Capítulo 5.
Al salir del local, Jennie pudo divisar a su novia sentada en una de las bancas que había cerca al sitio.
Apretó los labios al ver sus hombros decaídos y la cabeza agachada, sus antebrazos apoyados en sus muslos. Estaba triste.
Se acercó con cautela y se puso al frente suyo, abrazándola y acariciándole la espalda. Escuchó un leve suspiro entrecortado revelando que estuvo llorando.
Jennie sintió un nudo formándose en su garganta y la abrazó con más fuerza, Rosé correspondiéndole el abrazo rodeando su cadera con los brazos.
Su rostro se movió hacia el pecho de la chica y dijo: —te juro que no quise hacerle daño, Jennie.
La voz le salió entrecortada en un tono bajo. Jennie se separó y la tomó del las mejillas para mirarla.
—lo sé— respondió. Acarició su rostro y secó el pequeño rastro que las lágrimas habían dejado— ella está bien, me lo aseguró. Además dijo que hallaría la forma de resolver este problema, se siente culpable.
o temerosa porque sabe lo que podría pasarle, pensó.
Rosé cerró los ojos y la atrajo hacía ella, poniendo al rededor de su cintura sus brazos y apoyando la cabeza en su pecho. Jennie tan sólo la acarició.
—no quiero seguir así...
—lo sé, amor.
Después de diez minutos Rosé decidió que era hora de irse y fueron hacía su auto, decidió darle las llaves a Jennie porque no se sentía con ánimos de conducir y de marcharon.
Jennie se sentía preocupada, odiaba saber que su novia se encontraba de esa forma y le frustraba de sobremanera no saber qué hacer para ayudarla además de esperar respuesta de esa mujer.
Una mano en su muslo la sacó de sus pensamientos, aprovechó que estaban en esperando a que el semáforo cambiara y miró a su novia.
—gracias por todo, Jen.
Jennie sonrió con dulzura y cerró los ojos al ver a Rosé acercarse para dejarle un beso en los labios.
—no hay nada que agradecer, puppy.
El semáforo cambió y siguieron su recorrido.
...
Al entrar a la puerta pudieron divisar a Jungkook junto a otro hombre sentados en la sala charlando. Saludaron y caminaron hasta la habitación de Rosé. Jennie sonrió y se acercó a su novia quien se había sentado en el borde de la cama.
Se inclinó para darle un beso y se separó para sacarse la camisa. Rosé frunció el ceño confundida.
—abracito piel a piel, puppy.
Jennie miró el rostro de su novia iluminarse y rápidamente se sacó su camisa quedando con el torso desnudo y se acomodó en la cama extendiendo sus brazos para indicarle a Jennie que estaba lista.
La mujer sonrió y se terminó de sacar el brasier para subirse a la cama y gatear hasta su novia, fundiéndose en un amoroso abrazo.
Era un pequeño ritual que había creado Jennie debido a que Rosé solía llegar estresada o desanimada de su trabajo por culpa de Charles, el tipo realmente lograba sacarla de sus casillas. Así que un día simplemente se le ocurrió hacer exactamente eso volviéndose costumbre.
Las dos tenían sus ojos cerrados tan sólo disfrutando del cómodo silencio y sus suaves pieles. Jennie estaba totalmente acostada encima de su novia, siempre le gustó estar sobre ella cuando tenían ese abrazo y Rosé era feliz teniendo a Jennie de esa manera.
Jennie movió su cabeza para ponerla en su cuello y le dio un pequeño beso. Rosé, que se hallaba acariciando su espalda, sonrió al sentir el beso y se lo devolvió en su frente.
El tranquilo momento se vio interrumpido por el estruendoso sonido de la puerta abriéndose y revelando a Lisa.
—olvidaste ponerle seguro a la puerta— regañó Jennie.
—yo también quiero abracito piel a piel— chilló feliz Lisa sacándose su camisa y tirándose encima de Jennie.
Rosé y Jennie se quejaron por el peso extra.
—Extrañaba meterme en sus abracitos piel a piel— dijo Lisa feliz.
Jennie, lejos de enojarse, se rio y se movió de tal manera que ahora cada una estaba a los costados de Rosé abrazándola.
—uy, estás bien fuertote, Rosé— molestó acariciándole el torso.
Jennie me dio una palmada en la mano— tampoco te pases o te echo a patadas de acá.
Lisa rió y luego subió la vista hacía su mejor amiga que más miraba divertida.
—¿estás bien?— preguntó. Sabía que cuando Rosé y Jennie estaban así era porque algo había pasado con su mejor amiga, ya se había metido varias veces en sus abracitos piel a piel para saberlo.
Rosé asintió— estoy mejor ahora— aseguró— sólo me sentí mal por... algo que hice— Lisa notó el tono bajo de voz miró a Jennie.
