1. Baji y su bonita relación pueden irse al diablo.
Would you be mine, would you be my baby tonight?
Could be kissing my fruit punch lips in the bright sunshine
'Cause I like you quite a lot, everything you got, don't you know?
It's you that I adore, though I make the boys fall like dominoes
.
.
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Cuando era solo El invencible Mikey generaba respeto y autoridad en donde se lo nombrara.
Pero, cuando era El invencible omega Mikey se convertía en una figura sexual inalcanzable y objeto de fantasía eróticas. Al parecer los alfas tenían la idea distorsionada de que por ser de una casta menor, los omegas automáticamente eran blancos para hostigamientos y comentarios vulgares.
Mikey tenía el infortunio de tener un hermano que estaba implicado en un mundo mucho más peligroso e ilegal al que él acostumbraba; y gracias a eso sabía perfectamente que existían alfas que creían tener el derecho de proclamarse dueños de cualquier omega que les gustara, incluso si era contra su voluntad.
Afortunadamente, Izana había tratado de asegurarse de mantenerlo lo suficientemente oculto y lejos, como para que no pudieran fijarse en él.
Sin embargo, con toda su fama era imposible; y decir que fue acosado solo un par de veces, era un eufemismo.
—Oye, yo te conozco —un alfa que pasaba por su lado cuando estaba por irse a casa en su moto le comentó una noche--. Eres el hermanito de Izana, ¿no? El "invencible Mikey".
—Sip, ¿y eso a ti que? —profirió con indiferencia sin siquiera dignarse a mirarlo.
—Entre Tenjiku hay rumores sobre tu casta.
Mikey solo emitió un tarareo, sin darle real importancia al comentario. La gente incluso dudaba de que Shinichiro era un alfa; que armaran debates sin sentido sobre su casta cuando no les concernía el tema no lo turbaba en lo más mínimo. Lo consideraba ridículo siendo que fuera lo que fuera, no les afectaba en nada.
—Si eres un omega estás bien bueno —el alfa comentó en tono sugerente, ofreciéndole una sonrisa ladina.
—No necesito que me lo digas. Ya lo sé.
Y antes de darle oportunidad al alfa de sacar a flote la predecible propuesta, arrancó su moto y se marchó del lugar.
"¿No te gustaría pasar una buena noche?"
"¿Tienes con quién pasar tus celos?"
"Quiero follarte"
Siempre eran tan malditamente predecibles que lo asqueaban.
Habían alfas en específico que no parecían cansarse nunca en sus intentos por llevarlo a la cama, siendo estos más... intensos.
Pertenecían al cerrado circulo social más cercano de Izana, no como amistades, sino como socios con treguas constreñidas que se usaban mutuamente para ciertos asuntos en específicos; y era precisamente ese motivo por el que se reservó todas sus quejas al respecto: porque que su hermano se enterara provocaría un conflicto enorme y porque esa gente era peligrosa.
Era eso lo que Baji defendía con tanto ímpetu como excusa a sus temores.
Días después de conocer a Chifuyu, se había alejado ligeramente de Kenchin, con el discurso de Baji calando en su memoria con tormento, y empezó a ejecutar sólo ciertas actividades que antes solía hacerlas en compañía del tótem.
Ni siquiera tuvo tiempo para sentirse sólo cuando un aroma conocido lo interceptó.
—Hey, ¿por qué tan solito? —Ran Haitani preguntó en un murmullo ronco, enganchando su brazo alrededor del cuello del omega—. ¿Y ese poste con el que sueles estar?
Mikey bizqueó con fastidio y de inmediato se zafó del agarre.
—Es algo que no te concierne —espetó, volteándose para seguir con sus asuntos, pero el alfa agarró una de sus muñecas para frenarlo.
Ese Haitani era de los alfas que se creía dueño de los omegas que proclamaba como suyos, estando Mikey en el primer lugar de su lista.
La frustración invadió a Mikey al reconocer que aunque tenía el poder para defenderse perfectamente, significaría armar un revuelo que desataría conflictos indeseados que perjudicarían seriamente a su hermano. Así que solo se quedó inmóvil.
—Mmh... tan sumiso para mi. En serio me encantas —murmuró acercándose peligrosamente a su cuello.
Respira, Mikey, respira. No es la primera vez.
No hay nadie más alrededor.
—¿Qué crees que dirían los demás si supieran que me follé al Invencible Mikey? Que hazaña —comentó con sorna, riendo contra su oreja y provocándole un ligero estremecimiento.
Suficiente.
—Vete al infierno —escupió con rabia y lo empujó para liberarse de su agarre.
Nuevamente se volteó para marcharse de allí cuanto antes, pero...
—Detente, omega.
Y su cuerpo entero se restringió de cualquier movimiento.
