5. Yo no pago fianzas
Aunque era incapaz de distinguir voces, captaba perfectamente las feromonas que lo rodeaban, a pesar de que éstas estuvieran entremezcladas y alteradas por diversas emociones.
Lo único que lograba procesar eran los espasmos de su cuerpo y lo terriblemente caliente que se sentía la zona de su cuello, junto a la palpitación instalada justo en su glándula de olor. Las voces a su alrededor se distorsionaban como una señal errática, y el péndulo que era su consciencia se tambaleaba con vigor. Inclinándose hacia el colapso por la alta temperatura de su cuerpo, y ascendiendo a la consciencia de nuevo gracias al estimulo de las feromonas alfa.
Feromonas alfa.
—¡... o te juro que... !
No alcanzó a reconocer toda la frase, pero la severidad y grosor de esa voz pertenecía Baji, estaba seguro. Su mentolado aroma ahora poseía un tinte rígido y amenazante, calzando con los gritos que llegaban a sus oídos como una mezcolanza incoherente.
El aroma más cercano era el de Chifuyu, dilucidando que era él quien evitaba que estuviera yaciendo abandonado sobre el suelo. En ese agonizante estado, las feromonas omega eran casi vomitivas para él. Demasiado dulzor, demasiado fuerte, demasiado cerca, demasiada mansedumbre. Sin embargo, poco podía hacer, además de jadear ansioso y carente de la posibilidad de satisfacer la única necesidad que se arraigaba a su sistema.
Porque Draken estaba demasiado lejos y las feromonas de Baji aplacaban las suyas, dejándolo con míseras sobras que silbaban junto a la ventisca que anuncia la transición al atardecer.
Extendió su tembloroso brazo hacia la dirección dónde percibía el aroma y, aún con la mirada empañada, fijó su objetivo. Los gritos que acaecieron con un súbito subidón de volumen ahogaron su débil susurro que vacilaba entre jadeos desesperados:
—Ken... Chin...
—¡NO LO VOLVERÉ A REPETIR, DRAKEN, TE LARGAS DE UNA PUTA VEZ O TE ROMPO LA CARA! —Baji soltó en un gruñido tan gutural que provocó una exaltación tensa en su propio omega, quién se aferró al cuerpo inerte entre sus brazos.
—¡TE DIJE QUE TE MOVIERAS, TÚ NO TIENES QUE VER AQUÍ! —Draken también atacó. Su cuerpo era contrarrestado por Mitsuya y Pah, cada uno fervientemente aferrado a cada uno de sus brazos, tratando de frenarlo de empezar una pelea física con Baji.
—¡Draken, sólo vámonos! ¡Chifuyu se encargará de Mikey! —Mitsuya insistió, ahogado por sus propios deseos primitivos, pero obligándose a suprimirlos para poder enfocarse en evitar una confrontación innecesaria.
—¡No me crean idiota! —Ken espetó, zarandeando sus brazos, buscando liberarse—. Ese hijo de puta quiere estar con Mikey, ¿verdad? Nos está engañando a todos.
Draken estaba demasiado nublado por el deseo que las feromonas extasiadas de Mikey provocaron en su sistema. Ya no visualizaba a sus amigos, ahora su mente proyectaba a adversarios que querían lo mismo que él. Y no estaba dispuesto a ceder.
—¡TE ATREVES A INSINUAR ESO UNA VEZ MÁS Y NO VIVES PARA CONTARLO!
A leguas se notaba en la expresión de Chifuyu su desesperación y disyuntiva sobre si estaría bien dejar a Mikey momentáneamente para calmar a Baji. Temía que en algún movimiento improvisado Draken lo alcanzara y ya sería demasiado tarde, pero también tenía presente que su irascible novio no hacia amenazas en vano.
—Kei, te lo estoy pidiendo por favor. Tienes que calmarte —casi suplicó, pero el alfa ni lo volteó a ver.
El instinto protector se había apoderado de su sobriedad. En posición defensiva, buscando cubrir a ambos omegas detrás suyo, gruñía al alfa que quería osar profanar su territorio.
El ambiente se estaba volviendo demasiado pesado para la cordura de Chifuyu.
—Ken... Chin...
Chifuyu miro momentáneamente a Mikey estirando su brazo y llamando a Draken. Ni siquiera había alzado la cabeza cuando el desastre se desató.
Mitsuya y Pah cayeron desplomados en el suelo, siendo derribados por la súbita fuerza que Draken impuso al escuchar el llamado débil del omega. En un pestañeo, ya estaba sobre Baji, buscando noquearlo para despejar su camino, pero éste por supuesto dio pelea.
