Gulia.
Narra Jungkook.
Aberración.
Pecador.
Impuro, condenado, hijo maldito.
Decepción.
Asqueroso.
Y mucho más...
¿Como una madre puede hablarle así a su propio hijo?
No debería hablar mal de la mujer que me dió de comer, me crío y me dió tanto amor, al menos de lo que recuerdo, mi madre murió cuando yo tenía 9 años.
Recuerdo que mis padres discutían mucho por ese tema, padre insistía que yo no había elegido ser así, mientras mi madre gritaba y sollozaba que yo era su karma, que Dios había abandonado su matrimonio.
Al día siguiente mi madre me llevaba de compras y compraba todo tipo de comidas exquisitas para distraerme de mi padre ausente.
Ella me amaba, me quería con toda su alma porque yo era su hijo, y siempre se esforzaba por mostrarmelo; pero había ocasiones en las que no la reconocía.
Yo era muy joven para entender lo que era “homofobia”, así que era lógico que, derivado del desprecio de mi madre, creyera que había algo muy malo dentro de mi.
Ella fue la que me internó en aquella escuela de etiqueta, haciendo un contrato con la rectora de ese entonces para que me reformaran.
Y alrededor de mi segundo año en ese internado, recibí la noticia de que mi madre había muerto. Tuvo un accidente automovilístico y estaba tan grave que entró en coma, por lo que mi papá tomó la dura decisión de desconectarla. Murió sin dolor.
A partir de allí no volví a recibir ese tipo de comentarios desagradables en mi casa, por lo que dejé de sentirme avergonzado de lo que era durante un par de años. Pero, de alguna u otra forma, siempre encontraba gente con el mismo pensar que mi madre, y volvía a sentirme un mierda.
A los 13 decidí que lo mantendría en secreto.
Desde entonces no tuve que preocuparme de recibir mensajes de odio, hasta hoy.
No creo estar preparado para oírlos...
Antes que pudiera sumirme aún más en mis preocupaciones, alguien llamó a la puerta de mi habitación.
Suspiré cansado y me levanté de la cama, al abrir la puerta me di cuenta que se trataba de Jimin.
-Hyung, en verdad estoy muy cansado, ¿Podrías~? - cerré la puerta mientras le pedía irse, pero él evitó que la cerrara.
-Jungkook, por favor, habla conmigo. - pidió Jimin.
-No... No estoy de humor, por favor, solo... - intenté convencerlo de hablar en otro momento, pero entró a la habitación repentinamente y me tomó de las manos.
-¡No, no me voy a ir hasta que resolvamos esto! - me gritó en la cara, me sorprendió su repentina agresividad.
Tartamudie, no supe que decir.
-Escucha, no tengo idea de las cosas por las que tuviste que pasar antes. - inició el rubio, aún tomándome de las manos. - Solo quiero pedirte una disculpa por no haber estado en ese juicio, realmente las cosas no están bien en Sangre Azul y es difícil controlar todo estando tan lejos...
Abrí la boca con la intención de decir algo, pero él, con un gesto, me pidió que lo dejara terminar, lo cual hice.
-Con todo esto no estoy tratando de justificarme, en absoluto. Solo quería que supieras que, si falté al día más importante de tu vida, no fue intencional. Simplemente no estaba en mis manos. - me dió un corto beso en los labios, inevitablemente sonreí.
La sonrisa no fue por el beso, bueno, un poco si, sus besos son buenos; pero me dió risa el hecho de que se paró de puntitas para poder alcanzar mis labios.
-Por favor, di algo. - me pidió, recordándome que yo no le había respondido.
-Jimin Hyung es muy bueno con las palabras. - le elogié.
Me dió un pequeño empujón en el pecho con un puchero en los labios.
-Dime algo respecto al tema, Kook. - me regañó, a lo que me reí un poco más fuerte.
-Te perdono. - respondí, su mirada de angustia desapareció por completo.
Jimin miró alrededor, parecía que buscaba las palabras indicadas.
-¿Puedo dormir contigo? - me preguntó, ante esa pregunta mi mente pensó otra cosa, y de inmediato comencé a maquinar escenas explícitas.
Sentí mis mejillas arder.
-S~si, seguro. - respondí mientras carraspeaba mi garganta para disimular un poco.
Jimin pareció entender que tipo de cosas cruzaban mi cabeza y se rió abiertamente mientras me llamaba de las manos hasta mi propia cama.
Me guío y ambos quedamos abrazados, mirándonos de frente.
Nos deseamos buenas noches con un par de besitos más y, fue en ese momento que me di cuenta de lo cansado que estaban mi mente y cuerpo, me dormí muy rápido.
Había sido un día muy largo y lleno de emociones, esperaba que el día siguiente fuera más relajado.
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Narrador omnisciente.
El heredero y el pandillero despertaron juntos, Jungkook primero que Jimin, sin embargo, se quedó en la cama para poder verlo dormir, aunque tuviera muchas cosas por hacer.
En cuanto Jimin despertó, el menor acostó su rostro en el pecho del rubio y le abrazó con fuerza, a lo que el mayor se quejó con voz adormilada.
