✨ Capítulo 10. ✨
Los días pasaron de a poco, Anna ya se encontraba mejor de salud, ya pudo volver a la escuela. En cuanto a Jimena, fue suspendida por varios días de la escuela, lo que provocó una discusión entre Maximiliano y Susana. Por otra parte Logan y Anna sospechaban de sus padres, ya que últimamente que iban a visitarlos, los miraban muy juntos.
—¿Crees que tengan algo esos dos? —preguntó Anna.
—No lo sé, recordemos que tu papá se casara con la mamá de Jocelyn y Jimena —dijo él.
—Siendo sincera, no me agrada esa mujer, es mamá de Jocelyn pero simplemente no me agrada.
—A mi tampoco —dijo Jocelyn.
—¿Cómo? —preguntó Anna sorprendida.
—Será mi mamá y todo lo que quieras, pero es muy engreída, muy parecida a Jimena, la verdad odio que ambas sean así.
—¿Entonces qué opinas tú Jocelyn? —preguntó Anna sonriendo—. ¿Que mi papá se quede con tu madre o con la mamá de Logan?
—No la hagas tomar esa decisión Anna —reprochó el pelinegro.
—Si te soy sincera Anna, prefiero a la mamá de Logan.
—Lo ves bobo —dijo Anna mirándolo.
—¿Pero y eso qué? Tu papá se casará con tu mamá Jocelyn.
—Podemos estropear su relación, y así conseguir que tu mamá salga con mi papá —dijo Anna sonriendo.
—No Anna, no vamos a hacer eso... respeta la decisión de tu papá, tu papá escogió a Susana, no a mi mamá.
—Pues si mi papá tuviera que olvidar a mi mamá, quisiera que fuera con tu mamá Logan —dijo ella.
—Eso nos haría hermanastros —dijo él.
—Para mí eres mi hermano —dijo abrazándolo.
Él sonrió y le devolvió el abrazo.
—Yo también loca.
⭐⭐⭐
Anna volvía a su casa después de hacer parte del proyecto de álgebra en casa de Bianca, cuando entró, escuchó a su padre pelear con Susana.
—¡¿En serio vas a creer lo que te dijeron esos mocosos?! —escuchó la voz aguda de Bianca.
—¡No es que crea en sus palabras Susana! —gritó su padre—. ¡Yo mismo vi como mi hija era llevada a la enfermería por culpa de tu hija!
—¡Jimena no hizo absolutamente nada Maximiliano! ¡Es la loca de tu hija la que se inventa cosas!
—¡No te permito que hables así de mi hija Susana!
—¡Es la verdad! ¡Tu hija está loca!
Anna soportó más y entró a la casa.
—¡Ya basta Susana! —gritó—. ¡No le grites a mi padre!
—¡Pero miren nada más! ¡La única culpable de todo esto eres tú!
—¡Yo no tengo la culpa de que tu hija sea una maldita regalada! —dijo ella con una sonrisa.
—¡No le digas así a mi hija, niña estúpida! —estaba por golpearla cuando el papá de Anna la detuvo.
—Suficiente Susana, es la última vez que me entero que tu hija se mete con la mía.
—¿Oh sino qué? —preguntó burlona.
—Sino, te vas... ambas se van de la casa.
—¡¿Estás loco?! ¡No puedes echarme de la casa! ¿Además si nos vamos a dónde iremos las tres?
—Se irán solamente ustedes dos Susana —dijo Anna—, Jocelyn se quedará aquí, ella es la única que ha sabido comportarse.
—¡Eres una maldita!
—¡Basta Susana! —gritó él—. No hagas que te eche yo misma, así que mejor cálla... —lo interrumpió el sonido del timbre.
Y entonces apareció Pamela con Tani, la cual llevaba una pequeña maleta.
—Genial, tenemos visitas —dijo Susana fastidiada.
—Silencio Susana —decretó el padre de Anna.
—¿Vinimos en un mal momento? —preguntó Pamela—. Por qué si es así podemos volver otro momento.
