Jefecito.
De inmediato Jimin desvió la vista, girando su cabeza, creyendo que así escondería su sonrojo, pero no podía ocultar algo de esa magnitud.
-No digas tonterías... - susurro el mayor, fingiendo normalidad.
Jungkook no tardó en tomar la mano de Jimin, gesto que no fue negado, por lo que el castaño se permitió seguir con el movimiento.
-¿En verdad crees que me interesaría otra persona que no fueras tú? - con el pulgar comenzó a acariciar el dorso de la muñeca de Jimin. - Hyung es el hombre que más deseo en este mundo.
-Por supuesto que lo soy. ¿Quien no cree lo mismo? - se permitió mostrarse arrogante el rubio, por fin colocando su rostro frente al de su hermanastro, aún sin hacer contacto visual.
-Si tanto es así, ¿Por qué dudas de mi? - preguntó Jungkook, en sus ojos se reflejaba lo triste que estaba porque Jimin dudara de sus sentimientos.
-N~no dudo de ti... E~es que... - tartamudeo. - Por dios, deja de verme así y quítate de encima, me pones...
-¿Nervioso? - termino la oración el rizado, acercando peligrosamente sus labios con los de Jimin.
Jesús, ten piedad de tu ciervo... Pidió Jimin en sus adentros.
-Mirame. - pidió Jungkook.
Jimin volvió a girar su rostro. Estaba en pánico, no sabía que hacer, decir o esperar.
-Hyung, si logras mantenerme la mirada por más de un minuto, te prometo que me quitaré. - prometió.
Lentamente Jimin dirigió su rostro al del castaño, le costó bastante tiempo por fin poder verle a los ojos.
No duró ni tres milisegundos manteniendole la mirada, hasta que no pudo resistirse y él mismo beso a Jungkook.
Aquello sorprendió de sobremanera al chico, en realidad no planeaba forzarlo a nada o intentar algo... Pero no se quejaba si Jimin mostraba iniciativa.
La mano que Jungkook mantenía libre de inmediato abrazó la cintura del más pequeño; a la vez que subía del todo a la cama, quedando de rodillas frente al ojiazul. La otra mano no soltó en ningún momento la mano de Jimin.
A diferencia de los besos anteriores, este era mucho más dulce y delicado.
Jimin se vio obligado a dejar de sentarse sobre sus rodillas, para más comodidad de Jungkook ya que tenía que inclinarse un poco para sostenerlo firmemente de la cintura. Para más apoyo, rodeó el cuello de Jungkook.
Aprovechó para meter sus dedos bajo los rizos de la nuca de Jungkook, acariciando de manera suave.
Sus labios se envolvían mutuamente y cada uno succionaba un poco antes de volver a besarse, desatando así una ola de calor que lentamente les recorría la espalda.
En un ataque de osadía Jungkook colocó una de sus manos sobre el culo del más pequeño, quien de inmediato se separó debido a la sorpresa.
-¿Nos detenemos aquí? - preguntó Jungkook en un susurro, frotando sus labios con los de Jimin.
El rubio pensó que respuesta sería adecuada decir.
Él antes había pedido tiempo, si continuaban, ¿Estaría confundiendo a Jungkook? No quería jugar con él... No deseaba confundirlo...
Pero realmente quería seguir, antes se había venido con solo un par de roces, y le daba curiosidad saber que tan bueno era su hermanastro.
Pero, ¿Sería beneficioso seguir?.
Al diablo. Pensó Jimin antes de avalanzarse sobre el más grande y hacerlo caer de espaldas sobre el colchón. Le estampó un beso profundo y desesperado mientras colocaba sus piernas a cada lado de Jungkook, sentandose sobre los pantalones del castaño.
Jungkook no tardó en contestar al movimiento de Jimin y, rápidamente quiso despojar al chico de sus pantalones.
El castaño cambio de posición, tomó de la cintura al más pequeño y, mientras ambos se besaban, se levantó y colocó a Jimin debajo de él. Terminó por quitarle los pantalones, mientras tanto, el rubio le quitaba la corbata, el chaleco y la camisa.
El rizado no pudo evitar la tentación de besar los muslos del contrario, haciendo contacto visual con su hermanastro. Jimin no pudo evitar sonreír, ansioso por saber la clase de movimientos que el joven empresario más deseado de todo Seúl pudiera esconder bajo su manga.
Pero ese deseo tuvo que esperar, ya que sin previo aviso, Hyo-Kium abrió la puerta, entrando y quemándose las cornias al ver tal escena.
-¿¡Que diablos les pasa!? - se exaltó el pequeño, inmediatamente saliendo del dormitorio y cerrando la puerta de golpe. - ¡Más les vale que no sea en mi cama!
Y mientras Hyo-Kium gritaba maldiciones dignas de un empresario atorado en el tráfico, Jimin y Jungkook se vestían.
-¡¡Pervertidos de mierda!! - dijo el pequeño antes de que se alejara del lugar.
-¿Crees que debamos seguirlo y explicarle? - preguntó Jungkook mientras se colocaba la corbata.
-Nha. - le restó importancia el rubio mientras se acomodaba el cabello. - Además, me debía un trauma.
El rizado frunció el ceño, no entendió lo que su hermanastro quería decir.
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Esa tarde ambos tuvieron que despedirse, mañana empezarían sus clases de etiqueta, además que dormían en dormitorios distintos.
A la mañana siguiente, Jungkook en verdad se esforzó por poder toparse con el rubio al menos una vez, pero el campus era tan grande y llevaban clases muy distintas, que no pudo verlo ni una sola vez.
