No soy tu hijo.

~Advertencia de contenido explícito, alusión a la muerte y escenas fuertes~

Jimin en realidad no quería lastimar a ese hombre, sobre todo porque su madre estaba presente. Pero si tenía que hacerlo, entonces lo haría.

El rubio se aferró a las muñecas del señor Jeon, dispuesto a tomar valor para darle un golpe en la frente con la suya propia; sin embargo, no fue necesario, ya que Jungkook pateó la pierna de su padre, haciendo que este perdiera el equilibrio. Al haberlo soltado, Jimin cayó sobre la cama y rápidamente se bajó del mueble, consiguiendo caminar hasta su madre.

-¿Te encuentras bien? - le preguntó la mujer a su hijo, palpando el cuello de la pijama de Jimin.

-Estoy bien, me tomó por la ropa, es todo. - le tranquilizó Jimin.

-¡Maldito ingrato, ¿Te atreves a golpear a tu padre?! - encaró el hombre a su hijo en cuánto logró levantarse del suelo.

-Oiga, anciano. - le llamó Jimin a sus espaldas. - Le recomiendo que no dé un paso más, o en esta habitación va a correr sangre, y le aseguro una cosa: no va a ser mi sangre.

El hombre observó por encima de su hombro al rubio, solo para ver por casualidad como el personal de la casa, mucamas y mayordomos, se asomaban por la puerta. No era buena idea hacer un escándalo de este tipo frente a tantas personas, así que optó por irse, no sin antes observar a su hijo y amenazarlo.

-Esta conversación no a terminado, espero verte a ti y a ese bandalo en mi oficina antes de las 6 pm. - le indicó el hombre, para darse media vuelta y cruzar el umbral de la puerta, asustando a las mucamas. - Hana, ¿Que haces ahí parada? Vámonos.

La rubia estaba por seguir a su marido, sin embargo, Jimin se lo impidió, tomándola de la muñeca.

-Ella no va a ir a ningún lado. - puntualizó Jimin, manteniéndose firme.

Pero su madre rápidamente le indicó que no, delicadamente se apartó de su agarré y negó con la cabeza.

-Pero, madre... - insistió Jimin, viendo como ella se alejaba.

-Estaré bien. Tu tranquilo. - le aseguró la mujer en susurros, caminando en dirección al señor Jeon.

Los segundos en los que su madre se alejaba de él para acompañar al señor Jeon a su lado fueron los segundos en los que más ansiedad sintió Jimin en su vida. No deseaba perderla de vista, sobre todo no quería dejarla sola con un hombre tan inestable como el padre de Jungkook.

Una vez que Hana se posó al lado de él, ambos adultos se fueron, dejando a los chicos solos.

-... ¿Estás bien? - preguntó Jimin a Jungkook, quien se había quedado estático en el rincón en el que su padre lo había acorralado.

El no obtener respuesta fue una respuesta clara para Jimin, estaba claro que el castaño estaba en shock por lo que acababa de hacerle a su padre. Para alguien que fue criado con la estúpida idea de que la autoridad debía respetarse sin preguntar, hacer algo en contra de su padre podía ser algo que procesar.

Jimin se acercó a Jungkook y lo tomó de las mejillas, acariciándolo.

-Estas bien, no hiciste nada malo. - le tranquilizó Jimin. - Le salvaste la vida, de echo. Si no me soltaba, yo iba a dejarlo sin manos.

Una pequeña carcajada sin gracias salió de los labios de Jungkook. Sus ojos se encontraban perdidos, sus brazos temblaban, estaba visiblemente asustado.

-Esta bien... Ya se fue... - le dijo Jimin mientras lo abrazaba, lentamente, aquel abrazo fue correspondido.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

Lo que restó del día fue una completa tundra en la casa Jeon. Los empleados estaban especialmente callados ese día, todos sabían lo que había ocurrido y preferían ignorar la situación.

Por parte de Jungkook y Jimin, los hermanastros se encerraron en sus propias habitaciones. Jungkook creía que era mejor mantenerse alejados mientras se llegaban las 6 pm.

Jimin se opuso, creía que sería bueno acompañar a Jungkook en un proceso tan difícil, pero tras la insistencia del castaño, decidió acatar su deseo.

Quizás Jungkook podía distraerse haciendo lo que sea que haga un heredero de una compañía tan grande, pero Jimin no podía distraerse con nada, todo en Sangre Azul estaba en orden, y cualquier problema que pudiera haber seguro Namjoon se encargaba.

