14- Te amo
-Si de mí dependiera jamás te dejaría pero debo volver al santuario y tú... tú vendrías conmigo?
Camus bajó su mirada otorgando su respuesta, un silencio que se quebró por la tos forzada del mayor que traía la torta de cumpleaños...
-Por ahora celebremos, hijo! Es tu cumpleaños y tu amigo está aquí para pasarlo junto a tí...
-Sí, celebremos...
Aldebaran no quitaba los ojos de Camus, quien a pesar de sonreír ante las ocurrencias de ese hombre que lo llamaba hijo, no tenía brillo en su mirada...
Algo no estaba bien pero no sabía qué era... no era el momento correcto para averiguarlo, pero ya lo haría antes de irse... ahora que sabía dónde encontrarlo, no lo volvería a dejar solo nunca...
Camus sopló la vela y su rostro se tiñó de carmín cuando Aldebaran lo levantó en brazos para saludarlo por un nuevo año de su natalicio...
-¡Que los cumplas feliz, Cam! Te deseo mucha felicidad y que pronto podamos estar juntos de nuevo!
-Yo no volveré al santuario, Alde... mi vida allí ya no existe y aquí encontré paz... hasta tengo mi propia casa...
-¿En serio? Quisiera verla... se puede?
Camus sonrió feliz y no necesitó mirar al señor Devereaux para que éste asintiera sonriendo...
Ambos jóvenes salieron de la tienda, sonriendo en silencio al principio ante la mirada curiosa de los vecinos, que veían a un joven alto, fornido, caminando junto al hermoso bibliotecario...
Ya alejados del pueblo y de las miradas suspicaces, Camus empezó a contarle de su hogar y su sonrisa se ensanchaba como hacía mucho que no lo hacía frente a Aldebaran, que lo miraba de reojo embelesado...
-¿Sabes Alde? Nunca me sentí tan vivo como cuando compré la cabaña y la empecé a remodelar a mi gusto...
Nunca tuve algo mío, siempre sentí que toda la casa de Acuario era un lugar donde residía por mi condición de guardián y, cuando dejara de serlo, ni eso tendría... y era cierto...
Ahora es la casa de Hyoga... pero esta casa sí es mi hogar, una parte mía...
El señor Devereaux me preparó un cuarto detrás de la biblioteca para que no gastara en alquileres mientras la remodelara y he tenido ayuda de...
Su rostro se tornó triste y el toro lo notó...
-¿De quién obtuviste ayuda, Cam? Te pusiste triste de repente... alguien que te dañó? Dime...
-No... él nunca me haría daño... pero...
Debo decírtelo, es importante para mí que lo sepas...
Hace un tiempo, pasé por una situación traumática, me secuestró un hombre que estaba obsesionado conmigo y estuvo a punto de violarme... me había drogado pero, en medio de mi mente confusa yo pude llamar a Kanon, le pedí ayuda...
Aldebaran escuchaba en silencio, no podía evitar sentir ira por lo que tuvo que vivir su amigo y celos de que al necesitar ayuda, se la hubiera pedido al gemelo y no a él...
-Ese hombre me golpeaba y ya estaba logrando su cometido, cuando Kanon llegó y lo envió a otra dimensión, también mató a varios matones que lo atacaron...
Desperté en un cuarto cálido, siendo cuidado y protegido por él... no sabía qué hacer, no volvería al santuario y temía a la reacción del pueblo...
Cuando me recuperé, volvimos... él me llevó directo a la biblioteca y fui recibido por el señor Devereaux con mucha alegría... ya se corrían rumores de lo sucedido con ese hombre y sus secuaces, pero lo atribuyeron a una venganza por sus negocios sucios...
Kanon siempre ha venido a visitarme, me traía noticias tuyas, de Shura, Mu, Shaka...
-¿Por qué nunca me lo dijo? Él sabía lo mucho que anhelaba saber de ti!
-Yo se lo hice prometer, me lo juró... yo... temía por tu seguridad en el santuario si se enteraban que me veías...
-Yo me hubiese podido defender de Afrodita y los demás, te extrañé mucho... y te debía una disculpa...
-¿A mí? ¿Por qué?
