QUINTO SOL

Justo donde la gran y brillante raíz del árbol de la vida se erguía, se acomodaron uno al lado del otro las doce fuerzas que de él mismo habían nacido y charlaron acerca de lo que acontecía.

—El primer sol fue un rotundo desastre— dijo con gran decepción el último dios que se había encargado de dar sostener las tinieblas sobre sus hombros.

—Al menos mi sol duro mucho más que el de todos ustedes— con cierto tono de presunción impreso en la voz, el dios que encarnaba la fuerza elemental de la tierra giró el rostro con indignación al sentirse atacado.

—Nadie juzga el buen trabajo que lograste, YiXing— comentó aquel que también se había encargado de dar vida a uno de los soles.

—Claro— tratando de controlar su temperamento, deshizo la apretada posición a la defensiva que había tenido y regresó la atención hasta el grupo reunido.

—Todos nosotros— comentó el que había dado vida al segundo sol —no fuimos capaces de controlar a nuestras generaciones y nos vimos en la necesidad de terminar con nuestros errores.

—Si son ellos los que deciden como actuar ¿Por qué en primer lugar es nuestra culpa? — pregunto el más joven de todos.

—Porque SeHun...— el último encargado de alumbrar la tierra comenzó un discurso —Es con nuestra guía y nuestras advertencias como siguen el curso de sus vidas. No hemos podido ser buenos consejeros.

—No es dar consejos mi principal habilidad— el nombrado SeHun se levantó de hombros con una pizca de indiferencia —Yo solo me encargaba de esclarecer la mente de aquellos que ofuscados perdían su sentido. Pero ellos siempre encuentran la manera de hacer trampa— dijo refiriéndose a los humanos a quienes resguardaban desde la ciudad divina.

—Y esta en nosotros ser su ejemplo— volvió a intervenir uno de los dioses principales.

—Te equivocas, YiFan— argumentó YiXing volviendo a cruzar los brazos por encima de su pecho, tornó su semblante en seriedad y se dirigió total y exclusivamente a él —SeHun tiene razón, no deberíamos adjudicarnos lo que mal hacen, ni siquiera lo que bien practican. Nosotros les conferimos vida, les ofrecemos todo lo que nuestro poder nos permite crear y esta en ellos seguir por sus medios.

—¿Y a cambio de qué? — cuestionó uno más, uno de los dioses que no había sido elegido nunca para llevar la luz a la humanidad.

—Ellos saben cual es el precio— uno de los dioses mejor parecidos y con mejor porte por fin habló en medio de la asamblea que se llevaba a cabo.

—Una vida por otra, ChanYeol— respondió uno más desde su lugar.

Todos estuvieron de acuerdo. Como principio básico de su divinidad, el recibir ofrendas en muestra de gratitud era lo que los impulsaba a seguir sirviendo a los espectros que ellos mismos creaban, como si en primer lugar crearan por necesidad de saberse necesitados.

—Entonces...— YiFan volvió a tomar la dirección de la conversación y dio las indicaciones a seguir —Ni YiXing...— señaló al chico que nuevamente había relajado su actitud —Ni JunMyeon— indicó con la mano extendida al hombre de lacios cabellos negros situado al otro extremo del circulo —Ni SeHun— se refirió al chico que tenía la cabeza gacha, como reflexionando sobre todo lo que estaba aconteciendo —Ni yo— toco el centro de su pecho con la palma extendida —Hemos podido sostener la vida del sol más que por un par de cientos de años...

—Necesitamos que sea para la eternidad...— añadió YiXing soltando un suspiro de resignación —A menos hasta que lo vuelvan a arruinar.

—No deberíamos tener tan mala disposición frente a ellos— negó uno de los dioses de edad más joven, de semblante tranquilo y sereno.

Todos voltearon en dirección a aquel que había hablado y con atención escucharon el resto de cosas que tenía que decir.

—Quiero decir...— carraspeó un poco para poder aclarar su garganta —Podremos no ser todopoderosos después de todo.

Más de uno abrió los ojos con escandalo ante la posibilidad recién expuesta. No ser todo poderoso no era una de sus características, si su divinidad en el mismo nombre les confería totalmente lo contrario a ello.

—No hay que precipitarnos en desmeritar una u otra parte— intervino JunMyeon con rapidez, para evitar que cualquiera de sus hermanos ahí presentes despotricara en contra del joven —KyungSoo es honesto consigo mismo.

El nombrado asintió una única vez con la cabeza, para después volver a guardar silencio y escuchar desde su lugar la conversación.

—Dejemos que esta ocasión, sea la decisiva— confirmó el dios que era visto como la deidad principal; YiFan a cargo del elemento fuego, quien había dado vida al segundo sol después de que su equivalente YiXing hubiera exterminado a su humanidad con un ataque de animales salvajes dejando como únicos pobladores de la tierra a la vida silvestre

Uno a uno, el resto de los dioses asintieron con la cabeza en señal de conformidad.

