✨ Capítulo 36. ✨

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Tani se dio vuelta mirando a Jimena, algo asustada.

—Jimena —dijo la chica.

—Vaya, no sabía que aquí era el baño —dijo mirando a Tani.

—Si fui al baño, pero pase por aquí y quise ver sus cosas.

—Pues sabes que no tienes ningún derecho de estar aquí.

—¡Claro que sí! ¡Anna es una hermana para mí!

—Sí, pero te recuerdo que estás en mi casa y si yo no quiero que estés en esta habitación, te puedo sacar niña.

—¿Quiero ver que lo intentes? —dijo Tani.

—Ah no me crees, pues mírame —dijo y se acercó a ella.

Pero cuando estaba por acercarse, alguien más entro a la habitación.

—Déjala en paz Jimena —era Jocelyn.

—¿Tu que te metes? —dijo Jimena mirándola.

—Me meto por que no dejaré que le hagas nada a Tani.

—Solo es una niña.

—No soy una niña, ya tengo 17 años —dijo Tani en un gruñido.

—No me importa —dijo mirándose las uñas—. No la quiero aquí.

—Te recuerdo Jimena, que está también es mi casa y si yo quiero que ella esté aquí, tu lo que debes hacer es no decir nada y quedarte callada.

—No saben como las odio —dijo gruñendo y salió de la habitación.

—¿Te hizo algo? —preguntó Jocelyn mirando a Tani.

—No, pero descuida si me hubiera hecho algo yo me hubiera defendido.

—Bueno, solo venía por ti, ya llegó el abogado, y también tienes que estar aquí.

—De acuerdo vamos.

Ambas bajaron al primer piso y caminaron a la sala, donde ya estaban todos reunidos.

—¿Ahora si ya estamos todos? —preguntó el abogado.

—Sí, ya somos todos —dijo Susana.

—En realidad falta Anna, solo que paso algo y ahora está en el hospital —dijo Jocelyn.

—Bueno, demos comienzo a la lectura de este testamento —dijo y sacó una carpeta de su maletín—. Mi cliente antes de morir hizo unos cambios al testamento, además de que arreglo unos asuntos legales y así pudo determinar quien sería dueño de que cosa —dijo y miro la hoja—. Comencemos... Yo, en algún momento sabía que iba a morir, no tenía la vida comprada, pero si ya he muerto no es por casualidad, o por que así lo haya querido el destino, pero ahora no pensemos en eso, yo solo quiero que se cumpla esta última voluntad que tengo. A amada Margareth, con el paso de los años te hice una cuenta bancaria, que sabía que en algún momento lo ibas a necesitar, úsalo como tú quieras todo es tuyo, adem...

—¿Quién es Margareth? —preguntó Susana seria.

—Mamá, deja que siga —dijo Jocelyn.

—A Karina, hice lo mismo, además de que ya tiene todo el dinero suficiente para sus estudios, no pude ayudarla en nada, al menos puedo ayudarte con eso, mi pequeña.

—¿Quién rayos son Karina y Margareth? —dijo Susana ya molesta—. ¿Y por que le dijo mi amada a esa?

—Señora, solo estoy leyendo el testamento.

—¿Seguro que es el de mi prometido?

—El testamento que estoy leyendo es el dueño de esta casa.

—¿Entonces por que menciona a esa Margareth y a esa Karina? Ni siquiera a su hija menciona.

—¡Mamá ya por favor! ¡Deja que termine y ya haces preguntas!

Jimena pellizco a su mamá y se le acercó a su oído y le susurro.

—No te alteres, de todos modos tenemos el papel firmado por Max, no importa a quienes mencione, todo será cedido a nosotras.

—Tienes razón, aunque no me mencione ya tenemos su firma aquí —dijo y miró al abogado—. Lo siento mucho, prosiga.

—A Phillip, quiero que sepas que nunca te deje de querer, aunque ya después no lo demostré, siempre serás muy importante, te quiero, y quiero que sepas que a ti te deje la casa de Texas, ¿Aún la recuerdas? Pues será toda tuya. A Jocelyn —en cuanto dijo el abogado ese nombre Susana y Jimena voltearon a ver a la nombrada algo molestas—. Aunque no conversamos mucho, quiero que sepas que te considere como una hija, tu igual tendrás parte de esto... a ti quiero darte la casa que tengo en Minnesota, además de una cuenta bancaria, bueno a todos les deje eso y a Renata, a mi pequeña quiero que ella se quede con esta casa, además de mi auto. Todo el dinero que guarde será dividido entre los 5, el abogado se hará cargo de todo y eso es lo que quiero, solo espero que se cumpla, y no olviden que los amo —dijo y volteo a verlo—. Bueno, ya está dicho, esa fue la palabra de mi cliente.

—La cual no es para nada valida —dijo Susana.

—¿Cómo que no es válida?

—Que aunque Max no me haya mencionado en ese estúpido testamento, ya tengo todo lo que quiero, le di un papel a firmar, donde me dice que él me dejara absolutamente toda su fortuna y sus propiedades, sin importar el tonto testamento.

—¿Qué? —dijo Pamela molesta.

