Bandera blanca #41
Capítulo 41
Bandera blanca
Susan
¿Estaba enfadada? Sí, pero también me sentía más ligera al conocer a la causante de los problemas, una vez tomada una decisión confío en que ella no podrá hacer más nada, estaría atrapada ¿Le pegaré un bofetón? No lo sé, probablemente, aunque no me gustaría arruinar mis garras en su cara nuevamente.
Llegamos a la empresa, aún había prensa afuera, todos querían saber qué había pasado con el hombre que casi se suicida debido al maltrato que recibió aquí, pero eso no era lo peor. No estaban simplemente esperando a que sucedería algo, ya estaba sucediendo y por eso estaban congregados al rededor de Verónica. Hija de las mil putas.
—Estamos muy apenados por lo que sucedió aquí, tomaremos medidas y recompensaremos a todos los trabajadores que se sintieron oprimidos en este sitio.
—¿Qué carajos dice? —Brandon estaba tan sorprendido como yo.
Me puse las gafas y empujando a todos la tomé del brazo y la metí de regreso en la empresa, ella se quejaba, pero poco me importaba lo que pensará ella ahora.
—¡Suéltame! —chillo una vez que estuvimos lejos de las cámaras—. ¿Cómo se te ocurre tomarme así?
—Acabas de confirmar frente a la prensa que en esta empresa se ha maltratado a los trabajadores, tanto así que se ven en la necesidad de hacer una locura —así lo entendí yo y así lo entenderá medio mundo—. Eres una estúpida Verónica
Ella soltó una carcajada —¿Yo? Te casaste con un hombre que desde el principio te quería usar para vivir la vida que realmente desea y aun así estás aquí apoyando a ese hombre porque eres una perra cazafortunas que...
—¿El dinero dónde está? —me cruce de brazos.
—¿De qué dinero hablas ahora? —se cruzó de brazos.
—Me llamas casa fortunas a mí cuando has estado robándole a tu propia familia —la acuse—. Tú y..., ahí está el gran hijo de puta.
Robert se acercó a nosotras —¿Qué sucede?
—Habrá una junta y se acabó esto para ustedes, diré todo lo que han estado haciendo y los expondré frente a todos esos idiotas, de ahí afuera —me di la vuelta y camine directo a la oficina de mi marido.
No puede llegar muy lejos, Verónica tomo mi brazo y casi me hace tropezar y caer. Se acercó mucho a mí, su cara estaba roja y sus ojos encendidos de la rabia.
—Si haces eso no dudaré en destruirte Susana Ivanov —susurro mirándome fijamente.
—Te invito a intentarlo...
Solo vi el brazo de Demyan entre nosotras, tomo a Verónica por la garganta y la empujó contra las puertas del ascensor, nadie se esperó su reacción precipitada, pero sabía que él también la había descubierto.
—Aléjate de mi esposa —le grito tan fuerte que la hizo temblar.
—Es una mentirosa, me está amenazando —era increíble su habilidad para actuar.
—Se acabó el juego Verónica...
Un puñetazo de Robert hizo que mi marido se apartará de ella, no fue lo suficientemente fuerte para hacerlo caer, pero sí rompió su labio e hizo que su rabia aumentará.
—¿Te das cuenta de a quién tocas? —le recordó Robert.
A la pobrecita de Verónica no se le podía poner un dedo encima, la pobre era demasiado especial para ser acusada de robar.
—Tu imbécil —Demyan respondió con otro golpe—, estabas robando en mi empresa, después de que te di un puesto que ni mereces.
Demyan estaba descontrolado, mantuvo a Robert en el suelo y con cada palabra que decía le dejaba caer un nuevo puñetazo. Mire a Brandon sabiendo que ya era hora de separarlos. Por suerte mi amigo era tan grande como Demyan y rápidamente logro alejar a mi gigante rabioso.
—¿Qué sucede aquí? —la voz de Lilit nos hizo voltearnos a todos.
Ya estaba la fiesta completa. Miró a su hija y luego a Demyan quien estaba agitado y desaliñado.
—Mamá —Verónica rompió en llanto—. Demyan no comprende nada, nos está acusando de haberle robado a la empresa y su mujer...
—Tú —me señaló a mí—. Sabía que nos traerías problemas, eres una...
—¡Lilit! —grito mi marido—. Es mi esposa, la madre de mis futuros hijos y si dices una palabra más no dudaré en enviarte lejos de todo lo que conoces.
