Peligris.
~Narra Jungkook~
Es vergonzoso admitirlo pero, aunque la chica que había estado cuidando de mi me dijo que ya podía irme a casa, me quedé acostado en esta cama por un par de horas más hasta que anocheció, esperándolo a él.
Ahora me quedé atrapado en este lugar porque es peligroso salir a esta hora de la noche.
Decidí salir de mi cama para estirar las piernas, me asomé por la ventana y corrí de la cortina un poco solo para verificar que, efectivamente, estaba muy oscuro afuera.
Suspiré resignado y me amarré aún más la bata para ocultarme del frío.
Salí de la habitación con cuidado, el pasillo estaba bastante iluminado, pero no había nadie alrededor, así que camine con cuidado.
Realmente no pasé mucho tiempo en este lugar, así que me fue fácil perderme.
En algún momento llegué a un salón enorme en el que escuchaba voces dentro. Me acerque, curioso.
No logré entender nada, solo balbuceos y pequeñas palabras. Estaba tan concentrado que no me dí cuenta que había alguien atrás de mi, hasta que su pecho chocó contra mi espalda.
Giré mi cabeza rápidamente, asustado.
-No deberías estar aquí. - me gruñó un tipo de brillantes ojos amarillos y un revuelto cabello negro.
-H~he, lo lamento, es s~solo que me perdí y... - traté de justificarme, pero él me interrumpió.
-No es eso a lo que me refiero. - me tomó de los hombros y me dió media vuelta para que lo viera de frente, dedicándome una mirada amenazante. - ¿Tienes idea de cuánto he luchado para estar aquí? ¿Para ser la joya del jefe Park? Y tú... Con tu cabello bonito, ¿Cómo lo~? ¿¡Que ve él en ti!?
Me sacudió un poco, cosa que me hizo temblar de miedo, su agresivo agarre me hizo recordar a como ese hombre me tomaba del cuello.
-¿Mokium? - apareció Heasol atrás de mi, había abierto la puerta a mis espaldas.
-¿Que ocurre? - preguntó Nill, siguiendo los pasos de Heasol.
Yo no podía parar de temblar, observé a los dos chicos que recién habían aparecido, estaba hiperventilado.
-¡Mokium, suéltalo ya! - exigió el moreno, apartando al pelinegro de mi.
-¿¡Por qué te da lastima!? ¡Es un hijo de perra! - comenzó a discutir Mokium.
-¡Si, pero es un hijo de perra que el jefe ama! - escuché a Nill regañarle. - ¿No lo entiendes? Si lo dañas pierdes todo el favor del jefe. No seas imbécil.
Yo simplemente los veía discutir, hasta que apareció Heasol a mi lado. Lo miré.
-Escuché que te tomaron de rehén. - comenzó el rubio. - A mi también me tomaron de rehén en el pasado. Son los gajes del oficio.
Yo asentí, simplemente evitandole la mirada.
-El miedo se irá rápido, tranquilo. - me reconfortó. Yo miré al rubio, confundido.
-¿Por qué eres tan amable conmigo? - le pregunté.
Él meditó mi pregunta, como si ni siquiera él mismo supiera la respuesta.
-No lo sé, supongo que simpatizo contigo un poco. - me respondió.
Asentí en respuesta, tan solo viendo cómo Nill y Mokium seguían discutiendo.
-¿Que es todo este escándalo? - apareció Jimin desde el pasillo.
Me bastó verlo solo un par de segundos para que mi cuerpo dejara de temblar.
Mire a mi izquierda, como era de esperarse, Heasol ya no se encontraba a mi lado, había aparecido mágicamente al lado de Jimin.
-¿Por qué motivo vinieron hasta aquí? Escuché que querían hablar conmigo. - preguntó Jimin, observando a los chicos, he inevitablemente, su vista terminó postrandose en mí.
Rápidamente desvió la mirada, fingiendo no haberme visto.
Dolió, si.
