Carta 37

Esa vez me estiraste de la ropa para evitar que me fuera de tu lado, lloraste aún peor cuando te diste cuenta de lo que estaba sucediendo: me marcharía sin ti.

¿Sabes? Si pudiera haberte traído de regreso, no lo dudaría en ningún instante.

Volví a aparentar ser fuerte ante las personas, pero cuando subí y sabía que nadie más me vería, me dejé liberar y lloré un río.

Aún me duele recordarlo...

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