C.R. le dio aquella carta a un chico de primero, quien se la entregó a Malfoy.
- ¿Eres Malfoy? - preguntó tembloroso el niño.
- Sí, soy yo - dijo Malfoy en tono cortante -. ¿Qué quieres?
- S-sólo vengo a darte una carta - dijo casi en un susurro.
- ¿Otra estúpida carta? Dámela - le arrancó la carta de las manos y comenzó a leerla.
Se dirigió a su sala común. Al entrar, se encontró a Parkinson, quien se acercó para besarle.
- Déjame en paz, Parkinson - dijo empujandola.
- ¿Qué te pasa cariño? - preguntó la chica.
- ¿Cariño? ¡Jodete Parkinson! ¡No somos nada! - dicho esto, se fue malhumorado a su cuarto.
Al llegar, cogió un trozo de pergamino, una pluma y tinta, y se dispuso a escribirle una nota a su admirador secreto.

C. R.:
No sé quién eres, ni qué quieres, pero déjame. Estoy bien como estoy y no te necesito, no me vuelvas a escribir.
~D. Malfoy