Por tu bien, amado mío.
~Hace siete meses atrás~
Jimin chasequeó los dedos frente a Namjoon, con la intención de sacarlo de sus pensamientos.
-¿He?... - miró a su alrededor el moreno, dándose cuenta que se encontraba en medio de una reunión importante. - D~disculpen. ¿Podrían repetirme la pregunta?
-Dejalo así, Nam. El tema es que ellos se rehúsan a cooperar con nosotros porque nuestro inventario es “insuficiente”, creo que deberíamos... - comenzó Jimin, haciendo un gesto de desinterés hacia su mano derecha y cambiando de tema instantáneamente.
Namjoon se sintió apenado, no había prestado atención desde que inició la reunión con el resto de los chicos. De repente, recibió un mensaje, se trataba de él.
Respondió el mensaje por debajo de la mesa y se carcajeó un poco al leer lo que le contestó. Por otro lado, Jimin notó que se encontraba en el celular, aún así, decidió ignorarlo.
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-Bien, es todo por hoy. Recuerden lo que les dije y no quiero oír que fallaron. - los despidió Jimin, a lo que todos asintieron.
Los chicos dejaron la sala de reuniones, dejando a Namjoon y Jimin solos. El rubio rápidamente aprovechó la situación para charlar con él.
-Idiota... - susurró Jimin a modo de burla.
-¿Disculpa? - se sintió muy atacado repentinamente el mayor.
-A lo que me refiero es que te has vuelto un idiota desde que conseguiste novio. Dijiste que eso no te distraería de tus responsabilidades en esta pandilla, y mírate, sonriendole al teléfono como un pendejo... - golpeó levemente la mesa en un ataque de rabia.
-Y~yo se lo que dije, y lo sostengo. Es solo que no solo soy responsable de la pandilla, también tengo que prestarle cierta atención a él... - se justificó, apenado.
-Que ridiculez... - rodó los ojos. - Si sigues igual de idiota, te reprendere por eso.
-No seas tan duro conmigo, estoy seguro que si te enamoras de verdad vas a estar más idiota que yo. - comenzó a atacar el moreno, picandole las costillas a su amigo.
-Ni en tus sueños más húmedos. - se carcajeó gracias a las pellizcadas.
-¿Estás seguro de lo que afirmas?
-Cien por cierto seguro, idiota de grandes músculos. - afirmó Jimin sin dudar.
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Después de un largo día ocupandose de papeleo y conflictos entre los chicos, Namjoon por fin regresó a su casa: una descuidada casa entre los barrios más bajos.
Se dejó caer sobre la cama y de inmediato se acostó de lado para tomar su celular y escribirle.
“Por fin llegue a mi casa.
¿Cómo te fue hoy? ❤️”
Fue todo lo que escribió y eso bastó para hacer que le latiera fuerte el corazón.
Estaba muy enamorado de ese chico.
Su nombre era Kim Seokjin y era el hombre más hermoso que había conocido nunca, era el dueño de una cadena organizadora de eventos meramente reconocida en Corea; le encantaba la decoración de interiores, el rosa, el vino durante el desayuno y charlar contemplando el atardecer. Era claro que era una persona completamente distinta a él.
Lo conoció durante una fiesta clandestina en el distrito T. Él había ido porque acostumbraba asistir a esas fiestas, mientras que Seokjin fue arrastrado por uno de sus amigos que decía que en ese lugar las fiestas eran más divertidas que los eventos de la alta sociedad. Fue el destino el que se encontrarán, ya que vivían en mundos diferentes.
Ese encuentro fue hace 8 meses, y sigue tan enamorado como el primer día que lo conoció.
He inocentemente creyó que el estilo de vida que tenía no afectaría para nada su relación. que ingenuo fue.
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Su relación entre estos dos personajes tan diferentes continúo, apacible cómo siempre fue.
Es día, Namjoon tenía pocos quehaceres por hacer, así que se dedicó a dar patrullaje de rutina.
