Solo yo...

Me llamo tierra, nombre raro, si pero mi papá es muy raro, es el alcalde, le gusta mucho su puesto y siempre viene aquí a contarme su día, suelo escucharlo hablar horas y horas sobre su constante trabajo, al parecer a comenzado una rebelión en Karmaland, la verdad no se mucho, papá no me deja salir, dice que es más seguro aquí adentro.

Me gusta mirar por la ventana y los animales son de las mejores compañías que tengo, mis hermanos son un tema delicado así que no los veo en todo el día, papá suele tenernos en sitios diferentes y no nos conocemos tanto.

Me gusta alguien, es un chico, trabaja para papá, me habla muy bien de él, no me a dicho su nombre, dice que por ahora solo lo llame secuaz, es igual de raro que papá y eso se me hace lindo. Nos vemos algunos días por la ventana de mi cuarto, incluso hoy la tengo abierta por si llega a venir.

— Buenas tardes señorita — me doy la vuelta rápido, hay un hombre parado a la mitad del cuarto, con una máscara, su voz era burlona y tenía un acento diferente al de todos los que conocía — ¿porque esa cara señorita?...Usted no se preocupe — me estaba apuntando con su arma — yo aquí vengo de visita nomas — se acercó despacio, tengo miedo, no se quien es — tu eres la hija de Luzu Verdad — conoce a papá, asiento levemente, el arma siempre me estaba apuntando, volteó a ver por la ventana, quizás pueda gritar o ¿irme? — ¿que andabas haciendo? — puso una mano en la ventana y yo me aparte — ¿te ibas a salir? — negué con la cabeza — no le hace, no le hace señorita, tú, te vas a venir conmigo — su arma me la puso en la frente, sentí como mis propias piernas estaban dejando de funcionar — y si no me haces caso, te voy a meter un pinche plomazo en la maceta — me jalo de brazo — quedó claro — empecé a llorar mientras caminaba

— señor por favor, no diré nada, no me haga daño — dije desesperada con las manos arriba rogándole a un extraño que podría matarme, disparo al techo y me cubrí con mis manos

— manos arriba hija de tu puta madre, manos arriba — las subí de nuevo llorando

Empezamos a avanzar, por la casa no volví a pronunciar una palabra, no quería que el señor se enojara, papá, hermano, alguien por favor haga algo, no quiero morir, mamá, incluso tu por favor sálvame, por favor dioses, sé que mamá está ahora en la ciudad, solo mándele una señal, por favor incluso si está peleado con papá, no quiero morir y no verla aunque sea una vez, quiero que mamá me salve.

Abría y cerraba puertas hasta que encontró el cuarto de los animales, me metió a jalones a dentro y se empezó a pasear entre ellos, no podía ver su cara pero sabía que estaba riendo, sus hombros habían subido ligeramente y el agarre de su arma se había aflojado.

— que animal te gusta más mijita — hablo en un tono más grave — para llevárnoslo, para que no estés sola en tu nuevo hogar — dejo de apuntarme y recargo apuntando a Mandarina — te gusta Mandaría o qué tal este este se ve enojado — Grey Wind nuestro perro estaba sentado mirando todo, no sabía porque no atacaba, a él no le gustan los extraños, si coco estuviera esto no pasaría, mire lo que papá le hizo en la esquina del salón, y aquel señor se acercó a la esquina — ¿que es esto? — se rió al leer la inscripción — Descanse en paz Coco, a ti te gustaba este animal no — asentí, pero me volvió a apuntar y esta vez su pulgar le había quitado el seguro al arma de nuevo, quería que le contestara

— me gustan los perros — susurre entre llantos, y con la voz cortada

— te gustan los Pitbull — asentí rápido — a mira que bien — le empezó a disparar a Grey Wind sin ninguna razón, grite y corría hacia el cuerpo de mi amigo muerto.

— ¡¿PORQUE?! — estaba llorando y mi garganta se estaba desgarrando — ¡NOOO! ¡POR FAVOR!, ¡¿QUE QUIERE?!