Jungkook estaba tan decepcionado de ese echo, todo lo contrario a Jimin, quien había agradecido a todos los dioses habidos y por haber por no encontrarse con el castaño. No quería... Más bien, no podía verlo a la cara en ese momento.
Se sentía tan avergonzado. Le daba mucha pena pensar que se estaba comportando como un adolescente enamorado.
Ni siquiera estaba prestando atención a la clase, se encontraba en el pupitre más alejado y alto del salón así que tampoco escuchaba mucho del profesor. Ni siquiera se había molestado en abrir el libro que la misma rectora le había entregado especialmente para esta clase.
-Pst. - le llamo alguien a unos pupitres a su izquierda.
No atendió al llamado, no había forma que alguien le estuviera llamando a él.
-¡Oye! - le gritó en un susurro nuevamente.
Cuando observó a quien le gritaba, frunció el ceño confundido. Se trataba de aquel chico rubio que había intentado golpearlo en dos ocasiones, y sus perros falderos.
-Después de esta clase, no quiero pelear en este momento. - suspiró aburrido, volviendo a mirar al pizarrón.
Los chicos cuchichearon entre ellos, parecía que alentaban al rubio a seguir insistiendo, Jimin rodó los ojos con fastidio.
-O~oiga... - dijo una vez más el chico rubio, temblando de miedo cuando Jimin le dirigió la mirada.
Jus Min, el chico rubio, cerró los ojos y suspiró, parecía que estaba acomodando sus ideas para no meter la pata.
-M~mis amigos y yo queríamos pedirle una disculpa. No sabíamos quien era usted. - susurro el chico para que el profesor no le escuchase.
Jimin solo asintió, indiferente.
-Se que probablemente no lo merecemos... - continuo el rubio al notar que Jimin no planeaba hablarle. - Pero queríamos que nos diera la oportunidad de ser sus amigos...
-¡N~no sus amigos! - intervino un chico de ojos rasgados y delineador. - No somos merecedores de ser sus amigos... Queremos ser su guardia, protejerlo. Si nos lo permite.
-Por favor... - pidió un chico de cabello rubio oscuro.
Jimin los analizó de pies a cabeza.
No necesitaba amigos, además, ellos eran molestos. Pero le daba curiosidad saber cómo había sido el pasado de Jungkook en estás instalaciones, y estos chicos parecían veteranos, debían saber algo.
-Solo tengo un par de reglas: delatenme y les cortaré la lengua; toquen o roben algo de mi propiedad, y les cortaré las manos; mientanme y les apuñalaré el corazón. ¿Queda claro?. - preguntó el ojiazul.
La banda quedó congelada, sin palabras, nunca habían experimentado relacionarse con un jefe de la mafia.
Pero aún y con las amenazas, asistieron rápida y simultáneamente, ya no podían dar marcha atrás de todos modos.
-Bien. Ahora déjenme en paz. - exigió el rubio, de inmediato los chicos se cambiaron de pupitres, aún si eso significaba moverse con mucha prisa, hacer escándalo y llevarse un regaño del profesor.
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Creo que he cometido el error más grande de mi vida... Se quejó Jimin mientras salía del salón de clases, siendo seguido a pocos metros por la banda de bullyings aficionados.
-¿¡Pueden parar de ser tan jodidamente molestos!? - grito el chico, deteniendose a medio camino.
-¡Lo~lo sentimos! - se disculparon los chicos, siguiéndole los pasos en silencio.
Me van a volver loco. Pensó Jimin.
Siguió caminando y no dió más de cinco pasos antes de que uno de los chicos pidiera la palabra.
-Disculpe... - susurro uno de ellos.
El rubio suspiró, decidió ignorarlo, seguro de que de su boca saldría una estupidez.
-Disculpe, s~señor... Jefe... - insistió el chico.
-¿¡Que!? - se dió media vuelta, estaba a punto de perder los estribos.
- ... Ya es hora del almuerzo, jefe. - dijo finalmente el asustado chico.
Jimin se quedó en blanco, miró la hora en su reloj. Efectivamente, ya eran las doce del medio día, hora del almuerzo en la cafetería escolar.
-Cierto. Gracias por avisar. - agradeció Jimin antes de dirigirse al edificio en el que se encontraba la cafetería. Los chicos le siguieron. - Y no me digan jefe, no soy su jefe ni su amigo.
- ¿Entonces como lo llamamos? - preguntó aquel chico de ojos rasgados, que si Jimin mal no recordaba, se llamaba Xiang.
- llámenme Jefecito. - bromeó Jimin, creyendo que los chicos detectarían el sarcasmo.
-Entendido, jefecito. - dijeron todos a la par.
Jimin estaba tan cansado de ellos que ya no quiso seguir regañandoles, a este paso le saldría una hernia debido al malhumor.
Cuando llegaron a la cafetería, pasó algo sumamente extraño para Jimin: nadie le prestó atención.
Al ser jefe de una mafia las miradas eran inevitables, pero a lo mejor el estar a las afueras, nadie le reconocía.
Se paseó por el pasillo principal, esperando algo que nunca pasó, los estudiantes simplemente iban a su rollo.
Excepto por una mesa no muy lejos, dónde se conglomeraban estudiantes sin parar. Jimin reconoció ese estilo de carcajadas y los ademanes; se estaba molestando a un estudiante.
-¿Que está ocurriendo? - preguntó Jimin a Jus Min, quien se encontraba a su derecha.
-No lo sé, jefecito. Parece que están molestando a un alumno. - el rubio no dijo nada que Jimin no supiera ya. Incluso ignoró que le llamara de esa forma tan ridícula para poder acercarse al lugar he investigar un poco más.
Y conforme se acercaban a aquella mesa, logró distinguir esa cabellera rizada.
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This place about to blow 💣💣💣
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