Extra

¡Antes que nada vamos a felicitar a una de mis lectoras que está de cumpleaños hoy @Su_Romanova muchas felicidades!!!! Y gracias infinitas por estar aquí desde el inicio y cuando hablo de inicio me refiero a desde que público por aquí 🫶
Así que este capítulo extra de nuestra mami Susan y papi Demyan va dedicado a ella.

Feliciten a la nena en comentarios ❤️

Quédese y lea hasta el final porque hoy les traigo NOTICIAS.

Capítulo Extra

Susan

Escuchaba todos esos murmuros, mis manos temblaban porque ya la incomodidad había pasado. También estaba preocupada, llegué a esta clínica después de romper la fuente en plena tormenta, tenía muchas contracciones y se había vuelto terrorífico, pensé que los tendría ya, pero de pronto todo se detuvo.

Tenía frío, temblaba y estaba sola. Mis ojos no dejaban de lagrimear, podía escuchar la voz de Demyan pero no lo alcanzada a ver. Le hubiese gritado si tan solo tuviera el valor para moverme.

Moscú, ¿por qué tuvimos que venir aquí? Nos confiamos demasiado y las ratitas decidieron adelantarse. Mami y papi solo querían dar un viaje juntos, estos pequeños ya causaban muchos problemas. Encima había una tormenta afuera, odiaba este sitio.

La puerta se abrió y Demyan volvió a mi lado.

—¿Todo bien? —beso mi mejilla.

Negué con la cabeza —No, no sé qué pasa y...

Él sonrió —Todo está bien, puede tardar en algunas ocasiones, se están tomando un descanso —toco mi vientre.

Temblé por el miedo —¿Está bien que lo hagan? ¿No deberían salir?

Él acunó mi mejilla —Yo te ayudaré, ponte de pie.

—¡¿Qué?! No, se me va a salir un hijo —le di una palmada en la mano que tendía.

Soltó una carcajada —Susi te aseguró que esto es muy normal y no se te saldrá nada, solo vamos a activar a esos pequeños, ¿sí?

Lo miré mal —No, busca a un especialista.

Él apretó sus labios y miro hacia la ventana, estaba nevando mucho. No había mucho personal en este sitio, pero por alguna razón estaban tranquilos, yo era la única que temblaba de miedo e incluso mi marido no parecía afectado.

Suspiró —Sé que tienes miedo, pero tienes que confiar en mí como tu marido y como tu doctor.

Mire su mano y sintiendo un nudo en mi garganta la tome. No me quería separar de la cama, tenía miedo, él me hizo sentarme y con cuidado puse los pies en el suelo. Sentía que ahora mismo era de cristal, no estaba tan mal, solo era el miedo que no me dejaba moverme.

Él me rodeó por la espalda, sujeto mi abultado vientre y beso mi mejilla.

—Muy bien cariño, ahora bajarás y subirás despacio..., abre bien tus piernas.

—Insisto, llama a alguien más —me costaba confiar en él.

—Venga Susi, cualquier otro doctor te dejaría tumbada en la cama y ahora mismo soy el único, Susi, evitemos una emergencia como la cesárea —me animó.

¡Cesaría! Nadie iba a poner un bisturí en mí. Me sujeté de sus brazos y con su ayuda me puse en cuclillas, él sujetaba mi vientre por lo que no sentía tanto el peso de este, subí despacio y tome una bocanada de aire para volver a bajar. Sentía la presión ahí abajo y me detuve.

—Otra vez, lo estoy sintiendo —le avisé.

Él asintió —Apóyate en la cama morenita.

Estaba dejando que mi propio marido me hiciera un trabajo de parto prácticamente. Sentí su mano entre mis muslos y me tensé.

—¡Demyan! No —lo regañé.

Empezó a reír —Por Dios Susan, ya he estado aquí antes, solo quiero saber sí...

Espere a que él revisara, me sentía incómoda, aunque se tratara de mi marido, totalmente expuesta. Podía contar con mis dedos cuántas personas me habían visto la vagina hoy, fue horrible. Jadee, tenía la necesidad de pujar, pero no estaba en la cama.

