Capítulo 3.
Al terminar de ver la película decidieron ir a casa. La tarde había sido tranquila, más o menos, dejando de lado a Lisa molestando a Rosé y luego la discusión de ambas.
Rosé se había aprovechado de la ahora gran fuerza que poseía y había cargado a Lisa en su hombro por estar molestándola, la mujer estaba totalmente ofendida y enojada porque la había agarrado como un bulto de papa. Jungkook tan sólo se burlaba de su hermana.
Y Jennie... Bueno, ella se sentía ridículamente caliente mirando a su novia.
El cuerpo de su novia para ser más específicos.
Lo normal, sinceramente.
Siempre que ve a su novia haciendo algún tipo de actividad física o demostrando sus habilidades, ella inexplicablemente se enciende.
Así nomás, como si fuera un fósforo.
Y ver a Rosé con una persona sobre su hombro, haciendo que los músculos de sus brazos crecieran por el esfuerzo, la mantuvo con la boca hecha agua durante un buen rato.
Después de eso no se despegó de ella, se sentía como una gata en celo restregandose contra el cuerpo de su novia.
Lástima que no podía hacer algo al respecto.
Primero, porque estaban en un sitio público y segundo, porque sabía que la vergüenza de Rosé le ganaría a su calentura.
Ahí se preguntó sí habría la posibilidad de que llegara a tener sexo con Rosé en ese estado.
No lo ve como algo necesario, pero definitivamente le encantaría probar cómo se sentía. Podrían hablarlo.
—hoy estuviste más cariñosa de lo normal, ¿no? por un segundo creí que le harías una mamada ahí mismo.
Los pensamientos de Jennie se vieron interrumpidos por la voz de Lisa entrando a la cocina.
Había decidido cocinarle algo a Rosé en lo que guardaba su nueva ropa y se bañaba.
—pensé que te habías ido— mencionó curiosa volvieron a su labor e ignorando el comentario.
—Kook se encontró a la chica con la que está ligando y decidí dejarlos solos. No tenía ganas de tocar el violín— contó. Había decidido tomar una bolsa de papitas y sentarse en la encimera para acompañar a su amiga.
—¿quieres?— preguntó Jennie señalando el sartén con la comida. Lisa negó.
—mejor dale todo a Rosie, siento que ahora comerá más que antes— rió. —los hombres suelen comer mucho más y eso que Rosé ya era un barril sin fondo siendo mujer— reflexionó. —pero gracias, Jen.
Jennie asintió empezó a servir todo para dejarlo listo cuando su novia saliera de la ducha.
—Lisa— llamó a la mujer— ¿crees que hallemos la forma de que Rosé vuelva a ser mujer?
—ahora que lo mencionas— rápidamente Lisa sacó su celular del bolsillo y se hizo al lado de Jennie, mostrándole la pantalla— estuve buscando algo acerca de esto y encontré este foro.
"intercambié mi cuerpo con otra persona" Decía el encabezados de la publicación.
—¿crees que el cuerpo que tiene Rosie ahora sea de alguien más?— le preguntó curiosa Jennie a Lisa.
—no sabría decirte... — respondió sinceramente— pero mira, hay un foro de Reddit sobre temas de brujería y hallé números de personas que según tienen un don para cosas de ese estilo. Te los pasaré por WhatsApp.
—gracias Lis— le sonrió a la mujer— dejaré esto en el comedor.
Un te ayudo por parte de Lisa se escuchó. Ambas habían llevado la comida hacía la mesa y al voltearse se sorprendieron al ver a Rosé de espalda yendo hacía la habitación de Lisa en tan sólo una toalla.
Jennie volvió a sentirlo, ahí estaba su cuerpo prendiendose como estufa.
El cuerpo de Rosé estaba aún húmedo y su cabello mojado hacía que una que otra gota escurriera a su espalda desnuda y se perdiera en la toalla que estaba firmemente ajustada a su cadera. Se veía brillante, suave y fuerte.
Quería tocarla.
Se mordió el labio imaginando sus manos sobre la espalda acariciándola para luego clavar sus uñas mientras Rosé la penetraban hasta el cansancio. Se sentía muy necesitada.
Hubiese seguido fantaseando pero la imagen de su novia saliendo de la habitación con una correa que supuso le pertenecía a Jungkook la hizo gemir internamente.
