12- No quiero perder a mi amigo

Aunque deseaba evitarlo, las lágrimas fluían de sus cansadas y ojerosas orbes...

Él era fuerte, muy poderoso, el destino lo había forjado de ese modo al nacer siendo el gemelo de alguien predestinado, condenado a ser sólo su sombra...

Se había abierto paso por sí mismo y cuando Saga lo encerró en Cabo Sunion y descubrió la urna de Poseidón, supo que él también podía ser alguien importante...

Su plan, al igual que el de Saga fallaron... pero Athena los perdonó y cuando volvieron a la vida tras las guerras santas, él retornó al santuario...

Aún así, siempre se mantuvo distante de los demás caballeros, no pertenecía a ese lugar, sus amigos estaban con las marinas de Poseidón...

Se adaptó lo mejor posible, hizo buenas amistades como Mu, con sus sabios consejos, Shaka con su paz imperturbable y esa sabiduría infinita y Aldebaran, que nunca juzgaba y lo recibía siempre con una sonrisa...

Cuando conoció a Camus al ayudar a Alde, ese chiquillo le dio una sonrisa de agradecimiento que lo deslumbró y, aunque fue una broma sin dobles intenciones, el hecho que le había bastado que le sonriera, era totalmente cierto...

Y se fue enamorando de ese chico como un adolescente, descubrió que tras el muro frío que mostraba, habían una ternura y una inocencia innata que él jamás había visto...

Pero el corazón de Camus ya tenía dueño y él no podía ni quería hacer nada al respecto... ambos eran sus amigos y eso estaba por delante de todo...

-Kanon... Kanon... ¿estás bien?- una voz suave lo volvió a la realidad

-Shaka... sí... no... no estoy bien...- y se quebró sin más, siendo abrazado por el menor con mucha ternura y recibiendo una corriente de confort y entendimiento, que le llenó el alma de paz...

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La mente de Camus era un torbellino, quería gritar, quitarse el enojo que sentía por haber sido tan ciego y no darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor...

El gemelo sufría por su culpa, después de todo lo que él había hecho para ayudarlo, lo había lastimado de la peor de las maneras...

-No... no puede ser...

-¿Qué sucede jovencito?

-Señor Devereaux... me siento horrible, me acabo de enterar que Kanon me ama y está sufriendo por mí...

-¿Y eso te enoja?

-No... siento mucha impotencia por saberlo todo ahora, de este modo y no poder hacer nada para solucionarlo...

Yo le he hablado infinitas veces de mi amor por Aldebaran, él siempre me ha aconsejado con sabiduría y... y ahora me entero de esto y sólo puedo pensar en lo mucho que lo estaba lastimando en cada uno de esos momentos...

-No te tortures pequeño, él siempre supo que no eras para él, pero el corazón no elige a quién amar... sólo pasa... tu amigo es fuerte, podrá salir adelante y estar bien...

Él no pudo evitar enamorarse de ti, así como tú no puedes amar a nadie más que a Aldebaran... son cosas que pasan... él nunca te lo dijo teniendo todas las posibilidades, él es el único que sabe dónde estás...

Kanon entiende que no eres para él y aún así, sigue a tu lado, preocupándose de lo que te sucede... su amor es tan real como imposible...

-Pero yo lo amo... es otra clase de amor pero lo amo... no quiero que sufra por mí, merece ser feliz con alguien que lo quiera mucho...

-Ya llegará esa persona... tú debes hacer que ese sufrimiento valga la pena... no puedes corresponderle pero sí puedes ir y buscar tu felicidad con ese muchacho que tanto amas...

Camus lo miró con tristeza en sus hermosos ojos y negó...

-No puedo...

-¿Por qué? Qué te detiene? Él tiene pareja?

-No... no es eso... tengo enemigos allí y no deseo enfrentarlos... ya no pertenezco al santuario, entregué mi armadura...

-Pero ese joven puede salir de allí y buscarte... además, ¿enemigos? ¿Tú?

-Es una larga historia que me persigue desde que llegué al santuario... uno de los caballeros me trató mal desde el primer día, yo sólo tenía cuatro años pero él se puso celoso porque su novio me llamó "precioso" y desde ahí, lo cargué de enemigo...

