Los traidores.

¡Bonk!

Fue lo que se escuchó cuando Jimin recibió un golpe en la frente con una pequeña piedra.

Sobra decir que aquello sacó al rubio de su nube.

-¡Malnacido! ¿¡Por qué me golpeas!? - exigió saber, bastante molesto. Incluso se levantó del suelo y se frotó la frente.

-¡Perdón, es que era la única... ! - intentó disculparse, pero el más bajito parecía realmente furioso.

-¡Ese es tu maldito problema! ¡Nunca piensas antes de hacer las cosas! ¡Piensas con el culo! - comenzó a atacar verbalmente el ojiazul.

-Lo siento, no pensé que te daría en la frente... - bajó su tono de voz para demostrar que estaba arrepentido.

Pero lejos de que el rubio se relajará, aquel golpe se lo tomó muy personal.

-¿¡Ves a lo que me refiero!? ¡Nunca piensas! - suspiró de la frustración. - ¡Primero me buscaste en mi territorio en un auto caro que OBVIAMENTE te iban a robar, después entraste a mi habitación y me hiciste todas esas cosas calientes, me acompañaste a una pelea sumamente peligrosa y por último, ME SEDUJISTE, TENIENDO NOVIA! ¡Y eso es solo la punta del iceberg!

-Nada de eso fue intencional, lo sabes. Simplemente las cosas sucedieron así... - intentó explicar el castaño.

-¡¡Dile a otra persona tus falsas palabras!! Sabías que yo te gustaba, siempre lo supiste, y en lugar de alejarte por el bien de ambos, ¿Que hiciste? - gruñó el rubio, aferrando sus manos tan fuertemente a los barrotes, que comenzaron a sangrarle.

Aquella última pregunta dejó helado al Jungkook, quien desvió la mirada, negandose a contestar.

-¿¡Que hiciste!? - insistió Jimin.

-¡De acuerdo, me acerqué a tí porque me gustabas! ¿Eso querías oír? ¿Mi brillante y malvado plan sumamente calculado para engañarte? - por alguna razón, Jimin no esperaba que Jungkook contestara, así que no dijo nada. - Entiende que yo nunca quise engañarte, ni engañarla a ella...

-Escucha, no quiero tener esta conversación ahora, necesitamos salir de aquí y... - quiso evitar el tema completamente, pero Jungkook siguió hablando.

-Hace unos años, en una gala, mi vida corría mucho peligro. - explicó Jungkook, sumiendose en aquellos recuerdos tan negros que durante el resto de su vida quiso olvidar. - Una banda de matones me secuestraron para cobrar una recompensa, no recuerdo sus tatuajes, e~eran como de un mapache japonés...

El mencionar al animal, Jimin salió de la confusión y se teletransportó a los confusos recuerdos que tenía de ese día.

-Pensé que mi vida acabaría ahí, pero justo cuando había aceptado mi muerte, apareciste tu...

Conforme explicaba Jungkook, Jimin recordaba poco a poco el rostro de aquel chico que hace tantos años ayudó a rescatar. Y aunque no era su plan y tampoco sabía que había alguien secuestrado, recordaba haber levantado la mirada del chico, solo para toparse a...

-E~eras tu... - susurró en shock el rubio.

El rizado asintió lentamente, en silencio.

Por el shock, Jimin dejó los barrotes y se hecho para atrás, y sin importarle en lo más mínimo la sangre que se escurría por la palma de sus manos, peinó su cabello hacia atrás.

-¿Y~y entonces es eso? ¿Fue porque te salve la razón por la que te gusto? - se señaló a si mismo.

-¡N~no! - dijo de primeras. Pero después de meditar un poco, se retractó de su respuesta y agachó la cabeza con vergüenza. - B~bueno, el que me salvaras fue el motivo por el que quise ser cercano a ti... P~pero te juro que solo quería agradecerte por eso en un principio, después...

Jungkook suspiró y sus mejillas se enrojecieron, y para decir aquello, levantó la vista, mirando los ojos azules de su amado.

-Después fue, solo mi corazón gobernandome. Yo no planee que me correspondieras, aunque debo admitir que ese hecho me hace muy feliz... - sonrió genuinamente. - Y no te preocupes por Gulia, nuestro matrimonio es arreglado, entre nosotros no existe nada más que una amistad de la infancia.

A partir de allí, tanto Jimin como Jungkook guardaron silencio.

-Owwww, que tierno momento de parejita~~ - se hizo presente una voz que reconocieron ambos.

Justo por el lugar por dónde había entrado el señor Ham, entraron dos figuras delgadas.

-¿T~taehyung? - frunció el ceño Jungkook, acercándose a los barrotes para tener la oportunidad de verlo mejor.

El peligris portaba un vestido negro de cuello alto, sin mangas y con abertura en los muslos, colgantes en sus orejas y un delineado muy delgado. El peligris le dirigió una mirada superior, haciendo que al girar su cabeza se muevan sus ondulados y frescos rizos.

-Hola, Jungkook~ - le saludó, sacudiendo sus dedos con una falda sonrisa en sus labios. - Llámame por mi verdadero nombre. Me llamo WoJin.

-¿Trabajas para esta gente? - gruñó Jungkook, realmente furioso.

-¿Trabajar? ¿De que hablas? Sabes perfectamente que me sobra el dinero... - hizo referencia a una conversación que tuvieron hace poco.

