Cap 19: Enciende tu propio cigarillo
Durante toda la subasta, Ye Fei estuvo distraído. Cuando llegó el turno de las cuentas de oración que había marcado, casi se le olvida levantar la paleta para pujar. Fue gracias a que Gu Ruijia le recordó que reaccionó, aunque su mente seguía hecha un lío.
Si lo que decía Li Youlong era cierto y Yan Xiao era huérfano, entonces no existía ninguna familia que lo hubiera forzado a casarse. En ese caso, ¿por qué Yan Xiao se había casado con él?
Recordó que Yan Xiao había dicho que no quería divorciarse, que invirtió 200 millones sin dudar, y aquel día en el restaurante cuando le peló las langostas. La idea en su cabeza se volvía cada vez más clara.
Pero ¿cómo era eso posible?
No habían tenido ningún tipo de interacción antes del matrimonio. Después de todo, con ese rostro tan llamativo de Yan Xiao, no creía poder olvidarlo si lo hubiera visto antes. Además, en su vida pasada, su relación había sido muy distante, casi como compañeros de cuarto.
En los más de dos años que llevaban casados, Yan Xiao nunca le había mostrado algún interés especial. Había días en los que ni siquiera se dirigían la palabra, debe haber malinterpretado las cosas...
Ye Fei sacó su teléfono y buscó el nombre de Yan Xiao por primera vez.
Apareció una gran cantidad de información, Ye Fei comenzó a leer línea por línea desde la primera. Sin embargo, todo eran logros y adulaciones exageradas, nada útil.
"¿Qué haces?", Gu Ruijia se acercó y susurró: "Deja ya de levantar la paleta, todos te están mirando, ya te adjudicaron las cuentas".
"¿Eh?", Ye Fei levantó la vista, encontrándose con la sonrisa incómoda pero cortés del presentador.
Bajó la mano y asintió con calma sonriendo a su alrededor, sin mostrar vergüenza o incomodidad alguna por haberse distraído.
"¿Pasó algo?", cuando la atención de todos se desvió al siguiente artículo, Gu Ruijia le preguntó inclinando la cabeza.
"Tú..." Ye Fei lo pensó y miró a Gu Ruijia, "¿sabes sobre la situación familiar de Yan Xiao?".
Gu Ruijia gritó instintivamente: "¡Soy heterosexual!". Provocando que más gente volteara a ver.
Ante la mirada indescriptible de Ye Fei, rascó su cabeza apenado: "Es que preguntaste tan de repente, como si pensaras que tengo interés en el hermano Xiao o lo hubiera investigado a sus espaldas".
"Olvídalo", Ye Fei se masajeó la frente, recordándose repetidamente que los humanos y los huskies eran especies distintas, no debía enojarse.
"En primer lugar...", refunfuñó Gu Ruijia, "¿No deberías saber tú sobre la familia de tu esposo? ¿Para qué me preguntas a mí?".
Tras una pausa, de repente pareció caer en cuenta de algo y miró a Ye Fei con incredulidad: "No me digas... ¿nunca has conocido a la familia del hermano Xiao?".
La mirada de Ye Fei se detuvo en seco. No, no los había conocido.
En su vida pasada había estado tan enfocado en el trabajo que ni siquiera reparó en ese problema. Cuando surgían dudas las desechaba al instante. Ahora que lo pensaba, sí era extraño.
Se suponía que se habían casado por presión familiar, entonces después de la boda deberían fingir un poco para sus familias, pero Yan Xiao nunca mencionaba nada al respecto frente a él.
Esa noche, después de asearse, Ye Fei se recargó en el respaldo de la cama. Quiso contactar a Yan Xiao varias veces pero siempre se detenía en el momento decisivo. Si Yan Xiao estaba mintiendo, seguro había algo que le ocultaba. No necesariamente lograría sonsacarle directamente, mejor probar con alguien más.
Miró fijamente la foto de perfil de Yan Xiao por un momento antes de cambiar a sus contactos y abrir el chat con Cheng Minghao.
Ye Fei pensó un poco y escribió:
【Tu hermano Ye Fei】: Necesito pedirte un favor.
