14. Chase.

Chase

Por última vez leí la pequeña carta que mi mano derecha sostenía. No es que sea muy fanático de las cosas cursis y todo eso; pero nada perdía con hacerlo.

Ya en el campus de la escuela observé detenidamente a cada una de las chicas hasta detenerme en una en específico.

Suspiré y me acerqué a ella escondiendo ambas manos detrás de mi espalda, tampoco quería ser tan directo. Quizás si soy un poco cursi después de todo.

— ¡Hey, hola! — saludé una vez estando a su lado.

Ella apartó la mirada de su libreta mirándome un tanto confundida.

— Emm.. ¿Hola?

Me senté frente a ella y nervioso le mostré la pequeña flor en mi mano derecha, la nota la había guardado en mi bolsillo trasero.

Ella me miró confundida y seguidamente abrió sus ojos como platos.

— No puede ser — susurró.

— Sabía que era mala idea. Lo lamento por molestar.

Me puse pie decidido a largarme de aquel lugar y al instante sentí su pequeña mano alrededor de mi brazo deteniéndome. De acercó a mí y nuevamente mis nervios aumentaron, ahora me confundía.

Su otra mano busco la pequeña flor y con delicadeza la tomó.

— No puedo desperdiciar acto tanto hermoso como este — sonrío. Me dio la sonrisa más hermosa que jamás había visto.

Nuevamente se sentó y yo imité su acción.

— ¿A qué viene todo esto?

— Alguien me dijo que le regalara una flor a una chica que pareciera triste. Y bueno, decidí dártela a ti.

— ¿Crees que me veo triste? — enarcó una ceja mirándome divertida.

— No. Bueno, es que te vi sin apartar la mirada de tu libreta y en clases estabas igual — si la había visto antes ya.

Ella inmediatamente cerró su cuaderno — Te informo que no estoy triste, solo muy concentrada en algunas cosas. Pero de todas formas, muchas gracias. Acabas de alegrar mi día.

F tenía razón, su sonrisa contagiaba y ahora era yo quien sonreía.

— Además, es una orquídea. Son mis favoritas.

— Vaya coincidencia — sonreí — espera a que mi madre se entere de que le falta una de sus orquídeas, me matará — ambos reímos — pero valió la pena. Alegré el día de alguien.

— Muchas gracias. En verdad es un hermoso gesto.

— No tienes que agradecer tanto — despeiné mi cabello algo nervioso — por cierto, soy Chase; Chase McConel.

— Faith — murmuró ella — Faith Butcher.

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"A ti que lees esto. Causar la felicidad en las personas es una buena forma de limpiar el alma y la conciencia. Recuerda que aunque no todos merezcan un buen acto por parte de otros. La felicidad depende de acciones, pensamientos y hasta me atrevo a decir que depende de las personas que te rodean.

Nada mejor que una buena acción que mejore el día de alguien más. Cualquiera lo merece.

Si yo pudiera, te daría una flor, un abrazo, lo que sea. Nunca sabes lo que encontraras en la sonrisa de alguien más. Quizás hasta el amor, quizás la felicidad.

— F.

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