20/abril/13

Recuerdo muy bien una vez que mi madre me hizo hechar a la calle un cachorro que tenía escondido en el cobertizo por una semana, fue la cosa más dolorosa que había tenido que sufrir a los 7 años.

Nunca imaginé que algo lo superaría, fue el perro más amado durante una semana hasta que sucedió lo inevitable. Llegó otra mascota "deseada".

Esta al contrario del otro cachorro, no tenía suciedad, no era viejo, no tenía pulgas, era "bonito".

Y hoy es el día. Algo aún más inevitable.

El perro bonito murió, como debe de ser, así es la vida pero, el ser bonito y puro no lo salvó de la muerte.

Al igual que el dinero no salvará a las personas de morir en un accidente o de vejez.

Mamá debería saber eso, lo arrogante y mal educada no la llevaría a ninguna parte.

El ser bonita y con dinero no la salvó.

No lo hará por ninguno de nosotros.

Quizá ella debió disfrutar más la vida, ser feliz y no hacer feliz.