un leve rosado en las mejillas del menor. -Es un elevador, nos ayudará a llegar más rápido a donde vivo. - el menor repitió en voz baja lo dicho por el chico para tratar de entender. Cuando lo hizo cayó en cuenta de algo. -¡¿Me llevará a donde usted vive?! -
-Claro, ahí podrás cambiarte de ropa y comerás algo. - el menor asintió apenado, pero tenía miedo, ¿y si solo lo alimentaba y lo volvía a tirar?
Salió de sus pensamientos debido al gran susto que tuvo en el momento en que el ascensor se había detenido y abierto sus puertas.
-Vamos. - vio como su mano era tomada otra vez y éste lo guiaba. Pudo ver como se adentraban a un pasillo y en este había muchas puertas en color marrón. Fue viendo que cada una tenía un número en la parte superior, decidió preguntar después porqué.
Se detuvieron en una puerta, y quedó admirado al ver como en el monitor que se albergaba a un lado de la puerta, un número era marcado. La puerta fue abierta tras el sonido de desbloqueo y él se dejó guiar por aquel chico una vez más. El departamento era bonito, tenía cortinas color marrón, las paredes color blanco hueso, era grande, ante sus ojos lo era, tenía una cocina y una sala de estar, todo en tonos marrones y colores más claros como el beige.
-¿Ya terminaste? - el chico miró divertido al menor y este agachó su cabeza apenado.
-Perdón.
- No te preocupes, es muy bonito ¿verdad? - el menor asintió.
-Bien, sígueme. - el menor hizo caso y entraron a una de las habitaciones. -Se que no tienes donde quedarte, te he observado estos días y he decidido que vivas aquí. Quiero ayudarte. - el menor abrió sus ojos impresionado.
-Yo no pu-puedo, no tengo dinero para pagarle, ni siquiera tengo una familia...-
-Pero ahora me tienes a mí, puedo ser tu amigo, incluso tu familia.
-¿Enserio harás esto? - el chico asintió seguro.
-No sé qué decir - TaeHyung sintió una ráfaga de sentimientos, quería reír de felicidad, quería llorar y gritar.
-Bueno tal vez puedes comenzar por decirme tu nombre. - el menor asintió de acuerdo.
-Soy TaeHyung y ¿tú eres?
-Soy Jungkook. - dijo mostrando su característica sonrisa.
-Gracias, Jungkook, no sé cómo agradecerte. - el mayor negó dándole una sonrisa.
-Solo quédate, prometo no dejarte solo, de hoy en adelante me tendrás a mí. - ante los ojos de TaeHyung sentía como si fuera un sueño. -Ahora, esta será tu habitación, por el momento te daré un pijama mío pues no sabía tu talla y eso... - TaeHyung asintió y miró la que ahora era su habitación.
Aun no podía creer todo eso, ¿era una broma? No más callejones ni robos, ahora ese sería un nuevo comienzo; su nuevo... ¿hogar?
-Espera aquí, traeré el pijama. - Jungkook salió de la habitación dejando solo a TaeHyung. Quería darle espacio para procesar tanto. Su corazón latía feliz pues el chico era muy bonito, detrás de la suciedad y de su mojado aspecto por la lluvia... se sentía feliz de poder ayudarle.
El menor se sentó en el borde de la cama, recordando que estaba mojado debido a la lluvia, decidió mejor pararse y miró a su alrededor, todo parecía ser un sueño. Tantos años en la calle, corriendo el riesgo de morir y ahora tenía un lugar acogedor y a un chico que, en vez de juzgarlo como lo hacían los demás, lo ayudó.
Jungkook entró rápido y le entregó el pijama. -Date una ducha y sales, comeremos algo. - el menor asintió dando las gracias.
- Espera, ven te enseñaré a usar la ducha y el regulador de agua - TaeHyung aceptó agradecido, era su primer baño en regadera.
Luego de que este le enseñara a usarla, se metió y comenzó a bañarse, el agua era tibia y se relajaba grandemente, al salir de la ducha, se cambió por el pijama y dejó la ropa mojada en una cubeta para así lavarla después. Se sentía tan liviano, libre de malos olores y de suciedad.
Estando listo salió de la habitación y camino con cuidado viendo todo a su alrededor; diferentes cuadros adornaban las paredes, había paisajes y hasta fotografías que supuso eran familia y amigos de JungKook.
Al llegar a la que era la cocina, entro y quedó admirado al ver lo bonita que era, se sentó en una de las sillas del comedor y esperó.