-Los chicos estaban preocupados por tu racionalidad. - explicó Nill, a lo que sus compañeros rápidamente comenzaron a callarlo.
-¡S~solo queríamos saber si los rumores eran ciertos! - interrumpió Mokium.
-No planeas retirarte, ¿No? - preguntó Heasol, aferrandose al brazo de Jimin.
Por el gesto de Jimin, pude adivinar que él ya sabía a qué tipo de rumores se referían.
-Entremos. - pidió Jimin, dirigiendo a los chicos al salón a mi espada.
Cuando pasó por mi lado, le tome de la muñeca para evitar que me volviera a ignorar.
-Jimin, tenemos que hablar. - le pedí, él rápidamente se zafó de mi agarré.
-Entre tu y yo no hay ninguna conversación pendiente, Jeon. - entró rápidamente al salón.
Quise seguirlo, pero Nill me tomó de un hombro, deteniendome.
-Sera mejor que le des espació. Presionarlo no te servirá. - me aconsejó el moreno.
Hice una mueca pero al final accedí a dejarlo ser.
En cuanto los tres chicos entraron, se cerraron las puertas justo frente a mis narices.
Entonces... ¿Que haría?
No conozco a nadie aquí, y no puedo ir a casa.
Decidí salir al patio trasero, bueno... No decidí, simplemente deambule por el lugar y casualmente encontré la puerta que daba a él.
Me abrigue más en mi bata ya que hacía mucho frío.
El lugar era hermoso, había una fuente de una escultura de un dragón en medio de la flora y me permití sentarme a sus pies.
De un minuto a otro mi mente divagó y terminé pensando en mi situación con Jimin.
¿Que era en lo que había fallado?
¿Cuando se fue todo a la mierda?
¿A caso fue un error que cometí yo?
Ese tipo de preguntas aparecían en mi cabeza.
No dejaba de pensar en el «Hubiera».
En qué si hubiera hecho las cosas diferente, quizás no tendría porqué estar solo está noche.
Jugué con mis manos, estaba siendo consumido por pensamientos negativos sin darme cuenta.
Se repente, escuché risas a lo lejos. Salí de mi trance y busque el origen de esas risas.
-¿Tu eres la carne de cañón del incidente con Cruz Roja? - preguntó un chico que llevaba un arma, parecía ser un guardia.
Y no venía solo, había tres más.
-Hyonwoo, no seas tan rudo con él. - pidió en medio de risas un chico atrás de él.
-Pero es verdad. - afirmó el primer chico, para después mirarme directamente. - Pobrecito, debiste estar muy asustado, ¿No?
-¡Ay, que miedo! ¡Llevenme con mi papi! - hizo una terrible imitación de mi voz un tercer chico.
No quería problemas, así que solo me levanté he intente irme.
-Te crees mucho mejor que nosotros, ¿No? - el primer chico metió su pie en mi camino cuando pasé al lado de él.
Inevitablemente perdí mi equilibrio y me caí.
-¿¡Crees que porque tienes dinero tienes derecho de ignorarnos!? - comenzaron a patearme.
-¡Maldito engreído! - gritaban, y no solo eso.
Yo aún estaba en recuperación, y cada patada que me daban era mil veces más fuerte el dolor que sentía en todos mis huesos. No pude evitar sus golpes.
-¡Oigan! ¡Imbéciles! - escuché una voz ronca gritar.
-¡Mierda! - maldijo Hyonwoo. - ¡Vámonos de aquí!
Sus compañeros le siguieron y me dejaron en paz.
Tosí adolorido.
-¿Te encuentras bien? Lo lamento, algunos de nosotros son muy violentos. - me dijo ese chico mientras se arrodillaba a mi lado.
Yo me di media vuelta en el suelo, quedando boca arriba. Su rostro se me cruzó en medio, tenía el cabello plateado y la sonrisa cuadrada.
-Tu eres el chico de esa vez, ¿No? - me preguntó él.