—Si lo sientes, hazlo —pidió él—. Yo estoy aquí.

Tome aire y puje clavando mis dedos en las sábanas. A presión se hacía más fuerte. Él mismo me ayudó a subir a la camilla, me acomodo con las piernas abiertas y abrió la puerta para llamar a alguien.

—¿Ya llegó? —«¿Ya llego?», pregunto en Ruso.

Como odiaba no entender nada.

—La nieve no se lo ha permitido señor Ivanov —«la nieve no se lo ha permitido señor Ivanov» habló la enfermedad o una de ellas.

Eso sonó negativo ¿Por qué no había más de un doctor en esta clínica? Estúpida nieve, jamás debí pedir venir aquí.

—Oh —solté y pujé con todas mis fuerzas—. Demyan.

Dos enfermeras entraron junto a él.

—Estoy aquí morenita —se colocó entre mis piernas—. Vamos a hacerlo juntos, puja Susan.

Lo hice, con tantas fuerzas que mis costillas dolieron y mi garganta se quedó seca, él volvió a pedirlo una vez más. Lo hice otra vez y una vez más, el sudor corría por mi frente y una de las enfermeras era la que se encargaba de animarme y aunque no entendiera una mierda, tener una mano sujetándote era lo mejor.

—Uno más...

—¡Ah!

El llanto me calmo, se sentía tan bien escucharlo. Demyan lo tenía en sus brazos, sonrió al verlo y me lo mostró.

—Te lo dije, es niño —soltó riendo.

—Idiota —respondí.

Mire al bebé, llorando con todas sus fuerzas y ya quería tenerlo para calmarlo, en cambio, él se lo dejó a la enfermera quien lo alejo de mí.

—Susi, concéntrate nos falta el otro —hablo Demyan.

No podía dejar de ver a mi bebé, pero tenía razón. Volví a sentir la presión y pujé otra vez con fuerzas, este se tardó un poco más, tal vez era tan perezoso como yo. Un poco más y ya no sentía nada y era raro, pero no había un nuevo llanto.

Demyan se movió rápido, se alejó de mí y ni siquiera me dejó verlo.

—¡Demyan! ¿Qué ocurre? —me intenté sentar en la cama—. ¿Por qué no llora? ¡Demyan!

Él estaba tenso y se movía rápido, pero su enorme espalda no me dejaba ver a mi bebé. Estaba llorando y pidiendo una explicación, hasta que lloro, los hombros de mi marido cayeron. Se giró con el bebé en sus manos y se sentó a mi lado.

—Ya está y es un empaté —me informo—. Niña.

La dejo en mi pecho, era tan bonita, un poco pálida como su padre aunque aún era pronto. Seguramente agarraría color más adelante.

—Susi —Demyan tocó su manito y ella dejó de llorar—. Hola pequeña Susi.

—¿Dónde está junior? —pedí.

Lo trajeron todo hermoso envuelto en una mantita azul. Demyan lo sujeto cerca de mí, él estaba un poco más espabilado, al menos no tenía la cara de molesto de su hermana que recién había dejado de llorar.

—¿Así que Susi? —pregunte.

Él sonrió —¿Junior?

—Sí, Susana y Demyan Ivanov Collins, sería bueno tener dos copias más —explique.

Tocó el rostro de Junior —Bueno entonces Susi y Demy.

Después de tres días pudimos salir de aquel sitio, el doctor llegó dos horas después de que diera a luz, pero ya mi marido se había encargado de absolutamente todo. La tormenta se detuvo casi al instante del nacimiento y después de que todo estuviera bien, regresamos a la casa en Moscú. Era la antigua propiedad de la madre de Demyan, un sitio demasiado grande con una decoración elegante y clara. Él parecía gustarle mucho estar aquí, pero ambos extrañábamos nuestra casita y a nuestros gatos, aun así decidimos permanecer por un tiempo más.

A las tres de la mañana él se mesia en la cama dándole la fórmula a la pequeña Susi quien tenía la costumbre de hacer un gran escándalo a esta hora. Yo intentaba dormir con una mano dentro de la cuna para poder tocar a Demy quien no se despertaba con los escándalos de su hermana.