Adiós operación: ocultar embarazo.
—Demyan, ¿cómo te atreves?
—Está en todo su derecho, mamá —apareció Darían—. Tal vez todos deberíamos escuchar esto.
Oh, mierda. Le había enviado el audio para que él, siendo el hermano de ambos, tomara una decisión correcta, se lo especifique, pero él lo estaba reproduciendo frente a todos en este mismo instante. Los hombros de Verónica cayeron, su rostro palideció y verdaderas lágrimas aparecieron en sus ojos.
Todo se reprodujo, la voz de Franco sonaba segura culpando a los verdaderos causantes de todo esto. Lo que no teníamos era la verdadera razón por la que Verónica quería hundir a la empresa.
Todos nos quedamos en silencio, la fuerte bofetada que Verónica recibió de su madre fue lo que nos hizo reaccionar.
—Me avergüenzas —dijo la mujer.
Vi a una madre herida por lo que había hecho su hija, ella no tenía ni idea, estaba tan engañada como el resto de nosotros. Ni Verónica, ni su prometido sabían qué decir.
—Señor —interrumpió Carlota con la mirada abajo—. Aquí está lo que pidió.
Darían tomo los documentos —Esta es la cuenta de banco donde va a parar el dinero de los trabajadores fantasmas, es una cuenta familiar, un matrimonio.
¿Matrimonio?
—¿Qué? —Demyan lo reviso.
—Verónica y Robert están casados desde hace dos años —nos informó Darían—. Y en ese tiempo robaron miles de dólares juntos.
—¿Por qué lo hiciste? —Demyan le lanzo los documentos—. ¿Con qué objetivo me querías engañar a mí?
Dos años casados, eso significa que estuvo utilizando a Demyan, pero, ¿para qué?
Ella limpió sus lágrimas —Ustedes dos lo han tenido todo, yo no tengo seguridad de nada y sabía que al final me dejarían sola, estaba asegurando mi futuro.
—¿Destruyendo la empresa? — pregunté.
Es que esa parte aún no me cabía en la cabeza, había que existir otra razón, esto no pudo ser solamente por unos cuantos miles de dólares y un poco de rencor. Estaba ocultando algo y lo mantendría hasta el final, lo sabía, este no era el final.
—Están despedidos —les informo Demyan—. Quiero que salgan ya ¡Carlota, llama a seguridad que tiren sus cosas!
Lilit se marchó dando largos pasos, su hija la intento seguir suplicando que la escuchará, pero solo recibió rechazo.
—Será mejor que regresen a casa —nos recomendó Darían—. Yo me encargo de todo lo que quede por hacer.
—Yo lo ayudaré —se ofreció Brandon.
Los labios de mi marido temblaron, soltó un suspiro y me estrecho contra su cuerpo.
—Brandon, necesito una denuncia para ambos, ¿puedes ser nuestro abogado? —pidió mi marido.
Mi amigo asintió —Redactaré una denuncia por difamación y robo, reuniré las pruebas que ya tenemos y yo mismo me encargaré de todo.
—Y sobre los documentos de mi esposa... —me apreté contra su pecho—. Si se necesita algo más me notificas a mí.
—Lo haré.
Él parecía estar en calma, pero no era así. Había pasado entre los reporteros con rabia y mientras conducía sus nudillos se volvían blancos de lo fuerte que tomaba el volante. No era el momento de hablar, debía relajarse primero.
Al llegar a casa se encerró en su oficina, comprendí que era la soledad lo que necesitaba. Si bien ya sabía que Victoria no lo amaba, ahora se sentía estúpido porque fue engañado por más tiempo del que pensó. Era un comportamiento muy normal.
Me dediqué ese tiempo a solas para ponerme cómoda por casa, ordenar un poco y preparar la cena. Después de un rato, él salió con la camisa abierta, los lentes cubriendo sus ojos rojos y algunos documentos en sus manos.
—¿Todo bien? — pregunté, mientras cortaba algunas verduras.
Él me abrazó por la espalda —Tal vez debamos mudamos a un sitio más grande y lejos de las cámaras, un lugar donde respiremos después del trabajo.
Acaricié sus manos en mi vientre. No parecía ser su deseo.
—¿Eso quieres? —ya conocía la respuesta.
Suspiró —Me gusta esta casa, pero...
—¿Qué vida quieres Demyan? —necesitaba escuchar su deseo.