La respuesta de Cheng Minghao fue casi instantánea:
【Cheng-Peter】: ¡Pídeme lo que sea hermano Ye, cuenta con ello!
Ye Fei bebió un trago de agua y comenzó a escribir despacio.
【Tu hermano Ye Fei】: Un amigo mío tiene un medio digital y quiero ayudarlo a promoverlo. Recuerdo que tu compañía ha colaborado con videos cortos, ¿tienes el contacto de su director de operaciones?
【Cheng-Peter】: ¡Eso es pan comido! Espérame, ahora mismo te mando su tarjeta de WeChat.
Cheng Minghao fue muy rápido, casi al segundo siguiente le envió la información.
Ye Fei no lo agregó, después de todo era solo una excusa. Siguió escribiendo.
【Tu hermano Ye Fei】: Gracias.
【Tu hermano Ye Fei】: Respondiste muy rápido, ¿ya terminaste?
【Cheng-Peter】: Sí, acabo de volver al hotel, cansadísimo, me muero por dormir. Pero apuesto a que el hermano Xiao aún está trabajando jaja.
Por fin había llevado la conversación al tema que quería. Ye Fei se enderezó un poco.
【Tu hermano Ye Fei】: Lo conoces muy bien, supongo que son amigos desde hace muchos años, ¿no?
【Cheng-Peter】: ¡Sí! Fuimos compañeros en la prepa y la universidad.
Desde que Cheng Minghao supo del enamoramiento de 7 años de su hermano Xiao, se había sentido muy mal por él. Ahora que por fin tenía a Ye Fei, naturalmente debía ganar puntos para su amigo discretamente.
No podía mencionar lo del enamoramiento o su hermano Xiao lo mataría.
A Cheng Minghao se le ocurrió una idea y recordó que su exnovia dijo una vez que los hombres heridos y fuertes eran los que más conmovían.
Su hermano Xiao ya era atractivo y competente, en cuanto a lo de herido... con ese carácter cerrado, seguro no contaría nada. ¡Así que él lo supliría!
Cheng Minghao rodó los ojos y rápidamente escribió una serie de mensajes para Ye Fei.
【Cheng-Peter】: El hermano Xiao fue una celebridad en nuestra prepa, lo reclutaron con la beca más alta. Trabajaba medio tiempo mientras estudiaba pero aun así siempre era el primer lugar, muy impresionante.
【Cheng-Peter】: Escuché que los profesores aún lo mencionan.
【Tu hermano Ye Fei】: ¿Empezó a trabajar desde la secundaria?
【Cheng-Peter】: Sí, ya sabes, el hermano Xiao está solo, si no se ayudaba a sí mismo, ¿quién lo haría?
【Cheng-Peter】: Sus jefes y los clientes siempre se ofendían por su personalidad, lo corrían todo el tiempo.
Ye Fei dejó de leer lo que Cheng Minghao escribiera después. Para este punto, estaba completamente seguro de que Yan Xiao sí era huérfano, y la excusa del matrimonio forzado también era falsa.
No esperaba haber sido engañado por alguien como Yan Xiao.
Ye Fei aventó el teléfono a la mesita de noche y sonrió levemente. Bien hecho, ya vería, no quería que se enterara pero estaba decidido a descubrir la verdad.
Yan Xiao no sabía lo que estaba pasando del lado de Ye Fei.
Temprano en la mañana, se levantó y aseó puntualmente. Después del desayuno, salió del hotel como los días previos. Apenas llevaba unos pasos cuando Cheng Minghao se acercó a su oído y preguntó: "Hermano Xiao, regresamos esta noche, ¿verdad?".
Yan Xiao lo miró por unos segundos como si tuviera demencia senil antes de asentir.
Cheng Minghao inspiró profundo y se recordó no hacerle caso. Luego preguntó: "¿Planeas llevarle algún regalo a Ye Fei?".
Después de hablar con Ye Fei la noche anterior, Cheng Minghao sentía que solo con el hermano Xiao sería imposible mejorar su relación. Era momento de que él entrara en acción, tal vez no era tan inteligente como Yan Xiao pero tenía inteligencia emocional.
Los pasos uniformes de Yan Xiao se detuvieron al oír el nombre de Ye Fei. Volteó a ver a Cheng Minghao desconcertado y preguntó: "¿Regalo?".