—Calma Susi —le pedía Demyan—. Está niña escandalosa.

Me senté en la cama —Ven acá pequeña.

La tuve en mis brazos, hambre ya no tenía, gases tampoco, su pañal estaba limpio.

—Solo quieres pelear, ¿cierto?

Demyan levanto a Demy y lo llevo a la cama —Se parece a ti.

Rodé los ojos —Tú eres el que siempre está inconforme con todo.

La bebé dejó de llorar, la coloqué junto a su hermano y me acosté para intentar dormir otra vez. Esto era muy duro y solo habíamos pasado quince noches desde que los teníamos. Las ojeras de Demyan estaban muy oscuras, si yo me despertaba él también lo hacía. Tomo mi mano por encima de la cabeza de los bebés y acaricio la palma con sus dedos.

—¿Cuándo regresaremos a casa? —todos los días lo preguntaba.

Él me miró a los ojos —Tienes que recuperarte y ellos ponerse más fuerte, pronto.

Pronto no era una fecha. Suspiré y cerré mis ojos para volver a dormir. Después de dos interrupciones más logré dormir hasta las ocho. Salí de la cama dejándolos a los tres profundamente dormidos y entrar al cuarto de baño. Necesitaba asearme a solas y sin escuchar un llanto de bebé. Me miré al espejo y me sentí un poco mal, evitaba mirarlo. Mi vientre tenía unas cuantas estrías y había quedado algo flácido. Lilit me aseguro que con el tiempo y reposo volvería a su estado normal, pero no debía forzarlo.

Entre a la ducha y me relajé un poco hasta que sentí la puerta abrirse.

—Buenos días mi amor —hablo él con un fuerte bostezó.

—Buenos días —le di la espalda.

Había estado ocultando esto de él muy bien y ha estado tan ocupado con los bebés que no se ha puesto en plan pervertido conmigo, todo lo contrario.

—¿Puedo entrar contigo? —pidió.

Estire mi mano —Dame una toalla ya saldré.

Él tomó la toalla, pero no se acercó, me miró con picardía —Ven a por ella.

Lo miré mal y volví a darle la espalda —Deja de jugar, estoy cansada.

Podía sentir sus pasos, mi piel se erizó cuando su respiración golpeó mi cuello.

—Ha sido difícil, pero pronto se acostumbrarán a dormir en la noche, mientras tú y yo... —beso mi cuello—, tememos que aprovechar estos momentos para darnos atención.

Suspiré —Creo que iré a la cama otra vez, ¿puedes salir?

Sus ojos se endurecieron y sus labios se volvieron una línea fina —Susan, siento que me ignoras.

Rodé los ojos —Deja de hacer un drama, solo estoy cansada como para tener sexo y...

Me empujó, había la pared de baldosas, sus labios atraparon los míos y su mano sujeto mi mandíbula, rodee mi propio cuerpo con mis brazos como un escudo mientras él me besaba. Mordió mis labios y paso su lengua por mi cuello.

—Yo no hable de sexo Susan —beso mi mentón—. Un beso, una caricia o un abrazo me haría feliz. Abrázame.

Tiro de mis brazos y los coloco en su cuello. Se presionó contra mí dejando que el agua caliente corriera entrar nosotros. Sus manos bajaron por mi cuerpo y lo detuve, él se alejó y sujetando mis manos me miró.

—¿Qué te pasa? —pregunto volviendo a mirarme—. ¿Qué hay de malo? ¿Por qué no me dejas tocarte?

Sentía las lágrimas arder en mis ojos.

—No lo ves —él me miró a los ojos—. Estoy horrible.

Sus hombros cayeron y se quedó en silencio, salió de la ducha y tomo una toalla, me cubrió con ella y me ayudó a salir. Me coloco frente al espejo y sin decir ni una palabra seco mi cabello con otra toalla.

—Saldré hoy, le diré a Lilit que se quede contigo y los bebés —me informo.

No podía mirarlo —¿Dónde irás?

