Carta 22

Eras tan tranquilo que podía dejarte jugando en el corral con tus juguetes e irme a ver una película.

De hecho, recuerdo haberlo hecho y cuando volví seguías jugando tan tranquilamente haciendo imitaciones de sonidos de automóviles o cosas así.

Y cuando te percataste de que yo me encontraba allí me mirabas y sonreías.

¡Me sonreías!

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