Necesitaba distraerse con algo, estaba ansioso, nervioso y no sabía por qué.

-Disculpa, ¿Has visto a mi madre? - preguntó Jimin a la mucama que acababa de entrar a su habitación para entregarle su merienda.

La mujer le miró nerviosa, tan solo negó en silencio y rápidamente salió de la habitación. Jimin suspiró frustrado, cansado de que este personal lo viera como un delincuente cualquiera.

-La buscaré yo mismo. - gruñó Jimin, saltando de la cama y tomando el vaso con cacahuates que la mucama le había dejado.

Llevaba meses viviendo entre esas gigantes paredes y aún así sentía que con cada día la casa se hacía más grande, siempre se perdía andando por los pasillos.

-Ni siquiera sabía que había una sala de cine particular... - se dijo a si mismo mientras salía de la sala de cine y tiraba el vaso en dónde antes de encontraban los cacahuates en un basurero justo en la puerta de aquella habitación.

-Señorito Park, el amo solicita su presencia en su oficina. - le reverenció un empleado.

Jimin se extrañó, miró la hora en su reloj de mano y, efectivamente, faltaban cinco minutos para las 6 pm, ¿Tan rápido corría el tiempo?

-Llévame allí. - pidió Jimin, a lo que el empleado asintió y dejó que lo siguiera.

Fue alrededor de un minuto en el que estuvieron caminando en silencio, hasta que a Jimin se le ocurrió preguntar.

-¿De casualidad no has visto a mi madre?

-Lo siento, no la he visto. - contestó el empleado mientras le abría la puerta de la oficina al rubio y lo dejaba entrar.

-¿Estás buscando a tu madre? - sonrió el señor Jeon, sentado en su cómoda silla de cuero justo detrás de su escritorio entre la oscuridad de su oficina.

La puerta tras Jimin se cerró y entonces el rubio reparó en que no se encontraba Jungkook.

-¿Dónde está Jungkook?

-Él aún no llega, se retrasó. - respondió el hombre, para después recargarse sobre el respaldo de su silla. - Es raro porque nunca antes había llegado tarde, mucho menos a una reunión conmigo.

-Debe ser porque se dió cuenta que eres un hijo de perra. - respondió sin remordimiento el rubio.

El señor Jeon no le dijo nada, simplemente le señaló que se sentara en la silla que está frente a él.

-No se si te has dado cuenta, pero yo no sigo órdenes tuyas. - recordó Jimin a su padrastro, negandose a sentarse.

El hombre suspiró, entonces se irguió en su silla y juntó sus manos en el escritorio, tomando una pose digna de un profesor de literatura.

-Mi mente a estado preguntándose, ¿Por qué me odias? Compartimos algo en común, y es el amor a tu madre, ¿Eso no te es suficiente para amarme a mi también? - le preguntó el señor Jeon al rubio.

Jimin alzó una ceja, preguntándose por qué ese hombre hablaba de ese tema sin sentido alguno.

Pero aún así, le respondería.

-Me pregunto por qué eres catalogado como uno de los hombres más inteligentes de Corea, a mi parecer, no eres muy listo. - comenzó diciendo Jimin. - Desde un principio estaba claro que no te gustaba mi comportamiento. Y claro, estás acostumbrado a dañar la autonomía de tu hijo para tenerlo bajo tus órdenes, normal que no te guste que uno de tus hijos no sea una marioneta fácil de manipular.

-Tienes razón. - admitió el hombre sin pena alguna, cosa que a Jimin le pareció extraño. - Me gusta la gente sin cerebro, la gente que te permite llenarles el vacío con tus propias ideas...

Un escalofrío recorrió las lumbares de Jimin, sabía que ese hombre era un psicópata, pero no a tal nivel de ser descarado.

-Es por eso que me gustó tu madre. - añadió el hombre.

Fueron segundos los que tardó Jimin en cambiar su mirada extrañada a un semblante enojado, dándole un golpe certero al escritorio.

-¿¡Quien carajo te crees que eres para hablar así de mi madre!? - exigió saber el rubio, a lo que el hombre se levantó de su silla.

-Wow, relájate, niño.

Rápidamente, Jimin lo tomó por el cuello de la camisa con una sola mano, con la otra apuntando su puño al rostro del hombre.

-Retira lo que dijiste. - gruñó Jimin.