-Por lo ocurrido el día que llegaste a mi templo... yo sólo me sorprendí al verte pero mis palabras salieron sin notar su dureza y te lastimé, te di una impresión muy alejada de la realidad...
-No te sientas mal, Alde... todo eso ya está en el pasado y lo importante es que estás aquí, conmigo...
Aldebaran no sabía si decirle de la mala condición en que se hallaba Kanon
-Hay algo que debes saber... Kanon...
-¿Qué sucede con él? ¿Está bien?
-Estuvo en mi templo y se veía muy demacrado, triste... Mu me dijo que sólo fue una borrachera pero creo que hay algo más, algo que le carcome el alma...
-Alde... yo sé lo que le sucede a Kanon y no es fácil decírtelo... él... está enamorado de mí...
El rostro de Aldebaran se transformó a uno de rabia, su cosmos aumentó inconscientemente y Camus se apresuró a calmarle...
-No te pongas así porque no es lo que piensas... él se lo confesó a Mu durante su borrachera pero a mí jamás me ha dicho nada... es más, él sabe que mi corazón tiene dueño y siempre me ha apoyado y dado coraje para confesar mi sentir...
Aldebaran bajó la guardia y escuchó con atención al galo... Camus siguió explicando:
-Kanon jamás pasaría por sobre la persona que quiero y mis sentimientos, ambos somos sus amigos y no nos traicionaría... pero sufre mucho y eso me lastima...
El toro lo miraba de reojo y trataba de ver una mínima alusión a la persona que le había robado el corazón a su galo amado...
-Tal vez si hablas con esa persona... la que quieres y le explicas la situación, te puede ayudar y podrían hacer algo por Kanon...
-Pero él ya lo sabe, sólo que todavía no comprende, creo... sólo deseo que todos podamos ser felices sin lastimar a nadie...
Aldebaran meditaba la situación y no le encontraba demasiadas vueltas; eran dos hombres enamorados de una misma persona y definitivamente, uno de ellos saldría herido...
-Perdona que te diga esto, Camus pero, si en verdad Kanon te ama, yo estoy de su lado para que te haga feliz... es un buen amigo y mejor ser humano...
Camus lo miró perplejo, su amigo no entendió nada de sus indirectas y creía que tenía un amor...
-Alde... yo... tú no entiendes, yo no puedo amar a Kanon aunque él es merecedor de mi amor y mucho más... mi corazón tiene dueño desde hace mucho, yo no mando en mis sentimientos y no puedo cambiarlos...
Me duele el alma al saber que Kanon sufre por mi desamor pero así son las cosas...
Aldebaran lo miró serio y hasta un poco enojado
-¿Cómo puedes decir eso? Yo siempre quise tener algo más que tu amistad, te he amado desde niño y creí que tal vez me correspondías... veo que ya había alguien más y lo entiendo... quién se fijaría en alguien como yo? Menos tú que eres tan hermoso e inteligente...
Las lágrimas de Camus no tardaron en aparecer, un fuerte dolor en el pecho amenazaba con cortar su capacidad de respirar y oxigenar sus pulmones
-Ya no sigas, Alde... por favor...
-Entonces acepta a Kanon, él es nuestro amigo, nos ha ayudado mucho y siempre ha estado para ti... ¿qué tiene tu hombre para que lo prefieras?
-Él... él es la persona más dulce, sincera, espontánea que conozco... me hace reír aunque tenga un día horrible y me hace inmensamente feliz estar a su lado...
-Parece que estás muy enamorado... bueno, muéstrame tu hogar y luego volveré al santuario a darle apoyo a mi amigo...
-Aún no lo entiendes, Alde... yo no puedo amar a Kanon porque ya estoy enamorado, porque alguien se robó mi corazón a los cuatro años y me dio su amistad sincera por años... porque esa persona es la más dulce y tierna sobre esta tierra y porque lo amo como no tienes idea...
El toro lo miraba con anhelo, deseando con toda su alma que lo que creía fuera cierto, aunque una parte suya decía que era imposible...
-Yo no puedo amar a Kanon, porque amo a otro hombre... a ti, Alde... tú eres ese hombre... te amo...
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