Jungkook llegó después ya bañado y con un pijama puesto. -Bien ¿qué te parece si pedimos pizza? - el menor asintió repetidamente feliz de saber que probaría aquello que solo veía en anuncios.
De un momento a otro no pudo evitar llorar, todo esto era tan irreal para él, algo totalmente imposible que sin siquiera hacerlo soltó un jadeo al llorar. Jungkook sintió como su corazón se destrozaba al ver tal imagen.
-TaeHyung, ¿qué pasa? - Jungkook se acercó con cuidado y quedó frente al menor.
-Es so-solo que siento que esto es un sueño. - TaeHyung habló con voz ahogada por el llanto. Su cuerpo temblando por los gimoteos.
-No lo es TaeHyung. - el menor se levantó y abrazó con fuerza a Jungkook.
-Tranquilo, ya no estarás más sólo, no tengas miedo, yo estaré contigo.
Jungkook dejó que TaeHyung se desahogara, lo abrazó fuerte tratando de reconfortarlo. Sobando suavemente su cabeza castaña.
El menor se calmó y miró a Jungkook, éste limpiando sus lágrimas se separó de aquel abrazo.
Ya no estoy sólo, Jungkook está a mi lado.
Jungkook se encargó de darle un vaso con agua al menor para que se relajara un poco. -Sabes, mis amigos estarán encantados cuando te conozcan. - Jungkook hablo con entusiasmo.
TaeHyung terminando de tomar el agua lo miró -¿Sus amigos?
-Si, ellos son buenas personas, veré si les digo que vengan, debo confesar qué ellos saben que quería ayudarte.
-Ellos saben... - repitió el menor.
-Así es, no temas, ellos te aceptaran; como te dije ellos son buenas personas. - JungKook recordó a sus amigos; JiMin, YoonGi y HoSeok.
-Si, como tú. - habló TaeHyung un poco apenado.
Pero Jungkook solo sonrió y miró con admiración al chico, definitivamente ayudarlo había sido una de sus mejores decisiones.
Ambos estaban sentados en la sala de estar, la pizza ya había llegado, estaban comiendo cuando el celular del mayor sonó interrumpiendo el silencio que habían instalado.
Vio quién era y sonrió mirando en dirección a TaeHyung que estaba a la par suya. -Mira, es JiMin hyung. - el menor observó el aparato y en este aparecía una foto que supuso era del tal JiMin.
-Conteste, ha de ser importante. - el mayor asintió y decidió contestar.
-¡Hola JiMin hyung!- saludó.
-Hola Kookie, quería saber si podíamos llegar con YoonGi mañana, hoy preparé una tarta de fresa y quería darte un poco.
-Waa! Eso es genial, mi favorita, yo también les tengo una sorpresa.
El mayor miró en dirección a TaeHyung y sonrió feliz.
-¿Ah sí?, bueno entonces te veo mañana, buenas noches Kookie.
-Adiós Hyung, hasta mañana.
Saludes a YoonGi hyung.
Escucho un sonido en afirmación y la llamada finalizó. Vio que TaeHyung seguía comiendo mirando la televisión. Le dio ternura esa imagen, su corazón latía rápido, estaba feliz de haber ayudado a TaeHyung.
Cuando lo veía él pensaba que el menor no merecía estar solo, no tener un soporte o alguien que lo escuchara o hiciera compañía. De pequeño su madre siempre le decía que mientras ayudara a alguien sus días serian prósperos y seria feliz, ahora entendía esas palabras. Al ayudar a TaeHyung, se daba cuenta que su corazón se sentía cálido, y al verlo le parecía alguien muy bonito.
¿Cómo alguien como el habría sido abandonado?
-Mañana vendrá JiMin hyung junto a YoonGi hyung, verás que les agradará saber que estas aquí. - dijo con cierto entusiasmo, sabiendo que para el menor era difícil afrontar todo de una vez.
-¿Usted cree, que les agrade? - el menor habló con miedo, Jungkook lo observó y tomó una de sus manos. Que cálido, pensó el menor.
-Sabes que sí, te repito que ahora ya no estás solo Tae, de hoy en adelante yo estaré a tu lado y mis amigos también lo estarán.
-¿lo prometes?
-Por el meñique - Jungkook tomo la mano del menor y dejó sobresalir su meñique, uniéndolos en una promesa.