-Pero es verdad. ¿Una mente vacía dejaría que un completo extraño le diga cómo criar a su hijo, he incluso escucharía más a este que a su propio hijo, el cual conoce de años? - preguntó el hombre.

Aquellas palabras se clavaron duro en la mente de Jimin, quien, extrañado por estar de acuerdo con ese horrible hombre, incluso lo soltó del cuello.

-Debo admitirlo, tu madre desde un principio fue mi tipo. - Jimin jamás creyó que escucharía esas palabras en un contexto de insulto. - Pero, para mí desdicha, su hijo no es para nada igual a su madre. Creí que podría forjar el carácter de Jungkook buscándole un chico que fuera su competencia en heredar Eterna, pero no estás a la altura.

-Estas demente. - escupió Jimin aquellas palabras, con completo asco y repudio hacia el hombre frente a él.

-No me interesa lo que piense un drogadicto de mí. - admitió el señor Jeon.

-Para tu mala suerte, este drogadicto va a llevarse a su madre y a tu hijo muy lejos de ti y tu miserable trasero. - sentenció Jimin, dándose media vuelta y acercándose a la puerta, dispuesto a irse.

-Entonces me temo que tendrás que irte con mi hijo, pero sin tu madre. - dijo el hombre.

Jimin detuvo su paso en seco, observando por encima de su hombro al adulto.

-... ¿Que has dicho? - preguntó Jimin.

-Pudriste la mente de mi hijo, así que yo derretí la mente de tu madre. Alma con alma se paga.

De repente, y sin saber exactamente por qué, los ojos de Jimin se clavaron en una puerta negra que se encontraba detrás del escritorio del señor Jeon. De aquella puerta emanaba una sensación que te provocaban ganas de vomitar.

Su cuerpo entero comenzó a temblar, un nudo en su garganta se formó rápidamente, comenzaba a hiperventilarse y tal parecía ser que su reacción le parecía graciosa al padre de Jungkook.

-¿Dónde está mi madre? - le preguntó, pero no obtuvo respuesta. - ¿¡Dónde está mi madre!?

Y al notar que el señor Suk no tenía intenciones de hablar, Jimin no tuvo otra opción más que correr en dirección a aquella puerta he intentar abrirla. Pero la puerta se encontraba cerrada con llave.

-¿¡Madre, estás aquí!? - golpeó la puerta desesperadamente, para después mirar al hombre. - ¡Abre la puerta, maldita sea!

De repente, sus golpeteos hacia la puerta parecieron obtener respuesta, alguien del otro lado arañaba débilmente la madera.

-¿¡Mamá!? - entró en pánico, ya ni siquiera podía ver de manera óptima porque sus lágrimas le borraban parte de la visión. - ¡¡Mamá, ¿Eres tu?!!

Un confundido Jungkook entró a la oficina, no entendiendo que estaba sucediendo.

-¿Que ocurre? ¿Por qué hay tanto escándalo? - preguntó Jungkook, observando extrañado como Jimin golpeaba aquella puerta.

-¡¡Mamá, alejate de la puerta!! ¡Voy a patearla! - gritó Jimin, alejándose un poco de la puerta.

La primera patada no funcionó, ni el siguiente intento. No fue hasta el tercer intento que la chapa se rompió y Jimin pudo entrar a aquella pequeña habitación.

El lugar parecía ser donde se guardaban papeles importantes y una fotocopiadora, un lugar cualquiera, pero en medio del pequeño cuarto se encontraba un cuerpo femenino bastante débil.

-¡¡Mamá!! - sollozó Jimin, arrodillándose al lado de su madre he intentando que reaccione. - ¿¡Que te hizo ese monstruo!?

Al ver el cuerpo de la señora Park, Jungkook reaccionó rápido y acompañó a Jimin a su lado, aún seguía confundido.

-¿¡Que~que ocurrió!? ¿¡Que le pasó a tu madre!? - preguntó Jungkook mientras se arrodillaba en el suelo.

-¡¡Él!! ¡Él le hizo esto! - respondió entre lágrimas, señalando al señor Suk, aún sin quitarle la vista a su madre. - ¿¡Que te hizo!?

-Padre... ¿Es verdad lo que dice Jimin? ¿Tu le hiciste eso? - preguntó Jungkook a su padre, levantándose del suelo y encarando a su progenitor.

La mujer intentaba desesperadamente arrancarse su brillante cabellera rubia, balbuceaba sin sentidos y pataleaba fuertemente.

