✨ Capítulo 09. ✨
Todos miraron sorprendidos a su amigo.
—¿Cómo? —preguntó Jocelyn sorprendida.
—Así es, cuando a ella le detectaron eso, estábamos en primaria los dos, teníamos unos 6 años —suspiró—, jugábamos a las luchas... entonces paso lo mismo que ahora, su respiración se fue haciendo más lenta, y sus ojos se empezaron a cerrar —las lágrimas volvieron a salir—, yo me asusté mucho y llamé a la maestra, ella llamo a una ambulancia ya que la enfermera no estaba en ese momento, cuando la ambulancia llegó, nos fuimos con ella, la maestra y yo, estaba muy preocupado como ahora.
Jocelyn puso una mano sobre su brazo. Necesitaba de su apoyo, hacerle ver que estaban con él y que Anna estaba bien.
—Solo hay algo que no me queda claro Logan —dijo Alan.
—¿Qué cosa?
—Se supone que ella se puso mal, pero eso que tiene que ver con su doble personalidad.
—Lo que pasa es que el doctor que la atendió nos dijo que su doble personalidad apareció debido a que ella no era capaz de hacer cosas que ella quería.
—¿Y qué cosa quería hacer Anna? —preguntó Jocelyn.
—No tengo idea, por eso cuando se peleaba con Jimena la separaba de ella, sabía que Anna quería hacer algo contra ella y si le daba la idea de eso, su otro yo lo haría por ella, por eso no quiero que se pelee con nadie, ni que tenga emociones fuertes o eso hará que su otra personalidad aparezca.
—¿Y ha aparecido? —preguntó ahora Bianca.
—No lo sé, pero no quiero averiguarlo, la otra personalidad de Anna es muy peligrosa, puede llegar a... —entonces se calló.
—¿De qué? —insistió Alan—. ¿Qué puede llegar a hacer Anna, Logan?
—Puede llegar a matar, eso podría hacer ella.
—¿Por eso evitas que se pelee con Jimena?— preguntó Jocelyn.
—Así es... no quiero que cometa un crimen, aunque lo desee con toda su alma, no quiero que se meta en problemas.
Los chicos miraron preocupados al pelinegro, si era cierto lo que decía él, será mejor no provocar a Anna, podría su otra personalidad despertar y hacer un desastre. Mientras que en la enfermería de la escuela, Anna descansaba tranquilamente en su camilla, de repente todo a su alrededor se volvió blanco, vio una luz que la guiaba por un largo pasillo.
—¿Qué es eso? —preguntó ella—. ¿Logan ves eso? —dijo ella volteando pero su amigo no estaba ahí—. ¡Logan! ¿Logan, estás aquí? —al ver que su amigo no estaba comenzó a caminar por el largo pasillo.
Cuando salió logro ver dónde estaba, era una escuela, más bien una primaria... la cual no se le hacía conocida para nada. ¿Dónde estaba? Siguió caminando hasta que llegó a un salón de clases vio a un par de niños jugando, era una niña pequeña de cabello rubio, mientras que el niño era castaño, pero ambos eran algo parecidos. Se acercó lentamente y pudo oír su conversación.
—¿Por qué estás enojada? —le preguntó el niño.
—¿Por qué mamá y papá siempre te quieren a ti —dijo llorando—. No entiendo que hice mal, por que me odian.
—Ellos no te odian, es solo que... —se calló, pues no sabía que decirle.
—Lo ves, ni tú sabes que decir, hasta tu me odias —dijo y salió corriendo de ahí.
El niño se levantó y salió detrás de ella.
—¡Espera Renata! ¡Espérame!
Anna quiso salir detrás de ambos, hasta que...
—¿Cuando despertará? —escuchó una voz masculina a lo lejos.
Salió del salón y caminó hacia donde escuchaba esa voz, no lograba reconocerla pero ya se oía más cerca.
—Eso depende de ella —escuchó una voz femenina ahora—, Anna por ahora duerme, le puse un sedante, así que durara buen rato durmiendo, o puede que despierte ahora.
Anna supo de quién era la voz femenina, Julieta, la enfermera de la secundaria, pero... ¿Quién era la voz masculina?
—Odiaría que algo le pasará a mi pequeña Anna —dijo esa voz.