Si la espalda le pareció lo más sexy del mundo, el torso húmedo y brillante la hizo chillar de placer. Estaba marcada, los pectorales y abdominales eran notorios sin llegar a lo exagerado, su abdomen plano.
Estaba muerta.
No, no podía morir porque Lisa también estaba ahí mirando ese cuerpo escultural.
Así que rápidamente la empujó hacía la cocina con las quejas de la chica sobre ella.
—oye, déjame mirar. A mis ojos les gusta ver cosas bonitas y Rosé es una.
Jennie frunció el ceño y Lisa se rió de ella.
—te juro que nunca entenderé cómo es que siendo tan celosa nunca hayas saltado sobre mí para que no dijera cosas así de Rosie.
—créeme que ganas no me faltan.
Lisa iba responder pero la voz de Rosé las interrumpió.
—¿todo bien chicas?— preguntó Rosé. Se hallaba parada en la entrada de la cocina aún en toalla, la correa enrrollada en su mano derecha.
—veo que ya llevas mejor el tener ese cuerpo— mencionó Lisa. —ya hasta sales semidesnuda por ahí a pasear a tu amigo.
Rosé vio como su novia le pegó un manotazo en la cabeza a Lisa y se rió ante la queja de la mujer.
—que le dejes de ver la entrepierna a Rosé, Lalisa.
—me está apuntando, ¿qué quieres que haga?
Rosé se sonrojó fuertemente y se cubrió con las manos. Decidió que todo estaba bien y caminó a paso rápido hacia la habitación para vestirse.
Ya vestida con una sudadera y una camisa básica blanca salió hacía el comedor donde estaban su novia y mejor amiga sentadas hablando. Se acercó a Jennie y la tomó del mentón agachándose a su altura para dejar un beso en sus labios, luego pasó por el lado de Lisa y le dejó otro en la cabeza.
Se sentó frente al plato de comida que le había dejado Jennie y se dispuso a comer.
—Rosie, Lisa encontró un foro de alguien que relató cómo supuestamente cambió su cuerpo con el de otra persona— dijo Jennie mientras se paraba y se sentaba en la silla que estaba a su lado para mostrarle el celular.
Rosé tomó el aparato y leyó. La publicación hablaba de cómo un hombre un día se levantó siendo el hermano de su esposa, de cómo ocurrió de la nada el cambio. No daba muchos detalles que pudieran darle una conclusión al asunto, simplemente relataba cómo fue que pasó el tiempo y cómo se adaptaron hasta que un día volvió a la normalidad.
Definitivamente nada que les sirva a ella y su situación.
—la verdad no creo que sea eso— dijo Rosé mirando a su novia— es que... mírame bien.
Se alejó un poco de la mesa para sentarse frente a Jennie, su novia haciendo lo mismo y quedando cara a cara.
Jennie por primera vez le detalló minuciosamente cada facción de su rostro. Tenía muchas cosas en común con Rosé mujer, claro que más masculinas, pero no dejaba de tener muchas similitudes.
Lisa, no queriendo quedar atrás, se acercó y también la miró fijamente.
—es cierto, fíjate— Jennie señaló el labio inferior— tiene el mismo lunar bajo el labio.
Lisa asintió, volvió la su sitio y dijo: —podríamos llamar a los números que te pasé, Jen.
—Lisa consiguió números de personas que posiblemente conozcan el tema— explicó.
—pero ya sería mañana, está algo tarde y la verdad me siento agotada, ha sido un largo día— dijo Rosé.
—entonces... — la voz de Lisa hizo que ambas le prestarán atención. Al ver la sonrisita traviesa de su mejor amiga, Rosé sabía que seguramente haría algún comentario que terminaría por hacerla avergonzar— ¿te lavaste bien el pito?
—Lisa, basta.
—es broma— ríe— sólo quería saber si ya te sientes más cómoda con tu nuevo cuerpo.
Rosé sonrió y asintió— al menos soy capaz de verme desnuda y no espantarme. Además puedo andar sin camisa y mear parada, algo de ventaja debía tener ser varón.
—ya puedes tocarte la espada sin querer quitarte las manos, felicidades Rosie— Lisa se levantó y aplaudió haciendo reír a sus amigas.
—es raro pero sí, Jen me ayudó a po—
—¿Jennie te sostuvo la verga para mear?— preguntó totalmente asombrada Lisa.