-¡¡Mamá!! - intentó hacerla reaccionar, pero nada parecía detenerla de arrancarse el cabello, como si algo le molestara en la cabeza.

-Yo solo quería darte la emoción de la competición con otro posible heredero. Pero supongo que a veces las cosas no salen como uno las espera. - se encogió de hombros el señor Suk, tan solo viendo la escena, como si no le produjera nada.

-¡¡Te voy a matar, maldito infeliz!! - se avalanzó Jimin hacia el hombre, pero este pareció reaccionar rápido y sacar un arma de fuego del bolsillo, apuntandole a los chicos y obligandolos a retroceder.

-¡¿Se a vuelto loco?! - preguntó Jungkook, apartandose de su padre y alzando los brazos.

-¡Si, escondete detrás de un arma! ¡Cobarde desgraciado! - gruñó Jimin.

-¿Creiste que te mostraría a tu madre sin tener con que defenderme? Por favor, creí que eras listo, ya que eres líder de una pandilla de drogadictos. - se burló el hombre.

-¡Padre, para esta locura! - pidió Jungkook.

-¡Silencio! - le apuntó a su propio hijo. - ¡Desde el momento en el que pusiste tus manos en ese asqueroso pandillero, dejaste de ser mi hijo!

Salvala! ¡Salvala y te prometo que mantendras tus dedos!... La mayoría... - aquello último Jimin lo susurró.

-Aunque quisiera, no podría. Esa droga te quema el cerebro hasta matarlo por completo. Te sugiero que te despidas de tu madre antes de que se cumplan las tres horas. - dijo el hombre.

Aquello fue la perdición para Jimin, su corazón se estrujó con la noticia. Observo a su madre y lentamente se acercó a ella, abrazándola, aunque está de vez en cuando lo golpeara debido a la desesperación del dolor en su cabeza.

El rubio estampó su rostro contra el pecho de su madre y se aferró a su cintura.

-Lo siento... - susurró Jimin, su rostro estaba envuelto en lágrimas. - Siento haber sido un mal hijo y haberte gritado tantas veces. Debí hacer algo, algo para que pudieras escucharme y no solo gritarte y alejarte de mi... Yo~yo... Si pudiera tan solo escucharte regañarme una vez más...

Los lamentos de Jimin denotaban lo quebrado que se encontraba en ese momento, su voz que antes era dulce ahora no era más que un hilo roto y casi inexistente de voz, el nudo en su garganta casi no le permitía emitir sonidos.

La señora Park siguió convulsionando un poco más hasta que sus movimientos erráticos eran cada vez más débiles. Al punto en el que su cuerpo ya no pudo moverse más. Jimin en ningún momento la soltó o aflojó el agarre.

La mujer, con sus últimos segundos de cordura, recargó su cabeza sobre la cabeza de su hijo, dándole a entender que ella también se arrepentía de todos los errores que cometió cómo madre. Su cuerpo ya no le respondía pero si pudo hacer una cosa, y era derramar lágrimas, que caían lentamente sobre el cabello del rubio.

Pasaron los segundos y lo único que se escuchaba en ese habitación ya no eran los gritos de la señora Park, ahora solo se escuchan los llantos quebradizos del joven Park. Cuando eso sucedió, fue más que obvio que la mujer había sido herida de muerte, dejando detrás a un hijo arrepentido.

-Tan emotivo. - suspiró el señor Jeon. - Ahora, si me disculpan, tengo que irme.

El hombre se atrevió a darle la espalda a los chicos para poder irse, sabía que Jimin no tenía la fuerza ni para levantarse del piso. Pero se confío demasiado de su propio hijo, Jungkook se avalanzó hacia él y lo empujó lejos del trayecto hacia la puerta.

El hombre, al golpearse la cabeza contra la pared, soltó el arma, la cual convenientemente rodó hasta los pies de Jimin.

El rubio aspiró los mocos que colgaban de su nariz, y con los ojos inyectados en una combinación de tristeza y furia, clavó su mirada en el señor Jeon. Fue cuando su cuerpo pudo responderle que dejó el cuerpo de su madre cariñosamente en el suelo, tomó el arma y se acercó al asesino de su madre.

El hombre miró asustado a Jimin, quien sin dudar le apuntó con el arma.

Jungkook observó al rubio, sabía por su mirada que estaba dispuesto a acabar con la vida de su padre. Pero había algo que le molestaba, no quería que Jimin lo matara, así que lentamente le quitó el arma de la mano.

-Jungkook... - frunció el ceño Jimin.