—luego te cuento— aseguró.
La mujer del fleco asintió y pasó un brazo por la cintura de Rosé abrazándola fuertemente.
Rosé acarició la espalda de ambas e iba a cerrar sus ojos cuando escuchó la voz de Lisa nuevamente.
—Rosie.
—dime.
Hubo otro silencio.
—no la vayas a molestar, Lisa— dijo Jennie sabiendo qué haría, después de todo ella también lo sentía.
Rosé frunció el ceño y la miró.
—te siento el pipí.
Empezó a reírse mientras Rosé la alejaba de su cuerpo quejándose.
—eres una boba, Lalisa.
La mujer seguía riéndose— tú eres la que nos estás apuñalado.
—ya no te dejaremos estar en nuestros abracitos.
Lisa al oír eso se aferró nuevamente al torso de su mejor amiga, está vez pasando una pierna sobre Jennie para que no pudieran echarla.
Tres voces se escuchaban peleando entre sí en la habitación. Rosé y Jennie tratando de sacar a Lisa de encima de ellas y Lisa tratando que Rosé y Jennie no la saquen de encima de ellas.
—en algún momento ustedes tres terminaran en un trío.
La voz de Jungkook las interrumpió. Las tres dejaron de pelear y miraron hacía la puerta donde se hallaban él junto al hombre que vieron en la sala. Rápidamente Rosé se sentó llevándose a su mejor amiga y su novia consigo buscando algo para tapar a ambas mujeres.
—Jungkook, cierra la jodida puerta.
—ay cariño, no te preocupes— el hombre habló— lo último que miraría sería a mujeres desnudas.
Jennie captó el tono del hombre y lo miró enojada. ¿de verdad ahora tendría que aguantarse también a hombres gay queriendo a Rosé version varón?
Jungkook reconoció esa mirada así que habló rápidamente.
—aquí mi amigo Glenn quiere que Christopher sea su modelo.
—no— respondió Jennie. Se zafó del abrazo de su novia y volteó hacía al frente cruzándose de brazos para tapar sus pechos. Lisa aprovechó y se paró de la cama para tomar su camisa y ponérsela.
—deja que él responda, nena— señaló nuevamente el hombre— se te pagará muy bien, Chris.
—Christopher— corrigió Jennie molesta.
Glenn disimuló una mueca de fastidio— como decía, tendrás un pago por cada sesión de foto que realices, un muy buen pago— enfatizó— además de beneficios con las marcas que nos patrocinan.
—realmente no me interesa— respondió Rosé— pero gracias, Glenn— se puso de pie y agarró su camisa de la silla para pasársela a su novia y que se tapara.
Glenn se sintió algo frustrado.
—de verdad que te pagaremos bien, además tendrás cosas gratis por parte de Nike y Calvin Klein— quiso persuadirla— y ese es sólo el comienzo— añadió— estamos queriendo reunir distintas nacionalidades y queremos a otro hombre asiático.
—Chris es australiano— informó Jennie con molestia, quería que la conversación se acabara rápido.
—pero tiene rasgos asiáticos, además Jungkook me dijo que tenía nacionalidad Coreana.
Jennie entrecerró los ojos y miró molesta a Jungkook, este sólo quiso que la tierra se lo tragara.
—hay muchos hombres asiáticos en el mundo— habló Jennie.
Glenn suspiró y sacó una tarjeta de su bolsillo— piénsalo y si cambias de opinión, llámame— dejó el pequeño objeto encima de una de más mesas que había en la habitación— nos vemos luego muchachos— y se fue.
Jennie miró a Jungkook ir detrás de él y rodó los ojos, tomó la camisa que le había extendido Rosé y se la puso molesta.
—lo que me faltaba, ahora no sólo tendrás a toda mujer en celo queriendo treparte sino también a tipos— se quejó Jennie.
—desventajas de tener a una novia y un novio guapo— bromeó Lisa— bueno, yo me retiro— informó.
—¿a qué viniste al final?— preguntó Rosé sentándose en la cama y tomando a Jennie de la cadera haciendo que se sentara en su regazo.
Lisa se encogió de hombros—sólo quería molestarte un ratito.
Rosé rió negando con la cabeza. La mujer del flequillo se acercó a las dos dejándoles un beso en la cabeza y salió feliz de la habitación, no sin antes cerrar la puerta detrás de ella.
—puppy, hoy tengo turno nocturno— informó Jennie.
Rosé hizo un puchero, odiaba cuando su novia tenía guardia por la noche en el hospital, primero porque eso significaba que la mujer tendría que irse a su apartamento y segundo porque, para mala suerte de ella, esos turnos los compartía con el cirujano idiota que estaba detrás de ella desde que empezó a trabajar ahí.
