16

Kyoko había entrado a casi todas las aulas del piso en busca del castaño, y justo cuando iba a entrar a la última que le faltaba decidió primero asomarse, por alguna extraña razón. Se horrorizó al presenciar aquel baile entre ellos dos, no solo porque aquello obviamente tenía un significado romántico, sino porque cayó en cuenta que todo este tiempo había estado equivocada. 

Después de haber sido brutalmente rechazada por Hibari, ella empezó a recibir regalos por parte del castaño a forma de cortejo; ella jamás los hubiese aceptado, porque era un idiota y muy poco para su nivel, pero como notó que a Kyoya le molestaba aquello entonces no dudó en recibirlos. 

Creía que ese pedazo de cretino se había arrepentido muy tarde de su decisión y finalmente había caído ante sus encantos, muriéndose de celos con cada detalle que el castaño le entregaba; le encantaba hacerlo sufrir de esa manera, esperando que pronto volviera a ella arrepentido por la forma en la que la trató y la intentara convencer de formar una relación. 

No le importaba qué tanto tendría que aceptar por parte del castaño porque al final tendría lo que quería. Pero ahora que veía a aquel par, lo entendía; Hibari siempre estuvo enamorado de él y no de ella. Y lo único que logró con lo del baile fue hacerlos mucho más cercanos. 

Estaba dispuesto a arruinar su lindo momento, pero una llamada entrante a su celular la hizo alejarse para contestar. 

Su reputación se estaba cayendo en pedazos, al parecer alguien había oído lo que dijo sobre haber rechazado a Hibari por Tsuna y lo había divulgado entre los estudiantes. 

Sentía que se estaba ahogando lentamente; necesitaba encontrar la manera de que la situación estuviera a su favor. 

Intuía que Hibari ya sabía que había sido ella lo que planeó lo del baile, aunque desconociera las razones exactas, y el rumor que se estaba esparciendo a toda velocidad la ayudaba a que si él decidía exponerla los demás pensaran que se trataba de alguna sucia estrategia de celos. 

Era una cosa menos de la qué preocuparse; sin embargo, conociendo los verdaderos sentimientos de Tsunayoshi se veía venir otro rechazo. Uno que bien podría ser el golpe de gracia para su preciado estatus. ¿Qué tan patética debía ser para que el bueno para nada de Tsuna la rechazara? 

Y justo cuando iba a pensar que irse de la ciudad sería la mejor solución para todos sus problemas, una idea alocada cruzó por su cabeza; es cierto que Hibari estaba enamorado de Tsuna todo este tiempo, pero él no. Él, hasta hace poco, había dejado de gustarle, o eso quería suponer. 

Pensó que quizás solo estaba confundido por todas las emociones que el baile dejó, entonces solo bastaba con seducirlo y volverlo a tener bajo su merced. Y si eso sucedía, podría manipular a su antojo a Hibari. 

Una sonrisa maliciosa apareció en su bello rostro, dando por sentado que ese sería su plan maestro. 

—Disculpa —un hombre apuesto que acababa de acercarse a la que parecía ser la única persona en la planta hizo que diera un sobresalto—, estoy buscando a mi alumno. 

♡   ♪   ♡   ♪   ♡

Mukuro tenía una sonrisa de victoria en su rostro, parecía que el éxito de su amigo también era suyo, y giró su cabeza para ver el par que lo estaban acompañando detrás del monitor de su computadora, parecían estar atónitos con lo que estaban observando. 

—Ku, fu, fu, fu, pensé que sabrían de la relación de este par —comentó divertido, disfrutando plenamente la reacción plasmada en sus rostros, subió la mirada al notar que Tetsuya había conseguido información de los secuestradores de Chrome y extendió su mano, en espera de que le fuera entregada una hoja—. No le daré más problemas a Hibari, me encargaré personalmente de esto. 

—Un segundo, cabeza de piña —Hayato dirigió su curiosa mirada al mencionado, frunciendo el entrecejo por lo complicado de la situación—. ¿A qué te refieres con relación? —Las palabras salieron con dificultad, creía firmemente que Hibari solamente estaba aparentando y en realidad era el causante de todas las desgracias de Tsuna, pero lo que se mostraba en pantalla parecía todo lo contrario. 

Había una fuerte contradicción ocurriendo en su interior; por una parte, se sentía aliviado de que Hibari no representara un problema en la vida de Tsuna y, por otra, sentía angustia por pensar en que sería desplazado por la familia Sawada. Dejaría de ser el favorito de Reborn, Nana dejaría de llamarlo y tratarlo como un hijo, y Tsuna obviamente pondría a Hibari antes que él. 

— ¿Hibari-san y Tsuna...? —Takeshi llevó una mano a su boca, en un intento en vano de reprimir una expresión de sorpresa, y su mirada volvió a caer en los que continuaban bailando sin sospechar ni un poco que estaban siendo espiados—. No puedo creerlo, ¿son novios? 

—Rokudo-sama —Tetsuya volvió a robar la atención del mencionado, queriéndose morder la lengua intencionalmente para evitar llamarlo de aquella forma—, es mejor que deje esto en manos del comité disciplinario. Siendo usted de otra escuela, no tiene... 