—Tengo una propuesta— añadió SeHun después de haber meditado un largo rato, como amo del viento, la claridad mental y la inteligencia se le daba de manera natural. El Dios en forma humana dio un paso al frente, donde pudiera ser mejor visualizado por el resto de sus compañeros —En cuatro ocasiones hemos tenido percances... cada vez que lo intentamos nuevamente, nuestra habilidad para controlar el sol es menor en tiempo... ¿No podríamos darnos a la misión de encontrar en esta ocasión a dos soles?

—Eso es absurdo— uno de los dioses se negó inmediatamente, rodó los ojos con desdén y fijó la mirada malhumorada sobre el joven que estaba al frente —Es una tontería SeHun, ¿Qué te hace pensar que tener dos soles hará que las cosas resulten mejor?

—Deja que SeHun nos esplique, ChanYeol— intervino JunMyeon con tranquilidad, dirigiendo con responsabilidad el rumbo del debate, tal y como su elemento natural le permitía; como el Dios a cargo del agua, el fluir con forme a la situación era una de sus principales fortalezas, era por ello que su mística unión con el Dios del viento les confería la habilidad de un mejor análisis de los escenarios.

—Gracias, JunMyeon— el menor de todos como muestra de respeto dio una ligera reverencia en dirección del mayor. Ambos eran la contraparte de YiXing y YiFan, eran como las deidades menores en jerarquía. Y por lo tanto el complementarse el uno al otro estaba dentro de su naturaleza.

—Adelante entonces— indicó YiFan.

—Durante trece veces cincuenta y dos— dijo refiriéndose al tiempo —YiXing llevó en sus manos el poder del sol, dio luz a la humanidad que respondió ingrata revelándose ante su Dios.

YiXing permaneció con rostro serio, recordando el tiempo durante el que fue el rey astro, durante las primeras generaciones de población los seres lo adoraban y cumplían con el cambio divino por sus servicios prestados, pero lentamente el corazón puro de los habitantes fue oscureciéndose y lentamente fueron olvidándose de ser agradecidos con aquel que les brindaba el calor y la vida y en su lugar comenzaron a ser egoístas y mentirosos. YiFan había sugerido en aquel entonces que YiXing debía tranquilizar su naturaleza como deidad de la tierra pues entre sus posibilidades como Dios de la entidad, recaían sobre sus hombros las habilidades contrarias a las de él; la humanidad además de reconocer a YiXing como su primer sol, conocía en él al señor y amo de la destrucción. Y a los seres que resguardó mientras fue sol pareció olvidárseles uno de los atributos principales de YiXing; el que da y arrebata.

Así que cansado y harto de ver que los humanos a los que había creado no seguían las reglas que les había impuesto como un trato desde el principio, decidió exterminarlos, creando entonces criaturas de largos cuerpos, de brillantes ojos y afiladas uñas, agiles y veloces, vestidos con pieles llamativas y de grandes colmillos y los dejó libres en las aldeas, dejó que exterminaran a todos y cada uno de los habitantes de su tiempo. Les dio la tarea a sus salvajes criaturas creadas obtener el corazón de todos los que caminaban en dos pies para alimentar las llamas de su sol con ellos.

YiFan lo reprendió en un principio y se convenció a si mismo de que la decisión de terminar con el primer mundo que habían creado, había sido por la naturaleza de la esencia de YiXing y cuando le pidió que revirtiera lo perecedero con sus habilidades para la juventud eterna se dio cuenta, tras la rotunda negativa, de que YiXIng había exterminado a la humanidad por su propia convicción.

—Cuando las cosas no resultaron, el hermano YiFan tomó su lugar— siguió explicando SeHun, dirigiéndose con gran propiedad y educación al que recién había nombrado —Pero nuevamente, nada resultó ser lo esperado.

Después de que YiXing tuviera una mala experiencia con el mundo mortal, YiFan mismo decidió tomar la responsabilidad de dar vida a un nuevo sol. Cuando el resto de los 11 dioses vio lo brillante y resplandeciente que era el sol de YiFan pensaron que sería el astro definitivo, el que duraría por la eternidad y es que siendo el fuego el elemento principal del dios, su sol era envidiable, dio más vidas de las que YiXing pudo aportar.

La segunda humanidad fue agradecida y no hubo ni un solo día en que las ofrendas no fueran extendidas para alimentar las llamas de la vida que YiFan extendía. Pero los seres humanos a su cargo eran faltos de pasión, parecía que solo vivían el día a día sin un propósito mayor, como si sus vidas fueran solo una diminuta estadía en la tierra para llenar el espacio. YiFan estaba muy decepcionado de sus creaciones, pensó varias veces en cómo podía inculcarles algún tipo de propósito a los humanos que vivían bajo su brillo.

Y solo pudo ocurrírsele una manera de implantar en sus corazones una parte de él, como dios definitivo, quiso dejar parte de su esencia en el resto de la humanidad, quiso darle vida a sus corazones y en un acto que consideró inofensivo, dejó brotar desde el centro de la tierra las más ardientes llamas que quería llegaran a los corazones de los pobladores.

Pero como naturalmente se esperaría, los mortales no tenían nada que hacer frente al abrazador y calcinante calor de la lava emergiendo de las grietas en la tierra. Así fue como sin realmente proponérselo, YiFan había exterminado a la humanidad y su puesto como segundo sol terminó.