Se refería a cuando el hombre oso me tomó de rehén, yo también lo recuerdo a él. De no ser por su gritó, Jimin no lo habría golpeado a tiempo para salvar mi pellejo.
-¿Te refieres a que soy “La carne de cañón”? - hice las comillas aún con mis brazos acostados en el pasto, no quería moverme porque sabía que me dolería todo el cuerpo.
El chico asintió rápidamente, sonriéndome.
-No es por hacerme el chulo, pero hasta yo sé cómo zafarme de una situación como esa. - me dijo, señalándose a si mismo.
-Me alegra mucho por tí. - resoplé, para después intentar levantarme.
Solo pude arrodillarme, porque cuando intenté poner un pie sobre la tierra, mi pierna flanqueo y casi caigo al suelo.
-Oye, no deberías levantarte todavía. El daño que el hombre oso le hizo a tu cuerpo puede causarte invalidez si no cuidas de ti. - me acosejó. Me tomó del brazo y me ayudó a sentarme sobre la estatua de nuevo.
-Puedo solo. - le arrebaté su mano de mi brazo una vez que me senté en la estatua.
Pude ver de reojo como él hizo una mueca de enojo.
-Eres muy grosero. No entiendo porque el líder Park te aprecia tanto. - se cruzó de brazos y me dió la espalda.
- ... Él no me aprecia. - susurré entristecido.
-Tonterias, todo el mundo sabe que iba a dar Sangre Azul por tí.
-No se porque todo el mundo cree eso, ¿Porque irgnorarias a la persona por la que darías toda una pandilla? - pregunté al aire.
Mi comentario pareció sorprenderle, se dió media vuelta y me miró.
-Debe ser un malentendido, seguramente él no te está ignorando a propósito... - intentó convencerme.
¿Por que habla como si supiera exactamente por lo que pasamos él y yo? Eso me enojó mucho.
-Escucha, te agradezco mucho que hayas distraído a ese hombre antes, y que me hayas ayudado hace poco, pero tú no... - intenté explicarle de la mejor manera posible, pero al parecer mi voz comenzó a elevarse sin que me diera cuenta. - ¡Tu no tienes ni idea por lo que estoy pasando! ¡Así que no hables como si lo supieras!
Me miró sorprendido, y quizás un poco asustado.
-E~entiendo. - se le vió incómodo.
Tarde me dí cuenta que le había gritado cuando él todo lo que estaba haciendo era tratar de animarme. Suspiré para relajarme, y me regañé internamente por no medir mi tono y haberlo asustado
-Lo lamento. N~no quise gritarte. E~es solo que he tenido tantas cosas en mente últimamente. Estube muy estresado. - me justifiqué, más que disculparme.
El peligris asintió, sonriéndome.
-Esta bien, lo entiendo. ¿Sabes que hago yo cuando me siento solo? - me preguntó el chico, sentandose junto a mí.
-¿Que? - le pregunté, sonriendo un poco, lentamente recuperando mi humor.
-Bajo a los suburbios a romper un par de cráneos. - me contestó.
Le mire con el ceño fruncido, aterrorizado.
-¿Que? ¡Es broma, no te asustes! Jajajajaj - se comenzó a carcajear y a burlarse de mí.
Suspiré aliviado y él se carcajeo aún más.
-Es broma, solo camino un par de calles y me compro un helado. - terminó de reírse.
Nos quedamos en silencio durante un par de segundos, después él se inclinó hacia mi y me regaló una sonrisa amistosa.
-¿Quieres ir por un helado? - me preguntó.
Yo le sonreí ampliamente y asentí, a lo que él se levantó de un salto y brincó emocionado.
-¡Vamos, vamos! - gritó mientras me guiaba adentro de la hacienda.
-¡Espera! - le grité, a lo que él se dió media vuelta y me miró. - ¿Cómo te llamas?
-Taehyung. - me respondió sonrientemente.
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