—Solo a ver a un viejo amigo.

Cuando llegamos iba a todas partes conmigo no parecía siquiera tener muchos conocidos aquí en Moscú, incluso se perdía con las direcciones.

—Bien —le quite la toalla y me seque yo sola.

Después de que Demyan se fue me quedé en el salón junto a los bebés, no podía pensar que era culpa de ellos que nosotros estuviéramos así, porque sentía que eran lo mejor que me había pasado en la vida, pero incluso teniéndolos me sentía jodidamente mal, porque Demyan también era lo mejor que me había pasado en la vida y sentía que a él lo estaba perdiendo.

Durante el embarazo sabía que me deseaba, por lo que mi cuerpo no se había vuelto un problema para mí, aunque se controlaba cada vez que teníamos sexo, podía ver cómo deseaba más y más. Ahora no entendía nada, ni yo misma me deseaba y solo estábamos con los ojos puestos sobre los bebés. Era lógico, ¿qué más podríamos hacer? Temía que la situación siguiera así por mucho más tiempo, me gustaría corregirlo desde ahora, pero no podía.

—¿Por qué estás tan pensativa? —pregunto Lilit mientras bebía té.

Suspiré —No es nada.

—¿Te sigue molestando tu cuerpo? —pregunto ella.

Mire a los bebés —No sé cuánto tardará en recuperarse, si tan solo lo supiera...

—No es bueno poner una fecha, todos los cuerpos no son iguales, a veces tardan mucho y a veces poco —explico ella.

—Mel está... —no me dejó terminar.

—Tampoco es bueno que te compares con otras mujeres y créeme que muchas nos hemos sentido como tú, pero pasará y volverás a tener la misma confianza que antes, aunque ya no seas igual —finalizo—. ¿Por qué no das un paseo?

—¿Sola? —me daba miedo.

Asintió —Sí, abrígate y sal a caminar, a veces estar sola te ayuda a pensar y las calles de esta zona son tranquilas, seguramente encuentras algo lindo o divertido.

—No puedo dejar a los bebés, le dije a Demyan...

—Yo los cuido —volvió a interrumpir—. He cuidado a tres niños peores que estos, te aseguro que estará bien.

Pensé un poco —Bien, será rápido.

Claramente, quería salir de aquí un rato. Me abrigué como si fuera al polo norte y fui a dar un paseo afuera. Moscú era lindo y fuera mejor si no hubiese frío, aunque la mayoría aquí tenía cara de chupa almas, pensé que era solo cosa de Demyan.

Entre a algunas tiendas que ya conocía, pase un tiempo tomando un chocolate caliente y algunos dulces en calma. Lilit tenía razón, salir a solas era bueno y quizás eso quería hacer Demyan hoy.

Seguí caminando por algunas calles hasta que me detuve en una tienda y no por algo en especial que quisiera para mí. Era fácil entre tantos rubios reconocer al mío. Estaba dentro riendo con otra mujer que balanceaba un vestido para él. Puta. Intenté entrar porque él no me había visto afuera en la calle, pero me detuve porque no me sentía con fuerzas para discutir. Su viejo amigo era una mujer, me había mentido.

Tome un coche para regresar a casa rápidamente. Al llegar a Lilit le sorprendió que estuviera más alterada, pero evito decir algo. Me quede a solas con los bebés e incluso no salí de la habitación cuando logré dormirlos y empezó a caer la noche. Demyan no había llegado.

La puerta se abrió, la cama se hundió y él besó mi hombro.

—Es tarde —le informe, claro que él lo sabía.

—Lo lamento, tuve que hacer algunas cosas con mi amigo —respondió.

Mordí el interior de mi mejilla —Bien.

Él recostó su cabeza en mis piernas y miro a los bebés que descansaban en su cuna.

—Los extrañe demasiado, aunque eso signifique tener migraña y no dormir —comento con una sonrisa.

Cruce mis brazos —Claro.

Tomo mi mano y la beso —También te extrañé.

Por supuesto que lo hizo, me acosté en la cama quitándolo de encima de mí.

—Buenas noches —me cubrí y le di la espalda.

