Carta 33
Mis días luego de ese episodio fueron monótonos, grices y vacíos, me sentía incompleta, algo en mí faltaba, y claro que eras tú.
Mi otra mitad.
O mi pedazo entero.
Mi sonrisa se opacó; trataba de convencerme de que, si tu estabas feliz... yo también lo estaría.
Pero no dio resultado.
Más me derrumbaba, más te extrañaba, más grices se volvían mis días con cada minuto que pasaba. ¿Te preguntas si es eso posible? Claro que lo es.
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