— no quiero que estés sola mija, — acarició mi cabeza como si sintiera afecto por mi, era retorcido

— ¡Usted dijo que podía llevarlo! — dije desesperada con la ropa ya llena de sangre

— podemos es más — saco una espada y le cortó la cabeza — mira aquí lo llevo en mis manos, aquí los podemos llevar — vomite mientras escuche una risa — no lo quieres, bien podemos llevar a Mandaría entonces — camino hacia la gata y la quiso agarrar, corrió rápido deteniendo su mano, Mi gata tampoco se dejaba agarrar, corrió por la habitación y se defendió — mira no mas este pinche gato no se deja agarrar verdad mi hijita — se compuso y me hablo a la cara — tu sabias que tu papi se llevó a dos de mis primos — lo sabía, sé todo lo que sabe papá, se donde los tiene, se donde se reúne y se donde están los aliados, papá me cuenta todo, asentí con coraje — y a mi me gusta ganar — se alejó de mi — él se llevó a dos de mis primos, yo le mato a dos de sus animales y a alguien que ama, así que esas son 2 contra 3, porque a mi me gusta ganar — y sin más le disparo a mi gata dos veces fueron suficiente para que su pequeño corazón dejara de latir, grite, me sentía impotente de no poder hacer nada, porque tenía miedo — para que Luzu sepa que nadie se mete con mi familia — no podía hacer más que llorar — nos vamos hija de tu chingada madre, nos vamos — prendió una TNT y abrió un hueco en la pared, casi me caigo de la explosión, pero me sostuvo y me aventó hacia el río, luego el y se adelantó.

Lo mire alejarse, lo veía gritar para que me apurara, mire hacia el otro lado, si seguía esa dirección llegaría con mamá, Papá siempre se iba para haya cuando me mencionaba que se irían a ver, yo tenía que escapar, empecé a nadar hacia donde no era, los disparos y los gritos se escuchaban a lo lejos, tenía que escapar, quizás con esto Mamá y papá se volverían a hablar y juntos acabarían con este hombre, papá tenía razón los Revolucionarios son una plaga, son malos,

tengo que avisarle

tengo que decirle

tengo que correr

Tengo que ver a mamá

Tengo que ver a papá

Tengo que abrazarlos

Tengo que vivir...

Sentí como unas colmillos se clavaban en mi lado izquierdo y una bala pasaba por mi pierna, grite de dolor, llorando, deje de sentir partes de mi cuerpo solo como la sangre se salía sin detenerse, mire el camino hacia la casa de mamá, me intenté arrastrar, no quiero morir, Mamá no quiero morir, tengo miedo.

— ¡No!, ¡me lleva la verga! — escuche un grito — no esto no debería de pasar, esto no

— Mamá — dije con un hilo de voz quiero llegar con mi mamá — no quiero morir, me duele mucho mamá — seguí intentando yo tenía que llegar y abrazarla

Alguien me volteó boca arriba, aquel hombre me abrazaba, se quitó la máscara y mis ojos se llenaron de agua, mamá era aquel hombre, mamá era aquella persona que me había hecho pasar por esto, esto no es cierto, Mamá no puede ser un revolucionario y menos el jefe, papá me lo hubieran dicho, mamá me quería matar, empecé a llorar más, yo también soy su familia, porque mamá me haría esto, porque me quería matar.

— tranquila — hablo con su acento normal — no vas a morir, esto no tenía que pasar, solo tenías que ir conmigo — tapaba mi herida con un trapo — mírame, todo va a estar bien — se veía nervioso — ¡Hey! No te vayas, mírame, esto no tenia que pasar — acariciaba mi cara mientras me abrazaba e intentaba detener la hemorragia — ¡No por favor! — sonreía tomando tu mano, — ¡Maldición! ¿Que intentabas hacer? — gruñó enojado

— yo...yo quería ir a tu casa, yo quería que me salvaras — decía llorando con el dolor cada vez más disminuyendo así como mi visión — mami tenía miedo

— maldita mocosa, eres estupida — me decía con un nudo en la garganta — Luzu no te dijo quien era, Luzu te cuenta todo, Luzu hizo que me odiaras

— Papá no me lo dijo — mire al cielo riendo — papá solo dijo que se pelearon, papá me decía que todo volvería a la normalidad, yo solo tenía que esperar — la boca se me llenó de un sabor a hierro — solo tenía que esperar... eso hice... mamá que hice mal... no quiero morir — lo tomó de sus brazos —¿porque a mi ?  Yo también soy tu familia — dije cuando la sangre se acúmulo en mi boca y la escupí al instante — ¿Porque?

— lo siento, perdóname linda, esto no es personal — beso mi cabeza— esto no tenia que pasar, lo siento — me aferre a él

— de verdad no quiero morir, — lloré — quiero ver a Papá, mamá quiero a papá, no quiero morir, no quiero — el abrazo se volvió imperceptible

Mire al cielo y sonreí, era la primera vez que lo veía sin ninguna pared o ventana, se sentía bien, aunque fuera mi última vez...

Después no hubo nada, solo yo...

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