Sin decir palabra, le preguntó qué quería decir.
Cheng Minghao explicó: "Por lo general, cuando viajamos a otras ciudades de vacaciones o por trabajo, solemos llevarles recuerdos a familiares y amigos cuando regresamos".
Ya veo.
Yan Xiao asintió pensativamente. Su vuelo estaba programado de 7 a 10 pm. La conferencia terminaría alrededor de las 4, así que tendría tres horas para comprarle un regalo a Ye Fei.
Rodeado por sus guardaespaldas, entró al salón de la conferencia. Su expresión era impasible, pero mentalmente grabó esta tarea.
Comparada con la ceremonia de apertura, el cierre de la Conferencia de Internet fue muy simple. Yan Xiao había rechazado dar un discurso en la ceremonia de apertura, y tampoco accedió a hablar en el cierre.
Se sentó en la primera fila con expresión inescrutable, sin que nadie supiera lo que pensaba.
Sin embargo, su rostro ya destacaba por sí solo, resaltando entre hombres de al menos 50 años. Era como si tuviera un foco que atraía las cámaras de los reporteros.
A Yan Xiao no le gustaba ser fotografiado, y menos que un grupo de extraños lo analizaran. Pero no podía evitarlo en la conferencia, solo podía fruncir el ceño y soportarlo.
Afortunadamente la ceremonia de cierre fue breve. Bajo la guía de los guardias de seguridad, los asistentes comenzaron a retirarse ordenadamente. En poco tiempo, más de la mitad del salón quedó vacío.
Pero Yan Xiao, como invitado VIP en la primera fila, no podía irse tan rápido. Tenía que pasar por una breve entrevista.
Las entrevistas profesionales ya se habían hecho en los dos días previos. Esta era más de entretenimiento, dado que el público general no entendería los tecnicismos. Estaban más interesados en la vida cotidiana de estos magnates.
Por ejemplo, en la conferencia de internet del año anterior, el discurso de cierto magnate había sido muy aplaudido, pero la chaqueta de mujer que llevaba puesta tuvo incluso más audiencia que su charla cuando se subió a internet.
Una hermosa reportera, micrófono en mano, se acercó a la primera fila y después de unos cumplidos, hizo la primera pregunta: "La conferencia está por terminar, ¿cuáles son sus planes ahora?
El Magnate A respondió risueño: "Me parece que esta ciudad es muy agradable, planeo recorrerla, ver las costumbres locales y evaluar si necesitamos abrir una sucursal aquí".
El Magnate B dijo: "Estos días ha habido demasiada gente en la exposición, no he tenido oportunidad de ver los productos de alta tecnología de otras empresas. Quiero estudiarlos, la próxima ola empuja a la anterior, no se puede subestimar la creatividad de los jóvenes".
El Magnate C dijo: "Quedé con unos amigos para cenar y discutir el impacto de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad".
Al escuchar esto, la reportera se llenó de admiración. ¡Vaya, los magnates sí que son impresionantes, hasta sus actividades cotidianas son fascinantes! El joven Yan Xiao debe tener planes aún más elevados.
Con creciente expectativa, acercó el micrófono a Yan Xiao y preguntó: "¿Y usted, Yan Xiao?"
Yan Xiao miró su reloj, faltaban 2 horas y 36 minutos para las 7 pm. Su tiempo se agotaba.
Alzó la mirada hacia la reportera y muy cortésmente preguntó: "¿Puedo irme después de contestar?"
La reportera no esperaba esa pregunta y respondió instintivamente: "Sí".
"Gracias", dijo Yan Xiao. "Voy a comprarle recuerdos a Ye Fei". Y sin más, dio media vuelta y salió a grandes zancadas del salón. En un pestañeo, su silueta desapareció.
Magnates A, B y C: "???"
Reportera que ya tenía lista su admiración: "???"
Cuando el video de la entrevista se publicó en internet, al principio no llamó mucho la atención.
Todos estaban enfocados en el nuevo drama de época "La Leyenda de la Emperatriz", basado en una novela de internet.
