La bruja y la campesina.

Jimin llevaba un par de minutos caminando a la deriva, comenzaba a creer que sería buena idea volver a su dormitorio y buscar al castaño mañana; sin embargo, su plan se canceló, ya que encontró a Jungkook un par de minutos después.

El menor estaba a unos cuantos metros de Jimin, estaba en medio del pasillo, arrodillado, acariciando un gato rubio. Pero no estaba solo, dos chicas se encontraban alrededor de él.

Jimin decidió quedarse a observar un poco más, solo por curiosidad.

Una de las chicas, la morena de cabello rizado se plantó frente a Jungkook y, con una mano tomó la mandíbula de él y lo hizo verla. El gesto no fue rechazado, y parecía que había contacto visual.

Así que has escogido el camino de la muerte, Jungkookie... Pensó Jimin mientras fruncía el ceño.

Como el contacto entre la chica y Jungkook no se detenía, Jimin decidió hacer su gran entrada.

-Te encontré. - comenzó diciendo Jimin a tan solo dos metros de los chicos.

Jungkook se levantó de inmediato y tomo al minino en sus brazos, se dió media vuelta y saludo a Jimin, parecía avergonzado y agitado, como si lo hubieran pillado cometiendo un pecado.

-Te busqué por todas partes, Jungkook. - Jimin se cruzó de brazos, sonriente. Una sonrisa macabra, esa sonrisa que te dice “estas muerto cuando lleguemos a casa”, pero sonreía, al menos.

-Hyung... - susurró Jungkook, acariciando nerviosamente la cabeza del gato en sus brazos.

-¿Es él? - preguntó la otra chica, la rubia creyó que lo había preguntado en un susurro, lo cual había sido todo lo contrario.

-¿“Él” quien, Jeon? - preguntó el rubio. - Mi nombre es Park Jimin, no es un gusto.

La morena analizo el ambiente, y llegó a la conclusión de que, si seguía ahí un segundo más, mañana faltaría a la clase de lenguaje por encontrarse en coma.

-Mira la hora, ya está por anochecer. Será mejor que nos vayamos, Milie. - la morena tomo a su amiga y prácticamente salió corriendo del lugar. - ¡Fue un gusto conocerte, Jungkook!

-¡No me dejen aquí sol~! - intento rogar Jungkook, pero repentinamente apareció Jimin enfrente suyo.

El aura asesina que emitía Jimin asustó al pobre gatito, y esté huyó como si de eso dependiera su vida.

Jimin se acero unos pasos a Jungkook, y esté retrocedía unos pasos hacia atrás. Ese baile les duró poco, ya que irremediablemente, la espalda de Jungkook se encontró con los casilleros.

Fueron breves los segundos que ambos permanecieron en silencio.

-Dejame explicarte que fue lo que viste, Hyung... - comenzó el castaño, pero Jimin le interrumpió.

-¿Explicarme? ¿Por qué deberías explicarme? A fin de cuenta tu y yo no somos nada, y yo no te entendería, ¿No es verdad? - atacó el más pequeño, aún mantenía aquella sonrisa.

-No, eso lo dije porque... - quiso explicarse, pero no encontró las palabras, así que reformuló sus palabras. - No lo dije en serio, por favor olvídalo. Estaba molesto y~

-¡Si te molestaras explicarme cómo te sientes desde un principio, tal vez no te verías obligado a explicarme más de tus errores! - el más pequeño golpeó suavemente el pecho del acorralado chico.

-¡Pero estoy intentando explicártelo ahora, ¿No?! - alzó la voz el castaño, a lo que de inmediato se arrepintió y se cubrió la boca el mismo, como si hubiera dicho la grosería más fuerte del mundo.

Jimin gaspeo exageradamente, como una madre que se hacía la víctima.

-¡A mí no me levantes la voz, rizado de mierda! - Jimin se señaló a si mismo repetidas veces. - Yo no soy una de tus locas admiradoras que dejarían que les pises la cara, ¿¡Me oíste!?

-Lo sé, Hyung... Es solo que... - intento arreglarlo el rizado.

-No, no, llámame hermano, porque es lo que soy, ¿No?. Solo un hermano que no sabe nada de ti. - frunció el ceño el ojiazul, comenzando a enojarse de verdad.

-No es... - tartamudeo Jungkook.

-¿¡Y quiénes se supone que eran esas chicas!? ¿Fans tuyas? Lamento haber interrumpido la sesión de autógrafos... - gruño el más bajito.

-Hyung, escúchame, puedo explicártelo... - pidió pacientemente Jungkook.

-Te escucho, señor misterioso. - Jimin se cruzó de brazos y, de una vez por todas, guardó silencio y lo dejo explicarse.

-Esas chicas no las conozco, pero fueron tan amables que, al verme llorar en el pasillo, se acercaron a preguntarme que me pasaba, y yo... - comenzó Jungkook, pero Jimin le interrumpió nuevamente.

-¿¡Así que a unas extrañas si puedes explicarles que te ocurre!? - estaba por comenzar a estallar de rabia, pero Jungkook, sorpresivamente, le cubrió la boca.

-Hyung, ¿Cómo planeas que te cuente si me interrumpes cada tres segundos? - preguntó Jungkook, con una seriedad en sus facciones que intimido a Jimin. Una vez que el rubio paró de hablar, Jungkook suspiró para aclamar paciencia, y continuo explicando. - Sus nombres son Milie y Ashton.

-Nombres de putas... - susurro Jimin, molesto. Y al ver la mirada asesina que le dedicó el menor, suspiró. - Está bien, continua... Ya no hablo más.