—me estresa saber que el imbécil de Pete estará de pesado queriendo "conquistarte".
Jennie se mordió el labio y acercó su boca hacía la de Rosé, dándole un beso lento.
—amo cuando te pones celosa.
Y de verdad que lo amaba. Las veces que Rosé se ponía celosa eran realmente contadas, casi nunca ocurría pero cuando lo hacía se ponía en plan "eres sólo mía" y siempre terminaban teniendo de esas sesiones de sexo que te dejan sin poder caminar.
Definitivamente Rosé celosa estaba entre sus favoritas.
La sola idea de tener a Rosé embistiendola molesta la excitó.
Ahora se preguntaba cómo sería Rosé en su nueva versión celosa, penetrándola con esa nueva parte que tenía.
Dios mío, Jennie. Al final sí necesitarás esa silla de ruedas que Lisa mencionó.
Pensó para sí misma.
Abrió los ojos y pasó sus manos por el pecho de Rosé, dejando un beso en sus labios.
—besas delicioso mami— susurró Rosé sobre sus labios. Sostuvo su cintura con ambas manos y apretó robándole un gemido a la mujer.
Jennie se paró de si regazo para acomodarse nuevamente sobre él, sólo que está vez con sus piernas a los costados.
Gimió cuando sintió las grandes manos de su novia sobre su trasero apretándolo. Volvió a besarla mientras sentía la presión de su centro contra el ya pronunciado bulto. Inconcientemente empezó a mover sus caderas para frotarse contra su novia.
Rosé pasó esta vez una de sus manos por el trasero de su novia, ahora tan sólo por la mitad llegando hasta su centro para apretar sus dedos contra su entrada.
Jennie gimió ante el tacto y agradeció haberse puesto short. Volvió a gemir cuando sintió la otra mano de su novia tomarla del mentón y echar su cabeza hacía un lado para besarle el cuello.
La más alta abrió los ojos y se percató que se encontraban frente al espejo. Quedó maravillada ante la vista de su novia. El short se había subido y apretado tanto a su cuerpo que podía notar la piel de sus nalgas. Bajó la vista viendo su erección siendo frotada por Jennie y se mordió el labio.
—quiero enterrarme en ti— dijo Rosé.
A Jennie le sorprendió tanto el comentario que se alejó de su novia para mirarla, esto sin dejar de mover sus caderas.
—quiero cogerte frente al espejo, contigo mirándonos para que veas como me entierro en tu delicioso coño.
Jennie pegó su frente a la de Rosé e intensificó sus movimientos.
—me la tienes tan dura mami.
Y con eso, Jennie se abrazó al cuerpo de su novia y se corrió.
Le encantaba frotarse contra ella mientras le hablaba de esa forma, le encantaba demasiado.
Suaves caricias en la espalda de Jennie la hicieron suspirar, el problema es que seguía igual o más excitada sintiendo el aún duro miembro presionando su caliente centro.
—sigues dura— dijo Jennie.
—siempre estoy así contigo— rió Rosé.
La mujer sonrió y se bajó de su regazo, lo miró notando el bulto.
Tuvo una idea.
Se inclinó sobre su novia y la besó lentamente, de esa forma húmeda que sabía que hacía estragos en Rosé. Dejó su boca para bajar por su cuello, después a su torso y luego a sus abdominales. Usó sus manos para apoyarse sobre los muslos de su novia y se arrodilló frente a ella.
Pasó la lengua por su abdomen y luego abrió los ojos subiendo la vista para mirarla. Se relamió los labios, se veía demasiado sexy con su cabello desordenado y sus labios separados.
Rosé asintió, sabía la intención de su novia y ella lo deseaba.
Jennie sonrió y pasó una mano sobre la erección. Apretó y Rosé gimió.
Un gemido ronco que humedeció aún más, si es que era posible, a Jennie.
—te juro que me causa demasiado morbo cuántos te pones dura y llevas pantalones, siempre se ve tan grande y apretada— admitió Jennie.
Rosé sonrió.
—sacala— le ordenó.
Jennie se mordió la lengua y agarró la cinturilla del pantalón bajándolo para revelar el boxer negro. Se relamió la labios, si antes de marcaba mucho, ahora casi que se veía.
Tomó ahora la cinturilla del boxer y lo bajó haciendo que el duro miembro de su novia saliera de un tirón y golpeara su abdomen, quedando apoyando en este.
—joder— susurró. Tomó la dura carne con su mano y gimió al igual que su novia.
Sabía que era grande, después de todo ya lo había tocado, pero ahora agarrarlo mientras lo veía era totalmente diferente.
Mordiéndose el labio posó su otra mano en el miembro y empezó a masturbarla.
Puedo hacerle una paja a dos manos, me va a dejar paralítica.
Dejó de mirar el miembro para ver a su novia.