El título no era muy llamativo, incluso un poco vulgar, pero el contenido era fascinante. Especialmente el personaje de la protagonista, rompía con la imagen de damisela en apuros que tanto gusta a los guionistas chinos. Era astuta, valiente y decidida, urdiendo despiadados planes contra los villanos, imposible no engancharse.
Inicialmente tuvo bajo rating por su falta de famosos, pero cuando la trama avanzó, la audiencia aumentó hasta ser tema de conversación nacional. Era la única serie en años que atraía tanto a hombres y mujeres, jóvenes y ancianos.
Después de todo, la vida ya es bastante dura, ¿quién no quiere ver algo emocionante en su tiempo libre?
En cuanto a la conferencia de internet, eso era asunto de peces gordos, ¿qué tenía que ver con la gente común? El dinero que ganan ni siquiera lo comparten.
Pero el editor del video era un genio perverso. Usó la imagen de Yan Xiao como portada, desatando la ira de sus fans. No se sabe cómo, pronto encontraron la publicación y comenzaron a husmear.
"¡Dios mío, quiero información del chico de la portada, ahora!"
"¡Qué guapo! ¿Es staff de la conferencia? ¿Por qué luce tan intimidante?"
"¡Esa mandíbula, esa nariz! Demasiado perfecto, lloro!"
"Veamos de qué trata este video".
Y así descubrieron que no era staff, sino otro magnate sentado junto a los peces gordos. Yan Xiao... ese nombre se les hacía conocido, ¿dónde lo habían oído?
"¡Ya me acordé! ¡Es el CEO de Feixiao Technology! ¡Súper discreto, nunca se le ve!"
"¡Dios, seré tu esclava, no volveré a quejarme de lo caros que son tus juegos!"
"Tengo fotos suyas de hace años [foto], ha mejorado mucho su porte".
"Me muero, ¡es demasiado apuesto!"
"Es más rico y guapo que tú [emoticono de perro]"
"¡Cállate!"
Las fans babeaban sobre la pantalla mientras seguían viendo el video. Los primeros magnates no dijeron nada fuera de lo común, muy acordes a su estatus. Cuando llegó el turno de Yan Xiao, el ambiente cambió.
"Jajajajaja me parto, ¿vieron las caras de la reportera y de los otros tipos? ¡Impactados!"
"Jaja en serio quiero saber quién es Ye Fei!"
"Yo también jaja, debe tener mucho peso para que deje plantados a todos".
"Yan Xiao me mata, bien machote, dijo que se iba y se fue. La pregunta es, ¿quién demonios es Ye Fei? Tengo el presentimiento de que la respuesta es muy importante".
"Ja ja resulta que los peces gordos también llevan recuerdos cuando salen, Yan Xiao de repente me cae mejor".
El morbo de los internautas era intenso. La repentina humanización de Yan Xiao tenía un efecto adorable. Rápidamente "Comprarle recuerdos a Ye Fei" dejó atrás los debates sobre La Leyenda de la Emperatriz y se catapultó a trending topic número 1, con un involucramiento cada vez mayor.
Del otro lado, Ye Fei no tenía idea de lo que pasaba. Había estado muy ocupado esos días.
Aprovechando la fama de La Leyenda de la Emperatriz, el precio de las IP relacionadas se disparó. Lo que antes costaba centavos ahora valía millones.
Aun así, las productoras no lograban comprar nada porque Tianxi, como aspiradora, ya lo tenía todo. No les quedó más remedio que tragarse su orgullo e ir a negociar con Tianxi.
Gu Ruijia no cabía de gusto, finalmente estaba cobrando venganza por el desprecio anterior. Empujó un contrato frente a Ye Fei y presumió: "Los derechos audiovisuales de Bu Gui se vendieron a Baofeng Media, ocho dígitos".
Inflado de orgullo, añadió: "No sabes cómo me rogaron esas presumidas productoras que antes me despreciaban. ¡Que se burlen ahora! Hablar sin pensar se siente bien un rato, ¡pero luego llega la cruda realidad jaja!"
Cada vez más exaltado, Gu Ruijia sacó su celular: "No puedo evitar presumir esto en Weibo".
Ye Fei le advirtió: "No menciones cifras específicas".
Gu Ruijia tecleaba frenéticamente: "No te preocupes, sé medirme".
