09
Un pequeño peli-rosa se encontraba frente al gran espejo del baño aplicándose un poco de polvos, y viéndose de arriba a abajo.
El chico tenía una gran sonrisa marcada en su rostro estaba que explotaba de la alegría, pero... como no estarlo cuando en unos minutos tendrías una cita con el chico de tus sueños.
Su amigo detrás de él bufó cansado. Ese día tenía planeado ir con Jimin al centro comercial en busca de nueva ropa, pero su mejor amigo lo había sorprendido diciéndole que no podría ir porque saldría con el alfa pálido. Taehyung no renegó, puesto que no quería arruinar la felicidad de su amigo, pero muy dentro de él se sentía molesto, ya que ese alfa le estaba quitando a su Jiminnie.
—No sé por qué te arreglas tanto —chasqueó la lengua, viendo como su amigo se aplicaba un poco de labial rosa.
Jimin ni siquiera lo volteó a ver. —¿Qué harías tú si el chico al que quieres te invitara a salir? —cuestionó, mirándolo a través del espejo.
—No podría decírtelo, nunca me ha gustado nadie.
—Entonces no te lo explicaré porque de igual forma no me entenderás —alzó una ceja, guardando el labial.
Taehyung suspiró resignado. —Te ves hermoso.
Jimin sonrió ante las palabras de su amigo. Corrió hacia él y lo abrazó fuerte dejando pequeños besos en la mejilla de este. Aunque tuvo que pararse de puntitas, puesto que su amigo era muy alto.
—Prometo que te voy a recompensar con una tarde de películas —dijo dulcemente.
El alfa asintió satisfecho, porque aunque Jimin no le hiciera compañía en sus compras, una tarde de película era mucho más que suficiente.
—Ahora ve y conquista al gato, galán —Taehyung le guiñó un ojo, y le pegó una pequeña palmada en el trasero a su amigo, creando un pequeño sonrojo en las mejillas de este.
—No le digas así —le gruñó tierno, solo él podía decirle de esa forma—. Y no toques lo que por derecho es de Yoongi —le sacó la lengua, para luego salir corriendo de los baños, dejando a Taehyung con la boca abierta.
Jimin paró de correr cuando estuvo lo suficiente cerca de la entrada de la universidad. Había perdido su última clase solo para tener tiempo para poder arreglarse. Debía de estar presentable en su cita.
Yoongi le había dicho que lo estaría esperando en la entrada al final de las clases, por esa razón, los nervios de Jimin se hicieron presentes. Estaba muy ansioso por saber como saldrían las cosas y si al menos habría un besito al final. Aunque él esperaba que hubiesen muchos ósculos, con uno se conformaba.
Salió de las instalaciones y se dirigió hacia la entrada principal, buscando con la vista al alfa pálido sin lograr verlo, ya que muchos estudiantes estaban aglomerados por todos lados.
Después de un minuto aproximadamente, Jimin vio a esa figura muy reconocible para su persona. El alfa estaba recostado justo en los barandales de la entrada, se veía tan natural y nervioso.
—¡Yoongi hyung! —Exclamó el chico feliz, corriendo hacia el alfa.
Yoongi giró rápidamente su cabeza hasta encontrar la dulce voz que le llamaba, encontrándose con el hermoso omega corriendo como un niño pequeño hasta él.
—¿Estás listo? —preguntó con nerviosismo, causado por el abrazo que Jimin le estaba obsequiando.
—Muy listo.
—Vamos —ordenó el mayor.
Jimin deshizo el abrazo, asintió y siguió a su hyung cuando este comenzó a caminar. Por un momento, el omega deseo que Yoongi lo agarrara de su manito, pero eso era mucho que pedir cuando apenas el chico le había dado una oportunidad.
—¿Te gustan los pasteles? —Yoongi preguntó, no sabía nada sobre los gustos del menor, por lo tanto quiso saber.
—¡Amo los pasteles!
Yoongi sonrió lleno de ternura al sentir la felicidad del pequeño, además de la ilusión en sus ojos.