Ella tenía la boca entreabierta gimiendo suavemente, sus ojos observando hipnotizada el movimiento de sus manos.
Volvió a bajar la vista y quitó una mano, bajándola hasta la base y apretó ligeramente el miembro.
Nunca creyó ver un pene tan bonito como el de su novia.
¡todo en ella era bonito!
Se había ganado la lotería.
Sintió a Rosé sacar la mano del miembro y luego como la agarraba de la mandíbula para que la mirara, se acercó dándole un beso.
—abre la boca y saca la lengua— ordenó. Jennie hizo caso— ahora me la vas a chupar para demostrarme lo mucho que te gustó, ¿vale?
Jennie asintió hipnotizada.
Sintió como su novia escupió en su boca y luego una mano sobre su cabello guiandola de nuevo al duro miembro.
Sabía que hacerle una mamada a Rosé sería todo un reto, pero ahí estaba, dando lo mejor que podía hacer. Y sabía que lo hacía excelente porque los gemidos de su novia la delataba.
Mientras que tenía el miembro en la boca, sus manos se intercalaba labores; si no estaban acariciando el torso de Rosé, estaban haciéndolo con sus muslos. Si no eran sus muslos, era sumandola a su boca para masturbarla mientras se la chupaba. Y si no era eso, era tocándose.
Los sonidos obscenos de la succiones humedad tenían a Rosé en el cielo, es cierto que ya habían hecho algo parecido con el strap on que tenían, pero ahora, por obvias razones, se sentía diferente. Abrió los ojos topandose con el reflejo de su novia entre sus piernas haciéndole una mamada.
Bajó la vista viendo los ojos cerrados de la mujer y parte de su miembro entrando y saliendo de la boca. Miró los ojos que se abrieron y como Jennie se sacó el pene con un sonido obsceno, mostrando la lengua haciendo que su glande la tocara unas cuantas veces seguido de un beso sobre éste. Luego miró como bajó hasta la base y subió nuevamente lamiendo toda la extensión.
—eres tan sexy y me la chupas tan bien— la elogió.
Jennie gimió con el miembro dentro de su boca haciendo gruñir a Rosé por el cosquilleo que le provocó. Volvió a su labor de seguir chupando y lamiendo.
Sólo bastaron unos minutos más para que Rosé empezará a sentir tirones en su zona baja advirtiendo que pronto llegaría.
—me voy a corre— dijo tomando a Jennie del cabello.
—correte en mi boca, Rosé.
Esas palabras bastaron para que alejara a su novia colocándose de pie y tomando su propio miembro con una mano. Jennie se dio cuenta rápidamente de la intención y sacó la lengua esperando a recibir la carga de su novia. Ver a Rosé masturbarse frente a ella la dejó maravillas. Y Rosé ver a el reflejo de ella parada con frente a su novia quien estaba arrodillada esperando a que se corriera la estimuló a hacerlo.
Apoyó la punta del miembro sobre la lengua de su novia y se corrió. Jennie cerró los ojos sintiendo los hilos de semen entrar a su boca.
Abrió los ojos mirando a su novia con la cabeza hacía atrás. Sintió el miembro semierecto tocar su labio inferior, así que lo tomó y le dio unas últimas lamidas queriendo tomar todo lo que le dio Rosé.
Rosé al sentir el movimiento en su miembro abrió los ojos y miró a su novia. Pudo notar restos de fluidos en su barbilla.
—dejame traer algo para limpiarte.
La tomó en brazos e hizo que se sentara en la cama. Jennie sonrió con ternura y río al verla guardar el miembro dentro de los pantalones. No dejó de verla hasta que entró al baño y luego salió con unas toallitas húmedas. Se paró frente a ella y tomó su cara para limpiarla.
—eres el hombre más hermoso que he conocido.
Rosé rió— algo así.
Entró al baño para desechar los paños y se acostó en la cama, Jennie siguiéndola y abrazándola. Rosé tomó su celular y miró la hora.
—dentro de una hora podemos ir a comer algo— le mostró el celular a Jennie para que se fijará que ya casi esa medio día.
—luego podríamos pasar al banco, debo pagar unas cositas.
Rosé asintió— y después te dejo en el hospital— bufó al recordar al despreciable compañero de su novia.
—ya o te tendré que hacer otra mamada— bromeó Jennie.
Rosé se encogió de hombros— no me molestaría.
Jennie rió y le pegó levemente en el pecho— ya alguien está tendiendo más confianza con su nuevo amigo.
—sí, tenemos que experimentar así también.
Jennie sonrió y le dio un beso en los labios.
—me parece una buena idea, cielo.
...
el smut no estaba planeado pero ni modo, así quedó. el bromance entre jennie, rosé y lisa sí lo planeé, lo admito
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