—Así es, así que no me importa quienes sean sus beneficiarios, yo tengo todo y aquí lo comprueba —dijo y saco un papel.

—¿Podría ver ese papel? —preguntó el abogado.

—Claro, para que vea que es completamente cierto lo que le digo —dijo y se lo dio.

El abogado tomo la hoja y comenzó a leer.

—Es increíble que hayas hecho eso Susana —dijo Pamela.

—Es justo, Max no pensaba darme absolutamente nada así que tuve que hacerlo yo misma.

—¿Entonces lo haces por dinero? ¿Por eso lo haces?

—Así es... Max era un hombre millonario y podía darme lo que merecía, así que no perdí la oportunidad.

—Todavía que iban a tener un hijo, es increíble que te hayas embarazado solo para quitarle dinero.

—Pues ni así, este bebe no es de Max, y supongo que siempre lo supo, pero ni aún así me puso en ese estúpido testamento.

—Pues no mereces estar ahí, solo las personas más cercanas a él deben estar.

—Mira como me haces reír Pamela, ni siquiera puso a su amada hija Anna, solo a unos desconocidos y a esta... traidora —dijo mirando a Jocelyn.

—¿Traidora?

—Sí, en lugar de estar de nuestro lado, te la pasabas siempre con esa estúpida mocosa.

—No mamá, yo nunca estuve de tu lado, hacerle eso a Max que era un buen hombre, él a pesar de saber que el bebé que esperabas no era de él, no te hecho a la calle.

—Pero no me dio nada de lo que tiene.

—Por que ese era el castigo que te mereces, embarazarte de un desconocido solo para que Max creyera que es suyo y hacerse cargo, eso está muy mal mamá.

—Pues no me importa, ya tengo lo que merezco, ya logre quitarle todo a ese idiota —dijo riendo.

—Pues... si me permite señora Thomas, debo decirle que no será así.

—¿Pero de que está hablando? ¿Qué no ve que ese papel es autentico?

—Sí, eso lo sé, tiene el sello del estado y eso, pero aún así no se podrá.

—¡Explíqueme! —dijo seria.

—Bueno, en su papel menciona que el señor Maximiliano Parker le concede todo sus bienes, además de sus propiedades.

—Así es, ¿Cómo puede decir que no es válido?

—Bueno, que para empezar el testamento que acabo de leer es de mi cliente.

—¿Qué no es el mismo?

—Mi cliente, señora Thomas es Jeffrey Henderson King, no Maximiliano Parker.

—¿No era el testamento de Maximiliano?

—Creo que usted aún no está enterada, ¿Verdad?

—¿De que?

—Yo le digo abogado —dijo Logan.

—¿Y tú que vas a decirme?

—Maximiliano Parker, no es su nombre real, se lo cambio hace unos años, mucho antes de conocerte, su nombre real es Jeffrey Henderson King, y como dice el abogado, el testamento lo hizo usando su verdadero nombre, no el de Maximiliano, digamos que ese nombre es un invento, así que... tu papel es válido, por que lo firmo un abogado, además hiciste que Max lo firmaras, pero como todo sus bienes y propiedades las puso a su nombre real, tu papel no es válido, ya que técnicamente su nombre, no es real.

—¡No es cierto!

—Así es señora Thomas —dijo ahora el abogado—. El señor Maximiliano, o Jeffrey como usted prefiera, puso sus bienes y propiedades en su nombre real, así que al nombrar a todas esas personas como beneficiarias, obtienen el control total de sus pertenencias, por muy valido que sea su papel ante el estado.

—¡Pero esas personas ni siquiera están aquí! Bueno, solo Jocelyn.

—Déjame te las presento mamá —dijo Jocelyn. Apunto a Logan—. A él ya lo conoces, pero debes saber que su segundo nombre es Phillip, quien es... hijo de Jeffrey, la otra pequeña es Tani, igual ya la conocen, pero su nombre completo es Tania Karina, igual hija de Jeffrey, Anna, a quien dices que no mencionó en el testamento, es Renata, y a ella —dijo y apunto a Pamela—. A ella ya la conoces, Pamela... pero debes conocerla bien, saber su verdadero nombre, Margareth, la esposa real y única de Jeffrey, a quien tú conoces como Maximiliano.

—¡Estas mintiendo! —dijo Jimena.

—No —dijo el abogado—, ellos son la verdadera familia del señor Maximiliano, así que señora Thomas, lamento informarle que como ni usted, ni su hija fueron mencionadas aquí, no obtendrán ningún centavo, pero si su hija Renata o Anna lo desea, pueden quedarse en la mansión, hasta que encuentren un lugar donde vivir.

—¡NO PUEDO CREERLO! ¡¿CÓMO PUDO HACERME ESO MAXIMILIANO?! ¡Mentirme de esa manera! ¡De haber sabido no me hubiera apurado en matarlo y así hubiera cambiado todo!

—¿Qué cosa? —dijo Pamela mirándola con odio—. ¿Qué acabas de decir Susana?

—Como lo oyeron, yo mate a Maximiliano —dijo mirándolos.

≈•≈•≈•≈•≈

© Querido Hoyuelos por Fanny Frías. Todoslos derechos reservados.

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