La otra persona no alcanzaba a verse, Jimin se acercó a los barrotes con la intención de descubrir la identidad de la otra rata.

-Además, no lo hago solo. No me des todo el crédito, Gaixing. - dijo, tomando de la muñeca a su acompañante y jalandolo para que los prisioneros lo vean.

Heasol lucia avergonzado, sumido en el arrepentimiento, agachó la cabeza.

La participación de él en todo esto fue como un balde de agua helada para Jimin y Jungkook, ambos habían confiado en él de formas distintas pero personales...

-¿P... Por qué? - preguntó Jimin, acercándose hacia donde el rubio, este solo le dió la espalda para no verlo. - Hea... O como te llames. Solo quiero saber... ¿Por qué? Te lo di todo, te entregué mi cuerpo, mi confianza, mi amistad, por tantos años y~y todo este tiempo, tu... ¿A caso tantos años no significaron nada para ti?

-Eres una escoria humana. - murmuró Jungkook. - ¡Ambos son basura de la sociedad!

-Muchas gracias, me lo dicen siempre. - sonrió Tae, para después volverse hacia su compañero. - Ow, Gaixing, no me digas que estos dos te dan lastima. Ya te dije que tenerles compasión no te servirá de nada, y tampoco te sumará puntos con el amo, deja de hacerte la blanca palomita...

WoJin/Tae le tomó de las mejillas y se las apretó, esto a Gaixing/Heasol no le gustó y le apartó las manos de un manotazo.

WoJin rodó los ojos, amargado por el carácter del rubio. De todos los chicos que el amo tenía en su Harem, lo había encomendado a esta misión con el que menos le agradaba.

Jungkook miró a aquel conocía como “Heasol”, y gracias a que este levantó la vista durante un segundo para apartarse el cabello rubio de los ojos, el castaño pudo notar como es que tenía el contorno de los ojos hinchado, como si hubiera llorado no hace mucho.

-En fin, suficiente tiempo de visita. Un gusto volver a verte, Jimin. - se despidió el peligris.

El ojiazul no le quitó la mirada de encima mientras Tae se retiraba, dicen que los ojos son los espejos del alma, en ese momento, el alma de Jimin era el mismísimo infierno, un infierno al que quería arrastrar a TaeHyung.

Heasol prefirió quedarse junto a los prisioneros, tan solo mirando el suelo y sin decir nada.

-¿Por qué sigues aquí? ¿No tienes que ir a algún lado a romper la confianza de alguien más? Eres despreciable, las ratas como tú arderán en el infierno, lo sabes, ¿No? - preguntó el rizado.

Heasol no le dijo nada, asintió, aceptando los insultos. Para después darse media vuelta y mirar a Jimin, quien le evitaba la mirada con desdén.

-Lo siento, no tenía opción. Y respondiendo a tu pregunta; si, si significaste mucho para mí, pero lamentablemente, no tenía opción. - y por fin, Heasol levantó la vista y le miró a los ojos, los tenía cristalizados. - Yo solo cumplí órdenes, lo siento tanto, nunca quise lastimar a nadie...

Y al estar al borde del llanto, Gaixing decidió que era momento de irse. Dejando a Jimin con un rostro confundido y, por alguna razón, vacío.

-No lo escuches, Jimin. Seguramente es todo actuación, él siempre supo cómo manipularte. - dijo Jungkook.

Por otro lado, el rubio no sabía que pensar, se sentó en el suelo, cansado. Tenía mucho que asimilar.

Todo tenía sentido, todo encajaba y se mostraba la figura que todo esté rompecabezas formaba. Tanto Jimin como Jungkook vieron las señales pero nunca les prestaron atención.

Se sentían unos completos estúpidos por haber dejado que todo esto pasara.

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No tenían noción de que horas eran, la única luz que tenían era la tenue luz artificial de los bombillos del pasillo.

Llegó un punto en el que tanto el rubio como el castaño se recargaron en los barrotes, dándose las espaldas mutuamente.

-¿Entonces este es nuestro fin? - preguntó Jungkook, quien se abrazaba una rodilla, porque si hacia lo mismo con el otro pie, le dolería el tobillo.

-Supongo que si. - suspiró Jimin, recargando su cabeza sobre un barrote y observando el techo de concreto con nostalgia. - Me duele aceptarlo pero, todo lo que construí arduamente durante estos últimos años, todo lo que hice por él, se va a ir al carajo...

Ante ese comentario, una espina de curiosidad pinchó el pecho de Jungkook. Pero decidió esperar unos segundos antes de preguntar para no verse tan obvio.

-... ¿Puedo preguntar que fué lo que te motivó a construir Sangre Azul? - le miró por encima de su hombro disimuladamente, tan solo observando la espalda del rubio.

Jimin dudó, pocas personas sabían esa historia, y si lo sabían, era porque habían estado presentes.

Pero, ¿Que más daba? Hoy iban a morir, así que...

-Es una larga historia, ¿Seguro que quieres escucharla? - preguntó primeramente.

-Seria un honor escuchar tu voz antes de que todo esto termine. - sonrió Jungkook, seguro de sus palabras.

Jimin sonrió igualmente, aunque ninguno de los dos podía ver la sonrisa del otro.

El rubio suspiró y cerró sus ojos, contarlo en voz alta sería un golpe duro para él.

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