Chifuyu reprimió un chillido de angustia cuando sus ojos enfocaron el hilillo de sangre cayendo de su nariz, luego del puñetazo con el que Draken inauguró la pelea. Escuchaba a Mikey seguir llamándolo entre susurros balbuceantes, carentes de sobriedad; que eran impulsos verbales para el alfa interno de Draken.
Ni siquiera podía tratar de hacer que Baji desistiera de pelear, pues ahora era necesario que se defendiera; pero, la fuerza de Draken estaba ganando significado ahora.
Chifuyu nunca había sentido miedo de un alfa, pero ese día, conoció la sensación por primera vez: cuando Keisuke yacía noqueado en el suelo por un mal golpe, y Draken se dirigía a ellos emanando toda el aura imperiosa que era capaz de secretar, gritando a todos sin siquiera verbalizarlo que ese omega era suyo.
—Tócale un solo cabello y te arrepentirás el resto de tu vida —impostó con rencor.
No hacía referencia a algún tipo de respuesta conflictiva, ni a una amenaza. Chifuyu sabía de antemano que era una pelea perdida. Lo que estaba diciendo era una predicción. Él sabía que cuando Draken recuperara su consciencia y sabría que había atentado contra Mikey de esa manera, la paz mental se habría extinto para él.
El celo delirante de Mikey lo hacía sonreír con éxtasis ante la presencia tan cercana que su instinto anhelaba. Casi se arrastró fuera del agarre de Chifuyu solo para acercarse más a su alfa.
—Suéltalo. —Al menos tuvo la decencia de pedir.
—No.
Con esa negativa firmó su sentencia.
Draken dio un paso amenazante. Chifuyu no auguraba una victoria de ningún tipo si se separaba para pelear, así que priorizó el bienestar de Mikey y solo agachó la cabeza mientras cerraba los ojos y apretaba más el cuerpo contra él.
¡Keisuke!
Apenas segundos después, Baji respondió al llamado. Enganchó sus brazos alrededor del cuello de Draken por detrás, obligándolo a retroceder.
—¡No, imbécil, con Chifuyu no! —impostó arrastrándolo del cuello hacia atrás, hasta que ambas piernas se enredaron y cayeron juntos. Baji negándose a soltarlo.
Mitsuya y Pah de inmediato lo socorrieron, volviendo a sostener cada brazo de Draken para aplacarlo.
—¡Reacciona, Draken, Mikey no querría que las cosas fueran así! —Pah le gritó al oído, buscando desesperadamente hacerlo despertar de su inconsciencia.
—¡El enano seguro quiere coger, pero no ahora aprovechándote de él, infeliz! —Baji agregó, llegando a envolver su Ken con sus piernas para asegurarlo mejor.
Por otro lado, Mikey parecía decepcionado de ver a su alfa nuevamente alejado y su brazo nuevamente cayó a su costado. Su mirada volvió a perderse entre pestañeos morosos y orbes nublosos, desorbitados entre siluetas borrosas hasta que finalmente se rindieron, permaneciendo cerrados y dejando que solo los jadeos que se fugaban de sus labios entreabiertos denotasen su presencia.
Aun cuando el llamado omega se había aligerado, Draken seguía luchando con fervor tratando de zafarse del agarre triple de sus amigos. Esta vez había un nivel de dificultad notorio, sin embargo, Ken parecía reacio a rendirse y el agotamiento mental ya surcaba el filo de sus sombras.
Mitsuya fue quién tuvo el arrebato de cólera entremezclado con valor suficiente para tomar a Draken del cuello de su camisa y obligarlo a encararlo.
—Ya fue suficiente. Mikey no es ni tu omega, ni tu puta y no tienes ningún maldito derecho a exigirnos que te dejemos con él —pronunció lento, pero determinado y firme—. Mikey es nuestro comandante y nuestro amigo por sobre todo lo demás y es nuestro deber protegerlo, incluso si es de tí, maldito alfa irracional.
Después de escucharlo, Draken pareció desistir. Dejó de ejercer fuerza para soltarse de los otros dos agarres y sus extremidades cayeron flojas a sus costados.
Mitsuya finalmente pudo topar su lado racional hasta arrastrarlo hacia la luz y dejando atrás al primitivo instinto que lo hizo actuar así.
—Sí, que bonito discurso. Ahora falta un golpe en los huevos para terminarlo de noquear —Baji alegó, aun negándose a soltarlo, desconfiando de su repentina mansedumbre.
Draken no tenía valor para atreverse a vocalizar algo. Miraba de soslayo el cuerpo tembloroso de Mikey a un par de metros. Aún podía escucharlo jadear, aún podía percibir su aroma: dulce y tentador. Su exquisitez de seguro solo podría compararse con la magnitud de remordimiento que tendría después.