—Quien lo hubiera esperado— dijo sarcástico uno de los dioses que había permanecido en silencio todo el tiempo.

—Tao— dijo JunMyeon en un tono de voz lleno de superioridad, llamando la atención del dios menor para que guardara silencio y tuviera respeto por las decisiones tomadas por YiFan.

El menor guardó silencio no sin antes rodar los ojos con disconformidad, pensaba que él podía hacer un mejor trabajo como sol.

—Y luego fue mi turno— contó SeHun con total naturalidad, tratando de no parecer muy altivo al hablar de su sol. El tercer sol nació una vez que el último humano de YiFan fue abrazado en eternas llamas; SeHun tomó su puesto deliberadamente y se dio a sí mismo la misión de crear un mundo que tuviera las cualidades que los otros dioses que le precedieron deseaban para la humanidad.

De esa manera —Durante seis veces cincuenta y dos— SeHun reinó. Tomó las cualidades de YiXing y YiFan para crear a sus humanos y brilló con gran intensidad, las llamas de su sol eran rebeldes, como el viento era su elemento, las flamas bailaban y a pesar de la alta temperatura que alcanzaba, la brisa siempre soplaba.

En ese entonces los seres humanos tuvieron la gratitud, tuvieron la pasión y tuvieron la inteligencia, parecía que las cosas eran definitivas y que iban a quedarse hasta ahí. Pero cegados por las habilidades de sus humanos, SeHun olvidó remover los defectos de las esencias de los dioses anteriores, de esa manera los humanos ya con un razonamiento más avanzado, actuaban siempre en su favor, frente al sol eran agradecidos y devotos y entre ellos se traicionaban, SeHun lo vio todo, lamentándose una vez más que la humanidad fuera incapaz de sobrevivir por su cuenta.

Las personas de pronto encontraron la manera de evadir la muerte, SeHun también había olvidado remover la juventud eterna de YiXing y olvidó remover la omnipresencia de YiFan, de esa manera los humanos eran una especie de semidioses que, aunque le rendían tributo, empezaban a manifestarse con aires de grandeza. SeHun determinado a terminar lo que había creado, apagó sus llamas lentamente y sopló con tanta fuerza que cientos de corrientes de aire se volvieron remolinos que tragaron a las personas.

Todos y cada uno de los seres humanos que entró por el ojo de los torbellinos salía convertidos en un ser con alas, la maldición que SeHun dejó con ellos fue el nunca poder permanecer de por vida sobre la tierra, pues no eran merecedores de pisarla si sus mentes volaban cientos de metros por arriba de sus propias capacidades.

Y así terminó el reinado del tercer sol.

—Derrotado— continuó hablando SeHun —pedí ayuda a JunMyeon— giró el rostro en dirección al mencionado y lo observó durante un par de segundos antes de poder retomar la conversación —JunMyeon fue nuestro cuarto sol.

El aludido asintió con la cabeza, cerrando los ojos y tratando de olvidar el fracaso que recién se acababa de suscitar.

El Dios del agua había sido el último sol en dar vida a la tierra, durante trece veces veinticuatro, su reinado tuvo la misma fatídica conclusión.

Y en esta ocasión las cosas no habían resultado porque desde el principio nadie tuvo la fe suficiente en que algo bueno podía salir bien de aquel mundo, no después de tantas veces intentándolo. Fue por eso que cada uno de los dioses que no estaba teniendo la responsabilidad del sol influyó en las vidas de los mortales, haciéndolos de una manera tal y como son en la actualidad.

La forma en la que se desenvolvían, aterraba a JunMyeon y preguntó en más de una ocasión a sus hermanos si es que ellos habían tenido algo que ver, pues veía en las actitudes de las personas cualidades que sabía reconocer a la perfección en los otros dioses, pero todos negaron tener algo que ver.

Hasta que finalmente SeHun habló y fue sincero con él admitiendo haber puesto un poco de razonamiento en las mentes de los nuevos humanos y después de él, el resto de los dioses confesó haber puesto una que otra cualidad en uno que otro ser humano. JunMyeon pensó que tal vez esa era la respuesta, que tal vez los humanos necesitaban parecerse un poco más a sus dioses.

Pero con tantas personas preocupándose por cosas banales y sin importancia, dejando de lado lo verdaderamente importante, JunMyeon decidió dejar que el agua limpiara los espíritus de sus humanos, de esa manera dejó caer agua sobre la tierra durante cincuenta años, hasta que finalmente los que habían sido personas alguna vez tuvieron que adaptarse a su alrededor y en el cuello les habían crecido agallas y entre los dedos les habían salido aletas. Los humanos habían dejado de serlo y por una gran inundación se habían convertido en peces.

Habían sido un par de humanos los que habían sobrevivido a las inclemencias del tiempo; un hombre y una mujer que habían sabido ocultarse en lo más alto de uno de los montes, trepados en las ramas de un enorme árbol. JunMyeon decidió dejarlos vivir en la completa oscuridad que ahora reinaba en la tierra después de extinguir las llamas de su sol.