—¿Y si mejor no regresan jamás? —dijo Susana.
—¡Susana, basta!
La rubia rodó los ojos y salió de la habitación.
—Disculpa a Susana, tuvimos una fuerte pelea y como no me puse de acuerdo con ella se enojó.
—Oh, bueno... yo solo venía a darles este delicioso pastel de chocolate, sé que a Anna le encanta el pastel de chocolate, así que... aquí tienen.
—¡Muchas gracias, Pamela! —dijo Anna tomando el pastel.
—¿Y si lo comemos entre todos? —preguntó el papá de Anna.
—¿Entre todos? O sea... ¿Nosotras también? —preguntó la castaña.
—¡Sí, vamos! —gritó Anna tomando la mano de Pamela, dirigiéndose a la cocina.
Cada quien tomó asiento en la pequeña mesa del servicio, empezaron a comer el pastel y cuando se esté terminó, Anna comenzó a platicar con Tani, como Pamela hablaba con Maximiliano.
—¿Y entonces la loca empezó a golpearte?
—Así es pero yo no... —se detuvo al ver lo cerca que estaba su papá y Pamela. Con su dedo los apuntó, para que Tani los viera, cuando lo hizo ambas se sonrieron—. Vámonos a mi habitación, hay que dejarlos solos —susurró.
Tani asintió con una sonrisa en su rostro, cuando ambas llegaron a la habitación de la pelinegra, soltaron un leve grito.
—¡No puede ser! —dijo Tani.
—Yo sé que nuestros padres se traen algo, sé que sienten cosas el uno por el otro.
—¿Te imaginas si se casan?
—¡Seríamos hermanas! —dijo Anna y abrazó a Tani.
Ignorando a quien estuviera detrás de la puerta escuchando absolutamente todo.
—Eso si yo lo evitó antes —dijo antes de irse.
—Me emociona la idea de ser hermanas Anna —dijo Tani sentándose en la cama.
—A mi igual, tendría otra hermana.
—¿Otra hermana? ¿Quién?
—Jocelyn, ella se ha portado muy amablemente conmigo, ha sabido ser una gran amiga, creo que ella es la única que quiero que sea mi hermana —Tani la miró mal—, de las hijas de Susana.
—Oh... si es buena persona.
—¿Estás celosa? —preguntó.
—Sí, se supone que solo yo sería tu hermana.
—Descuida Tani, verás que Jocelyn también es una buena hermana, además tendrías dos hermanas mayores.
La chica sonrió.
—Oye, me agrada tu idea.
—Todas mis ideas son buenas Tani.
—¿Y que mi hermano también sea el tuyo es buena? —preguntó mirándola.
—¿A qué te refieres? —preguntó fingiendo desinterés.
—Sabes de que hablo Anna, ¿Cuando le vas a decir a Logan la verdad?
—De que sirve que le diga si él está interesado en alguien más —dijo ella desanimada.
—¿En quién? ¿No me digas que en Jimena?
—¡Ay no, claro que no! —dijo haciendo cara de espanto.
—Menos mal, ¿entonces en quién está interesado?
—Es una chica, no sabemos quién es, pero ha estado enviándole cartas.
—Creo que si me dijo algo así, la chica misteriosa de las cartas.
—Exacto, solo se proyecta con sus cartas, pero es raro sabes, cada vez que Logan y yo tenemos problemas ella deja de mandarle notas.
—Eso es raro.
—Lo sé, pero en fin.
—¿Entonces dices que por eso no le puedes decir la verdad?
—Tani, él jamás se interesaría en alguien más, ni menos en alguien como yo.
—¿Pero aceptas que te gusta mi hermano? —preguntó con una sonrisa.
—Sí, lo acepto... me gusta Logan.
Tani sonrió, mientras alguien afuera de la puerta estaba asombrado, pero sonreía maliciosamente.
≈•≈•≈•≈•≈
© Querido Hoyuelos por Fanny Frías. Todoslos derechos reservados.
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