—Entiendo —respondió sin dejarlo terminar, movió la mano para darle a entender que se marchara y caminó hasta donde se encontraba Chrome para rodearla con su brazo—. Sólo asegúrate de que sufran. Y mucho, ku, fu, fu, fu.

Kusakabe asintió en silencio, no podía prometerle nada porque al final el que tomaba la decisión iba a ser Kyoya, aunque presentía que él también pediría lo mismo, salió de la sala del comité sin decir nada más y caminó por los corredores en busca de subordinados para que lo ayudaran en dicha misión. 

—Claro que lo son —se dirigió hacia el beisbolista con una sonrisa pintoresca en su rostro, era extraño verlo así de feliz, alzó su mirada para ver el techo del lugar, tratando de recordar algo que pudiera confirmar su teoría, y bajó mucho el tono de su voz—. Creo. 

Yamamoto y Gokudera no fueron capaces de escuchar su última palabra, ni siquiera se dieron cuenta que había agregado algo más, estaban tan distraídos con lo que mostraba la pantalla que no estaban poniendo mucha atención; nunca se hubiesen imaginado que los gustos de Tsuna fueran tan... diferentes. Y aunque ese no era el problema, era extraño que lo mantuviera como un secreto todo ese tiempo; se suponía que los tres eran muy buenos amigos, que no había motivos para ocultarse algo, ¿entonces por qué nunca vieron que ellos dos tenían una buena química? 

¿Por qué tuvo que ser un desconocido quien les diera la noticia? Se sentían dolidos. Porque aparentemente Tsuna no les tenía la suficiente confianza para decirles algo así y porque tuvieron que enterarse de algo tan importante de una manera no convencional. 

Gokudera se sentó derrotado, dejando su mirada en el teclado que había frente suyo; no podía hacerle reclamos, él también tenía sus secretos y se imaginaba que el beisbolista también. Suspiró con lentitud, aceptando que aún no era digno de merecer la completa confianza de Tsuna, y su mirada regresó a la pantalla tras escuchar un sonido extraño. 

—Uh... Llegó al 100% —avisó tras leer la notificación. 

El de cabello azul reaccionó con rapidez, giró la pantalla para poder verla y cambió de lugar el teclado junto con el mouse para poder usarlos, cambió de ventanas hasta dar con su programa y sonrió tras obtener justamente lo que Hibari había estado buscando; los mensajes de Haru estaban más que claros, Kyoko había sido la mente maestra de la siniestra broma. Y había algo más. 

— ¿Conocen a Gokudera? —Cuestionó Mukuro tras retirar la mirada del monitor, dándose cuenta que al mencionado lo tenía enfrente gracias a la reacción que hizo—. ¿Conoces a Miura Haru? 

— ¿La chica de Midori? —Interrogó Yamamoto tras escuchar el nombre, la identificó tan rápido que dejó sin palabras a su amigo. 

Mukuro asintió tras la interrogante planteada, regresó su mirada hacia la pantalla al mismo tiempo que iba revisando la larga conversación entre las dos chicas y tuvo que mantener su rostro con una expresión seria para no mortificar a los que lo estaban observando. Chrome se dio cuenta que algo escondía, por lo que muy discretamente caminó hasta donde él para leer también la conversación, y trató de hacer lo mismo que su primo, aunque fue difícil suprimir cualquier emoción que se quisiera reflejar en su rostro. 

—Kyoko me la presentó hace tiempo —confesó sin mucho interés; aunque Haru fuese a una escuela élite exclusivo para mujeres, él la consideraba como una idiota, como casi todas las de su mismo género—. Hemos hablado un par de ocasiones, ¿por qué? 

Rokudo pensó seriamente en si debía contestar, no sabía de qué manera se lo podría tomar. Dirigió su mirada hacia la chica que estaba a un lado suyo, tratando de leer sus pensamientos a través de sus ojos heterocromáticos. 

— ¿Sucede algo malo? —Yamamoto fue quien preguntó tras varios segundos en silencio. 

Se encogió de hombros; había visto cosas así un par de veces, pero como no eran personas que conocía no les dio mucha importancia. Sin embargo, Gokudera parecía ser un amigo muy cercano a Tsuna, quien creía firmemente era pareja de su mejor amigo, Hibari; así que debía haber una conexión entre él y Hayato, aunque no directamente. 

— ¿Por qué no lo ves por ti mismo? —Giró lentamente el monitor. 

Gokudera se extrañó ante la petición, creyendo que solamente estaba siendo dramático y exagerado, leyó mensaje por mensaje, analizó cada fotografía y sintió cómo el horror poco a poco iba ganando territorio en su interior; palabra tras palabra, imagen tras imagen, parecía una broma de muy mal gusto, pero la forma en la que hablaban le decía que era todo lo contrario. 

Yamamoto no supo cómo reaccionar con la nueva información adquirida, estaba estupefacto. Sabía bien que su amigo era muy guapo, por algo siempre llamaba la atención de todos, pero nunca se imaginó que alguien haría tales locuras por eso. Se levantó sin decir nada, ni siquiera le dirigió la mirada al que estaba a su lado, y salió del lugar para tomar algo de aire; en una situación así, lo menos que quería era estallar frente a todos. 

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Gracias a todos por continuar leyendo:)

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