Capítulo 4

Un pequeño rubio abría los ojos con un dolor horrible de cabeza, la habitación le daba vuelta mientras trataba de enfocar, cerró sus ojos nuevamente tratando de relajarse, abrió de nuevo sus párpados dejando entrar la luz por ellos, el dolor comenzaba a bajar. Todos los recuerdos de su otra vida y esta comenzaban a mezclarse, efectivamente todo era igual, no había cambiado nada, es como si hubiera vuelto al pasado en lugar de empezar en otra dimensión, se sentó en la cama observando sus manos heridas recordando que un día antes había recibido una paliza de los aldeanos, se recostó nuevamente con fastidio, su cuerpo dolía un infierno, el chakra del biju lo rodeó comenzando a sanarlo -gracias Kurama ¿cómo te sientes?- el zorro bufó -quiero dormir, no me despiertes y por favor no le cuentes a nadie nuestro origen o te tomarán de loco y te llevarán a raíz- el rubio sonrió divertido -andas muy sensible ttebayo-

El pequeño se levantó más tranquilo ahora sin dolor alguno, mientras se cambiaba de ropa pensaba en qué era lo primero que iba a hacer, pero antes de iniciar, se sentó con tranquilidad, entró en su espacio mental una vez más, cerró sus ojos, cambió el panorama a una gran llanura con un bosque al fondo, un lago y un sol, sonrió satisfecho, el sello se colocó en la pata derecha del zorro. El panorama era parecido al que tenía en el futuro el zorro, este sonrió con los ojos cerrados, el rubio lo vio con felicidad saliendo de ese lugar.

Corrió hacia la oficina del Hokage con emoción, vería a su jiji nuevamente, bajó la velocidad al sentir las miradas de la gente, el odio y repulsión en sus ojos, los vio con molestia, su ceño se acentuó demasiado, no volvería a pasar toda esa mierda de su otra vida, giró su rostro buscando alguna cara conocida, esto era problemático, no veía a nadie, giró con velocidad sus ojos, podía sentir como comenzaban a asediarlo, afiló sus ojos al ver a alguien, corrió con velocidad siendo perseguido por algunos aldeanos. Cuando llegó a su objetivo se abrazó a su pierna con fuerza, el pequeño abrió sus ojos de gato, un gran puchero se mostraba, el shinobi bajó el rostro observando el miedo que mostraba, levantó la vista con molestia al ver a los aldeanos -¿me puede ayudar señor? esos aldeanos quieren pegarme-

El shinobi lo levantó en brazos con una clara molestia -dejen al niño en paz, lárguense, debería darles vergüenza, sus llamas de la juventud están por debajo del suelo -los aldeanos veían con coraje al pequeño, no querían problemas con el Hokage, se dieron la vuelta, salieron de ahí -¿te encuentras bien? -el rubio hipo un poco siguiendo su drama -tengo miedo señor ¿podría llevarme con jiji? -el shinobi hizo brillar su sonrisa -Might Guy te llevará sano y salvo a dónde me digas pequeño, sonríe, muéstrales tus llamas de la juventud, disculpa ¿también podrías decirme quién es jiji para llevarte? el rubio sonrió divertido -gracias señor-san, es el Hokage, él me cuida -Guy le levantó el dedo pulgar -él levantará las llamas de la juventud de esta aldea pequeño, te llevaré con él en un segundo -el shinobi corría con velocidad haciendo reír al menor por el movimiento.

-Hokage-sama, le he traído a este pequeño que quiere verlo, los aldeanos querían golpearlo -el Hokage se sorprendió por esa declaración -¿lo han hecho antes Naruto-kun?- el pequeño abrió sus ojos de gato, asintió con un puchero -ayer me golpearon, pero sano rápido jiji -el anciano se levantó, tomó de los brazos de Guy al niño, el anciano se sentó, lo colocó en sus piernas -puedes retirarte Guy, te agradezco -el shinobi de verde se sorprendió con lo que dijo el pequeño, cuando lo viera en la aldea trataría de ayudarlo.

Naruto se abrazó con cariño al mayor, había olvidado ese olor a tabaco que desprendía, encajó su rostro en su pecho con cariño haciendo reír al anciano -pondré a un anbu para cuidarte, esos bastardos no saben el buen niño que eres -el pequeño asintió lentamente, recordaba la historia de Itachi, aún era un shinobi, mordió su labio -anbu -un sujeto con máscara de oso apareció en el lugar. Naruto entrecerró sus ojos tratando de ubicarlo, sonrió al ver de quién se trataba -oso, vigila a Naruto esta semana, no permitas que lo lastimen -el anbu confirmó, se ocultó en la pared, el pequeño lo veía con cuidado, recordó algo, se había jodido solo, pasando esta semana debía decirle a su jiji que no lo cuidaran más para empezar a entrenar.

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