—¿No cenarás? —intento tocarme y me aparté.

—No tengo hambre, se me quitó el apetito hace un rato —respondí.

—Bueno —volvió a besar mi hombro—. Te amo, descansa.

¿Descansa? Te estaré vigilando idiota, te cortaré la polla en trozos y se la daré a esa enferma risueña.

Susi y Demy solo se despertaron un par de veces y Demyan fue más rápido que yo, así que se encargó él de ellos. Insistía en que durmiera y me caía mal que hiciera eso. Quería saber las razones por las que estaba portándose así. En el baño todo término raro, me hubiese sentido mejor si dijera algo, luego desaparece y lo veo riendo con otra mujer. Quería preguntar directamente, pero no tenía el valor, ¿cuándo me volví así?

Desperté antes que él y sí, me volvería una esposa tóxica de ser necesario. Me estire sobre él y alcance su teléfono celular en la mesilla. Él soltó un gruñido y me abrazo.

¡Mierda!

—Buenos días morenita —me dio un beso en los labios—. ¿Qué haces?

Atrapada. Miro su teléfono celular en mi mano.

Forcé una sonrisa —Nada..., estaba sonando la alarma.

—Quite la alarma para no despertar a los bebés —me informo él.

—Oh, algo sonó —lo volví a dejar en su lugar—. ¿Te molesta?

Él se estiró —¿Que cosa?

—Que tome tu celular —aclare y examine su mirada.

Él solo bostezó —¿Por qué me iba a molestar?

Me senté en la cama y  miré a los bebés durmiendo demasiado cómodos en su cuna.

—¿Tienes algo que hacer hoy? —pregunte sin mirarlo—. Salir, quizás.

Se levantó y tiro de mis piernas —En realidad sí, saldré un momento.

Se metió entre mis piernas dejando algunos besos en el Interior de mis muslos. Lo detuve.

—Pues pásala muy bien —lo aparte y volví a cerrar los ojos.

Él no dijo nada más, pero pude notar la molestia en sus ojos. Después de un rato en él que me ayudó con los bebés salió de casa. Por suerte Susi y Demy no me dieron una mañana tan complicada, estaban tranquilos y algo dormilones.

Tocaron a la puerta y aun en pijama fui a abrir, era Demyan, llevaba un ramo de tulipanes y una bolsa elegante.

—Sorpresa —dijo con una sonrisa.

Lo miré mal —¿A qué viene esto?

Él se sorprendió —Hace un tiempo que no te regalo flores, he estado distraído con los bebés, pero no debería olvidar que amas las flores coloridas.

Tome las flores y camine hacia la cocina —Están durmiendo.

Dejo la bolsa en la encimera —Te quería invitar a salir, compré esto para ti.

Me giré —No puedo salir, estás loco, acabamos de tener hijos Demyan, dos de hecho y...

—Dijiste que encontraríamos el momento de darnos atención y le dije a Lilit que...

—No son responsabilidad de ella, si quieres sal y diviértete riendo con cualquier otra por ahí...

¡Maldición! Porque dije eso.

Él endureció su mirada —¿Cuándo he hecho eso? Planee una cita contigo porque me sentía jodidamente mal al ver la inseguridad que tienes con tu propio cuerpo, me sentía mal porque yo soy tu marido y te debería adorar de tal modo que nunca dudes que eres hermosa y no lo hice, así que salí y como un imbécil busque algo que pudiera hacerte sentir linda, te prepare una sorpresa, compré flores y tuve que venderle mi alma a Lilit para que se quedara otra vez y tú dices que reí con otra, ¿me crees capaz de algo así?

—Te vi en la tienda —me pasé de tóxica.

Él pensó un poco —Susan, necesite ayuda de la encargada y ella me presentó a su hija, una chica muy encantadora que acababa de dar a luz y me mostró algunas cosas que le gustan y le hacían sentir bien, ¿por qué no dijiste nada antes?

Mordí mi labio —Demyan tengo espejo y no me gusta lo que veo porque te iba a gustar a ti...

—¿Por qué no? Yo te veo hermosa y te amo más que la primera vez.