El castaño no quería que lo matara.

Él mismo apuntó con el arma a su propio padre.

No permitiría que Jimin fuera a prisión por matar a alguien tan importante. Él iría en su lugar.

-Jungkook, hijo... No lo harías... - la voz del hombre titubeó.

-Tu mismo lo dijiste. - dijo Jungkook, tomando con su otra mano la mano de su amante, sin dejar de apuntar y ver a los ojos a ese hombre. - No soy tu hijo.

Y repentinamente, un disparo retumbó por la casa.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

~Narra Jungkook~

Al final, no creí que ser el novio de un gangster me serviría para evadir a la ley y muy posiblemente muchos años de prisión. Afortunadamente, muchos empleados testificaron que había sido en defensa propia, he incluso puedo quedarme con la herencia de la cadena de bancos.

Y me alegro por el deficiente sistema de justicia ya que de no ser por eso, no podría estar hoy presente en un día tan especial.

-Jungkook, acomodate bien la corbata, por favor. Pareces infante. - me regañó Hoseok, acercándose a mi y acomodando mi corbata.

-No es para tanto... - le resté importancia, divertido por el echo de que mi Hyung había usado este día especial como excusa para beber por haberse peleado con Yoongi, el primo de Jimin.

-¿¡Cómo puedes decir eso!? - me gritó con la voz quebrada. Casi me revienta un tímpano. - ¡Hoy tienes que verte bien porque es un día tan bonito! ¡Hoy se casan!

Me carcajeé un poco por la forma en la que Hoseok romantizaba tanto una boda, estoy seguro que a los organizadores les debe estar explotando la cabeza en este momento.

Tomé las muñecas de mi Hyung y lo aparté con delicadeza, no quería ser muy brusco con él porque entendía que estaba sensible.

Repentinamente, la banda comenzó a tocar, entonces nos dimos cuenta que el novio estaba por llegar al altar.

-¡Es hora! ¡Es hora! ¡Vamos! - saltó de alegría él, arrastrandome fuera de los baños y guiandome hacia el lugar de la ceremonia.

En cuanto salí pude verlo con su traje blanco y una enorme sonrisa, entonces me contagié con la alegría de Hoseok.

Cuando se postró en el altar, mi corazón no paraba de saltar, estaba sumamente nervioso, casi sentía que lloraría.

-¿Me perdí de lo más importante? ¿Aún puedo gritar "Yo me opongo"? - me susurró Jimin mientras se sentaba al lado mío.

Yo me carcajeé débilmente, Jimin llevaba tiempo amenazando a Namjoon y Seokjin sobre estropear la boda como venganza por haberse robado a su mano derecha.

Lo tomé de la mano y enredé mis dedos con los suyos, inmediatamente llamé su atención y me ofreció una enorme sonrisa. Yo me dí a la tarea de encerrar aquella sonrisa en una cajita de recuerdos al lado de mi corazón, con la muerte de su madre, eran pocos días en los que realmente me sonreía genuinamente.

Me siento orgulloso de él, a pesar haber sufrido en silencio estos últimos meses, poco a poco está volviendo a ser el mismo, a recuperarse de la depresión. Y no sana por mi, por verme feliz de verlo feliz a él, no finge felicidad para que no me preocupe, si no que sana su corazón porque entiende el daño que se hace a si mismo. Realmente me siento orgulloso.

Estoy seguro que su madre comparte mi sentimiento. La alegría que me da verlo superar su tristeza.

Aferré mi agarré a su mano y, lentamente, me incliné hacia él para besarle la frente.

Inmediatamente él me robó un beso antes de poder separarme.

-Te amo... - susurró contra mis labios.

-¡Puede besar al novio! - celebró el padre, a lo que los recién casados, Namjoon y Seokjin, se avalanzaron el uno al otro, besandose con verdadera euforia.

Jimin y yo no tardamos en aplaudirles y gritar con alegría, celebrando su nueva unión.

Por mi parte, volví mi mirada discretamente hacia mi rubio, notando que se encontraba sonriendo de nuevo. Mi alegría fue tal que incluso pude percatarme de que yo estaba llorando.

Jimin reparó en mis lágrimas y, sin pedírselo, me abrazó con fuerza. Yo lo abracé de vuelta, aferrandome a su cuerpo.

Dios, nunca permitas que me aleje de él... Pedí con mi corazón, tan solo embriagandome con el aroma de su perfume.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

~Momento actual, dónde empezó el libro~

~Narrador omnisciente~

-Y nunca lo hice. - sonrió orgulloso el castaño, tomando la mano de Jimin por encima de la mesa.