Terminaron de comer y JungKook tenía tantas dudas, pero el miedo a tocar temas que al menor le fueran íntimos o removiera el pasado, le decía que no lo hiciera, que dejara que el tiempo decidiera.
-JungKook. -el mencionado lo miró y pudo descifrar un brillo en los ojos de TaeHyung, un brillo tan hermoso que removía algo dentro de sí.
-Dime Tae. -el mencionado se sonrojo ante el apodo y decidió preguntar aquello que le mantenía inquieto.
-Tú... ¿eres mayor que yo? -JungKook rió divertido cayendo en cuenta que no sabían cosas tan básicas.
-¿Esto es de aquellos juegos donde le haces diez preguntas al otro y así viceversa? -el menor agachó su cabeza apenado.
-Me gusta. Hagamoslo. -TaeHyung levantó su cabeza animado, le emocionaba saber pequeñas cosas, por más mínimas que fueran, de la persona que le había salvado y que ahora le prometía quedarse a su lado.
-Tengo 24. -le sonrió JungKook viendo la admiración en los ojos de TaeHyung.
-Vaya, entonces si es mayor que yo. -menciono tímido
-¿Ah sí? -el menor asintió
-Sí, tengo 21. -JungKook abrió la boca impresionado haciendo reír al menor.
-Bien, mi turno, ¿qué color es tu favorito Tae? -
-El morado. -respondió formado una sonrisa cuadrada, que a los ojos de JungKook era la más bonita que había visto en su vida.
-Así que el morado, ¿Por qué? -preguntó curioso pues pudo notar que detrás de esa respuesta había un significado. -Bueno yo... he estado solo desde que estaba pequeño. -JungKook lo observó con una mirada que para el menor no era lástima, era comprensión y apoyo.
-Debido a eso pase por muchas dificultades, había días en que no comía nada, otra tenía que robar para poder comer, la gente me miraba con asco y nunca me ayudaban.
-Espera Tae, entonces el idiota al que golpee fue...
-Sí hyung, yo le robé un pan y una caja de leche a su madre y pues el me vio y me siguió y pues bueno al encontrarme me arrastró hasta la acera y pues lo demás usted ya lo sabe. -el menor apenado y con miedo miró a JungKook esperando lo peor, pero el mayor se acercó y lo abrazó. Ese tacto le dio fuerza para contar su historia. -Sigue Tae.
-Una vez me encontraba caminando por un orfanato cerca de la ciudad y pues una anciana me dio posada esa noche, estaba lloviendo y no había comido en días, ella me dejó quedarme en ese lugar por un tiempo y yo era feliz, me dijo que el morado nos representaba y yo le pregunté el por qué y ella respondió que "el morado significa confiar y amarse mutuamente siempre". Me dijo que yo había decidido confiar en ella sin siquiera conocerla y que yo le di alegría a su vida pues le recordaba a su nieto ya fallecido.
-¿Y que pasó con ella Tae?
-Ella murió hyung, y yo guardé ese color en mi corazón en memoria de ella, me fui de ese lugar pues a diferencia de ella, todos ahí no me querían dentro, preferí salirme, y retomé mi vida en la calle.
Jungkook sintió como el menor salía del abrazo para mirarlo, lo que dijo le sonrojo en gran medida. -Usted hyung, quiero que sea parte de ese significado, yo confío en usted por favor no me deje, quédese a mi lado. - Jungkook tomó de las mejillas al menor para mirarse con todo lo que sentían en ese momento; limpiando las lágrimas del menor. Se sentía dolido y molesto de que TaeHyung pasara por eso a su corta edad, hasta la felicidad de haberlo encontrado. -No pienso dejarte jamás TaeTae. -el menor se sonrojó debido a la cercanía y cerró sus ojos, disfrutando del momento. Jungkook le había besado la frente, un acto delicado e íntimo que aceleró el corazón de ambos.
-Vamos a dormir, has de estar cansado. -dando por terminado las preguntas se levantaron en dirección a la habitación del menor, se despidieron en un abrazo, dándose las buenas noches, JungKook se retiró a su habitación dejando al menor con mil pensamientos, y con una sonrisa que hacía doler sus pómulos. Se encontraba feliz; mirando al cielo pudo pensar en ella.
Pude encontrar a alguien como usted...
Hola!
Este sera un mini fic KookV...
Espero les guste☺
Serán un poco largos pero esta historia nació en un día lluvioso así que quise publicarla.
Desde ya gracias por animarse a leerla.
Hotcakeworld✴
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