Capítulo 3

"Éramos tan distintos, tan opuestos, tan ajenos y ahí estaba la conexión, y esa era la coincidencia, lo que no teníamos en común."

Valentina

Un día más, y yo aún no podía encontrar una excusa para hablarle. Había dejado pasar un tiempo ya que no quería hacer mi compañía fastidiosa. Esperaría un poco a que llegara un buen pretexto. 

Sonó la campana de recreo, caminaba junto a mis amigas, hasta que vi a Louis. Un gran amigo de la primaria ahora él está en el segundo B. siempre recibe notas de sus acosadoras, pero el al igual que yo solo tenía ojos para una sola persona. Alex es una chica reservada cabello corto algo loca y psicópata suele estar en las jardineras dibujando sola al igual que él.

— ¿Por qué no le envías notas como me las envían a mí?

— ¿No le dará miedo? — Dije dudosa.

— Es anónima Valentina, piénsalo además siempre se pone en el pino puedes pedirle ayuda a Alex. — Sus ojos brillaron y miro su reloj. — Te dejó me voy a física chaíto.

— Esta bien, le mandaré notas. — Susurre.

— ¿Estas Segura, Valentina? — hablo Sarah.

No, la verdad es que quiero pero no puedo.-respondí de vuelta

— ¡Dame acá yo lo hago! — dijo Álex decidida. Admiro a esa chica.
Le hablé de mi problema y quiso ayudarme. Ahora solo a esperar su reacción.

Fue algo graciosa, él solía poner su botella de agua sobre el tronco en donde deje la nota la cual discretamente leyó, le dio algo de miedo y se alejó unos pasos de ahí...
Quizás no había sido una gran idea, pero tenía que intentarlo.

— Háblale de manera natural, sé tú misma. — Ari me miró y yo sólo asentí.

Esa noche terminé de ver la primera temporada de la serie de lindas mentirosas. Estaba algo sorprendida por el desarrollo que está estaba teniendo. Antes de ir a dormir me dispuse a leer un poco en una plataforma de internet y como recomendados me parecieron algunas lecturas del mes: Mi profesor.
Decidí comenzar a leer, la historia era prácticamente un diario dónde de narraban hechos importantes en la vida de una joven estudiante. La verdad es que cuando llegue a la mitad comencé a llorar, me sentí complemente descubierta y a la vez intrigada. ¿Qué se sentirá tener un romance con un profesor? ¿Qué se sentirá mensajear con él?

Y así fue como me quedé dormida, por desgracia había perdido la lectura. No la había guardado, no recordaba cómo se llamaba en ese momento. ¿Cómo terminó esa historia?

Las semanas avanzaban, mis amigas me habían dejado sola pues ya se me estaba haciendo una costumbre ir a verlo cada receso. Y si no lo veía al menos una vez al día me comenzaba a sentir incompleta. Un día como cualquier otro nos sentamos en la banca de cemento del jardín izquierdo del patio principal. Estábamos muy juntos, pero esta vez fue él quien empezó la conversación.

— ¿Y tus amigas? —No me miraba, estaba concentrado en el panorama del patio.

—Fueron a comprar, quizás ya se subieron al salón. —Comencé a jugar con mis pies.

— ¿Por qué te gusta estar aquí?

—Ah, pues vera... —Realmente no tenía una respuesta concreta ante su pregunta, simplemente me gusta estar ahí con él, escuchar su voz, su risa. Pero no podía decirle eso, sonaría muy enfermo de mi parte. Un poco dudosa estaba por hablar cuando el maestro Javier Valencia paso caminando enfrente de nosotros, me miró y me saludó moviendo su mano de un lado al otro. Yo sonreí y le devolví el saludó alegremente.

—Te escuchó. —Víctor hizo que mi atención se desviará.

—Me agradas. —Soltó de repente y el pequeño nudo que se formó en mi garganta había desaparecido. — ¿Te gusta Coldplay? — Siguió hablando y un poco confundida negué.

— Solo conozco algunas de sus canciones pero me gusta Maroon 5.

—Entiendo... —Nos quedamos callados, por un momento nuestra vista se conectó, quería decir algo más pero simplemente ya no podía.

> ¡Beso, beso!<

Esa pequeña exclamación se apoderó de mi cabeza durante unos segundos pero el timbre sonó. Él tenía que entrar a dar clases y yo a recibirlas. Algo incómoda me despedí.
Quizás solo necesitábamos un poco de espació.

—Valentina, ¿Puedo hablar contigo? —Me miró de reojo Javier mientras firmaba mi reporté de lectura. Asentí un poco confundida por el tono de voz que había usado conmigo. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia la puerta. Nos quedamos en el marco de esta.

— ¿Pasa algo? —Pregunté con un poco de incredulidad.

—No lo sé, tú dímelo. — sin entender hice una mueca.

—Ayer te vi muy cerca de ese profesor.

—Ah sí, bueno yo, estábamos hablando de música.

— ¿Él te atrae? —Yo sólo negué con rapidez.

—Bueno, mira tú aún eres muy pequeña y estas experimentando. Pero si decides enamorarte hazlo con alguien de tu edad, yo sé que la edad es solo un número pero te falta mucho por vivir. ¿Sí?, Cuídate mucho. —Asentí mientras miraba hacia el suelo. No era un regaño era más bien un consejo que me puso a pensar. ¿Él realmente me gusta?—Examina tus actitudes. —Valencia regreso a su escritorio y yo sólo asentí.