—¡No, ella n—
—¿cómo así que Jennie le sostuvo a Rosé el pene para orinar?
La voz confundida de Jungkook se escuchó. El chico dejó sus cosas sobre el sofá y se sentó en a silla vacía al lado de su hermana rápidamente.
—Rosie, sé que es tu primera vez orinando parada y puede que quieras ayuda, pero no de ese tipo.
—¡Jennie no me sostuvo nada!
—podría hacerlo— dijo Jennie queriendo unirse a sus amigos.
—¡no Jen!
Jennie hizo un puchero. —¿no me amas? es por eso que no puedo ayudarte a hacer pis, ¿cierto?
Rosé hizo el plato vacío a un lado y recostó la frente sobre la mesa agarrándose el cabello.
—los odio— se levantó de nuevo— lo que quería decir es que Jen me ayudó a tratar de sobrellevar esto con una charla que tuvimos.
Los chicos asintieron y decidieron pasarse a la sala para charlar otro rato más hasta que Lisa se tuvo que ir ya que tenía que dar una asesoría a uno de los chicos de su clase. Jungkook simplemente fue a ver televisión dejando a Rosé y Jennie solas en la sala.
Rosé aprovechó el espacio que tenían en el sofá y recostó la cabeza sobre el regazo de su novia, quien automáticamente empezó a acariciar su cabello. Se sentía suave al tacto, era sedoso y brillante.
Miró su rostro, se veía relajado, sus ojos ocultos tras los párpados. Pasó la mano por su mejilla acariciándola. Ante la acción, Rosé suspiró, totalmente complacida.
—eres muy guapo— susurró Jennie haciendo sonreír a Rosé.
—y tú eres muy hermosa— respondió abriendo sus ojos y mirándola.
Jennie sonrió de vuelta y siguió acariciando su rostro. Pasó la yema de sus dedos por la mandíbula delineandola, hizo la misma acción con la frente bajando la caricia por el tabique y finalmente los labios, trabandolos. Rosé aprovechó esto para dejar un breve beso sobre sus huellas dactilares.
Se inclinó para poder besarla lentamente, una de sus manos sobre su cabello y la otra en su pecho.
—te amo, princesa... — susurró Rosé sobre sus labios.
Jennie sonrió y dejó un beso en su frente. — te amo, puppy.
Jennie alejó las manos de Rosé cuando la sintió levantarse. Tomó la mano extendida de su novia y pegó un grito de sorpresa cuando la tomó de la cintura y la alzó, haciendo que enrrollara sus piernas en la cadera. Se rió y la abrazó por el cuello, besándola nuevamente.
—vamos a acostarnos— dijo Rosé, Jennie asintió.
Asegurándose de que Jennie estuviera bien agarrada a ella, camino con su novia en brazos hasta la habitación. Al llegar, abrió la puerta, entró cerrandola detrás suyo y se acercó de la cama para depositar a su novia sobre esta. Iba a pararse pero un empujón hizo por parte de la mujer hizo que cayera encima, acomodó sus brazos a los costados para no aplastarla.
—cuidado, podría lastimarte— advirtió Rosé— ahora peso más, luego te aplasto.
Jennie hizo una mueca de no me importa y dijo: —quiero tenerte encima mío Rosie, eso me da igual— y se acercó a besarla.
Los besos eran tranquilos, pero como toda sesión de besos que tenían empezada por Jennie, estos empezaron a subir de intensidad.
Jennie entreabrió la boca para darle paso a la lengua húmeda y caliente de Rosé. Sus lenguas se tocaron acariciándose deliciosamente, los pequeños mordiscos y halones de labios no se hicieron esperar.
Lo que hizo gemir a Jennie fue la gran mano que se posó en el lateral de su cuello y el pulgar que lo acariaba.
Y ese gemido, provocó que Rosé terminarán de ponerse dura.
Al notarlo, se separó y elevó sus caderas para evitar cualquier tipo de contacto con la pelvis de su novia, se sintió avergonzada. Jennie abrió los ojos confundida.
—Rosie, ¿qué sucedió?— pregunto preocupada al ver los ojos cerrados con fuerza de su novia. Analizó la situación y se dio cuenta de qué podría tratarse. Así que decidió preguntarle. —¿te pusiste dura?
