La víspera del 26
Entre abrazos y sollozos de mis padres por verme despierta y una revisión por parte del médico quedó confirmado que por fin había recuperado la memoria, por fin sabía quién era.
Ninguno de los médicos o enfermeros se podía llegar a explicar cómo había sucedido aquello, aunque yo tenía una ligera sospecha de que los besos que compartí con Izuku tenían algún tipo de relación. Pero decidí no comentar nada, prefería que esos fueran momentos que solo Izuku y yo supiéramos, momentos que se quedarían almacenados en nuestra memoria.
Después de que el médico sacara varias conclusiones junto a mis padres que no llegué a escuchar porque no estaba prestando atención me dijeron que ese mismo día podía irme a mi casa y celebrar la navidad tranquila.
No tardé mucho en preparar mis cosas para poder irme a casa lo más pronto posible. En el momento en que fui a lavarme la cara y peinarme en el baño me quedé mirando fijamente mi reflejo en el pequeño espejo que este tenía. Varias emociones y pensamientos se me pasaron por la cabeza. Por una parte, me alegraba el hecho de haber recuperado mis recuerdos y de haber perdido ese impertinente dolor de cabeza. Todo esto indicaba que por fin todo los problemas habían acabado, al menos por el momento. Como dice el dicho: Después de la tempestad siempre viene la calma.
Por fin aquel puzle mental que tenía estaba completo, o lo estaría si no fuera por una pieza en específico. Una pieza muy importante y vital en toda esta odisea que había ocurrido, Izuku Midoriya. El hecho de que ambos hayamos confesado nuestros sentimientos mutuos no quería decir que dejara de estar confundida en ciertos aspectos. ¿Después de todo lo que hemos pasado qué tipo de relación tenemos ahora? ¿El hecho de que la Liga de Villanos y sobretodo Toga sepa sobre lo que sentimos el uno nos habrá creado un punto débil? Y si eso es cierto, ¿no deberíamos dejar nuestra relación tal y como estaba para que no exista ese punto débil?
Me quedé cuestionándome todas estas ideas durante el trayecto a mi hogar e incluso durante la cena navideña que tuvimos. La comida de esta cena fue muy simple y modesta y solo vinieron un par de familiares cercanos a la cena a demás de mis padres y yo, pero en mi familia esa era la definición de cena navideña. Estuve tan ausente en esa cena con mis pensamientos que mis padres tuvieron que sacarme del trance varias veces por lo visible que estaba siendo.
Sra. Uraraka: ¿Ochako? Te veo muy pensativa, cielo. ¿Ocurre algo? ¿Te encuentras mal?
Ochako: ¿Qué? ¡Ah, no! ¡No es nada! Solo que no tengo mucha hambre.
Sr. Uraraka: ¿Que no tienes hambre? ¡Qué raro! ¡Si siempre eres la que más come en las cenas!
El resto de mis familiares se rieron ante esa aclaración.
Ochako: ¡P-PAPÁ!
Sr. Uraraka: Lo siento, cariño, pero tampoco me lo puedes negar.
El resto de mis familiares continuaron riéndose.
Ochako: ¡En serio, papá!
Sra. Uraraka: ¿Estás segura de que no quieres comer más? ¿Ni siquiera unos mochis de fresa?
Ochako: ¿Puedo comerme los mochis en mi habitación? Es que de verdad que no tengo hambre.
Sra. Uraraka: Está bien, cariño. Pero no llenes tu habitación de migas, ¿entendido?
Ochako: No lo haré. Muchas gracias, mamá. ¡Eres la mejor!
Me fui a mi habitación con los mochis de fresa después de despedirme de mis familiares y abrazando a mi madre y a mi padre un poco a regañadientes pero sin estar enfadada con él. Era típico de él hacer algún comentario de ese estilo.
Una vez en mi habitación me acomodé en mi cama y me puse a comerme los mochis de fresa procurado no manchar nada mientras que hablaba con Mina por mensaje sobre los detalles de cuando íbamos a quedar.
Ochako: Hola, Mina. ¿Entonces, sobre qué hora hay que estar en los dormitorios de la academia?
Mina: ¡Hola, Ochako! Tenemos pensado quedar bastante tarde, sobre las 7 más o menos, al punto de pedir algo para cenar en los dormitorios y volver casi al día siguiente en la madrugada a casa, o si se prefiere dormir en los dormitorios.
Me quedé pensando en aquel mensaje. Eso significaba que ya sería 27 de diciembre mientras estaba con mis amigos y compañeros de clase. Me preguntaba si alguno recordaría felicitarme.
Ochako: Vale, ¿y tengo que llevar algo o ponerme alguna cosa en concreto?
Mina: Tú solo llévate a ti misma tan guapa como vas siempre y con eso será suficiente.
Ochako: ¡Oh, gracias Mina! Solo una pregunta más, ¿quiénes estarán ahí?
Mina: Creo que casi todos los de clase, aunque creo que no vienen ni Koda ni Shoji. Pero ya de por sí es un éxito que hayamos logrado convencer a Bakugou de venir.
Ochako: ¿Y vendrá Izuku?
Mina: Estoy bastante segura de que él vendrá a la quedada. Fue uno de los primeros en confirmarlo. ¿Acaso es que quieres verlo?
Mientras que leía la pregunta de Mina pude imaginarme perfectamente la cara que debió poner mientras que la escribía.
Ochako: ¡No es lo que tu piensas! ¡Era solo por curiosidad!
En realidad eran las dos cosas a la vez, pero no me atrevía a darle la razón a Mina de manera tan directa.
Mina: Curiosidad, sí claro... ¿Entonces nos vemos ahí?
Ochako: Sí, ahí estaré.
Mina: Perfecto, y seguro que Midoriya también tiene curiosidad por verte...
Ochako: ¡Mina Ashido!
Mina: Vale, ya paro, pero no lo retiro. ¡Nos vemos mañana!
Dejé el teléfono en una mesilla cerca de mi cama y me tumbé en mi cama ya con mi pijama puesto. Mina tenía razón cuando escribió sobre que quería ver a Izuku, y supongo que también tendría razón cuando escribió que Deku también debía de querer verme. No podía evitar estar nerviosa ante esa situación a pesar de que cada uno le había robado ya un beso al otro, besos que admito que tenía ganas de repetir.
Pero esos besos tendrían que esperar hasta que primero aclarara las cosas con Deku. Solo esperaba que la vergüenza no se apoderara de mí en el momento en el que fuera a hablar con él.
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