—Con un único sol, las cosas parecen no tener un buen resultado— contó SeHun —¿Puede ser la responsabilidad de dos personas? Podemos tener dos soles en lugar de uno.

—Ya te dije que esa es una idea necia, SeHun— volvió a decir ChanYeol con malhumor, para él, era absurdo tener dos soles en el mismo lugar —¿Qué habría de diferente?

—Podemos tener dos soles para que brillen para todos los tipos de personas— comentó SeHun —Yo no podía brindarle luz a cierta cantidad de personas, no podía ver la manera adecuada de llegar hasta ellos, era como si...

—Como si mi luz no pudiera cobijarlos a todos en todo momento— asintió JunMyeon...

—¿Y por qué no fueron dos soles al mismo tiempo ustedes? — cuestionó uno de los dioses de piel canela.

—Porque no supimos darnos cuenta hasta ahora— admitió SeHun —Si hay dos soles.

—Hay doble posibilidad de que funcione— asintió YiFan.

Todos se quedaron callados ante la idea. Parecía algo descabellado de hacer ¿Cómo iba a vivir el nuevo mundo con el intenso brillo de dos soles?

—¿Y entonces quienes van a ser los soles? — preguntó Tao.

Se quedaron viendo los unos a los otros, con curiosidad, pensando en cómo iban a elegir a los nuevos postulados para tan importante tarea.

No había nadie lo suficientemente audaz ni con la suficiente osadía para proponerse a sí mismo para una responsabilidad como aquella.

—Yo lo haré— nadie, por supuesto menos, el dios de la soberbia. De alta estatura y de un estilizado cuerpo, el dios camino con elegancia un par de pasos al frente y dejó que el resto de sus compañeros lo observara. Nadie se opuso, pues no tenían tampoco la necesidad de negarse, todos confiaban lo suficiente entre sí.

—¿Y quién más? — preguntó SeHun observando al resto, a los otros seis que no estaban todavía libres de cualquier compromiso.

—¿Por qué no lo haces tú? — preguntó uno de los dioses de sonrisa burlona, aquel que tenía bajo su poder el crear tormentas con destellantes y ruidosos relámpagos. Indicó entonces con la cabeza al compañero que tenía al frente.

—¿Yo? — preguntó para asegurarse de que hablaban de él.

—Sí, KyungSoo, tú— asintió el contrario con una larga sonrisa que mostraba sus perfectos dientes.

—KyungSoo ¿Lo harías? — preguntó JunMyeon con educación, evitando no sonar demasiado mandón al respecto.

El mencionado asintió como de costumbre, con tranquilidad y aceptando lo que le era ordenado —Si, lo haré.

—Entonces tenemos a KyungSoo— dijo YiFan indicándole al joven de negro cabello corto a que diera un paso hacia adelante —Y a ChanYeol.

El último nombrado sonrió con orgullo y se acomodó mejor en su lugar.

El resto de los asistentes a la asamblea quedaron en silencio mientras observaban detenidamente a los candidatos para nuevos soles.

Les pareció la elección más adecuada, teniendo en cuenta la última premisa bajo la cual se había tomado la decisión de tener dos soles brillando en el mismo cielo; fuerzas contrarias que acapararan todo tipo de población. Y es que por un lado se tenía a KyungSoo, el dios de la humildad, quien había dado a los seres humanos durante el reinado de JunMyeon el poder ver sus debilidades y aceptarlas para poder trabajar en ellas y superarse a sí mismos.

De personalidad noble y estilo de vida austero era la perfecta contraparte de ChanYeol, quien personificaba a la soberbia y quien había implantado en el corazón de los seres la capacidad de cuestionarlo todo.

Ahí radicaba la diferencia esencial que los hacia ser la combinación aparentemente perfecta para ejemplificar y dar vida a los nuevos soles. Y es que hasta físicamente ambos eran completamente distintos; uno era alto y con un escultural cuerpo y el otro era de estatura más baja y de anatomía más redonda, uno vestía siempre con elegancia y opulencia mientras que el otro tomaba como prenda simples telas que lo cubrían completamente.

Parados en medio del circulo que se había formado alrededor del árbol de la vida, a ambos les fueron dadas las instrucciones que debían acatar antes de su gran tarea; convertirse en el nuevo sol.

Los dos escucharon con atención y entendieron todo lo que les era dicho, después de que diera terminada la reunión iba a suscitarse la cuenta regresiva para el gran día.

—Cuando la tierra haya dado cuatro vueltas— comentó YiFan —será el momento en que encenderemos las llamas sagradas.

Tanto ChanYeol como KyungSoo asintieron con la cabeza, el dios principal dio una última señal y todos salieron fuera del radio de la asamblea, para ocuparse en sus propios asuntos, dejando a los nuevos postulados en la soledad y tranquilidad que merecían para poder meditar.

ChanYeol había estado observando la gruesa raíz del árbol todo el tiempo hasta que finalmente desvió la mirada hasta el compañero a su lado, de reojo observó el apacible rostro ajeno y dio una suave sonrisa —Así que... finalmente.

KyungSoo pestañeó un par de veces y volteó la cara en dirección a ChanYeol —¿Qué cosa?