Las cifras exactas eran información confidencial, pero números ambiguos como "ocho dígitos" estaban permitidos. De hecho, algunos estudios los usaban para promocionar sus adaptaciones.
Luego de publicar, Gu Ruijia se sentía de maravilla. Justo cuando esperaba leer comentarios, sonó su celular. Era su asistente para informarle que cierta productora estaba interesada en los derechos de una novela de Gu Ruijia. Querían concretar una reunión para discutirlo. No le quedó más remedio que salir corriendo, sin saber la polémica que su inocente post desataría.
"¡No inventes! ¿Es real?"
"¡Hace rato hubo filtraciones de que las IP no valían nada!"
"¡Eso era antes! Cuando La Leyenda de la Emperatriz se volvió hit, los precios se dispararon, ¡se los expliqué hace rato! ¡Me llamaron loca fan de Ye Fei!"
"Debe ser falso, imposible que valgan tanto. Este tal Gu Ruijia solo quiere limpiarle el nombre a Ye Fei".
"Mmm no sé, la página oficial de Baofeng Media le dio like".
"Pobre Yan Xiao, podría conseguir algo mejor. Es obvio que Ye Fei solo derrochaba su dinero sin importarle".
"Compra una IP por 100k, la vende en millones, ¡ganancia asegurada! Decían que hacía inversiones tontas, ¡resultó ser un genio!"
"Como se nota que los magnates se casan entre magnates..."
"¡Los amo, son perfectos!"
Los giros argumentales tenían fascinados a los internautas. El involucramiento con el tema no paraba de aumentar.
Cuando el Sr. Ye se enteró, estaba en un banquete con Ye Yao. Quería cultivar a su hijo menor, así que lo presentaba con sus contactos.
Uno de ellos dijo: "Ye Yao es obediente y sensato, tienes mucha suerte".
"Nada de suerte", respondió el Sr. Ye con falsa modestia, "de no haberme infartado, ya es ganancia".
"No exageres", intervino otro, "¿cómo podría Ye Yao provocarte un infarto?"
"No fue él", resopló el Sr. Ye. "¡Fue su hermano! Probablemente hayan oído de él. ¡Insistía en acaparar no sé qué IPs, por más que le dije que no lo hiciera! ¡Las IP no dan tanto dinero, ya es ganancia si no pierdes la inversión!"
El Sr. Ye suspiró largamente, con aire de sufrido padre: "No se burlen, pero ese chico no tiene remedio. Menos mal está Ye Yao, si no, no sabría qué hacer. Si Ye Fei tuviera la mitad de capacidad de su hermano, no lo habría echado de la empresa".
Tras años en la industria audiovisual, el Sr. Ye era experto en elogiar a unos y denigrar a otros. Había mencionado a Ye Fei a propósito para hacer quedar mejor a Ye Yao, a sus ojos ese hijo no servía para nada más.
Tras hablar, el Sr. Ye esperaba ansiosamente que sus amigos le dieran la razón. Sin embargo, por algún motivo sintió que la atmósfera se había vuelto extraña.
Luego de un incómodo silencio, un amigo cercano dijo con tacto: "Ye, parece que no has estado al tanto últimamente, el precio de las IP ha aumentado mucho".
El Sr. Ye se quedó atónito. Desde que Ye Fei le arrebató los derechos de Bu Gui, había dejado de seguir el mercado de novelas por internet. ¡Sus propios guionistas no eran suficientemente buenos! ¿Por qué gastar tanto en un producto a medias?
El Sr. Ye negó con desdén: "¡No pueden costar tanto!" Una IP que gane unos miles no vale la pena.
"No lo defiendas", interrumpió mientras bebía, "Esta vez voy en serio, ¡aunque me quede sin herederos, cerraré Dingyuan! Y Ye Fei no volverá a causar problemas".
"Este...", al fin alguien no pudo soportar más, "Ye, de verdad el precio de las IP ha aumentado mucho".
"¿Cuánto?", preguntó con desprecio el Sr. Ye. ¿Qué, decenas de miles?
"Tu hijo Ye Fei vendió los derechos de una hoy", respondió el hombre. "Por ocho dígitos".