Es cierto que se sentía con cierta responsabilidad, pero a veces tomamos cosas que no nos corresponden y olvidamos lo más importante.
—Una vida tranquila —confeso—. Quiero despertar en las mañanas, desayunar con calma y en tu compañía, para luego ir a la clínica y regresar contigo, pasar una linda tarde junto a mis hijos.
Yo también quería eso. Seguir el paso rápido que te obligaba llevar esa empresa no era para mí. El estrés, los titulares, las apariencias, más problemas que soluciones, me sentía saturada en el poco tiempo que llevamos ahí.
—Darían lo hace bien, es un buen líder y...
Me interrumpió —No puedo hacer que mi hermano lleve esta vida, él necesita tranquilidad después de lo que le hice.
Ni siquiera me había dejado hablar, eso significa que también había pasado por su cabeza el dejarle el mando a su hermano. Era bueno tomando decisiones en momentos difíciles, había recibido más preparación que Demyan para llevar una empresa por lo que no parecía importarle estar bajo presión. Todos lo notamos, pasará por dónde pasará, Darían, todos lo escuchaban, su discapacidad era lo que menos importaba, pero Demyan siempre se culparía por eso y vería las cosas de un modo diferente.
—Tal vez deberíamos pregúntale a él cuáles son sus deseos —sugerí.
Él apretó sus labios —Tal vez deberíamos descansar y continuar mañana.
Asentí, descansar era bueno.
—¿Me ayudas a terminar la cena?
La empresa había caído en total silencio, después de que Demyan pasara todos murmuraba sobre lo que había ocurrido, los chismes volaban e incluso la junta ya quería tratar el tema.
Mi marido no tenía nada de ánimos hoy, pospuso todas las reuniones y se quedó trabajando en su oficina toda la mañana. Había demasiada tranquilidad, tanta que se empezaba a volver preocupante. Darían dio una vuelta por la oficina mientras leía algunas cosas.
—Sigo sin entender, con lo que hacían sus áreas de trabajo se veía afectadas —me informo Darían.
Suspiré, me rendía —No lo sé, quizás la chupo el diablo o algo, no entiendo tampoco por qué hacía algo así.
Él dejó los documentos sobre el escritorio —Vamos por mal camino ¿Crees que hagan algo?
Revise algunas noticias mientras él hablaba —Quizás ya lo hicieron, mira.
Se acercó a la pantalla —Joder, eres noticia.
«Susana Collins de la Rosa, la esposa embarazada de Demyan Ivanov» y después de eso hacía un recuento de la vida de mi marido y todo lo que había sucedido recientemente.
—Me siento Kardashian, pero sin culo —confesé.
Al menos las tetas operadas ya las tenía. Darían soltó una carcajada, casi idéntica a la manera de reír de su hermano. Cada vez estaba más segura de que él era el indicado para solucionar todo esto.
—¿Cómo está tu mamá? —me había olvidado de ella.
Se fue muy afectada y aunque Demyan intento llamarla en la mañana, no recibió respuesta de ella. Eso era algo que también lo tenía muy preocupada.
—Mi mamá es una mujer muy orgullosa, por lo que se sintió muy mal ayer, no pudo defenderse ni defender a mi hermana, también es una mujer muy correcta y sé que hará las cosas bien después de que se tome un tiempo para procesar —explico él, sonrió al final—. De cualquier manera todo esto me ha beneficiado, aunque no me guste decirlo, las desgracias han hecho que se olviden de mí.
Me reí —Nadie se ha olvidado de ti.
—Sí, en el mejor de los sentidos, claro —se explicó mejor—. Ya no me tratan como un impedido, me siento bien trabajando aquí y la verdad a pocos le ha importado.
Alce una ceja —Prefieres que no te noten.
Él peinó su cabello —Me gustaría que si un día alguien me nota que no sea por la silla..., podrían fijarse más en mi belleza sobrenatural.
Me reí —Sí, eso es más visible, ¿puedo preguntar si sientes algún rencor hacia tu hermano?
—¿Qué? —pareció sorprenderle mi pregunta.
Tal vez fui demasiado directa, pero no tenía cabeza ahora para intentar sacarle información de una manera sutil.
—Él me contó sobre el accidente, sé que estaba ebrio y tú eras muy joven...
