Capítulo 3

Caroline se sentía genial con la simple idea de poder tener a su hermano con ella y recuperar el tiempo perdido volviendo a tener la relacion que tenían antes. Sin embargo, la embargaba la duda de cual podría ser la razón de que se hubiese querido ir de casa de sus padres sin que le diera ninguna explicación y tan solo le hubiese pedido permiso para quedarse con ella. 

A la mañana siguiente se levantaría temprano para ir a buscarle a la estación de autobuses y no le iba a presionar en ningún momento, él sabía que podía confiar en ella ciegamente y que cuando estuviera preparado para contarlo se lo iba a poder decir sin ningún problema, sin juicios de valor ni comentarios fuera de tono. Pensando en eso, es posible que el problema hubiese venido por ahi. De toda su familia su padre era tal vez el más estricto y menos dado al diálogo, estaba más chapado a la antigua y acostumbrado a que cualquier cosa que él decía se debía acatar sin más dilación. 

Se fue a la cocina dónde se preparó una infusión y un emparedado de pavo para cenar con la idea de después de darse una ducha y meterse en la cama. Iría por la mañana a buscar a su hermano y después de acomodarlo en casa marcharía a trabajar y dejaría que pasara el tiempo para ver como se desarrollaban los acontecimientos. 

Cuando tenía el sueño bien cogido el sonido de su teléfono la despertó. De forma automática descolgó la llamada y contesto. 

- Caroline, sé que tenías el turno de tarde pero necesitamos que vengas ahora mismo. Han chocado tres coches en la carretera y tenemos los boxes de urgencias a rebosar. Siento joderte así el día pero necesitamos todas las manos posibles.

Era uno de los inconvenientes de trabajar como enfermera en la unidad de urgencias. Normalmente respetaban bastante los turnos de cada una de ellas pero cuando se producían situaciones extremas como esas tenían que tirar de las diferentes compañeras. 

- Sin problema Ray, déjame hacer una llamada y voy - le pidió al jefe del turno de urgencias. Debía ir esa misma mañana a buscar a su hermano y no le iba a ser posible y necesitaba alguien que fuese a buscarlo en su lugar. Marcó de forma autómatico que otras tantas veces había marcado cuando tenia una emergencia. 

- ¿Diga? - su voz de dormido le impedía incluso vocalizar. Estiró la mano y vio que el despertador marcaba las cinco y media de la mañana, por unos segundos se planteó el mandar a la mierda a quien fuera que estaba llamando, hasta que identificó que se trataba de Caroline - ¿Qué ocurre? ¿Todo bien? - su tono era dulce, pero es que siempre que hablaba con ella no podía remediarlo. 

- Si, si, todo va bien, es solo que ha habido una urgencia en el hospital y debo ir ¿Podrías ir a buscar a mi hermano a la estación de autobuses esta mañana? 

- Sin problema. 

- Viene en el autobús que viene desde Nueva York y llega a las diez y cinco. Quedé con él que lo esperaría en la cafetería que hay justo enfrente de la estación. 

- De acuerdo, si no te importa duermo un poco más y voy por él en unas horas - acto seguido se programó el despertador para las nueve. Esa mañana no saldría como cada día a hacer ejercicio. 

- Mil gracias, te debo una muy grande - y colgó. 

Tras haberse vuelto a dormir se despertó con el sonido de la alarma y se puso en pie sorprendentemente deprisa. Con la misma ropa del día anterior cogió las llaves del coche y se fue hacia la estación de autobuses. Mientras iba conduciendo pensó que era muy probable que tuviese serios problemas para reconocer al hermano de Caroline ya que no lo veía desde los tiempos de la universidad y estaba convencido que en todo ese tiempo el chaval algo habría cambiado. 

La estación de autobuses estaba repleta de gente que entraba y salía cuando Cody estaba aparcando enfrente. Salió del coche y le mandó un mensaje a Caroline conforme había llegado y estaba esperando. Se fue a la cafetería y pidió un espresso con latte mientras hacía tiempo. Se sentó en una de las mesas que había más cerca de la puerta y estuvo trasteando el móvil a la espera de que llegase. Durante unos segundos se sntió como un espía en una novela negra y esbozó una sonrisa al imaginarse con una gabardina y un sombrero de ala ancha mientras aparecía la escena dónde el estaba después de un fundido en negro. 

Miró el reloj y vio que marcaban las diez y cinco, levantó la cabeza y vio que entraban tres chicos juntos e intuyó que ninguno de ellos era el hermano de Caroline hasta el momento en que dos de los chicos se apartaron y se sentaron juntos en una mesa, el tercero se quedó en la puerta y escrutó con la mirada cada una de las mesas del bar. Cody levantó la mano e indicó que estaba ahí sentado, a fin de cuentas si resultaba que no era él siempre podía disculparse y alegar que había sido un error. 

El chico se sentó justo enfrente de Cody e indicó con la mano al camarero que le trajera lo mismo que estaba tomando él. 

- ¿Es que no vas a saludar al hermano pequeño de tu mejor amiga? 

- No tenía muy claro si eras tú, hacía mucho tiempo que no te veía. 

- Vamos, no he cambiado tanto. 

El chico que tenía Cody enfrente no se parecía en nada al muchacho que él recordaba. La última vez que lo vio era un chico delgado y desgarbado con el pelo enmarañado, de esos que hacía mucho que no habían visto un peine ni un buen acondicionador. Siempre iba con la vista baja y con aspecto de tener que pedir perdón por su mera existencia. Lo que si que recordaba perfectamente era que siempre tuvo cara de muñeco. La persona que tenía ante él era completamente diferente. El niño que antes era había desaparecido para dejar paso a un chico alto, joven y con un cuerpo atlético que se adivinaba bajo la ropa. En sus facciones atractivas mostraba un aire de seguridad y a la vez una actitud de chico malo que podía llegar a cautivar. El hermano de Caroline le miró fijamente con esos profundos ojos verdes que parecía que iban a atravesarte el alma y le sonreía descaradamente. 

- ¿Te importa pagar tú los cafés? Mi madre me dio lo justo para el billete de autobús - durante unos segundos se planteó sacarle el tema de qué le había traído con su hermana pero eso era algo que solo le competía a Caroline.  

- No hay problema - no sabía decir exactamente porqué pero le ocurría lo mismo que con su hermana que era incapaz de decirle que no. 

- Muchas gracias. Bueno, ¿nos vamos? - cogió sus bolsas y se fue hacia la salida con el café en la mano -. Me han dicho que me habéis acondicionado una habitación la mar de confortable. 

- Si bueno, algún arreglo hemos hecho - sonrió al contestarle - depende de lo que entiendas por confortable. No sé si tu hermana te ha dicho algo, es la habitación que ella usa de despacho cuando a veces trabaja des de casa.

- Supongo que al menos mi nombre si que lo recuerdas, ¿no? - hizo un mohín de broma -. Tommy, me sigo llamando así. 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top