Todo parecía normal, hasta que llegó a los límites del distrito. Dentro de un callejón escucho un estruendo, así que fue a investigar.
Primeramente se ocultó para identificar que sucedía. Se trataba de un chico recibiendo una brutal paliza de parte de una gran mayoría de hombres, entre ocho y diez integrantes. Había un perro que mordía los pantalones de los hombres, tratando de defender a quien parecía ser su dueño.
-¡Te dije que te arrepentirias de no habernos dado tu maldito dinero, mocoso idiota! - le gritó un enorme hombre mientras lo pateaba en el suelo.
-¡Dejen en paz a ese chico, infelices! - amenazó el moreno mientras salía de su escondite.
Los hombres lo miraron inmediatamente, no tardaron en reírse de él.
-Escucha, chico. Esto no es una historia como las que lees, deja de hacerte el héroe y lárgate antes de que te mate. - le palpó el hombro uno de los tipos.
Namjoon rápidamente lo tomó de la mano y la dobló de tal manera que dejó al tipo inmóvil, arrodillado.
El resto de hombres se impresionó, para después cambiar sus caras de asombro por una de rabia.
Bastaron minutos para que todos y cada uno de ellos cayeran inconscientes al suelo, bañados en sangre y con la mirada perdida.
El moreno jadeo sin parar, para después mirar al chico que se encontraba inconsciente debido a la golpiza que se le propinó antes. Intento acercarsele para llevarlo a qué le curarán las heridas, sin embargo, el perro de antes intentó morderlo.
Sonrió enternecido, y extendió su mano hacía el perro.
-Eres un buen perro, ¿Lo sabías? - le preguntó, a lo que el perro olisqueo su mano y de inmediato comenzó a lamerla.
Una vez que el animal se apaciguó, cargo al chico lejos del callejón.
-Ese idiota... Va a pagarlo... Va a pagar lo que nos a hecho... - amenazó un hombre con una cicatriz extraña.
Después de ese incidente, Namjoon no volvió a saber de aquellos asaltantes, hasta después de un par de semanas.
Ese día se encontraba a la derecha de Jimin, acompañándolo en la concertación de un trato importante, hasta que recibió una llamada. Pidió permiso para atender la llamada y, en cuanto la tuvo, se alejó para poder responder.
-Habla Kim Namjoon, mano derecha del líder de Sangre Azul, ¿A qué se debe la llamada? - preguntó cómo siempre lo hacía.
¿Te divertiste golpeándonos esa vez, maldito? Se escuchó una voz ronca del otro lado de la llamada.
Namjoon frunció el ceño, confundido.
No tienes ni idea de con quiénes te metiste, chico que se cree un héroe de película. Dijo la voz, a lo que Namjoon inmediatamente lo reconoció.
-No me hagas reír, pude con ustedes en solo un par de minutos, ¿Y crees que tienes segunda oportunidad? - se carcajeó el moreno sin poder evitarlo.
Por cierto, tu noviecito tiene una linda casa. Mencionó el extraño, Namjoon de inmediato borró su sonrisa. Creo que deberíamos darle una pequeña visita, ¿No lo crees?
Antes de que pudiera decir nada, la llamada fue cortada, y a la par, le llegó un mensaje de un número extraño. No cabía duda, en la foto de aquel mensaje aparecía en primer plano la fachada de la casa de Seokjin.
Entró en pánico y comenzó a enviarle mensajes a su pareja, quien le contestó que no se encontraba en casa en ese momento.
Se alivió, para después advertirle que no volviera a su casa hasta nuevo aviso.
Al volver con Jimin le explicó la situación y en menos de media hora, las cabezas de todos esos matones rodaba por el suelo.
Esa experiencia le hizo abrir los ojos, aunque esa vez no le ocurrió nada, fue mera suerte. Seokjin no estaba seguro a su lado.
Le costó mucho armarse de valor y romper con él, se trató de semanas en los que no podía ni verlo a los ojos sin sentirse culpable. Lo único que pudo hacer fue evitarlo lo más que pudo, hasta que él le enfrentó y esa fue la última conversación que tuvieron.
