Malfoy leyó la segunda carta. Esta vez, la persona desconocida se la había guardado en la túnica muy sigilosamente. La leyó detenidamente. Se puso nervioso, ¿como sabía aquel anónimo eso? ¿Cómo? Estuvo toda la tarde dándole vueltas a esa idea. Se guardó la carta en un bolsillo de la túnica.
C.R. seguía a Malfoy a todas partes. Esa misma noche, le escribió una tercera carta.

Querido Malfoy:
Tengo ganas de hablar contigo, conocernos, ver más allá de esos críos que veían lo peor en el cuerpo del otro.
Pero, ¿sabes que veo yo ahora en tu cuerpo? Veo perfección, unos perfectos abdominales que se ven aunque lleves la camisa puesta.
Por cierto, te vi besarte con Pansy, en ese momento sentí un fuerte dolor en el pecho. Estoy dolida. ¿Por qué Pansy? ¿Por qué no yo?
~C.R.