—Baji, tú quédate con Mikey y ponlo en un lugar seguro. Pah y yo nos llevaremos a Draken. —La voz de Mitsuya sonó amortiguada, por la mano que cubría la mitad de su cara para evitar que las feromonas de omega llegaran a él.
Sin embargo, Baji parecía reacio a soltar al alfa, aun desconfiando de sus movimientos con los omegas a poca distancia.
—¡Ya apártate, mierda! El aroma de Mikey es sofocante —Pah espetó desocupando uno de sus brazos para halar la manga del uniforme de Keisuke, llamando su atención.
—¡NO! —sentenció aferrando aún más el cuerpo inmóvil de Draken, quién desfiguró su expresión en una mueca cuando sintió la intensidad del apretón—. ¡No hay seguridad de que no se lance a atacar de nuevo!
—Carajo, solo déjame ir y llévate a Mikey de aquí —Ken musitó luciendo avergonzado por atreverse a emitir una palabra después de su caótica escena.
—Tú cállate. Tú ya no tienes voz aquí —Baji replicó sin desajustar su tono despectivo, sin poder evitar soltar un par de gruñidos amenazantes entre silabas.
—Keisuke. —Cuando la voz de Chifuyu se alzó, Mitsuya y Pah vislumbraron una milagrosa oportunidad—. Está bien, ven.
Baji soltó un gruñido en voz baja, pero la expresión ceñuda de Chifuyu le quitó cualquier vacilación y soltó a Draken, aunque notablemente de mala gana. Éste se levantó dócilmente, dejándose aún apresar por Mitsuya y Pah en cada uno de sus brazos. Era evidente que procuraba desviar su mirada de la furibunda de Baji, aún alerta a cualquier movimiento.
Ken fue casi arrastrado por los otros dos alfas, huyendo de la abrasadora ola de feromonas que los golpeaba en la cara con fiereza.
Baji se arrodilló violentamente junto a Chifuyu. Sus rodillas delataron la fuerza del impacto cuando sus articulaciones casi tronaron contra el suelo.
—¿Estás bien? ¿Te sientes mal o algo a así? —Baji se apresuró a preguntar, tomando de las mejillas al omega, obligándolo a mirarlo.
La piel bajo sus dedos se coloró al instante, calentándose en una capa rojiza de vergüenza.
—Estoy bien. Debemos centrarnos en llevar a Mikey a un lugar seguro —respondió visiblemente apenado por el gesto, buscando desviar el tema. El omega recostado sobre sus muslos se retorcía de la incomodidad nacida de la fiebre y la tensión en ciertas zonas inferiores.
Baji concluyó el tema sellando un beso en la sien de Chifuyu.
—Llamaré a Shinichiro para que lo recoja. —Hurgó entre sus pantalones hasta finalmente dar con su celular.
Uno, dos, tres timbrazos y la llamada no era atendida. Probó llamando una segunda vez, pero el resultado fue infructífero por igual.
Chifuyu contemplaba su preocupación aún con su propia angustia pintada en su cara. Era arriesgado intentar llevarlo en moto, pues sus feromonas dejarían rastros en el camino como una guía milagrosa para algún alfa mal deseado. Asimismo, llevarlo caminando era aún menos factible.
—Está bien, está bien. Aún tengo otra opción. —Volvió a marcar y los timbrazos volvieron a hacerse presentes.
Uno, dos, tres y...
—¿Hola?
—¡Izana! —Baji respondió vigoroso, enormemente aliviado de obtener una respuesta.
—¿Baji? ¿Por qué me llamas? —El tono despectivo no fue pasado por alto, pero tampoco fue obstáculo.
—Escucha, necesito que vengas por Mikey. Él...
—¿Y ahora en qué mierda se metió ese enano? —interrumpió, sonando irritado—. Yo no pago fianzas.
—No, mierda, no. Sólo ven por él o...
—Que molestia —espetó casi en medio de un gruñido—. Ya viene siendo hora de que arregle sus problemas él solo.
—¡Entró en celo, puta madre! —finalmente gritó impaciente. Ni siquiera Chifuyu se molestó en querer aplacarlo, pues poseía el mismo nivel de impaciencia a estas alturas.
Izana, en la otra línea, enmudeció por un par de segundos que provocaron más peso en la impaciencia que Baji se manejaba en ese punto.
—¿Dónde está? —finalmente pronunció. Sonidos agudos de repiqueteos lo acompañaban de fondo, anunciando su movimiento.
—En el santuario. Dónde son las reuniones de ToMan.
Ni siquiera una despedida, o un agradecimiento. Izana cortó apenas Baji termino de citar el lugar.
No tengo excusas, sólo no tenía inspiración 😭
Perdón por la espera. Gracias la paciencia ❤
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