- Malfoy, ten cuidado - dijo Potter en un susurro.
- Te acabo de preguntar que quién eres - dijo el chico de ojos grises con más autoridad todavía.
- Tranquilo Malfoy, soy Weasley - el pelirrojo acababa de llegar a aquel pasillo - ¿Potter? - preguntó extrañado.
- ¡Vete de aquí sucio pelirrojo! - gritó el rubio.
- ¿Qué hacéis los dos aquí?
- Estábamos discutiendo hasta que has llegado tú - mintió el pelinegro.
- ¿Discutiendo? - dijo molesto - ¿Te crees que no he oído los gemidos que soltabais al morderos los labios? No soy tan estúpido, Potter - sacó su varita, el rubio la sacó también y el chico de la cicatriz simplemente la agarró dentro del bolsillo.
- Como te atrevas a hacerle algo a Potter la lías, pelirrojo.
- ¿Y si no le hago nada a Potter? - apuntó con su varita directamente al pecho de Malfoy - ¿Y si te lo hago a ti? - su voz sonaba extraña, parecía loco.
- ¡No pienso dejar que le hagas nada! - el chico de ojos verdes sacó su varita y se colocó delante del rubio - Estás cambiado Weasley, ¿es qué acaso te molesta que nos besemos?
- ¡Claro que me molesta! - se acercó más a ellos - ¡No pienso dejar que un hurón albino bese al chico que me gusta! - Potter se sorprendió - ¡Pienso matarte, Malfoy! - entonces, el pelirrojo y el rubio comenzaron un duelo.
En un momento, un destello verde salió de la varita del Slytherin, el "rey" había muerto.