Carta 19
Admito que incluso un par de veces en las que te cuidé había sido muy divertido y entretenido apreciar tantas ocurrencias tuyas.
También recuerdo que cuando comencé a no sentirme tan incómoda cuidándote, te enseñé a caminar, ¡y lo hiciste!
Fueron varios intentos, pero ¡Dios! Cuánta felicidad se apreciaba en tu rostro, así como en el mío al saber que fui yo quien te enseñó a dar tus primeros pasos y caminar.
Algo de lo que estoy muy orgullosa.
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