Malfoy recibió la carta, pero no sé molestó en leerla, simplemente, la hizo desaparecer con un hechizo.
Malfoy había quedado con Potter, para hablar, en el baño de chicas del segundo piso, aquel baño al que nadie se acercaba.
Potter se había arreglado, tal vez podía conseguir no solo hablar, sino hacerse novio del famoso chico rubio de Slytherin.
Malfoy caminaba por el pasillo, cuando sintió una mano en su hombro.
-¡Potter! - se sobresaltó - ¡Me has asustado!
- Lo siento Malfoy - dijo el pelinegro entre risas -. Tenía que hacerlo.
Los dos chicos lo pasaron bien aquella tarde entre risas y charlas.
- Potter - dijo el rubio -, ¿juegas a Verdad o Reto?
- Está bien - respondió el Gryffindor -. Venga, ponme un reto.
- Vale - se puso pensativo -. Te reto a que me des un beso.
- Nunca pensé que llegaríamos tan lejos - se rió - Tenía ganas de comerte la boca, Malfoy - Potter se abalanzó sobre Malfoy y ambos se hundieron en un profundo y cálido beso.
- Besas muy bien, Potter - dijo el Slytherin jadeante.
- Lo sé, pero eso ahora no importa. Elige, ¿verdad o reto?
- Reto - dijo decidido.
- Te reto a que seas mi novio - lo miró picaramente.
- Lo siento, Potter, estas yendo muy rápido - Malfoy se alejó del chico de gafas -. Además,¿qué pensará C.R.? No quiero que te empiece a odiar - salió corriendo de aquel abandonado baño.
Potter se quedó paralizado, el chico que le gustaba le estaba protegiendo. Pero no sólo eso, le estaba protegiendo de él mismo, de su identidad secreta.