Me ha hecho tanto daño sin razón, aún cuando crecimos y peleamos juntos por nuestra diosa... cada ocasión era buena para que hiciera sus maldades y puso a todos contra mí, con inventos y acusaciones falsas... sólo unos pocos no le creyeron y siguen siendo mis amigos...

Antes de partir del santuario, casi fui violado por su novio... Aldebaran me rescató justo... huí, ya no quería sufrir más y no me gusta acusar a los demás pero aún debo arreglar cosas con él...

-Tu amigo y Kanon te ayudarían contra ese hombre, ellos son fuertes...

-No es problema ser fuerte... yo soy fuerte y podría darle una buena pelea, pero no me gusta luchar por algo sin sentido, que sólo alimentará su odio hacia mí...

-¿Y ese patriarca? No puede hacer nada al respecto?

-No sé... puedo intentarlo... mañana hablaré con Kanon para ver cómo está y tomaré una decisión...

-Así se habla, jovencito...

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Kanon despertó a un cálido cosmos que lo llamaba... al intentar moverse vio que no podía y mirando hacia su pecho, encontró el rostro de Shaka profundamente dormido...

Era hermoso, sus facciones eran perfectas y se veía tan frágil, siendo que era uno de los caballeros más poderosos...

Había pasado la noche cuidándolo y expandiendo a su alrededor un aura de tranquilidad y paz increíble...

Como pudo, se movió lentamente de la cama y con mucho cuidado levantó y acomodó al rubio en el lecho para que descansara... lo cubrió con la sábana y salió de la habitación...

-Buen día Camus...- su cosmos estaba más tranquilo gracias a Shaka y podía mantener a raya sus sentimientos al hablar con el galo...

-Kanon... cómo te sientes? Ayer no me contestabas y podía sentir que estabas mal...

-Tuve una mala noche, me embriagué y luego todo era horrible, la jaqueca...

-Entiendo... pero estás bien conmigo? Digo... ayer sentía que me rechazabas...

-No... no... cómo crees? Sólo estaba mal y no te reconocí...

-Kan... en unos días es mi cumpleaños y quisiera pasarlo contigo... ¿vendrás?

El corazón de ambos latía fuerte, por distintos motivos... uno con la esperanza de no perder a su amigo y el otro, con el corazón destrozado pero no queriendo herir a la persona que más ama...

-C-claro... sí... allí estaré amigo...

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Era la madrugada del siete de febrero, Camus dormía apaciblemente cuando un portal se abrió y Kanon apareció en la habitación...

El galo se removió en la cama pero no despertó y Kanon se arrodilló a su lado, su rostro muy cerca del ajeno...

-Eres mi vida entera pequeño, si algún día lo sabes no me odies... no lo pude evitar, has sido el único y más puro amor que he tenido y no me arrepiento de amarte aunque duela...
Eres hermoso, perfecto... pero en tu alma radica una belleza mil veces más grande... te amo Camus...

Le dejó un presente sobre la mesa de luz y cuando ya tenía el triángulo dorado frente suyo, lo besó dulcemente y una lágrima cayó sobre la mejilla del durmiente...

-Feliz cumpleaños, mi vida!

Desapareció en un segundo...

Camus despertó con una hermosa sensación en sus labios y sintió mojada su mejilla, pero él no había llorado...

Encendió la luz de noche y se vio al espejo, su cosmos se podía sentir aún tenue y una angustia enorme lo invadió.

-Kanon... Kanon... ¿por qué?

Y entonces vio el regalo... lo abrió con cuidado de no romper la envoltura y allí estaba, un cuadro del fondo del mar, con caracolas y arenas blancas, el agua movía todo ante el mínimo vaivén... era precioso, hecho a mano por el gemelo mismo y eso llenó a Camus de felicidad...

-Sé que me oyes... gracias por todo, Kanon... te quiero mucho más de lo que crees... muchas gracias amigo mío...

Sintió el cosmos del gemelo angustiado y no quiso insistir...

Volvió a su cama y se acarició los labios, confundido... ojalá pudiera corresponder un amor tan hermoso!

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