Capítulo único

Su respiración se tornaba agitada y su mirada mostraba un terror absoluto, frente a él estaba un enmascarado, su rostro estaba cubierto con una tela amarillenta y desgastada en la parte de los ojos que le permitían al parecer ver. En su mano derecha sostenía una hacha filuda que se acercaba a su rostro cada vez más, las piernas de la víctima no se movían, lo habían traicionado. Su vida estaba condenada, su rostro fue cortado a la mitad frente a todos nosotros, para luego caer su cuerpo inerte frente a nuestra mirada aterrada.

Él era nuestro compañero.

Sólo éramos un grupo de seis estudiantes que queríamos pasar unas buenas vacaciones, un día antes de celebrar Halloween. Lo único que anhelabamos era experimentar una aterradora experiencia, ver fantasmas o algo paranormal, no más que eso.

Daniel fue el primero en proponer este viaje, yo no estuve conforme del todo, se decía que era un lugar muy peligroso, pero accedí de todas formas. Aunque no era muy hablador como ellos, logré unirme a su grupo. No podía defraudarlos.

Daniel, Karl, Max, Freddy, Antonio y por último yo, Sarit. Conformabamos un tipo de banda, todo el tiempo molestándonos entre sí, con bromas más pesadas que las otras, éramos realmente un grupo unido, aunque lo único que no estaba de acuerdo, era ver cómo molestaban al nuevo chico. Es alto, tiene un color extraño de cabello y utiliza unos grandes anteojos , le llaman el nerd, destacaba mucho y al parecer en eso le tenían envidia mi grupo. Incluso su nombre era llamativo, se llamaba, Malheur.

Ahora mismo, lo único que nos interesa es salvar nuestras vidas, aquellos recuerdos de nosotros siendo uno solo, en este momento se desintegra de a poco. Cada uno estaba dispuesto a correr por su vida. Daniel, el líder, ya no estaba. Solo su cuerpo tendido en medio de un charco de sangre. El olor a podrido del lugar, nos invitaba a sentir asco, miedo y escalofríos. Solo podíamos tapar nuestra boca con nuestras manos para no gritar. Tal vez ese mismo olor, nos hizo sentir débiles. Como si fuera una droga.

La densa neblina nos ayudó a dispersarnos con facilidad, cada uno huyó por su cuenta y yo hice lo mismo, por momentos mis piernas temblaban y sudaba frio. En mis recuerdos, solo podía ver la imagen del asesino.

Divagué sin saber nada de mis amigos, hasta que ví a Karl al lado de un árbol con la boca aún cubierta y tratando de no hacer ni un leve ruido, se había lastimado la pierna derecha al huir, así que yo traté de ayudarle sin dudarlo, pero un intenso frio rozó mi rostro que me impidió instintivamente dar un paso más, el enmascarado reía satisfecho con una carcajada retorcida, al ver a Karl tan indefenso como un pequeño venado. Lo agarró de su cuello, levantándolo hasta que él no sintiera la superficie. Karl estaba aterrado, no podía ni mencionar ni una palabra y yo solo podía ver la escena de lejos con los ojos llenos de lágrimas, viéndo como aquel asesino sacaba una filuda daga, acercándolo lentamente hacia su pecho.

—¿Una muerte rápida o lenta?

Mencionó en pregunta ante la sorpresa de Karl, que sólo contestó «rápida» al verse derrotado y a punto de perder el aliento.

—Hoy es día del opuesto, grita hasta no tener voz.

La filuda daga atravesó su pecho lentamente y bajó como si desmembrara a un animal, el grito de Karl estremeció todo el lugar y yo sólo me tapé ambas orejas volteando de inmediato, para luego huir como el cobarde que era.

Luego de varios minutos de estar huyendo, por fin pude respirar por el cansancio, mi cabeza era un desastre, sólo quería despertar de esta pesadilla. No soportaba la idea de ver morir a mis amigos y no poder hacer absolutamente nada. Me escondí en una cabaña abandonada en medio de la nada, cada parte del lugar estaba cubierto de hongos y humedad. Con escombros de grandes maderas esparcidos y apilados.

—Aléjate...Aléjate Sarit.

Oí en susurros la advertencia de Max, aquel asesino estaba a un metro de mi y de mi amigo a unos pasos de la vista de aquel psicópata. No tenía nada a mi alcance, no sé qué tipo de suerte tenía, pero pareciera que él no se diera cuenta de mi presencia o sólo me ignorara, pero me escondí por el miedo, a la vez que el dolor en mi corazón aumentó, la culpa me consumía.

