6. Si quieres, cásate conmigo
Esa noche la pasé en el palacio, pero no dormí. De hecho, la pasé hablando con el príncipe. Ambos teníamos muchas preguntas. Él sobre qué hacía yo en el bosque y yo sobre qué sabía él de la casa del bosque.
- Hen... Quiero decir, Mask, es alguien muy cercano a mí. Estamos muy unidos.
- ¿Como amigos?
- Más bien como familia...
- ¿Entonces...?
- Y tú, ¿Qué hacías en el bosque? No dejas de perderte en todos sitios- se rió.
- En mi defensa diré que no he salido mucho de casa, pero mi casa sí que la conozco bien, la de veces que me tuve que esconder y veces que la recorrí limpiando el polvo...
- ¿No tenéis sirvientes?- preguntó extrañado.
- Sí, pero mi madre me castiga de esa forma...
- A mí, mi padre me hace limpiar los establos cuando me meto en algún lío- puso cara de asco y luego se rió- me conozco todos los nombres de los caballos.
- ¿No serán tantos, no?
- Teniendo en cuenta que se trata de los establos que albergan los corceles de la caballería... El castigo iba por semanas.
Me llevé la mano a la boca, completamente impresionada. Y yo creía que lo mío era malo. ¿Cuantos cientos de caballos tenía que tener la caballería? Prefería limpiar el polvo, fregar o ayudar en la cocina. De este modo, conocía mejor la casa, me encontraba alguna que otra cosa interesante por el suelo y picaba a escondidas entre comida y comida.
Cuando me di cuenta, estábamos caminando por la playa. El palacio tenía una bonita vista del mar.
- Me extrañó que no vinieras con nadie al baile, una damisela como tú debería de tener pretendientes.
- Bueno, el centro de atención es mi hermana, así que yo me quedo invisible. Además, mis padres seguramente me vayan a casar con alguien que yo no quiera, a menos que me guste alguien aún mejor que su elección, lo cual dudo.
- Mis padres también quieren eso.
Nos miramos de forma triste y comprensiva. Seguramente los pobres no tenían ese tipo de problemas.
- Oye, se me ocurre algo gracioso- dijo medio de broma medio en serio.
- ¿De qué se trata?
- Si quieres, cásate conmigo.
Me quedé asombrada por sus palabras. Jamás pensé que un príncipe me pudiera pretender.
- Quiero decir, tus padres jamás se opondrían a eso, y eres de buena familia, por lo cual a mis padres tampoco debe de disgustarles mucho la idea. Teniendo en vista que al menos nos conocemos un poco, será mejor que unos extraños. Y nos llevamos bien.
- No sé, príncipe...
- Llámame Andrés...
- Andrés.
- ¿Será que ya tienes a alguien?
- Bueno, me intriga saber quién es ese Mask con el que bailé... Tenemos mucho en común.
- Mask... No tengo posibilidades contra él.
Por una parte me entristecieron sus palabras, tampoco quería que se rindiera así de fácil. ¡Era el príncipe! ¡Y me propuso en casamiento! Por otro lado, Mask despertó aún más mi interés, ya que ni Andrés se atrevía a desafiarle, ¿pero por qué sería?
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