-Escucha, Hyung. Lo que dije esta tarde... No hablaba en serio, se que eres muy comprensible y que probablemente tú me hubieras entendido mejor que nadie en este mundo. - comenzó el rizado. - Es solo que... Estaba tan molesto, molesto con la rectora, conmigo mismo por no haber podido defenderme solo, con el mundo entero por haberme echo pensar de joven que me merecía las críticas y el odio solo por ser como soy.

-¿La rectora te dijo algo por tu orientación? - interrumpió de nuevo Jimin, pero de ignorado rotundamente.

-Estoy seguro que tú también recibiste mucho odio y críticas por gustarte los hombres, y estoy orgulloso de que hayas podido superarlo. Te admiro mucho, de verdad. Yo no habría podido en tu lugar. Lamento mucho si invalide tu sufrimiento. No estaba pensando coherentemente, yo...

Fue entonces que Jimin logró sacarse la mano de Jungkook de la boca, tomar al castaño por los hombros y estamparlo contra los casilleros.

-¿LA-RECTORA-TE-DIJO-ALGO-POR SER GAY? - preguntó alzando la voz derivado de la rabia.

Jungkook solo asintió en silencio.

-¿Sigue en su oficina? - preguntó Jimin, decidido.

-Hyung, no hace falta que...

-No, esto no se va a quedar así. ¿Ella sigue en su oficina, SI o NO? - cuestionó el más bajito.

-No lo sé... - susurro Jungkook. - Pero aún si estuviera, no tienes que defenderme, yo solo puedo...

-No. ¿Sabías que discriminarte por eso tiene consecuencias legales? ¡Una pena, porque yo no hago las cosas legalmente! ¿No sabes si Hyo-Kium tiene, por casualidad, un balde con agua, un desfibrilador eléctrico y un broche para el pelo? De las pirañas no me preocupo, una llamada y están aquí en 20. - comenzó a maquinar el pandillero.

-¡No! Hyung, ¿Intentas que nos expulsen? - ahora Jungkook era el que sostenía a Jimin por los hombros.

-Solo quiero darle a esa bruja una lección. - rodó los ojos el rubio, como si no viera el problema.

-Veo que ya está preparado para exponer en clase el libro que les encargue, joven Park. - se apareció la susodicha bruja.

De inmediato Jungkook soltó los hombros de su hermanastro.

-Rectora Kim. - saludo Jungkook, un poco nervioso.

-Me sorprende que ya se sepa el guión de memoria, joven Park. - sonrió la rectora, ignorando por completo a Jungkook, cosa que a Jimin no le gustó. - “Solo quiero darle a esa bruja una lección”, eso lo dice el cuervo, ¿No es así?

-Si. Pero además de eso, la campesina también dice “Tememé. Tememé como si fuera tu pecado más repulsivo, porque un día, harta de tus habladurías, te haré creer que nunca escapaste del infierno de dónde llegaste” - recitó Jimin, dejando boquiabierto a su hermanastro menor.

-Maravillosa memoria, señorito. - sonrió de par en par la señora, para después observar directamente a Jungkook. - Me temo que debo irme, está anocheciendo y aún tengo muchos pendientes.

Y esa fue la única mirada dirigida a Jungkook, antes de que la recorra Kim se fuera.

-¿Cómo te aprendiste de memoria esa cita, si ni siquiera sabes leer? - preguntó confundido el rizado, mientras él y su hermanastro tomaban camino a sus dormitorios.

Jungkook sabía que era tradición en esta escuela hacer que los alumnos nuevos participen en una obra, una obra inspirada en un libro de los años antes de la invención de la rueda. Así que se dedicó a leerle ese mismo libro a Jimin durante todo el viaje. Llegó a pensar que el rubio no le había prestado atención, pero parecía haber sucedido todo lo contrario.

El rostro de Jimin se enrojeció de la vergüenza al haberse revelado su secreto.

Fue ahí que Jungkook sonrió por primera vez en toda la tarde, y de la alegría, no pudo evitar abrazar al más bajito por la cintura, con mucha fuerza.

-Basta. Alguien puede vernos. - susurro Jimin, empujando sin mucha fuerza al castaño para alejarlo.

-¿Alguien como quien? No hay nadie. - susurro Jungkook también.

-Alguien como las chicas con las que estabas desahogandote en lugar de con tu Hyung. - gruñó Jimin.

El silencio se presentó, pero tan solo unos segundos.

-Hyung. - le llamó Jungkook.

-¿Si? - preguntó el rubio.

-¿A caso estás celoso? - la pregunta provocó más silencio.

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La puerta se abrió de golpe, apareciendo un Jimin bastante sonrojado y molesto. Tras él, Jungkook lucía una bofetada antes dada, seguramente por Jimin.

-Era una broma, Hyung. No era en serio. - insistió el rizado.

-No me dirijas la palabra. - exigió Jimin, sentandose con las piernas cruzadas sobre la cama, dándole la espalda al castaño.

-Pero... - Jungkook necesito todas las fuerzas posibles para no reírse, la forma tan infantil en la que su Hyung se comportaba le daba ternura.

-¿Cómo te atreves a preguntar si estoy celoso? ¡Por supuesto que no estoy celoso! ¡Que ridículo!

-Pues... No lo parece... - susurro Jungkook a las espaldas de Jimin.

-¡Claro que~! - Jimin se dió media vuelta para plantarle cara, pero no sé esperó que Jungkook se encontrará a medio centímetro de su rostro.

Nuevamente las mejillas de Jimin se tiñeron de rojo, Jungkook le dedicaba una de esas miradas serías que lo hacían temblar.

-¿Quieres... - preguntó Jungkook, colocando una mano sobre el colchón y dejando sin salida al más bajito. - Que te muestre que eres el único a quien deseo, Hyung?...

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