Sus labios temblaron en una protesta atascada. Su garganta se secó en un grito que no podía ver la luz. Su pecho se infló en el comienzo de una respiración errática.
Muévete, muévete, muévete, MUÉVETE.
Se suplicó a sí mismo al oír los pasos del alfa detrás suyo. Sin embargo, su cuerpo no obedecía, apenas podía respirar y pestañear.
Hacía ya tanto tiempo que no usaban la voz de mando en él que ya había conseguido olvidar esa sensación de presión en el cuerpo... y nuevamente, allí estaba ofreciendo una sumisión forzada a un alfa que le asqueaba genuinamente.
—Que omega tan obediente —canturreó en un tono sugerente, pero una mueca disconforme desfiguró sus labios al ver los ojos vidriosos de Mikey—. Está bien, cariño. Será una revisión rápida, lo prometo.
El grito frustrado que quería arrancar de su garganta no fue capaz de salir cuando el alfa delineó sus temblorosos labios con la yema de sus dedos.
—En el bajo mundo hay mucha gente que siente cosas diversas por ti, ¿sabes? —murmuró contra el oído del omega, dando una lamida furtiva al lóbulo—. Está la gente que te respeta, la que te teme, la que te odia...
Basta, basta, basta, que se calle.
—Y la que solo quiere follarte hasta saciarse —finalizó con una risa petulante que resonó en sus oídos como un tortuoso eco—. Como yo, por ejemplo.
Una mano se coló debajo de su camisa, desprendiendo el primer botón y otorgándole un pase directo hacia uno de sus pezones.
—¿Te gusta aquí?
Mikey se sintió traicionado por su propio cuerpo cuando inevitablemente soltó un jadeo ante el frío toque.
—¡Ya ves que sí te gusta! —el alfa exclamó casi con un júbilo enfermizo que hacia que las nauseas se acumularan en su garganta—. Ahora más abajo...
—¡¿QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO, HIJO DE PERRA?!
Sus movimientos aun estaban restringidos, pero fue perfectamente capaz de reconocer al dueño de esa voz y no fue coincidencia que de repente las manos de Ran se desprendieran de su cuerpo en un arrebato agresivo. Escuchó el inconfundible sonido de un cuerpo estrellándose contra el pavimento y sintió que de no ser por aun estar preso de los efectos de la voz de mando, hubiera podido caer de rodillas por el alivio que lo embargó.
Se mente se nubló y casi entró en pánico cuando sintió unos brazos rodearlo nuevamente por sus hombros. Su respiración de agitó. A pesar de estar inhalando aire con fuerza, sentía que no llegaba la suficiente a sus pulmones. Se asfixiaba. Se sentía morir y no quería morir así.
—Mikey, Mikey, ¿me escuchas?
La vista se le nubló. Su cuerpo aun no le respondía y los sonidos a su alrededor se apagaban con cada pestañeo. Su sistema no lograba procesar el aroma endulzado de Baji cubriéndolo, pero al menos no era el agrio vino tinto del Haitani.
—¡Mikey, Mikey, soy yo! ¡Respira, ya estás bien!
Repentinamente su cuerpo se agitó en un temblor intenso. Fue consciente de sus manos y piernas temblando junto a la frialdad que las cubría, reparando en que ya había recuperado la sensibilidad de estas y finalmente podía mover su cuerpo a su propia voluntad.
—Al fin —escuchó a Baji suspirar atestado de alivio a su lado—. ¿Estás bien? ¿Qué te hicieron antes que yo llegara?
Apenas reparó en que Baji lo había arrastrado hasta una banca cercana y lo arrojo allí, con su cabeza reposando al filo del espaldar y sus extremidades colgando flácidas a su lado ante su frustrante inmovilidad. Sus temblorosas manos se enredaron al intentar abrochar con desespero el botón de su camisa que había sido casi desprendidos por el alfa ahora ausente.
—Un segundo más tarde y...
Y...
Mikey no podía concebir ni siquiera un escenario hipotético. No quería pensar en que hubiera pasado si ese alfa hubiera continuado a lo que dictara su antojo.
Mierda, pudo haber sido...
Ni siquiera pudo completar la frase en su cabeza. Al instante rompió a llorar.
Escuchó a Baji soltar una exhalación nasal y sintió sus dedos vacilantes rozar contra sus hombros, en un reticente gesto de confort que finalizó en un apretón que profería tácitamente un "Estoy aquí contigo" que no terminaba de ser suficiente para eclipsar esa atrocidad que aconteció minutos atrás.
¿Por qué tenía que ser así de débil? ¿Por qué el universo decidió otorgarle ese papel de mierda?