—Tu humildad a veces te vuelve ciego ante tus propias virtudes y es un poco desesperante que el resto de nosotros tengamos que recordarte que también eres un dios con poder y omnipresencia— respondió ChanYeol con cierta molestia.

—Finalmente, ¿qué? — volvió a preguntar el de estatura más baja, ignorando lo que le recién había sido dicho.

El más alto soltó un suspiró de resignación, sabía que no iba a hacer entrar en razón al joven a su lado —Finalmente podremos hacer algo juntos que no termine en catástrofe.

KyungSoo estiró los labios en lo que parecía ser una sonrisa —No estés tan seguro, que nosotros también podríamos terminar por destruir nuestra humanidad.

—A veces creo que tu capacidad de aceptar tus defectos te lleva a rayar cerca del pesimismo— confesó ChanYeol regresando la mirada al árbol.

—No soy pesimista— negó KyungSoo sin dejar de observar a su compañero de al lado, observó su perfecto perfil, su delineada nariz y como el entrecejo se fruncía al pronunciar su respuesta.

—Piensa lo que quieras, yo sé lo que eres— dijo ChanYeol borrando las arrugas de su ceño y sonriendo con satisfacción.

—¿Cómo podrías saber mejor yo lo que soy? — cuestionó el de baja estatura aun con la mirada fija sobre el rostro ajeno.

—Porque tienes todo aquello de lo que yo carezco— aceptó ChanYeol —Recuerda que somos, literalmente, contrapartes.

KyungSoo suspiró con resignación de manera inconsciente. Volteó la mirada hasta la raíz del árbol que tenían enfrente y guardó silencio. En la corteza del árbol estaba escrito lo que ChanYeol había dicho.

Desde un principio, desde el inicio de absolutamente todo, hubo dos dioses de donde surgieron el resto de deidades, de donde surgió lo que se puede y no se puede ver, entre los dos crearon aquel árbol en el centro de la ciudad divina y partieron sus habilidades y poderes en doce partes iguales que en algún momento iban a volver a formarlos a ellos dos, por eso es que habían sido colocados en la ciudad de dioses como contrapartes, para que no olvidaran su naturaleza de ser seres diferentes encaminados a un mismo fin. De ahí que los doce dioses que se habían reunido con anterioridad eran los unos con los otros, partes opuestas equivalentes entre sí.

YiFan y YiXing quienes eran los dioses con más habilidad y longevidad, eran la principal dualidad poseyendo la tierra y el fuego y después de ellos, le seguían el agua y el viento, ejemplificados en SeHun y JunMyeon.

Y después de ellos cuatro, se venía el resto de los dioses, de esa manera pues, ChanYeol y KyungSoo estaban destinados a ser una dualidad.

—Estas diciéndome que eres optimista— no había preguntado aquello, KyungSoo lo había afirmado y ahora se sentía indignado.

ChanYeol sonrió con diversión y levantó uno de sus hombros, regresó la mirada hasta KyungSoo y soltó una risa —Soy soberbio.

El bajito negó con la cabeza, sin poder creer que había aceptado tener aquella tarea con ChanYeol, pero él haría cualquiera cosa que sus dioses compañeros le pidieran.

—Tenemos hasta entonces para ser merecedores— comentó ChanYeol volviendo el asunto una seriedad nuevamente.

—Estaremos listos— asintió KyungSoo.

—Y solo... solo... en caso de que llegaras a tener razón— dijo ChanYeol —¿Cómo quieres terminar con nuestra humanidad?

KyungSoo guardó silencio durante un par de segundos para posteriormente encarar a ChanYeol —Tiene que surgir la otra vida desde del centro de la tierra para robarles su aliento.

ChanYeol abrió los ojos con sorpresa, aquella idea sonaba macabra y aterradora y podía imaginárselo todo sucediendo, así que aceptó la propuesta y selló el pacto con el menor con un fuerte apretón de manos.

Los dos se despidieron para poder retirarse y comenzar con la serie de días para meditar y ayunar antes del gran día.

Y mientras los días pasaban, en la tierra que sumergida en una completa oscuridad se encontraba, los únicos dos seres humanos que habían sido capaces de huir a la furia y desastre del cuarto sol, seguían escondidos en su refugio sin conocer con exactitud el tiempo que había transcurrido desde la última vez que vieron la luz del sol, en la tierra era todo frío y húmedo, los dos vivían con constante temor cuando escuchaban el rugir de las criaturas creadas durante el primer sol, cuando sentían lo áspero de la lava enfriada y transformada en roca después del segundo sol, al escuchar el revoloteo de los animales creados por el tercer sol y cuando en la planta de sus pies sentían las pegajosas alteas que había dejado el cuarto sol. Tenían miedo y esperaban el final de sus vidas, sin luz ni calor en ningún momento, era cuestión de poco tiempo que sus vidas finalizaran ahí escondidos donde estaban.

Mientras tanto, ChanYeol y KyungSoo se preparaban para el gran día, cada uno por su parte; se les había dado la instrucción de construir los aposentos donde serían glorificados como nuevos soles, de su propia mano y arduo trabajo se irguieron dos grandes y triangulares estructuras, altas y de piedra volcánica tomada de la tierra. Con imágenes que eludían al resto de los dioses y con todos los bienes que cada uno poseía en su interior.