Entonces también reconoció aquella voz, era su padre, se molestó un poco pero escuchó que tenía la voz quebrada, ¿Estaba llorando por ella?
—¿Ahora sí se preocupa por ella señor? —escuchó otra voz masculina que reconocería aunque estuviera a un kilómetro, era Logan.
—¡Claro que lo hago es mi hija! —escuchó a su padre decir indignado.
—¿Ahora se acuerda que es su hija? —escuchó a su amigo molesto—. Si hasta hace unas semanas era una molestia para usted.
—¡¿Cómo piensas que ella sería una molestia?! —dijo con voz elevada—. ¡Es mi hija por Dios!
—¡Señores les pido que no griten! —gritó Julieta—. ¡Anna debe descansar! ¡¿Cómo piensan que lo haga con sus gritos?!
Después de eso ya no escuchó nada, era puro silencio y eso la mataba, necesitaba saber que se decían su padre y Logan.
Entonces decidió volver por donde había caminado y ahí vio una puerta blanca, la abrió y de repente otra luz comenzó a darle en los ojos.
Había despertado.
Y era la luz de la enfermería que le lastimaba los ojos.
—Jul... ieta —dijo despacio, le dolía la garganta.
La enfermera vio que había despertado y sonrió, le pasó un pequeño vaso desechable, el cual contenía una sustancia.
—Toma esto, te hará mejor... estuviste dormida por casi 3 días y seguramente te duele la garganta.
—¿3 días? —se sorprendió—. ¿Llevo 3 días en la escuela?
—No nena, tu papá pidió que te trasladarán a tu casa, yo solo vengo a cuidarte.
—¿Pero quién está en la escuela? —preguntó Anna asustada.
—La enfermera de la tarde, tu papá le pidió que me cubriera hasta que yo vuelva, y volveré hasta que tú estés bien nena.
Anna sonrió, Julieta siempre tan atenta con ella. Tomo su mano.
—Muchas gracias Julieta, tú siempre te has preocupado por mí.
—De nada mi niña —dijo y le dio un pequeño beso en la frente.
Anna estaba feliz, pues habían muchas personas que se preocupaban por ella, solo esperaba que su padre también se preocupara por ella.
⭐⭐⭐
—¿Habrá despertado ya? —se preguntó el pelinegro.
—Espero que sí —dijo el hombre que lo acompañaba—, Logan, gracias por estar con ella, por no haberla abandonado a pesar de su enfermedad.
—Nunca lo haría señor, Anna siempre ha estado conmigo, así que yo nunca la abandonaré.
El hombre sonrió entonces la puerta se abrió y entró Pamela, quién rápidamente abrazo a su hijo.
—¡Oh mi pequeño hijo, estás triste! —dijo con preocupación exagerada.
Logan sonrió avergonzado.
—Mamá, me estás asfixiando.
—Lo siento —lo soltó. Luego volteó a ver al hombre que estaba ahí también—. Hola Maximiliano —dijo la mujer con una sonrisa.
—Hola Pamela —dijo el hombre sonriendo igual.
Ambos se miraban con una sonrisa, Logan miraba a los adultos y sonrió... algo pasaba ahí entre ellos dos.
—¿Cómo está Anna? —preguntó desviando la mirada ella.
—Al parecer...
—¡Ya despertó! —gritó Julieta por las escaleras.
—¡Qué bien! —gritó el pelinegro y corrió escaleras arriba dejando a los adultos atrás. Llegó a la habitación de su amiga y le sonrió—. ¿Cómo estás?
—Creo que te mentiría si te digo que mejor, me siento un poco bien, pero no del todo.
—Me diste un susto de muerte Anna, ¡Por eso te dije que no pelearas con Jimena! —la regañó.
—Lo siento, ella empezó y pues yo quería defenderme.
—No vuelvas a hacerlo, ¿Oíste?
—Si joven, no lo haré.
Logan sonrió, tomo la mano de su amiga, realmente la quería muchísimo y no soportaría que algo le sucediera.
⭐⭐⭐
Era de noche, él entró a la habitación de la chica sin ser visto, se acercó a la cama y al verla sonrió.
—Menos mal ya despertaste Renata, realmente me moriría si algo te pasara... te quiero hermanita,
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© Querido Hoyuelos por Fanny Frías. Todoslos derechos reservados.
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