-¿No tienes pendientes hoy? - preguntó el rubio.
-Pueden esperar. - respondió Jungkook, abrazándolo más fuerte.
-Tienes que ser productivo... - se carcajeo Jimin debido al gesto de Jungkook de considerarlo más importante que sus tareas como niño rico.
Repentinamente, una de las mucamas llamó a la puerta.
-Joven amo, la señorita Gulia vino a verlo. - informó la empleada.
Jimin pudo ver claramente como el color en la cara de Jungkook se iba, luciendo un rostro aterrorizado que definitivamente no significaba buenas noticias.
Jungkook se había equivocado, el día siguiente sería peor que el anterior.
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El rizado se vistió y arreglo decentemente, cosa que Jimin también hizo, pero el menor insistió en que no debía levantarse de la cama, que estaba todo controlado.
Sin embargo, Jimin no creyó ninguna de sus palabras he insistió en seguirlo.
Jungkook abrió la puerta y la rubia le sonrió ampliamente, la chica inmediatamente se avalanzó hacia su cuello. Jimin, quien se encontraba a la espalda del castaño, no le gustó aquel gesto.
-¡Vine ten rápido como pude, Jungkook! ¿Te fue muy difícil salir del closet? ¡Estoy tan orgullosa de ti! - gritó emocionada la chica.
A Jimin le pareció muy ruidosa.
Rápidamente, Jungkook la bajó de sí cortésmente.
-Fue aterrador, pero liberador. - respondió nervioso. - ¿Q~que te trae por aquí, Gulia?
-¡Gulia, hija querida! - apareció oportunamente el padre de Jungkook, al parecer, las mucamas no podían mantener la boca cerrada.
Venía junto a la señora Park, quien le tomaba del brazo mientras bajaban las escaleras.
-¡Señor Jeon, es un gusto volver a verlo! - Gulia se acercó al padre y lo saludo con un abrazo.
-¿Cuánto tiempo a pasado, hija? - se carcajeo el hombre.
-¡Parece que a pasado una eternidad! - se rió la chica.
-¡Te vi en las noticias, muchas felicidades por el evento de este año! - felicitó el señor Suk.
La escena era digna de padre he hija.
La señora Park tosió un poco, para sacar a su marido de aquella burbuja, funcionó.
-Gulia, déjame presentarte a... - inició el hombre, sin embargo, la chica le interrumpió y directamente saludo de mano a la mujer.
-Su prometida, si, yo también estuve enterada de las noticias. - respondió la chica, saludando amigablemente a la mujer. - ¿La señora Park, no es así?
-Un gusto conocerte, Gulia. - sonrió la mujer.
-Permiteme presentarte a toda la familia. - pidió el hombre, señalando inmediatamente a Jimin. - Él es mi nuevo hijastro, Su nombre es Park Jimin.
La rubia le saludo desde lejos, tan solo con un gesto. Jimin frunció las cejas, observo a Jungkook y esté estaba sudando, definitivamente algo estaba sucediendo y no se enteraba.
-Bueno, familia, ella es Gulia. Debí presentarselas desde antes pero no sé presentó la ocasión. - se encogió de hombros, como si ese hecho fuera una lastima. - En fin, es mi nuera.
Ante aquella palabra, el mundo de Jimin se cayó abajo.
Inmediato miro a su hermanastro, Jungkook estaba cabizbajo, evitando la mirada a toda costa.
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-¿¡Tienes prometida!? ¿¡En serio!? - gritó Jimin en cuanto Jungkook cerró la puerta del patio tracero.
El castaño fue rápido y arrastró al rubio al patio antes de que montará una escena en frente de sus padres.
-Planeaba decírtelo, pero tenía miedo... - confesó el menor. - Discúlpame, se que estuvo mal.
-¿Si? ¿Y cuando planeabas decírmelo? ¿¡En el altar!? - se encontraba tan alterado que ni siquiera disimulaba sus gestos o modulaba su voz.
-¡No tienes cara para reclamarme nada cuando tú tienes cinco hombres más a parte de mi! - contraatacó el castaño.
-¡La maldita diferencia es que tú sabías de ellos! - recalcó el rubio.
Y ante aquello, Jungkook no supo que decir.
Jimin se carcajeo, pero no se trataba de una risa divertida, sino de aquella risa triste y decepcionada.
-No puedo creerlo, todo este tiempo fui... Una diversión para ti, un pasatiempo. - concluyó el mayor.
-No, no, tu no fuiste nada de eso. Yo voy en serio contigo, Jimin. - dijo Jungkook, creyendo que arreglaría algo diciendo aquello.
-¡Entonces eso me convierte en tu maldito amante! - sollozó de rabia el ojiazul.
El mayor se cansó de discutir aquello, no quería verlo, no quería escucharlo, estaba harto. Entró a la casa con la intención de irse a Goldenleonar, sabía que Jungkook no tendría la cara para seguirlo.
Por otro lado, el castaño estaba tan frustrado que pateó una de las sillas que se encontraba a orillas de la piscina, echándola al agua.
Se dejó caer en otra silla que se encontraba cerca.
Su vida parecía una comedia sin chiste.
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