—No llegó más allá, ¿verdad? —Baji masculló, endureciendo sus facciones en un intento de reprimir sus dejes suplicantes, complementados con cólera encapsulada.
Mikey negó en respuesta, hundiendo sus ojos entre las yemas de sus dedos en un intento de frenar esas estúpidas lagrimas que deformaban su rostro en una mueca de desagrado.
—¿Qué se cree ese hijo de puta? ¿Piensa que puede hacer algo así con el comandante de la Tokyo Manji y salir impune? Va a ver la que...
—No, Baji, déjalo así.
La consternación predominó en el semblante del alfa, que no encontraba palabras para expresar la confusión que le provocó que lo detuviera.
—Le traerá problemas a mi hermano y no me refiero solo a una pequeña pelea. Tú sabes la magnitud de las consecuencias que traería ese conflicto. Los Haitani son poderosos.
Baji chasqueó la lengua, emitiendo un gruñido gutural de inconformidad. Los hermanos Haitani, si bien no poseían la fuerza física para reclamar una victoria en batalla, tenían poder e influencias tanto en el bajo mundo, como con autoridades de alto mando.
—¿Me estabas buscando? —el omega preguntó, aun con vestigios lastimeros resquebrajando su voz, pero haciendo el intento de modularse—. No creo que fuera solo obra divina que te aparecieras por aquí ahora.
—Ah, sí...
Mikey vislumbró en la mirada reacia de Baji, la renuencia a responder.
—Eh, primero vamos a que tomes algo para que termines de calmarte.
Esa evasión no profesaba nada bueno y Mikey decidió que no quería escuchar lo que sea que Baji quisiera decirle.
Chifuyu le agradaba bastante y al finalmente establecer una relación amistosa con él sintió que se liberaba de un peso cuya inexistencia fue consciente solo cuando se sintió más ligero. Era gratificante saber que ahora conocía a un omega con el que podía empatizar de sobremanera.
Su relación con Baji le provocaba querer vomitar arcoíris.
Aunque una pequeñísima parte los recelaba porque sentía que le restregaban en la cara todo lo que no podía tener con la persona que le gustaba.
Maldito tótem.
No hacía falta que Baji se lo mencionara, él sabía perfectamente que el único resultado de esa relación sin nombre sería con al menos uno de los dos lastimados, y él se estaba convirtiendo en el más propenso a serlo.
Y estaba seguro que lo confirmaría en aquella platica que Baji insistía tanto en tener. No quería escucharlo de parte de una voz ajena. No quería que se lo recriminaran. No quería aceptar que esa relación no estaba yendo hacia ningún lado positivo.
Baji y su bonita relación podían irse al diablo.
Hace unas horas ya había llegado a su casa —no sin una rigurosa inspección previa para comprobar que el aroma de Baji no seguía adherido a su ropa, ni el de Ran— y el agotamiento mental lo obligó a encerrarse en su habitación, lucubrando en soledad los eventos acaecidos.
Aún tenía a sensación fantasmal de las manos de ese alfa sobre su cuerpo y lo aborrecía a niveles exorbitantes.
Ni siquiera entendía la razón de esa persistencia que a su parecer era ridícula, pues no eran las primeras manos que lo tocaban con morbo y sabía que no serían las últimas.
"... Y las que solo quieren follarte hasta saciarse" Ran no se equivocaba realmente y ya lo había atestiguado consecutivamente. Era tedioso y le hacía asquearse de todos los alfas con los que se topaban, aunque sus amigos fueran sus únicas excepciones.
Claro, hasta que creyó que era razonable liarse sexualmente con uno de ellos.
Mikey sabía que con ese problema como base, su conflicto no se quedaría como uno pasajero y sencillo de resolver. También estaba consciente de los problemas que acarrearía en ToMan. Sería inaudito si llegara a esparcirse el rumor del comandante y vice comandante en disputa porque uno de ellos no supo diferenciar una relación sexual con una romántica.
La pantalla de su celular se iluminó repentinamente por la alerta de nuevo mensaje. Chasqueó la lengua, fastidiado. Rogó internamente que Baji no haya ido de chismoso con los demás sobre lo que pasó.
Sin embargo, era un mensaje de Draken el que la pantalla mostraba.
"Mikey, debemos hablar"
Cómo odiaba esa maldita frase.
Holaaaa :D
Disculparán porque aun no hay portada ni banners :( no cuento con un celular funcional para editar y desde mi compu estoy segura que fracasaría.
No tendré uno en perfectas condiciones en algún tiempo, así que creo que no sería adecuado dejar pasar toooodo ese periodo.
Tramqui, tendrá su portada y sus banners en su tiempo ♡
Diganme, qué expectativas tienen sobre la historia? Qué creen que pasará? 👀
Gracias por leer! ❤
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