Capítulo 1.

POV Lexa.

—Maldita sea, llegué muy temprano.

Técnicamente yo era la única en el estacionamiento, había carros, pero estaban en el otro extremo de la escuela. Tomé mi mochila, mi celular y me dispuse a bajar.

Ni modo, siempre soy la primera, quizá soy la única que se toma más en serio esta clase, pero es que mi sueño siempre ha sido ser actriz, seria increíble algún día poder salir en alguna película o serie de Netflix.

Cuando llegué al teatro, todo estaba muy oscuro, lo cual se me hizo extraño, se supone que las luces del lugar siempre deben estar encendidas.

Me adentré y con mis manos busqué el interruptor, cuando lo encontré lo prendí.

Al girarme y ver hasta el escenario, quedé en shock, no podía creerlo, oh por Dios.

—¡Madison! —grité y corrí hasta el escenario, Madison estaba colgada del cuello, su apariencia se miraba horrible, parece que ya tiene algunas horas así, su piel estaba comenzando a ponerse morada, sus labios incluso se ven asquerosos.

No supe que hacer, mi primer instinto fue bajarla, pero no había forma que yo pudiera hacerlo, estaba muy arriba, mierda, ¿Qué hago?

La puerta se abrió, dejando ver a Maritza con sus gafas de sol puestas y su celular en la mano.

—¿Qué mierda pasó? ¿Qué hace Madison colgada?

—¡Está muerta! —grité asustada. —No sé qué hacer, no puedo bajarla, se suicidó, Maritza.

—Creo que se veía venir, toda la ciudad está hablando de ella, de lo que hizo con el profesor, me sorprende que se haya tardado tanto en hacerlo, quitarse la vida como la cobarde que es.

Mis manos comenzaron a temblar, pobre chica, debió pedir ayuda en vez de hacer esto.

—Llamaré al 911 —Maritza tecleó en su celular y yo solo asentí mientras mi mirada seguía en Madison.

Logré escuchar que Maritza empezó a contarles rápidamente lo que había pasado, más bien lo que ella suponía que había pasado, les dijo la dirección y después colgó.

—Quieren que la bajemos.

—¿Qué?

—Que asco, yo no voy a tocar eso —ella hizo una mueca de asco y se giró.

No creo que bajarla ayude en algo, estoy segura que lleva horas así, su cuerpo está deteriorándose rápidamente.

Unos minutos más tarde, los demás comenzaron a llegar, todos se quedaban atónitos al ver a Madison colgada, pero más de uno supo que esto iba a suceder.

—Le voy a tomar una foto —Carlos sacó su celular y se acercó al escenario.

—¿Qué mierda sucede contigo? ¿No te parece una falta de respeto hacer eso?

—Claro que no, ella es viral en la ciudad, si queremos ganar seguidores, tenemos que subir estas fotos a nuestros perfiles.

—Eres un estúpido.

No quiero estar aquí, todos son unos hijos de puta, ¿Cómo pueden hacerle eso a alguien muerto? No puedo creer lo estúpidos que son, me puse de pie y me dirigí hasta la entrada del teatro, desde aquí pude ver llegar a una ambulancia y varios policías.

Decidí irme a casa, no quiero estar aquí cuando la bajen y sus jugos de muerta empiecen a brotar de su cuerpo, así que solo me fui de ahí, sin decir nada.

Al llegar a casa, le conté a mi madre lo que había pasado y me fui a mi habitación, ahí me tiré a mi cama y cerré los ojos.

***

Un año después...

POV Luna.

Hoy se cumple un año de la muerte de Madison y las redes sociales no se cansan de reproducir su video con el profesor, al igual que el video que subió Carlos a su perfil, Madison con un aspecto asqueroso colgando sobre el escenario, me alegra no haber estado ese día.

Me hice una coleta y me recosté en la cama, me cobijé y me dispuse a dormir, ya era algo tarde y mañana hay escuela.

Apagué la luz de mi pequeña lampara y cuando me disponía a cerrar los ojos para poder conciliar el sueño, un airé helado entró por mi ventana, bufe molesta y prendí la luz.

—¿Qué mierda? —la ventana estaba cerrada, no, quizá solo fue un escalofrió o hay una grieta o algo.

Me puse la cobija hasta la cabeza y cerré mis ojos, los abrí como platos cuando escuché unas pisadas en mi alfombra, Dios mío, alguien entró a mi habitación, recordando todo lo que he visto en distintas películas, opté por gritarle a mi madre, pero cuando estaba por hacerlo, sentí que cubrieron mi boca.

Dios mío, estaba tan aterrada, no podía ver nada, y esa mano seguía en mi cara, impidiéndome gritar por ayuda, intenté quitarla, pero estaba demasiado fría.

—No grites —una voz escalofriante, pero dulce resonó cerca de mi oído.

—¿Quién eres?

—¿Ya no me recuerdas? Soy yo, Madison.

Negué rápidamente, y me levanté de la cama.

—Tú estás muerta, no eres real, estoy soñando, esto es una maldita pesadilla.

—Necesito tu ayuda, necesito por fin poder descansar en paz, pero no podré hacerlo hasta saber quién me asesinó.

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¡Primer capitulo!
Esperó y les haya gustado.
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