00| LA LLEGADA
Una sensación de pánico inundó a Rhodey, provocando una sensación de agitación en su estómago, apretó los ojos con una fuerte inhalación para estabilizarse, antes de recorrer con cautela sus ojos a su alrededor.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando se dio cuenta de que su entorno no le era familiar. Sus ojos se fijaron en el territorio desconocido en el que se encontraba. Esta no era la Mansion Stark en el que había estado descansando con sus hijos hace unos momentos.
Un sonido de pasos detrás de el atrajo la atención de Rhodey hacia el resto de personas. Parece que lo que sea que lo trajo aquí, también los trajo a ellos. Parecían estar en un estado similar de confusión cuando sus ojos recorrieron la habitación en la que ahora se encontraban. Los ojos de Rhodey se fijaron en sus hijos pero eso no calmó su pánico. Lo que queda de su familia estaba junta, pero todavía estaban en un lugar nuevo y no sabían como habían llegado ahí.
Rhodey apretó la boca en una línea firme cuando su pánico se convirtió en molestia. Su mano tembló y quiso agarrar su arma. Iba a matar al que los trajo aquí. Su familia había pasado por suficiente en los últimos meses, y no estaba contento con estar junto a esos bastardos que su esposa llamaba "familia".
La mano de su hijo mayor en su hombro distrajo a Rhodey y lo persuadió para voltearlo a ver. La sonrisa de su hijo desapareció y se convirtió en un ceño fruncido que lo hacía parecer más grande de lo que realmente era.
—¿Dónde estamos? —preguntó una voz, rompiendo el silencio.
Los ojos de Rhodey se entrecerraron al instante. A el no le gustó esto. No le gustó que el y su familia fueran sacados de su casa. No le gustaba no saber donde estaba y ciertamente no le gustaba estar en la misma habitación que el asesino de su esposa.
Rhodey dio un paso adelante, inspeccionando la sala. Era espacioso, pero no tenía ventanas que les proporcionaran alguna pista sobre su ubicación. Una buena cantidad de muebles estaban esparcidos por toda la habitación, había una gran pantalla justo enfrente de la habitación y muchos refrigerios en un estante.
Una breve ráfaga de viento llenó la habitación, sorprendiendo a todos de sus silenciosas reflexiones. Sin puertas ni ventanas que explicaran el origen de la repentina ráfaga.
Rhodey se dio la vuelta hacia el lugar donde había salido el viento.
Parecía que ya no estaban solos.
—Oh, bueno, puedo explicar eso —intervino una nueva voz.
Sobresaltados, los ojos se volvieron hacia una nueva figura de pie junto a una de las paredes en el lado más alejado de la habitación. Los ojos de Rhodey rápidamente se dirigieron hacia sus hijos, Su instinto le dijo que protegiera a sus hijos.
—¿Quién eres? —su voz era peligrosamente baja.
—Lo siento. No fue mi intención asustar a nadie. Los traje aquí con la intención de que vieran la vida de Colette Stark.
—¿Por qué? —preguntó Rhodey.
La figura parpadeó e inclinó la cabeza, considerando su respuesta: —Bueno, sobre todo, quería que su familia supiera que Colette lograra estar bien en este tiempo.
Rhodey se puso un tenso ante la mención de su esposa.
—Pero para hacer esto tendrán que ver varias películas de su vida —continuó el extraño, sin darse cuenta de la incomodidad que causó.
—Entonces, tendrán unas semanas de cine —concluyó con una sonrisa triunfante.
Un latido cayó entre los dos grupos.
La expresión de Rhodey se oscureció, cruzándose de brazos disgustado.
—Sin embargo, no se preocupen, después de que termine la película, todos podrán irse a casa. Promesa.
—Elijan un lugar para sentarse y se empezará a reproducir la primera película.
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