—Entonces vamos a mi cafetería favorita —dijo tratando de esconder su emoción—. Hacen los mejores café y también los mejores pasteles —Aseguró—. No me gusta lo dulce, pero con esos pasteles quisiera hasta que me de diabetes.
Jimin rió, llevando una de sus manitos hacia su boca para poder contener su risa. La molestia con la que Yoongi siempre lo miraba cuando se acercaba a acosarlo no estaba, y tampoco la desesperación. En cambio, Yoongi se veía tan a gusto y sonriente que Jimin no pudo más que sentirse más enamorado.
—¿Te gusta la música, Jimin?
—Sí, sobre todo las de cuna —confesó normal.
Yoongi detuvo su paso, y miró al omega. —¿Las de cuna?
—Sí, mamá siempre me las pone.
—¿Cuántos años tienes?
—Tengo veinte.
El alfa le miró sorprendido, no podía creer que el chico le estuviera diciendo algo como eso. Al principio pensó que sólo era una broma, pero al ver la carita inocente de Jimin, supo que no estaba bromeando para nada.
—Que tierno —susurró el alfa, mientras comenzaba a caminar de nuevo, siendo también seguido por el omega.
—No soy tan tierno... —puchereó el omega, a veces era frustrante que los demás siempre le dijeran eso, pero al ser Yoongi el que se lo decía no le molestaba tanto.
—Claro que lo eres —se burló, acercándose al menor y pasando uno de sus brazos por los hombros de Jimin—. ¿No quieres que te cante una canción de cuna ahorita mismo?
—Hyung~ —chilló avergonzado.
El peli-rosa se sonrojo cuando, inconscientemente, Yoongi pasó su brazo por sus hombros, creando que sus cuerpos se juntaran mientras caminaban.
—Pero mira que adorables cachetitos —agudizó la voz el alfa, tocando una de las mejillas del omega—. Quisiera morderlas.
—Nadie se lo está impidiendo, hyung —dijo descaradamente, aún con sus mejillas coloreadas.
Siguieron caminando por un par de minutos más, en medio de pequeños coqueteos intencionales y sonrisas cómplices por parte de ambos. Algunas personas alrededor los miraban con ternura, pero ninguno de los dos se dieron cuenta, puesto que estaban más entretenidos en ir hablando sobre gatitos.
—Mira, ya llegamos —indicó el mayor, señalando el local de fachada moderna frente a ellos.
Jimin sonrió ante lo bonito que era el local, y se sorprendió cuando entraron. Todo era muy moderno e iluminado, pero a la misma vez se sentía muy cálido.
—¡YOONGI! —gritó alguien, asustado a las pocas personas que se encontraban degustando sus café en el lugar— ¿Por qué ya no vienes por aquí?
Jimin vio a un hombre rubio acercarseles con una gran sonrisa. El hombre traía un delantal con el nombre del lugar, y en sus manos una charola.
—Lo siento, Taemin hyung —se disculpo apenado, apartándose de Jimin para ir a saludar al omega—. La universidad succiona todo mi tiempo.
—Te entiendo, me pasaba lo mismo cuando estudiaba —asintió, dándole un pequeño abrazo a Yoongi, para luego mirar curioso a Jimin—. ¡Pero mira que criatura más hermosa! —chilló emocionado, corriendo hacia el peli-rosa— ¿Es tu novio? —El hombre comenzó a agarrar las mejillas de Jimin, apretándolas.
—Sí.
—No.
Dijeron ambos al mismo tiempo. Taemin los miró curioso y con una pizca de confusión. —¿Sí o no?
—Sí pero no —dijo Jimin.
Tanto Taemin como Yoongi miraron con una ceja alzada al pequeño y dulce omega.
—No lo soy, pero tengo la esperanza que cuando salgamos de aquí sí —explicó tiernamente el omega.
Taemin chilló más alto y siguió contemplando a Jimin, dejando avergonzado y con las mejillas coloreadas al alfa.
—Eso espero también. —le guiñó un ojo—. ¿Es mismo lugar de siempre? —Se dirigió esta vez a Yoongi.
—Sí, por favor —afirmó—, y también quiero para mí lo mismo de siempre —dijo para luego mirar a Jimin—. Pide lo que quieras Jiminnie.
