Capítulo 2.

Jean.

Se le paraliza el corazón, se le seca la garganta y sus ojos se abren de par en par, todo en un mismo instante.

Parece que su mundo se acaba cuando ve que la titan hembra a golpeado el caballo de Armin, mandando a volar al pequeño rubio por los aires.

Armin

Lo ve estrecharse de cabeza y luego rodar por el suelo. Queda tirado en el pastizal cual muñeca de trapo, con su brazo torcido en un ángulo que no puede ser normal. Y Jean siente que se ahoga cuando no lo ve levantarse.

Adiós a las precauciones. Se lanza contra la titan sin pensarlo dos veces. La hembra está demasiado cerca de Armin.

—¡Armin!

Mientras busca una manera de atacarla, solo puede pensar en Armin. En sus saludos tímidos y sus conversaciones de media tarde. En como arruga la nariz cuando algo le molesta, en su expresión concentrada y en la calma que emana al dormirse. Jean solo puede pensar en esos hermosos ojos azules y suplicar al cielo verlos otra vez. Porque solo ahora se da cuenta de todo lo que no le ha dicho y no quiere que ninguno de los dos muera antes de hacérselo saber.

Armin, yo...

La titan lo ha atrapado. De un golpe lo matará seguro. ¿Es el fin? No, no puede dejar a Armin, no puede permitirlo. Y sin embargo, su cuerpo no le responde.

—¡Jean!— no puede ser...—. ¡Venga a nuestro amigo con tendencia suicida!

¿Armin?

Es la voz de Armin, determinada y segura.

Armin está vivo.

Y lo que es mas sorprendente, la titan se ha detenido.

....

Jean siente que ha sufrido infartos suficientes para toda una vida. Pero el alivio le gana cuando ve a Reiner salir ileso de la mano del titan mientras blande sus cuchillas.

Reiner coge a Armin a la carrera y corre con el pequeño colgandole de un brazo.

—¡Vamos, Jean!— le llama sin detenerse y Jean reacciona. Corre también. Los sigue.

Intenta no ver a Armin, que cuelga del brazo de Reiner y gotea sangre. Se ve tan...frágil. Jean teme que en cualquier momento se romperá sin más.

Llegan a una pequeña zona rodeada de árboles y ahí se resguardan. Reiner deposita a Armin en el suelo, acostandolo con suavidad, y avisa que llamará a su caballo y que no tarda.

Jean se acerca a Armin, que parpadea ido. La sangre se desliza por su frente hasta llegar a sus ojos. Se ve mal... No, Armin es fuerte, puede salir de esta.

—Armin...— lo llama sin alzar demasiado la voz. Se agacha junto a él y le aprieta ligeramente la mano—. Armin, ¿me oyes?

Armin parpadea un par de veces y gira su cabeza con lentitud para mirar a su compañero con la mirada medio perdida.

—Jean...

Oírlo pronunciar su nombre le hace temblar ligeramente y apretar un poco mas la mano del rubio.

—Estarás bien— dice rápidamente, aunque no sabe si trata de tranquilizarlo a él o a si mismo—. Ahora dime, ¿ves bien?

Armin aprieta los ojos y luego vuelve a abrirlos.

—Está...Está un poco borroso.

Jean asiente y le hace otras preguntas para comprobar la gravedad del daño. Afortunadamente, exceptuando la vista borrosa, todos los sentidos de Armin funcionan correctamente.

El caballo de Reiner llega. Jean sabe que tiene que dejar que él se haga cargo de Armin y llamar el a su propio caballo. Reiner sabe más de primeros auxilios que el mismo.

Sin embargo, Jean va a por una cantimplora con agua y vuelve con Armin. Reiner simplemente no lo interrumpe.

—¿Jean?

—Voy a limpiar tu herida ¿vale?

—Gra-Gracias...

Jean niega, dando a entender que no tiene nada que agradecerle. Con un trozo de tela de su propia capa y el agua, comienza a limpiar la sangre, cuidando de ser suave en sus movimientos.

Quiere decírselo. Confesarle lo que ha estado callando porque tal vez no tenga otra oportunidad para hacerlo, pero...no puede. No ahí, no con Armin medio consciente y ellos perdidos en medio de nada.

Cuando acaba, intercambia una mirada con el más alto y Reiner se acerca a asistir la herida de Armin en lo demás.

Jean se aleja y solo cuando se lleva los dedos a la boca para silbarle a su caballo se da cuenta de que le tiemblan las manos.

Que patético, Jean.

Luego, tan solo comienza a silbar.

....

Armin se ve mejor, pero la situación está lejos de estarlo.

El caballo de Jean no vuelve y teniendo solo uno alguien tendrá que quedarse.

—Maldición— se siente inútil, silbandole a la nada. Su caballo no vuelve, pero no quiere aceptarlo.

—Armin— escucha a Reiner y mira de reojo para ver que
pasa—. Oye, Armin.

Pareciera que Armin vuelve de un trance.

—¿A-Ah?

—¿Aún te sientes mareado?— le pregunta Reiner con seriedad.

—Eso...Eso creo— logra decir Armin.

Jean se muerde el labio inferior, culpandose sin sentido por lo que le sucedió a Armin. Vuelve a silbarle al caballo, aferrándose a una esperanza que comienza a parecer inútil.

—Uno de nosotros tendrá que quedarse— las palabras de Reiner caen como un golpe en el estómago para Jean.

Armin lanza una señal de ayuda primero, aunque probablemente sea inútil.

"3 minutos" dice Reiner. Es lo que esperaran. Mientras, tienen que decidir quién se queda.

—Yo lo haré— dice Armin con determinación y hasta Reiner se sorprende de la ausencia de temor en su voz.

Jean deja de escuchar. Quiere protestar. Quiere gritarle.

No hagas nada estúpido, Armin.

Te amo, Armin.

Y es que hasta ahora se da cuenta.

Pero entonces lo ve.

—No, Armin— no puede evitar sonreír mientras habla—. Tendrás que decircelos tu mismo. Alguien viene, ¡y con dos caballos de reserva!

Es Christa. Trae un caballo de reserva y también el de Jean.

Se han salvado. Por ahora. Pero eso es suficiente para Jean.

Ahora sabe que tiene que decírselo. Y sabe que lo hará.

"Te amo, Armin"

No importa si no es correcto, ya no hay marcha atrás.

....

¿Qué les pareció?

En el próximo capítulo se viene la confesión de Jean, ¿preparados?

Y tranquilos, pronto se vendrá el punto de vista de Armin de los hechos.

¡Hasta el próximo capítulo exploradores!💞

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