No les tomó más días de los que habían sido permitidos por YiFan y al cuarto día los templos estaban listos para usarse, tuvieron que intercalar su actividad constructora con la recolección de ofrendas que serían colocadas al rededor al momento de ser tocados por las llamas divinas que los convertiría en los nuevos soles.

Finalmente, la tierra terminó de dar la cuarta vuelta y todos los dioses volvieron a reunirse en una asamblea para dar inicio al ritual de conversión. Cada uno, ChanYeol y KyungSoo estaba parado en la cima del templo que había construido, el resto de los dioses se sorprendió al ver la diferencia de dimensiones entre ambos templos y por sobre todo la indumentaria de la que estaban rodeados, no dando cupo a la duda, de que habían elegido exactamente a la combinación impar más adecuada para dar vida a los nuevos soles.

Por un lado, estaba KyungSoo, vistiendo las ropas que habitualmente solían usar, una larga tela blanca que fungía como túnica y que lo cubría perfectamente, con un rostro de aspecto fresco y rodeado de sus propias ofrendas, madera seca lista para ser encendida en fuego, espinas de plantas de donde crecerían los frutos predilectos de los dioses, no había pieles de animales, había piedras oscuras y brillosas con un filo indescriptible y como ofrenda mayor tenía su propia sangre, aquella que había brotado de sus manos en el momento del trabajo a la hora de la construcción de su templo. Esperó con tranquilidad a que YiFan encendiera las llamas eternas y divinas.

Y frente al humilde y de aspecto pobre, estaba ChanYeol, sobre la gran estructura que había hecho para sí, con plumas de brillantes colores que había tomado de las aves que volaban demasiado cerca de su ciudad, con pieles que los animales de YiXing en la tierra, con brillantes jades y con la sangre que había arrebatado de los últimos dos seres sobre la tierra. Vestido con brillantes telas que parecían esculpidas a la medida de su cuerpo, con relucientes accesorios y una especie de corona que adornaba su cabeza, aguardó con el pecho inflado a que YiFan diera inicio a la ceremonia.

YiFan se acercó al punto medio que existía entre los dos y de sus manos hizo brotar las llamas que su elemento fuego le permitía, acto seguido, SeHun las engrandeció con su poder de viento, YiXing creo una gran estructura redonda donde dejarían las llamas, JunMyeon se encargó de rodearlo todo en agua, lo inundó en su totalidad, el agua divina de JunMyeon era tan pesada que tal que los templos y el centro donde las llamas se encontraban se desplazaron con libertad desde la ciudad divina hasta el centro de la tierra.

En medio de un gran manto acuífero estaban los dos templos, uno al lado del otro, teniendo entre si las brillantes y asfixiantes llamas de fuego.

Los dioses restantes guardaron silencio y viendo con atención, pensaron que después de todo tal vez ChanYeol podía llegar a ser un único sol, su apariencia y las ofrendas que había hecho, parecían ser dignas y suficientes para dar vida a una nueva humanidad, así que YiXing lo incitó a saltar al fuego para dar por finalizado el ritual.

—Salta, ChanYeol— dijo YiXing con seriedad, observándolo con severidad.

KyungSoo aguardó en su lugar, pensando que sus hermanos dioses querían que ChanYeol fuera el primero en entrar en las llamas y después lo seguiría él para alzarse los dos en lo más alto del cielo, desconociendo por completo que ahora por la mente de los otros dioses cruzaba la idea de que un sol era más que suficiente.

ChanYeol asintió una única vez con la cabeza, tomando todas sus cosas dio un gran salto desde su templo hasta los alrededores del contenedor de llamas, listo para adentrarse y dejarse envolver por el fuego, pero tan pronto su cuerpo de hombre percibió la alta temperatura que emanaba de las llamas divinas, dio un paso hacia atrás, con temor y miedo de ser absorbido por completo. ChanYeol tomó un par de bocanadas de aire antes de volver a intentar aventarse al fuego, pero su piel no soportaba tan altas temperaturas, le daba miedo ser calcinado, el dolor que comenzaban a provocarle las quemaduras en sus brazos lo hizo regresar hasta la punta de su templo.

Todos los dioses vieron la escena con sorpresa, ChanYeol había huido de las llamas divinas, y estaba siendo juzgado por los cuatro dioses que le precedieron.

—Salta ChanYeol— volvió a insistir YiFan.

El más alto tomó sus cosas de nuevo y sin pensarlo mucho, volvió a dar un gran salto desde su templo hasta las llamas divinas, esta vez su cuerpo logró entrar pero fue en cuestión de segundos huyó despavorido hasta el agua que los rodeaba, para apagar lo flameante y apaciguar el dolor que se le estaba infringiendo, en las profundidades del agua cayó en cuenta de lo cobarde que estaba siendo y volvió a la superficie para entrar en el fuego nuevamente, pero estando su cuerpo cubierto de agua sagrada, el fuego no pudo envolverlo y tuvo que regresar a la cima de su templo para quitarse las prendas y secar su cuerpo y cabello.