El mencionado asintió con alegría al escuchar la manera en que Yoongi lo había llamado.
—Pero no sé qué tienes —puchereó.
—¿Te gustan las cosas dulces? —preguntó el rubio, sonriendo cuando Jimin asintió—. Entonces confía en mí, te llevaré uno de mis mejores postres.
El hombre sin siquiera decir algo más, se fue, dejando a ambos chicos parados en la entrada de la cafetería.
Yoongi le indicó a Jimin con la cabeza que lo siguiera, dirigiéndose hacia una de las puertas de cristal que estaba al fondo.
Jimin quedó maravillado cuando entró al gran jardín. Había muchas flores y plantas y se escuchaba levemente los sonidos de algunos pájaros. En el lugar sólo habían dos personas, por lo que agradeció. Necesitaba un poco de privacidad con su hyung.
Se sentaron en el lugar más alejado, frente a frente con unas sonrisas en su rostro.
—Me gusta mucho venir aquí, es muy tranquilo.
—Lo entiendo, hyung. Todo esto también es muy hermoso e irradia paz.
Yoongi aclaró su garganta, mientras ponía ambas manos sobre la pequeña mesa para dos personas.
—Y dime, Jimin, ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
—Leer, amo leer.
—¿Qué tipo de cosas lees? —preguntó curioso, a él también le encantaba leer.
—Leo de todo, hyung —Rió bajito—. Pero sobretodo me gustan los libros románticos y de aventura, ya que a través de mi imaginación me llevan a lugares a los que no podría ir en la realidad. Además, me desconectan de mi realidad.
Yoongi sintió satisfecho ante la explicación del menor. Él estaba muy de acuerdo con las palabras de Jimin, y es que el mundo de la literatura era simplemente lo mejor que pudiera existir.
Siguieron hablando de cosas triviales, ambos diciendo sus hobbys favoritos o sobre sus gustos personales. Fue ahí que el pálido se dio cuenta que entre Jimin y él había una diferencia tan grande respecto a gustos, pero extrañamente encajaban al mismo tiempo.
Siguieron hablando hasta que Taemin llegó con una bandeja en la cual se encontraban dos porciones de pasteles en cada plato: uno tenía dos porciones de fresas con crema y el otro dos de manzana. Un café americano dulce para Jimin y otro café negro y amargo para Yoongi.
Ambos chicos agradecieron enormemente y Jimin dio pequeños aplausos, contento por la delicia que estaba frente a sus ojos, y sí, hablaba de Yoongi, porque este último miraba con ilusión y alegría a sus porciones de pastel de manzana.
—Esto es delicioso —gruñó Yoongi, cuando se metió un poco de su pastel a su boca, degustando lo más que pudo— Mmm...
Jimin rió lleno de ternura. —Sí, esta delicioso —contestó viendo los labios del mayor.
—Anda, Jiminnie —sonrió el alfa—. Prueba el tuyo, ya verás que te gustará.
Asintió y se llevó un pedazo de pastel a su boca, degustándolo despacio. Debía darle créditos a las palabras de Yoongi, puesto que el pastel estaba demasiado delicioso. Jamás había probado algo similar.
—¡Esto es lo mejor que he probado, hyung! —chilló con alegría el omega.
Yoongi sonrió y ambos comenzaron una platica mientras seguían degustando sus deliciosos pasteles. Hubo un momento en el que el instinto de Yoongi quiso darle a probar un poco de su pastel a Jimin, llevando su tenedor a la boca del omega, mientras este gustoso lo aceptaba.
El pálido se puso rojo, aún más cuando Jimin hizo lo mismo, pero extrañamente se sentía muy bien estar en esa situación. No pudo no pensar en cómo sería si fuesen pareja de verdad.
El omega era tan dulce y atento que le encantaba.
Pasaron alrededor de dos horas charlando. Por su mesa pasaron muchas más porciones de pasteles, incluso, pensaron que estaban a punto de dejar a la cafetería en quiebra, puesto que hasta Taemin les había dicho que debían de parar de comer, pero ninguno de los dos hizo caso.
No importaba si se enfermaban, porque al menos, se enfermarían juntos.
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