Desde entonces, por el bien de Seokjin, no volvió a contactarlo, hasta ayer por la noche.
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~En la actualidad~
Namjoon hizo una mueca de nostalgia, recordar todo aquello no le hacía bien.
Alzó la vista para intentar entablar conversación con Seokjin, pero en su lugar vio a Yoongi y a ese chico acercarse a ellos.
El moreno inmediatamente se levantó y se acercó al pelimenta.
-¿Dónde diablos estaban? - preguntó Namjoon.
-Relajate, no le hice nada. - sonrió y miro a Hoseok, quien de inmediato se sonrojó.
Namjoon gruñó de cansancio, el chico siempre hacía eso. Pero no creyó que sería tan descarado.
-¿Por qué tardaste tanto? - le preguntó molesto a su amigo.
-He, e~estoy bien. No me ocurrió nada. - evadió la pregunta.
En realidad, Seokjin quería irse lo más pronto posible de ese lugar, así que no le prestó mucha atención a qué su amigo había evadido la pregunta.
Lo tomó de la muñeca y lo arrastró lejos de ahí, sin darle la oportunidad a Hoseok de pedirle el número a aquel pandillero.
Mientras tanto, Yoongi recibió la reprimenda del día, cosa que no podía importarle menos.
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Jimin dejó la oficina en cuanto tuvo la oportunidad, ni siquiera se quedó para regañar a los chicos que habían secuestrado el auto del amigo de Namjoon.
Se encerró en su habitación, se desplomó sobre su cama y se hizo burrito con la sábana. No quería saber nada del mundo, por eso le pidió al guardia que custodiaba su habitación que noqueara a todo aquel que intentara entrar.
Pudo dormir durante treinta minutos, hasta que alguien llamó a la puerta, él tenía el sueño ligero así que eso bastó para despertarlo.
Gruñó y, mientras se levantaba de la cama, juró que le daría un golpe en la cara a quien sea que estuviera detrás de la puerta.
Afortunadamente pudo detener el puñetazo antes de que le propinara un golpe a Mokium.
-¿Q~que haces aquí? ¿Y que hiciste con mi guardia? - preguntó Jimin, mirando el pasillo, buscando a su cuidador.
-Fue fácil deshacerse de él, solo le dije que estaban regalando donas fuera de la hacienda. - se encogió de hombros el de cabello plateado.
Jimin suspiró.
-Amo, he notado que se encuentra muy tenso últimamente. - dijo el de piel pálida mientras entraba a la habitación y cerraba la puerta. - Vine aquí para bajar esa tensión.
El más alto comenzó a darle un masaje en los hombros, cosa que Jimin agradeció de inmediato. No pasó mucho hasta que los hombros de Jimin de relajaron.
De repente, aquel masaje fue acompañado de pequeños besitos en su nuca.
El rubio sonrió, un par de besitos más y Jimin se vio en la necesidad de tomar las manos de Mokium, darse media vuelta para mirarlo y verle a los ojos.
El peliplateado no tardó en inclinarse hacia él y besarlo lentamente, cosa que Jimin le permitió.
Aunque después de unos segundos, este mismo rubio se separó.
-Mokium, en verdad hoy no estoy de humor. - fue sincero, a lo que el más alto asintió. - ¿Podemos solo recostarnos y abrazarnos?
El de trenza asintio, conmovido por la petición.
Aceptó y entonces ambos se acostaron en la cama, abrazados y viéndose de frente. Jimin se resguardó en su pecho y él le tarareó una canción de cuna.
Fue muy fácil darse cuenta cuando fue que Jimin se quedó dormido.
Sonrió y le besó la cabeza, tan solo mirando lo bello que era él.
Pero había algo que le molestaba, y es que Jimin nunca se molestó en pedir solo dormir abrazados. Estaba cansado y el motivo de ese cansancio no podía ser otro, no era otro sino Jungkook.
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