Cuatro.

Querido JiMin.

En vista de que te dejaste influenciar por tus padres y sus tontos pensamientos de que yo solo estoy en tu imaginación, me vi en la obligación de rasguñar un poco las maderas de tu cama, pero te juro que no era mi intención que gritaras tanto como lo hiciste.

En mi defensa estaba muy enojado, por lo regular los niños dejan de creer en mi cuando son más grandes, no a los seis años.

Yo lo lamento mucho… más porque tu padre dejó moretones en tu cuerpo, te prometo que no volveré a asustarte, aunque pienses que solo estoy en tu cabeza.

—El monstruo –muy muy arrepentido–

—Ary.

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