No sabía qué decir, él era sincero, ya conocía cuando mentía y frente a mí estaban las pruebas de su esfuerzo. Se acercó a mí y sentándome en la encimera me beso, se coló entre mis piernas y acunando mi mejilla, mordió para abrir mis labios, jadee cuando sus manos subieron hasta mi cintura. Se separó un poco solo para tomar el borde de mi vestido y sacarlo por encima de mi cabeza. Me miraba demasiado y eso me hizo sentir incómoda, se deslizó por mi cuerpo, saboreo mis pechos, mordió ligeramente mis sensibles pezones y sonrió contra ellos.

—Ha sido duro compartir todo esto, pero me encanta ver los felices que son cuando están contigo —beso entre mis pechos y descendió hasta mi vientre—, y esto, es la prueba de que eres mía, de que hicimos algo muy grande juntos.

Cerré mis ojos y mi piel se erizó cuando beso sobre las estrías. Nos detuvo el llanto de uno de los bebés. Sin prisa volvió a besarme en los labios.

—Yo voy —se retiró a la habitación.

Mi corazón estaba latiendo demasiado rápido, si él hablaba en serio yo era muy tonta. Revise la bolsa de comprar y encontré un lindo vestido lila, me lo puse por un momento y me sentía bien con él. Se ajustaba a mi cuerpo, era de mangas, aunque la espalda estaba descubierta, algo elegante y sensual.

Subí a la habitación y lo encontré volviendo a acostar a Demy.

—Ya está... —se quedó embobado mirándome—. Si eso es una señal para que te embarace otra vez dímelo porque lo haré.

—Tonto —lo abracé y miramos a los bebés descansar—. Te amo Demyan y lamentó eso que dije.

Él acarició mi espalda desnuda —No me puedo enfadar contigo, te amo.

Mire a Susi, tan rubia, tan linda, con esos ojitos azules tan pequeños y enfadados cada vez que la tomaban de un modo que no le gustaba, ella adoraba mis brazos y se embobecía con la voz de su padre, no importa lo que él dijera ella siempre se quedaba observando con atención. Y mi pequeño Demy, incluso cuando dormía, sonreía, me preguntaba con qué soñaba un bebé tan pequeño, era muy distraído mirando todo con esos enormes ojos oscuro, intentando tocarlo todo.

—Son hermosos —susurro Demyan.

—Demasiado — suspiré—. Cómo tú.

Él sonrió —Entonces, ¿tendremos una cita hoy? Después de todo, pronto tenemos que regresar a casa.

Salte —¿En serio, nos vamos pronto?

—Sí, pero responde mi pregunta.

Asentí entusiasmada —Si necesito relajarme y revolcarme un rato contigo.

Él soltó una carcajada —Eso se puede resolver ahora.

Me empujó a la cama y se colocó sobre mí —Los niños.

Cubrió mi boca —No hagas ruido, papi va a comerse a mami.

Me reí —Cerdo — tomé su rostro—. Te amo ojitos lindos.

—Yo te amo más morenita.

Gracias a todos por llegar hasta aquí, este libro se me hizo muy bonito de principio a fin, creo que ame crear el personaje de Susan y Demyan y si, sé que algunas veces odiaron a ojitos lindos, ya lo pueden perdonar. Susi y Demy tienen a la mejor familia del mundo, pero no nos conocemos toda la historia de esta familia.

Te estuve esperando 😍 es el título de mi próximo libro, el cual estaré publicando el ✨15 de junio✨, es la historia de nuestros papuchos y chismosos favoritos ❤️Freddy y Brandon❤️, ellos aman el chisme, pero nunca llegaron a contar cómo se conocieron. 🧐

Espero estén listas para darle la bienvenida a este nuevo proyecto 🫶 Las quiero mucho y gracias por leer 😭😘

Portada

Otros libros finalizados:
Atrévete y ámame (Grace y Luka)
Me enamoré de un Stripper (Mel y Eros)
Te estuve esperando (Brandon y Freddy)

PD: Darian merece libro también
✨ próximamente ✨

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