—Hazlo, ChanYeol— dijo JunMyeon una última vez antes de que el mencionado intentara nuevamente lanzarse a las llamas. Pensó que con las veces anteriores su cuerpo estaría adecuándose a la temperatura y le sería más sencillo entrar en esta ocasión, pero resultó ser mucho más complicado que las veces anteriores.

ChanYeol volvió a fallar y espero en el bode del contenedor del fuego, le daba mucho miedo tener que morir en aquellas dolorosas circunstancias.

—KyungSoo— habló YiFan con determinación —Hazlo.

El de baja estatura tomó sus ofrendas y de un salto elegante y poderoso se colocó sobre el borde del contenedor, junto a un despavorido ChanYeol.

—Finalmente— habló KyungSoo en voz baja, para que solo su compañero pudiera escucharlo, ChanYeol lo volteó a ver con preocupación.

—¿Cómo?

—Haremos algo que no termine en destrucción— dedicándole una última sonrisa sincera, KyungSoo caminó con tranquilidad dentro de las llamas divinas, su cuerpo fue encendiéndose lentamente, el fuego fue consumiendo poco a poco su ropa, su piel y sus músculos, su rostro quedo desfigurado y en ningún momento hubo ni una sola mueca de dolor, ningún alarido de sufrimiento, las ofrendas se consumieron al mismo tiempo que sus huesos y las llamas se intensificaron, brillaron con tanta fuerza que ChanYeol tuvo que cerrar los ojos.

Los dioses espectadores quedaron asombrados por el final que había tenido la situación y más sorprendidos se vieron cuando de un momento a otro, ChanYeol estaba entrando también a la hoguera, con los ojos cerrados y los puños apretados. Las llamas tomaron presa su cuerpo y lo calcinaron hasta la muerte.

Los ojos de los dioses no habían visto nunca un fuego tan vivo y ardiente como en aquella ocasión, iban a tener sus dos soles y la humanidad por fin iba a poder crearse para la eternidad.

Todos se sentaron, levitando sobre la delgada película de tensión superficial del agua y aguardaron en medio de la oscuridad a que el primer sol naciera. Las llamas del contenedor de piedra se extinguían lentamente hasta que por fin murieron. Y la oscuridad y el frío volvieron a reinar sobre el globo. Pero no fue mucho el tiempo que tuvieron que esperar pues a los segundos, en el borde de la tierra, donde el manto acuífero daba inicio y donde se encontraba el templo que ChanYeol había construido, se levantó el primer sol, resplandeciente y caliente, de rayos largos y anaranjados. YiFan y YiXing reconocieron a KyungSoo en ese primer sol, lo observaron maravillados. Y casi inmediatamente después apareció un segundo sol, que brillaba con casi la misma intensidad, de rayos calientes casi calcinantes; SeHun y JunMyeon vieron a ChanYeol en aquel segundo sol.

—¿Realmente necesitamos dos soles? — preguntó uno de los dioses viendo como la tierra comenzaba a calentarse por la intensidad de ambos astros.

Los cuatro dioses principales se quedaron viendo entre sí, debatiéndose si era realmente necesaria la existencia de dos soles.

—Cuando el último hombre y la última mujer fueron privados de la vida por manos de ChanYeol— explicó YiXing —Estaban sumergidos en una oscuridad.

—En medio de las tinieblas— le siguió JunMyeon asintiendo con la cabeza.

YiXing abandonó el lugar y se adentró a un bosque cercano para buscar alguna de sus criaturas, alguna que no fuera tan aterradora como los monstruos que habían exterminado a su primera humanidad, en su lugar encontró un animal de pelaje suave y blanquecino, lo tomó de las largas orejas y lo llevó hasta donde sus hermanos se encontraban admirando todavía a los soles.

—Cuidaras a los seres vivos— mencionó YiXIng —A la hora en la que son más vulnerables— y terminando de decir aquello, el dios lanzó el blanco animal de larga orejas y esponjosa cola hacia el segundo sol.

El segundo sol atrapó en sus llamas rojizas el conejo y en el momento en que terminó de calcinarlo, su brillo cambio de color, su luz era ahora plateada y en una de sus caras quedó impresa la imagen del animal, SeHun sopló en su dirección y el sol plateado lentamente viajó alejándose de su contraparte y se posicionó al otro extremo de la tierra, dando brillo a la parte oscura del día.

—Ahora la noche también tendrá su propio sol— se dio cuenta de lo que los dioses habían hecho, el dios que seguía en edad de SeHun y que se encargaba de dar sentido de lapsos en la temporalidad.

YiFan asintió y dio la indicación de retirarse de la tierra. No sin antes, tomar los restos del último hombre y la última mujer, a partir de sus huesos triturados, mezclados con su propia sangre creó a la humanidad de KyungSoo y ChanYeol, los dejó libres en alguna parte de la tierra y los dejó vivir como mejor les conviniera.