— ¿Recuerdas su primera discusión?, ¿La manera en que terminaron debido a algún suceso en específico? — La doctora me miraba con interés, escribía algunas cosas que realmente no podía alcanzar a ver dentro de su libreta.

—Sí. Si lo recuerdo, por lo que investigue de él en sus redes sociales era escritor. Ama la poesía y también a una escritora llamada Alejandra Pizarnik. Al parecer cuando comenzó a escribir de manera más natural fue cuando una chica le rompió el corazón. Solía apodarle la rayita. Jamás supe su nombre real, pero al parecer fue su primer amor. Y digo al parecer porque algunas veces el mantenía su vida privada. Tiene un tacto de elefante y creo que fue por eso que me termine rompiendo.

Había pasado un mes desde que lo conocí. Mis visitas se hicieron frecuentes. Después de juntar el miedo que me invadía decidí pedirle su libró.

— ¿Me podría traer uno de los ejemplares? —Sonreí.

—Pues ya no tengo originales pero si copias. Bueno. Está bien pero solo si tú me entregas un comentario.

— ¡Trato! Por cierto ¿Ha estado recibiendo cartas? —Su expresión me hizo reír bastante.

—No. —Cambio su respuesta. —Claro. Me imagine que eras tú. Me diste un buen susto. —Solté una sonora carcajada. Su sonrojó se hizo notorio.

Quién diría que mi orgullo y su actitud me harían explotar. Aquella tarde de viernes se comportó de una manera cruel.
Dejé de mandarle notas porque se alejó y especialmente lo que me dijo ese día me desconcertó...

Emiliano, Ariadna y Daniel fueron a hablarte no sabía para que solo te vi, decidí ir a pedirte un consejo y de un sonoro grito nos apartase a todos.

— ¡Ya chicos! —Dijo un poco alto. Daniel y yo nos mirábamos atónitos. — ¡Chicos retírense, no pueden estar aquí! —dijo un poco más alto y se alejó de nosotros, unos a otros nos mirábamos. Baje la mirada y salimos de la jardinera.

—Nos corrió. —Fue lo que al unísono pronunciamos.

—Cómo es que nos corrió a nosotros y a un lado del hay un montón de niños. —Espeto Ariadna enfadada.
—Que maldito, tanto que Valentina se esmera por ir y la corre. —Sol recalcó.

—Hey, no esté triste Valentina. —intentaba animarme Emiliano, mi hermano de chocolate.

—Ya solo dejare de ir, si quiere estar solo pues adelante. —dije algo melancólica.

El fin de semana ya había pasado, no dejaba de pensar en eso, acaso era tan molesta para que me corriera...
Muy en el fondo me dolía pero nunca me ha gustado llorar en público así que prefiero disfrazarlo aunque ¿Por qué me duele?
Mi subconsciente me reclamaba diciendo que estaba enamorada pero esa idea la borre por completo de mi mente, era absurdo no cometería el mismo error que con el...
con su paciencia tan rápido

El fin de semana término esta vez no estaba ansiosa de verte a la hora de tu entrada por la ventana, esta vez solo me quedé en mi lugar escribiendo.

— ¡Vale! Mira ya llegó tu profesor favorito. —Dijo Wendy una buena amiga.

—Ah, bien por él. —Dije de vuelta sin mirarla.

— ¿Y ahora que te hizo? —Dijeron mis compañeros de la parte de atrás.

—Me corrió, solo eso. —El maestro de asignatura llegó y la clase comenzó.

Receso.
Esa vez no quería salir pero tenía que des estresarme y caminar por toda la escuela me hacía bien.

—Oye Vale, mira al profe este solito. —Dijo Melissa.

—Ah, qué bien... —Mire hacia el suelo.

— ¿No vas a ir? —dijeron todas al unísono.

—No. ¿Para qué me vuelva a gritar?, no gracias.

— ¿Ya no lo acosarán? —Se burló Emiliano.

— ¿Qué era lo que hacía antes de conocerlo? —Los mire.

—Acosar al de estatal. —dijo Sarah.

—Cierto, pero no mejor así, sola estoy mejor.

—Oye pero ya viste que trae algo en la mano. —Hablo Daniel.

—De seguro es una agenda o algo para una maestra. —Dije.

— ¡No! —Me recriminaron todos.

—Quizá es para ti, él nunca baja nada.

—Apoyo Ariadna.

— ¿Para mí? ¿Cómo qué? —El receso termino subí a mi salón temprano, mis amigas decían que me mirabas cuando pasaba...

Alucinaciones.

—Oye que tú no le habías pedido su libró. —dijo Wendy.

—Eh... —Mire por el barandal aún estás ahí pero mi orgullo podía aún más que yo.

—Ve, nosotros te cubrimos. —Andrea me saco del salón.

—No, no como voy a interrumpir su clase.

Lamentándome estaba en clase. Mis pensamientos me carcomía. No estaba segura e absolutamente nada pero miles de escenarios se habían formado en mi cabeza. 
Bajamos a honores no le quitaba la mirada de encima necesitaba saber cuál era la realidad de ese libró, al subir al salón nos topamos era extraño nunca pasabas por esta escalera.

— ¡Valentina! ¡Valentina!. —todo mi salón gritó yo solo me hice a un lado y lo deje pasar.

Realmente quería saber que era lo que había escrito para ella. Porqué era tan importante ese recuerdo, porque sentía que pertenecíamos a mundos tan diferentes. Después de todo tenía que dejar a un lado mi orgullo y tenía que hablar con él. Porque aunque él era tan yellow y yo tan maps, ambos teníamos algo en común

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