—Era joven, pero no idiota —me interrumpió—. Sabía que mi hermano iba ebrio, pero al igual que él estaba tomado, algo fumado y con ganas de desaparecer, jamás he sentido rencor porque yo conocía la condición de ambos y aun así subí al coche a pesar de que él insistió que no lo hiciera. Durante el accidente sostuvo mi mano hasta que nos lograron sacar y siempre pedía con las pocas fuerzas que tenía que me sacarán a mi primero. Mi hermano no arruinó mi vida, yo hubiese muerto en ese preciso momento si él no me hubiese priorizado.
—Susan —la voz de Demyan nos hizo girar hacia la puerta—. Puedes dejarme a solas con mi hermano.
Iba a llorar, estaba muy sensible. Asentí y dejé a Darían rogando por ayuda con esa mirada tan intensa como la de Demyan. Se debían una conversación para aclarar todo y confiaba en que lo harían bien.
Camine por la empresa, visite algunas áreas y comprobé que toda estuviera bien, no quería más chismes y a veces aparecer aparentando calma, lograba callar al resto o al menos que pensarán que todo estaba bien. Antes podía caminar y la mayoría aún no sabían con exactitud quién era yo, ahora era la señora Ivanov. Me había acostumbrado a llevar su apellido, me gustaba de cierto modo porque sabía que llevaba el apellido de un gran hombre, esposó y padre, debía estar orgullosa, solo que no me acostumbraba al respeto y a la formalidad con la que era tratada solo por eso.
Me llevé una tarta a la oficina de mi marido y me senté en su escritorio revisando todo lo que había estado haciendo o como decía él, cubriendo su mesa de azúcar.
La puerta sé abrió y él entró con una pequeña sonrisa.
—¿Todo bien? — pregunté.
—Como siempre —mentía.
Me alegraba que en estos momentos algo se resolviera. Tiro de mi mano y se sentó en la silla, le dio unas palmaditas a sus piernas para qué me sentará. Siempre era cómodo estar rodeada por sus brazos.
Beso mi cuello —¿Estás cansada?
Negué con la cabeza —Me siento bien, hoy es tranquilo.
—Sí, he trabajado un poco con Brandon, creo que haré que su bufete trabaje aquí es muy bueno —me informo.
Sonreí —Sí que lo es y con respecto a tus trabajos con él, ¿estás seguro de que quieres demandar a Verónica y Robert?
—Estoy totalmente seguro —respondió en un tono severo.
Acune su mejilla —¿Qué hay de Lilit? —su rostro cambio—. Quizás debamos esperar a que ella tome una decisión o pedirle un consejo, es su hija después de todo.
—Si hacemos eso Verónica seguirá en la empresa —aseguro él.
—No creo que su madre lo permita —bese sus labios—. No hablemos más de eso.
—¿De qué? —cerro sus ojos cuando lo volví a besar.
Tome su mano y la coloqué en mi vientre, sonrió y me abrazo.
—Sobre ellos, ¿cuándo volveremos a verlos? —pregunte ansiosa.
—Pediré cita, tal vez sea pronto y verás que estarán más grandes y fuertes —me aseguro.
Era lo único que deseaba, quería llegar a sentir sus pataditas dentro de mí. Aún sentía miedo a la hora del parto, porque serían dos gigantes saliendo de mí. Ya no vería más vídeos en YouTube, era aterrador.
Mi teléfono comenzó a sonar, mi mamá. Me removí sobre Demyan y lo tomé rápidamente.
—Dile —pidió él.
Sonreí —Mamá...
—Eres la mujer de un asesino, ¿qué tipo de crianza te di? Ahora te involucras con ese tipo de personas y encima embarazada, ¿cuánto dinero tiene ese hombre para qué te casarás con él?
—Estás creyendo lo que dicen los demás...
—Por algo lo dicen Susana, nos has avergonzado a todos con estas noticias, estoy decepcionada de ti.
Demyan me apretó contra él y alargó la mano para tomar el teléfono celular.
—¿Me vas a escuchar?
—No tengo nada que escuchar de ti, regresarás pidiendo ayuda después de que él te deje o vulva a la cárcel.
Suspiré —Mamá, no me vuelvas a llamar.
Colgué la llamada y con mucha seguridad bloqueé el número, se acabó. No me cuido cuando debía hacerlo y ahora me juzgaba sin siquiera dejarme hablar, me ha tratado como a una estúpida que no sabía hacer nada durante toda mi niñez, luego una puta solo porque abusaron de mí, para ella no había nada bueno en mí y me había cansado de esforzarme.
