Estaba esa tarde viendo las nubes mientras estaba recostada en el césped del parque recordando todo lo que había pasado este año de escuela, cuando de pronto se aparece un niño tapando mi visión.

- ¿Estás bien? -Dijo con cara de preocupación.

Lo empecé a ver, se veía... Muy guapo, debo admitirlo. Llevaba unos pantalones verde bosque y una camiseta celeste, tenía una piel blanca y un cabello blanco rebelde... Dios, también tenía unos ojos azules que imnotizan.

- ¡¿Te encuentras bien?!- Dijo lanzándo me agua con una manguera.

- ¡Ah! ¡Tonto!- Dije viendo me empapada y levantándome de golpe.

- Perdón, pero no reaccionabas.

- Está bien, yo también estoy bien- Dije mientras me miraba- Mejor dicho, casi bien.

- Perdón- Dijo rascándose la nuca y sonriendo nerviosamente.

- No importa- Dije agarrando la manguera con la que minutos antes me había mojado- ¡Ahora me toca!- Y abrí la manguera mojándole sin darle tiempo a reaccionar.

- ¡Ya verás pequeña bandida!- Dijo lanzándose hacia a mí para volverme a empapar.

Los dos terminamos cayendo nuevamente y muy cerca nuestros rostros, nos quedamos viendo con rubor en nuestras mejillas. No sabía que estaba sintiendo pero sentía calor.... Muuuuucho calor.

Nuestros rostros estaban empezando a acortar la distancia, yo veía sus labios y él los míos para luego vernos a los ojos. Y cuando ya estábamos por besarnos escuché a mi madre llamarme.

- ¡Elsa!- Gritó mi madre a lo lejos.

- ¡Jack!-Grito un señor a lado de mamá.

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Perdón, tenía sueño y me olvidé de publicar (Tengo los capítulos hasta el 5) y por la misma razón me olvidé de cambiar los nombres, en el capítulo 3 (el 3 de título, no de parte) están cambiados los nombres de Kenia y María.