—¿Tratas de correr?

—¡Bastardo! ¡¿Qué quieres de nosotros?!

—Comenzaré por la pierna derecha.

Su voz sonaba ronca y tétrica, tan escalofriante cuando ese ser se reía.

Alzó su hacha con rapidez y corto su pierna derecha antes que Max pudiera correr, un gritó desgarrador estremeció mi cuerpo, no quería ver más, sólo me quedaba escapar de una muerte inminente. No era necesario ver que sucedía, cuando finalmente Max dejó de emitir algún ruido.

Yo sólo huía con el corazón agitado y mi respiración a mil. Mis piernas ya no querían avanzar, pero me levanté. Dí cinco pasos hacia un gran árbol viejo y me recosté ahí, a poco metros de mi vista pude ver a uno del grupo tirado en el pasto, pasmado fuí hacia él, mientras mi miedo incrementó al pensar que solo vería un cuerpo inerte.

Pero no fue así.

Freddy se encontraba desmayado, con una fiebre alta, el cual al recobrar algo de conciencia, quejidos de dolor murmuró.

Arranqué parte de mi blusa y al ver la mochila de Freddy, rebusqué dentro de el para encontrar agua y así fue. Tenía una botella grande de agua y yo remojé el pedazo de tela con el líquido, para finalmente ponerlo en la frente de Freddy. Pasaron pocos minutos, hasta que él al fin pudo abrir los ojos con más claridad.

Pero su mirada en segundos se mostró aterrada.

Volteé con un sudor frío en mi cuerpo, que se estremeció al ver a aquel sujeto con aquella hacha en su mano. Mirándonos como si fuéramos simples animales.

Freddy de inmediato me empujó y trato de huir corriendo por instinto, tanto fue el terror que sintió que se olvidó de su fiebre. Pero como siempre, extrañamente aquel sujeto ignoró mi presencia y fue hacia Freddy, quien lo pudo agarrar de su brazo a unos pocos metros de haber corrido. Y yo sólo, lo único que pude hacer es retroceder como el cobarde que era.

—¿El brazo derecho o el izquierdo?

Oí preguntarle con aquella voz tétrica.

—¡Dejame ir! ¡Yo no te hecho nada!

—Empujaste a tu amigo para salvarte, fue con la mano derecha. Empezaré con el.

No sabía exactamente, pero por segundos me pareció sentir que aquel horrendo sujeto, no pensaba atacarme ¿Porqué?

Cuando oí el desgarro del brazo de Freddy. Tapé mi boca al sentir querer vomitar, era demasiado ver tales escenas crueles, sin poder hacer absolutamente nada.

Corrí del lugar, otra vez.

Sólo quedaba uno, Antonio.

Al llegar a una especie de laguna lleno de fango rodeada por la espesa neblina, ví una figura sentada al borde de la laguna, corrí de inmediato al ver que era Antonio, a pesar de que estaba de espalda. Grité su nombre con apuro.

Pero no me respondió.

Sentí mi mano temblar al tocar su hombro y agitarlo, presentía que algo estaba mal y mi respuesta se aclaró cuando cayó al piso. Al voltearlo para ver si aún estaba con vida, mi gran sorpresa fue que Antonio...

No tenía ojos.

No sabía qué sentir, mis lágrimas y mi desesperación no me dejaban pensar bien... Pero recordé.

Daniel, era popular por tener un rostro bonito y fue asesinado partiendo su rostro en dos.

Karl, tenía una voz de prodigio y fue asesinado gritando por el dolor de ser desmembrado como un animal.

Max, era un excelente corredor y sus piernas fueron cortadas hasta morir desangrado.

Freddy, era un baterista que destacaba en su grupo y fue desmembrado ambos brazos, hasta morir también desangrado.

Antonio, sólo destacaba por su buena apariencia y ojos que destacaban en contraste de su arrogancia. Él finalmente se quedó sin ojos.

Y...

Sarit, era el único no tan especial del grupo, su único error fue juntarse con ellos. El talento que más destacaban de todos ellos era de ser unos hostigadores.

¿Quién soy yo?

¿Porqué sé tantos detalles?

Porque no soy Sarit, sino Malheur.

¿Qué haré con Sarit?

Su castigo fue presenciar la muerte de sus amigos, verlos morir uno por uno. Su silencio ante mi humillación, es algo que no puedo perdonar.

Sarit, ahora este bosque será tu hogar.

Para siempre.

Junto a tus amigos.

No es bueno dejar evidencia, incluso para el que leyó esto.

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