—¿Estás segura? —pregunto él.
—Uno elige a su familia y esa no te hace daño —le expliqué con los ojos llenos de lágrimas.
Él sonrió, me abrazo y consoló en silencio.
—Adoro ser tu familia Susana de Ivanov.
Cinco meses después:
Moví mi barriga al ritmo de la música mientras Demyan me observaba por encima de sus lentes y Darían trataba de no reírse porque si lo hacía le lanzaba un zapato a la cabeza.
Ya habían pasado cinco meses de total calma, habíamos avanzado mucho con los problemas de la empresa, Demyan había pausado la denuncia hacia Verónica en espera a que Lilit, quien aún no aparecía, tomara una decisión con respecto a su hija. Verónica no había dado señales de vida, cosita que me preocupaba porque se me hacía raro que no intentará nada después de ser despedida.
Darían había aceptado el mando de la empresa, pero aún se estaba preparando todo lo necesario para que eso sucediera por lo que mientras tanto Demyan seguía trabajando y en sus tiempos libres se preparaba para volver a reabrir la clínica. En fin, todo iba demasiado bien.
—¿Estás segura de que moverte así es sano? —pregunto mi marido.
Si era por él me mantenía acostaba en cama sin mover ni un músculo. La doctora le había dicho que el sexo y los ejercicios como salir a caminar era muy bueno para el embarazo; sin embargo, le costaba creerle y se portaba muy cuidadoso conmigo.
Rodé los ojos —Así nacen bailando, ¿captas?
Alzo una ceja —Si tú lo dices.
—Lo digo yo —me eché fresco con la mano—. Necesito un batido frío.
—Le digo a Carlota...
Lo miré mal —Tengo dos pies, ustedes sigan trabajando par de aburridos.
Parecía un Minion panzón, pero no me importaba. Baje en el ascensor como siempre hacía a esta hora y me dirigí a la cafetería.
—¿Lo de siempre señora Ivanov? —me pregunto la muy dulce dependienta.
—Claro que sí, con muchas fresas —pedí entusiasmada.
A diferencia de otras embarazadas yo no le tenía asco a nada, pero se me antojaba todo, según Demyan había usado el embarazo para pedir todo lo que quería comer sin poder recibir un no, pero eso era falso. Sentí una patada de los bebés, ellos también estaban de acuerdo. Los únicos culpables de mis antojos y mi subida de peso eran ellos dos.
—Susana —me llamo Lilit—. ¿Podemos hablar?
Me sentía sumamente incómoda, había querido hablar conmigo nada más aparecer por la empresa. Nos sentamos en una mesa algo alejada del resto. Se veía nerviosa, pero mantenía su porte elegante.
—Te quería pedir perdón, te juzgué y tú has salvado la empresa y a mi familia —explico ella algo avergonzada.
—No tiene que decirlo, hice todo por Demyan —le explique.
Ella negó con la cabeza —Sé que te gusta ayudar a las personas, Darían también es muy feliz ahora, tú viste cosas que yo jamás note y sé que ahora están en su derecho de tomar medidas en contra de Verónica.
Mordí mi labio —En realidad esperábamos que usted tomara la decisión.
Ella se sorprendió —No tengo el valor para salvar a mi hija, ella ha hecho demasiado y no sé cómo ayudarla.
—¿Se ha puesto en contacto con usted? — pregunté.
Miró al suelo —No, lo he intentado, pero solo desapareció con su marido. Lo único que he hecho es cancelar la boda y quedarme en casa esperando a que todo cambie de algún modo, pero nada ocurre si uno se queda sentado, esperó que Demyan me deje apoyarlo.
—Estoy segura de que sí y tal vez deberían hablar los dos.
Me acompaño a la oficina de mi marido, ambas estábamos de mejor humor y en el camino nos relajamos un poco con otro tipo de conversación, nos enfocamos en los bebés, parecía que ellos tenían el poder de alegrar a todos y hacer que olvidáramos los conflictos, eran como una bandera blanca.
Al entrar encontramos a los dos hermanos muy alterados, Brandon también estaba con ellos.
—¿Que ha ocurrido? —pregunte algo preocupada.
Mi amigo se giró —Al parecer la empresa está a la venta y ya tiene comprador.
Cham Cham Cham Se viene la tragedia.
Dejame saber en comentarios tu loca teoría. Los leo
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