-Es verdad, ese idiota parece un chicle... - se burló Namjoon, quién estaba saliendo de su escondite junto a su esposo, Seokjin.

-Tio Kim. - saludó uno de los chicos menores.

-Imbécil, ¿Cuánto tiempo llevas ahí y por qué demonios no avisaste que ya habías llegado? - preguntó Jungkook, levantándose de la mesa y saludando apropiadamente a Namjoon y Seokjin.

-Queria hacer acto de presencia, pero no quiso interrumpir su historia. Se puso nostálgico. - explicó Seokjin, masajeando los hombros de su marido.

Namjoon inmediatamente comenzó a regañar al rubio por exponerlo frente a los hombres.

-Muy bonita la historia pero, ¿Era necesario explicar a detalle las escenas de sexo? - se quejó Yoongi, jugando con su navaja mientras entraba al patio.

-¡Es verdad, que asco! - hizo una mueca de desagrado uno de los hijos mayores.

-¡Eso es lo más importante! - se defendió Jimin, frunciendo el ceño mientras no podía ocultar su sonrisa al ver a Yoongi y Hoseok llegar.

-¡¡Pudiste haberte saltado esas partes!! ¡No nos interesaba saber quién se cogia a quien! - gruñó uno de sus hijos.

-No sean llorones, todos somos adultos aquí. - se carcajeó Jungkook, saludando al primo de Jimin.

Y con toda la familia reunida, por fin se podía decir que era una fiesta. Todos y cada uno tenía ya en sus manos una jarra llena de alcohol de su preferencia.

-¡A celebrar! ¡Larga vida a Sangre Azul, nuevo líder de todos los distritos del sur! - alzó su copa Namjoon en dirección a Jimin.

-¡Larga vida a la víbora dorada! - gritaron todos.

Y con aquel grito de victoria, a la mesa cayeron tres bombas de humo a punto de explotar.

Por suerte, la mayoría pudo esconderse a tiempo antes de que las bombas explotasen, derramando vidrio roto y cerveza por todo el patio.

-¿¡Todos están bien!? - preguntó Jungkook, sintiendo un silbido en su oído izquierdo.

-¡Matenlo, maten al nuevo líder de Cuervo Negro! - gritó una mujer que justo había aterrizado dónde se encontraba la mesa. Por el resto del patio cayeron hombres en trajes que cubrían todo su cuerpo, portando armas.

De inmediato, cada uno de los Jeon Park comenzó a desenfundar sus armas, disparando a los extraños.

-¿Te encuentras bien? - preguntó Jungkook a Jimin, quienes se encontraban tumbados en el suelo.

De forma rápida, Jimin se levantó del suelo y quitó el seguro a su arma.

-¡¡Los mataré a todos por atreverse a interrumpir mi reunión familiar!! - gruñó el rubio, saliendo de su escondite y comenzando a disparar a los encapuchados.

Jungkook rodó los ojos con gracia, aún no se acostumbraba a lo ligero que su rubio se tomaba los ataques sorpresa. De igual forma, tomó un arma y comenzó a cubrirle la espalda a Jimin.

El líder de Sangre Azul siempre tenía rumores a sus espaldas, uno de ellos era que podía disparar a su blanco aún sin verlo directamente. Ese rumor parecía ser cierto, ya mientras disparaba, y confiado de que Jungkook le cubriría, miró al cielo.

Se permitió observar las nubes con nostalgia.

Gracias... Por acompañarme en este viaje. Agradeció Jimin al cielo, recordando con vividez el bello rostro de su madre.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Fin.

Quisiera agradecerles a todas aquellas personitas que se quedaron hasta el final, votando y comentando.

Especialmente:
_Cleito_
BonesfromAvocado

CarmenMartinez460161

megustaleermucho1234
LidiaRomeroPoma
Ailid0311

Muchas gracias a tod@s por su presencia, su compromiso y su amor por esta historia.

Lamento si hubieron faltas de ortografía, errores de continuidad o si directamente no entendieron algo. Si tienen dudas sobre que pasó con X personaje, me lo pueden escribir en los comentarios.

Esto es todo por esta historia, pero tengo muchos más proyectos a la espera de ser revelados. Esperenlas.

Espero que les haya gustado, un placer haber compartido mi historia con ustedes.

Nos vemos 🐥🐇

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