El vaso se le cayó de golpe al Sr. Ye, salpicando sus lustrados zapatos y pantalón. Ni se inmutó, solo atinó a preguntar furioso: "¿Cuánto? ¡No estás bromeando!"
"¿Por qué bromearía con esto?", se burló el hombre, pensando que definitivamente debía mantener distancia del miope e imprudente Sr. Ye. No valía la pena hacer negocios con alguien así.
El Sr. Ye y Ye Yao revisaron al mismo tiempo sus celulares y palidecieron.
Esta vez, las burlas caían sobre el Sr. Ye.
Si no fuera tan corto de miras y hubiera dejado a Ye Fei en la empresa, los que estarían festejando millonarias ganancias serían ellos con Dingyuan, no Tianxi.
También revelaba que el Sr. Ye no apreciaba tanto a Ye Fei como decía, o no lo habría tratado con tanta dureza. Por mal que la embarre un hijo, siempre es mejor que un extraño.
Afortunadamente Ye Fei tenía carácter firme, o quién sabe cómo lo habría maltratado ese padre parcial.
Había oído que Ye Fei era hijo de la primera esposa del Sr. Ye, claro, con una madrastra de por medio, también había un padrastro. Y Ye Yao, por muy inocente que pareciera, era bueno pateando a su hermano para subir. Ese tipo de persona, capaz de ignorar hasta los lazos de sangre, era la más peligrosa. Sería mejor mantenerse lejos.
El Sr. Ye no sospechaba que pronto sería hazmerreir de sus conocidos. Estaba muy afligido.
¿Cómo se sentiría al perder entre decenas o cientos de millones en ganancias netas?
Con una mano en el pecho, el Sr. Ye quería abofetear a Ye Yao por sugerirle deshacerse de Ye Fei; con la otra mano, abofetearse a sí mismo por hacerle caso.
Poco después de despegar, Yan Xiao recibió un mensaje de Ma Jianfang, jefe del departamento de relaciones públicas de Feixiao. En sus 5 años en la empresa, Ma Jianfang conocía bien el carácter de su jefe. Si solo estuviera él en tendencias, habría contactado a Weibo para eliminarlo de inmediato.
Pero también estaba Ye Fei, no sabía qué pensaría su jefe, mejor preguntar.
Yan Xiao frunció brevemente el ceño y entró a los trending topics.
Para entonces, gracias al post de Gu Ruijia, los comentarios negativos ya habían sido sepultados por montones de adulaciones hacia Yan Xiao y Ye Fei, muy armoniosos.
Al leer palabras como "muy compatibles", " pareja celestial", "los amo", la comisura de Yan Xiao se curvó casi imperceptiblemente.
Fue guardando capturas de pantalla de los comentarios que le gustaban y los movió a un álbum llamado "Ye Fei", antes de indicarle a Ma Jianfang que se encargara de eliminar los temas virales.
Cheng Minghao estaba muy frustrado, una oportunidad desperdiciada para aprovechar la atención y promocionar el próximo juego, muy rentable. Al menos no podrían eliminar ese video de la entrevista, después de todo, no solo salía Yan Xiao. Podrían rasguñar un poco de popularidad.
Así que cuando Ye Fei fue a Weibo a curiosear, solo encontró la entrevista.
Era miércoles, y Yan Xiao llevaba el traje azul marino de los miércoles. Espalda muy erguida, su determinación por comprarle un recuerdo a Ye Fei parecía muy seria, como si nada, ni entrevistas ni conferencias, fuera tan importante.
Ye Fei vio el video y la espalda que se alejaba una y otra vez, con sentimientos encontrados. En dos vidas, incluyendo a su familia, Yan Xiao lo había tratado mejor que nadie.
Así que sin importar la razón por la que Yan Xiao le mintió sobre el matrimonio, no podía enojarse con él.
Ye Fei suspiró y cerró la ventana del video antes de levantarse para ir a la sala.
No tuvo que esperar mucho. Apenas llevaba un tercio del programa de variedades cuando oyó ruidos en la entrada, luego la puerta de seguridad se abrió y Yan Xiao entró cargando una bolsa.
Como si no hubiera estado viajando por casi 3 horas, el traje seguía impecable.