Apenada, Rosé asintió. —perdón, te juro que no puedo controlarlo.
Jennie la miró enternecida— mi amor, sé que no puedes controlarlo. No te disculpes por eso, por fa— dejó un besito en sus labios.
—me siento una virgen— susurró.
—bueno, prácticamente lo eres ahora— se rió— pero está bien, no es como que me moleste... —Rosé abrió los ojos mirándola. Jennie se mordió el labio y se pasó la lengua por ella remojandolos— me gusta saber que estás dura.
Una de sus manos empezó a descender por su torso, se detuvo un rato en su abdomen acariciando sus abdominales y luego siguió bajando hasta que llegó a la cinturilla del pantalón.
—¿me dejas?— preguntó en un susurro, Rosé asintió.
Bajó la mano hasta sentir la erección sobre el pantalón, se mordió el labio y agarró el miembro duro. Escuchó a Rosé suspirarar y miró como sus ojos se cerraron nuevamente.
—¿se siente bien?
Otra vez Rosé asintió. Se sentía muy bien de hecho, tan bien que quería saber cómo se sentía si lo tocaba sin nada encima.
—si quieres puedes... — se relamió los labios — puedes meter la mano.
Jennie mentiría si dijera que aquello no le sorprendió, de hecho creyó que la vergüenza de su novia le impedía llegar a algo más que besos, pero ahí estaba Rosé totalmente dura diciéndole que podía tocarla.
Así que sin pensarlo dos veces, su mano abrió paso entre el pantalón y boxer para agarrar la caliente y dura carne de su miembro.
Jadeó al sentirlo.
Era grande.
Apretó ligeramente la carne y empezó a subir y bajar la mano lo que más le permitía las prendas que tenía puestas.
—mierda— Escuchó a Rosé. Se dio cuenta que ya tenía sus ojos abiertos, así que mientras la masturbaba, la miró directamente— se siente muy bien, Jen.
Jennie la besó y dijo sobre sus labios: — imagina cómo se sentirá dentro de mí...
—joder— la sola imagen de ella profundamente dentro de su novia le había hecho soltar más líquido preseminal— con lo rico que aprietas...
Y ahí estaba la Rosé desinhibida que tanto le calentaba.
—lo abiertas que quedarás, mami.
Jennie no podía más, entre estar masturbando a su novia y escuchar los comentarios que tanto le calentaban iba a terminar llegando sin siquiera haber sido tocada. ¿De verdad había creído que la calentura de Rosé no le ganaría a su pena? nunca creyó equivocarse tanto.
Gimió al sentir la mano de su novia entrar entre sus shorts y bragas. La penetró con dos dedos provocándole un gritito de placer.
—estás tan mojada, Jennie.
Mientras se masturbaban mutuamente se miraban fijo, sus ojos estaban encendido en llamas al igual que sus cuerpos, los jadeos y gemidos roncos de Rosé la hacían apretarse sobre sus dedos. El vaivén de las caderas su novia sobre su mano la hizo odiar no ser su coño el que estuviera siendo cogido por ella.
—Rosie— la voz le salió aguda. Gimió— Rosie, me correré— la deliciosa presión en su abdomen bajo la hizo apretar el miembro de Rosé.
Ella, con los dedos bien dentro de su novia, gimió ante lo dicho y la besó con fuerza, como sabía que le gustaba a su novia y como también sabía que la haría correrse.
Y tal y como lo predijo, Jennie se corrió entre gemidos. Su mano libre posándose en la nuca de su novia y su boca cerca de su cuello queriendo esconder sus gemidos en él, como si fuera posible.
La simple imagen hizo que Rosé eyaculara en la mano de su novia haciendo un desastre en sus pantalones. Jennie gimió gustosa sintiendo el caliente semen sobre su mano, la próxima vez sería dentro de ella. Ambas suspiraron satisfechas.
—hice un desastre— dijo Rosé mientras se alejaba un poco de su novia. Jennie sacó la mano del pantalón y la miró mojada. Sin pensarlo dos veces, la lamió.
—sabes muy bien, qué desperdicio que te hayas corrido en tus pantalones y no en mi boca.
Rosé, apenada, colocó el rostro en el cuello de su novia. Jennie tan sólo se rió y le dejó un beso en su sien.
—la próxima vez llegaremos a más— comentó Rosé.
...
la próxima vez llegan a más
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