Capítulo 3.

Jean.

Estúpido superior y estúpida orden.

Tenían un buen plan que seguir, pero ahora están sobre los árboles evitando que los titanes entren en el maldito bosque.

Joder, ¿que tienen en la cabeza?

Jean respira profundo. Recuerda que Armin está detrás y un sentimiento diferente le recorre el cuerpo.

Se voltea a medias hacia él. Verle de pie y con los reflejos despiertos le produce una felicidad que ni el mismo puede creer.

El viento le sacude un poco sus cabellos rubios y Jean piensa en lo hermoso que es. Vuelve a mirar al frente, no hay titanes a la vista.

¿Será que ahora puede...?

El corazón comienza a latirle con fuerza por los nervios.

Nadie como Jean Kirschtein, seguro, que planea confesarse en plena misión. Pero lo hará de todas formas.

Se muerde el labio inferior. ¿Cómo se confiesa uno? ¿hay una forma correcta de hacerlo?

¡Sólo dile lo que sientes, tarado!

Si, quizás, aunque no esta seguro de que vaya a funcionar.

Carraspea ligeramente, aclarandose la garganta y voltea hacia el nuevamente a medias. Armin le mira con esos ojos azules tan preciosos y Jean siente que le tiemblan las piernas.

—¿Quieras hablar?

Armin le sonríe en respuesta, luciendo un poco confundido. Por supuesto, ¿desde cuando Jean Kirschtein pide consentimiento antes de hablar?

—Antes de irnos, necesito decirte algo. Solo...Solo quiero que me escuches hasta el
final— continúa—. Pero...lo que voy a hacer no es fácil.

El rubio ladea la cabeza, mostrándose notoriamente confundido.

—Jean, ¿que tratas de decirme?

Jean suspira y mira a Armin medio suplicante. Esto es mucho mas difícil de lo que pensó.

—Vamos, dame un respiro—desvió la mirada hacia el
frente—. Sólo me lo estás poniendo más difícil...

—¿Jean?

—Lo que intento decir es...— tragó saliva, volviendo a conectar sus miradas—. Me gustas. Es más, creo que te amo, Armin.

Las mejillas del rubio se tiñeron de un tono carmesí. Abrió la boca, pero no dijo nada, así que Jean continuó.

—Y no me importa lo que digan los demás— sus ojos ámbar mostraron seguridad cuando habló a continuación—. ¿Que sientes por mí, Armin? Necesito que me lo digas.

Los ojos de Armin mostraron un brillo extraño, timidez quizás. Sus mejillas sonrojadas no hacían mas que distraer a Jean, que intentaba sostenerle la mirada sin flaquear por el nerviosismo.

—Etto...

Pero, desgraciadamente, no hubo tiempo de que Armin respondiera...

—¡Se acerca un titan de cinco metros!— gritó alguien y Jean se vio obligado a volver la vista al frente, hacia el titan que se acercaba.

En gran momento llegas, maldito pedazo de mierda.

Y aun así, estando en medio de una misión, Jean no podía sacarse de la mente aquella última pregunta que le había hecho.

¿Qué sientes por mí, Armin?

...

Corto pero preciso ❤

El próximo lo narra Armin ewe

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