"Ya llegué", saludó Yan Xiao, echando un vistazo al interior. "¿Viendo tele?"
Ye Fei asintió, clavándole la mirada, como si así pudiera descubrir el secreto que ocultaba.
Ante su intensa mirada, la nuez de Adán de Yan Xiao se movió. Desvió brevemente la vista antes de enfrentarla de nuevo.
"Te traje recuerdos típicos de Jiangcheng", dijo.
"Lo sé, vi el video", respondió Ye Fei con las comisuras arqueadas, muy interesado. "¿Qué es? ¿Puedo ver ahora?"
Yan Xiao dijo que sí y se sentó junto a él con total naturalidad antes de abrir la bolsa.
Ye Fei había imaginado varias cosas. Tal vez comida o llaveros, nunca se le ocurrió que fuera algo tan extraño.
Incluso con su fortaleza mental, por un momento no supo qué decir. Miró la caja de encendedores, incrédulo. "¿Esto?" No será que trajo los equivocados.
Jiangcheng era famosa por su seda, ¿cómo demonios terminó Yan Xiao trayendo un montón de encendedores?
"Sí", afirmó Yan Xiao muy seguro. "Pienso que te quedan bien".
"Pero...", balbuceó Ye Fei, no quería herirlo pero de verdad no entendía su lógica, "esto se puede comprar abajo..."
"Por supuesto que no", lo interrumpió Yan Xiao, mostrándole un pequeño grabado en los encendedores. "Confirmé que este diseño es exclusivo de Jiangcheng".
Ye Fei lo miró incrédulo. No estaba bromeando, de verdad creía eso. Entre conmovido y divertido, muy propio de Yan Xiao.
Debieron pasar varios segundos porque Yan Xiao captó rápidamente su vacilación.
"No te gustaron?", preguntó en tono bajo pero muy calmado, como el imperturbable presidente Yan. Pero habló más de lo usual, delatando su nerviosismo.
"No importa", dijo mirando a Ye Fei. "¿Qué te gusta? Solicitaré un vuelo ahora mismo para ir por otro a Jiangcheng".
Le aseguró a Ye Fei que no se preocupara.
"Por ahora no despediré al piloto".
Su exagerada reacción le dio ganas de reír a Ye Fei. Pero lo decía tan en serio, como si gestionar un jet privado y permiso de vuelo fuera cosa sencilla, con tal de que Ye Fei estuviera contento.
Ye Fei sintió la garganta apretada, mitad ácida, mitad dulce. Por algún motivo, de repente no podía mirar directamente a Yan Xiao.
Pero él lo seguía observando fijamente, como si no pudiera rendirse sin una respuesta.
Así que Ye Fei dijo: "Me gustó, muy útil y bonito".
Trató de cambiar el tema para salir de esa extraña emoción.
"¿Por qué pensaste que me quedarían bien?"
Esta vez, el silencioso era Yan Xiao.
Las carcajadas del programa de variedades resonaban en la sala. Ye Fei lo encontró molesto y quiso bajar el volumen, pero no encontraba el control remoto. Se puso de pie para buscar entre los cojines del sofá.
Yan Xiao debió malinterpretarlo, porque le aferró bruscamente la muñeca. Cuando Ye Fei lo miró, la soltó enseguida.
"Ye Fei", dijo su nombre.
"¿Mmh?"
Yan Xiao declaró: "De ahora en adelante, debes llevar un encendedor cuando salgas". No era una orden, su tono calmado facilitaba que Ye Fei cediera.
Conteniendo la risa, Ye Fei bromeó: "¿El poderoso Yan Xiao es tan autoritario? Hasta exige que use siempre su regalo".
"No", negó Yan Xiao.
"¿Entonces qué es?", preguntó Ye Fei.
Otro silencio. Justo cuando Ye Fei iba a hablar, Yan Xiao dijo de golpe: "Enciende tus propios cigarros".
Lo miraba muy serio: "No le pidas fuego a extraños de nuevo, ¿sí, Ye Fei?"
"¿Qué hay de malo en eso?", se burló Ye Fei. "Yo..."
Se calló en seco.
Porque recordó que para Yan Xiao, pedir fuego no era pedir un encendedor, sino acercar el cigarro a la brasa del otro.
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