Pasaban los años y el sol brillaba con la misma intensidad de siempre y la luna hacia lo propio durante la noche, mostrando diferentes facetas de su cara a lo largo de los días, los dioses entonces pensaron que ChanYeol se giraba con forme los días pasaban para poder ver a KyungSoo y hablarle de lo que acontecía con sus humanos durante sus horas de vigilancia, como contrapartes naturales no podían pasar demasiado tiempo separados el uno del otro por ello, también hubo ocasiones en que desobedecieron las leyes y se reunieron en el mismo lugar para encontrarse de frente, interponiendo sus mutuos brillos. Los dioses estaban satisfechos con el producto final, pero seguían viendo que la humanidad no era lo que esperaban, veían que andaban por la tierra sin un rumbo fijo, que estaban expuestos a diferentes peligros pensaban que si KyungSoo y ChanYeol no terminaban por matarlos a todos, ellos mismos iban a terminar con sus vidas.

Por ello, se dieron a la misión de dar consejos a uno de los lideres de los humanos, dando instrucciones precisas de como encontrar el lugar ideal para establecerse, ahí donde podrían encontrar el lugar donde alguna vez estuvo el cáliz de llamas divinas de donde habían surgido el sol y la luna. En medio del lago donde ChanYeol a veces admiraba su propio brillo.

Los hombres y las mujeres dejándose llevar por las advertencias de los sabios que habían sido aconsejados por los dioses, emprendieron un largo viaje para encontrar ese lugar.

Y cuando finalmente encontraron la señal que les había sido dada como el lugar para establecerse, ahí donde en la tierra existía el reflejo de la ciudad divina, comenzaron con la construcción de edificaciones para la supervivencia diaria.

A los dioses les sorprendió ver como los humanos creados parecían tener la memoria de sus creadores pues vieron los templos de ChanYeol y KyungSoo reconstruidos y se sintieron finalmente orgullosos de lo que habían creado.

De esa manera, un templo alto en forma de pirámide había sido construido en medio de la ciudad envuelta de agua, donde las ofrendas al sol serian hechas y metros al este se encontraba otra pirámide para ofrendas a la luna, teniendo la peculiaridad de tener doce aposentos alrededor, para cada uno de los doce dioses que venían de la misma raíz del árbol de vida.

Fue de esa manera que después de cuatro intentos, el quinto sol había sido la forma definitiva para la humanidad, desde ese primer día en que brillaron al mismo tiempo, ni el sol ni la luna siendo manejados por sus dioses KyungSoo y ChanYeol habían tenido la necesidad de exterminar a la humanidad. Y vivían como dualidad siendo admirados por todos y cada una de las generaciones que pasaban por la tierra. 

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¡HOLA DE NUEVOOO!

El día de hoy les traigo una historia reciclada jajaja. La obra original esta en la cuenta de PuzzleEntertainment por favor vayan a dejar su apoyo. Hay cientos de historias de temáticas super variadas y parejas diversas.

Bueno, esta mística historia está inspirada de una leyenda azteca/mexica "Los cinco soles", donde nos habla de la creación del sol y la luna como la conocemos hoy, hay muchas versiones pero de la yo tomé las referencias fue de esta versión, además le agregue otro poquito más sobre la historia de la creación según los aztecas y le metí ideas sobre EXO Planet.

Se preguntaran... ¡¿Autora por qué esto es un fanfic conmemorativo del día de muertos?!

No es directamente relacionado, pero si va de la mano. Para que se haya propuesto la creación de un nuevo sol tuvo que darse por hecho que la humanidad estaba a punto de ser creada.

A grandes rasgos, Quetzalcoátl tenía los huesos divinos que su padre le dio para crear a los humanos, pero por pedos con su hermano los guardaron en el Mictlán que es el lugar donde vive el Dios de la muerte quién resguarda las almas de los muertos de esta cultura. Quetzalcoátl quería crear el mismo a los humanos así que fue en busca de los huesos sagrados y para ello tuvo que recorrer los 9 pisos del inframundo para poder llegar al Mictlán. La leyenda narra como fue que logró llegar con Mictlantecuhtli para tomar los huesos y como regresó a la tierra para crear a los humanos. Una vez creados los humanos se decidió entre todos los dioses reunidos en Teotihuacán quién sería el próximo sol.

Se tienen registros de que en la época prehispánica la gente colocaba altares a los difuntos para ofrendarles cosas que pudieran usar para poder atravesar el inframundo y llegar al Mictlán. (porque... rayos y centellas... el inframundo era casi imposible de atravesar, hasta Quetzalcoátl murió una vez intentando atravesarlo ¡Y es el Dios creador!) los difuntos tardaban 4 años atravesando el inframundo.

Así es como de alguna manera, se relacionan.

En realidad es mucho más complejo que lo que les cuento jaja y son creencias culturales muy bonitas. ¿Cómo viven ustedes el día de muertos?

Espero que les haya gustado mi interpretación de EXO OT12 x Creación del universo según la mitología mexica.

Nos leemos en las actualizaciones de mis otras historias.

Los amito♡

Dato real; alrededor de la pirámide la luna hay doce templetes que simbolizan las 12 casas astrales y la pirámide en si tiene cinco niveles que significan las entidades de la madre naturaleza. Con ello me dio una idea bien intensa de hacer un trabajo bien místico sobre EXO... 

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