El puente de madera.
No sé necesitaba ser cercano a Jimin para saber que, por más que su trabajo tratase de ser sangriento, frío y calculador, resultaba ser un chico muy empático con el sufrimiento ajeno. Para bien o para mal, él era así.
Y ver a Jungkook al borde del llano, quien irónicamente era un chico que no solía mostrar emociones en público. Simplemente le rodeó el cuello, dándole un abrazo cálido y amistoso; Jungkook no tardó en recargar su frente sobre el hombro del rubio, apenas tomando la cintura de su hermanastro con sus manos para no convertirlo en un abrazo tan íntimo he incómodo.
El contacto duro apenas 7 segundos, ya que el más bajito se separó para poder verlo a los ojos.
-Hey, hace tan solo media hora estabas entusiasmado por comerme la boca, ¿Que sucedió? Puedes decírmelo. - Jimin le apretó los hombros cariñosamente.
-No quiero hablar de eso... - pidió el rizado, limpiandose la humedad de sus mejillas.
El ojiazul medito un poco, quería animarlo, pero no había forma de que en una academia de etiqueta vendan alcohol, o siquiera los dejen salir de las instalaciones.
-De acuerdo, ¿Entonces que te parece dar una vuelta por esta escuela? - preguntó Jimin. - Mi basta experiencia me dice que reconocer el terreno será muy útil cuando necesitemos salir de emergencia...
El castaño solo asintió en silencio, siguiendo los pasos de su Hyung.
Si había algo que Jimin podía aplaudirle a esta arcaica estructura era que, en todo el paseo no detecto ni un solo punto ciego. Los muros eran demasiado altos para escalar, los edificios estaban demasiado alejados de los muros como para saltar, el muro seguía desde debajo de la tierra para evitar fugas por debajo, el concreto era demasiado denso para penetrarlo.
Era realmente una prisión.
En algún punto, ambos hermanos llegaron a lo que parecía ser un lago, en medio de éste existía un puente de madera que lucia viejo y sin usar.
-¿Que tan lejos estamos de los dormitorios? - se preguntó Jimin.
-Apenas alcanzo a verlos. - respondió Jungkook, entrecerrado los ojos para visualizar los dormitorios.
Jimin no tardó en investigar la madera del puente, apenas puso un pie sobre el primer escalón y la estructura tambaleó.
-... Quizás debas dejarlo todo como esta. - concluyó el rizado, asombrado por la antigüedad del puente.
-Espera. - pidió el rubio, subiendo el segundo escalón. - Quiero comprobar algo.
-Hyung. - le advirtió Jungkook, pero el rubio parecía no escucharlo, ya que seguía subiendo las escaleras. - ¡Hyung!
El castaño no lo había notado, pero el lago se encontraba al ras del muro, y a la orilla del agua había rastros de humedad, lo que significaba que el volumen del agua había bajado.
¿Por qué bajaría el volumen de agua si se supone que está estancada?
No era una temporada calurosa exactamente, como para que la evaporación fuera la causa.
Si mi hipótesis es correcta... Pensó Jimin, ya a la mitad del puente inquieto.
-¡Hyung! - gritó preocupado el castaño, subiendo las escaleras desesperadamente.
-Todo está bajo~ - dijo Jimin, antes de que el puente cediera y la madera bajo sus pies desapareciera.
Sobre sus cabezas había una estructura que les cubría del sol, pero esa misma estructura estaba destinada a caer encima de Jimin, afortunadamente, Jungkook se avalanzó y consiguió sacarlo del camino.
Ambos cayeron al agua, a su lado caían los pedazos del puente de manera estrepitosa.
En medio del desastre, el rizado consiguió nadar hasta la orilla, llevándose a si mismo y a Jimin a salvo.
Al estar fuera del agua, Jungkook tosió con fuerza, le había entrado agua por la nariz.
-¡Escuela de mierda! - grito enojado Jimin, sentandose sobre la orilla.
Frente a él aparecieron varias sombras, Jimin se giró y pudo ver varios estudiantes y, en medio, a la rectora.
-Uy... - susurro el rubio.
-Exactamente, joven Park. “Uy”. - gruñó la señora.
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-¿¡Se puede saber que le hicieron al patrimonio de esta escuela!? - la señora ni siquiera se esperó a que las enfermeras atendieran a los mojados alumnos.
Seguían cerca del lago, las mujeres de uniforme les habían entregado mantas térmicas para evitar resfriados.
Conforme pasaban los minutos, más y más alumnos se conglomeraban alrededor.
-Fue mi culpa. Jungkook no tuvo nada que ver. - alzó la voz el rubio.
-¡Señor Park, estoy hablando con el joven Jeon! Le pido de favor que no se entrometa. - gritó la rectora, plantandole cara al rizado de nuevo.
-¡Pero le estoy diciendo que fui yo! - frunció el ceño el más bajito.
-¡Haga silencio! - ordenó la señora. Volvió a observar a Jungkook, quien mantenía la cabeza baja. - Joven Jeon, déme una buena razón para no expulsarlo en este momento por dañar propiedad privada.
-Fue su culpa... - susurro el castaño.
-¿Disculpa? - se mostró confundida la señora.
-Dije que... - el castaño alzó la cabeza, mostrando un rostro furioso, con el cabello cayéndose sobre su frente. - ¡Fue su culpa! ¡Deme una sola maldita razón para no demandarla por billones de dólares por conservar una estructura tan inestable y peligrosa!
-Yo... - tartamudeo la mujer.
-¡Mi padre le paga a usted por mantenerme a salvo, que debo decir que hizo un pésimo servicio! De gracias a Dios que no resultamos heridos, de lo contrario estarían mis abogados pateando las rejas de esta maldita cárcel. - se levantó Jungkook de su asiento, aún envuelto en la manta térmica.
La rectora permaneció muda, entonces Jungkook pasó de ella, corriendo del lugar.
El rubio hizo un esfuerzo por no reírse, mientras salía detrás de su hermanastro.
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-¡Jungkook, espérame! - pidió Jimin, apresurando el paso. - ¡Soy de pies cortos!
Fue entonces que el castaño salió del trance, ni siquiera sabía cuánto había recorrido, su enojo lo había llevado a caminar hasta quien sabe cuánto.
-Lo siento, Jimin... Yo... - tartamudeo Jungkook, deteniendose.
El más bajito posó una mano sobre la espalda del castaño.
-Esta bien, entiendo que estés molesto. - una pequeña carcajada salió de los labios de Jimin. - ¿De dónde salió toda esa mierda? Te juro que verle la cara de atónita a esa momia con vida fue un regalo.
Al ver que Jungkook no se reía junto a él, dejó de reír.
-Oye, en serio, puedes decirme lo que te sucede.... - insistió Jimin.
-¡Cállate! - grito Jungkook repentinamente, cosa que sorprendió al mayor. - ¡Jamás me vas a entender, tu nunca tuviste que esconder quien eres en realidad! Nadie te juzga por tu orientación, nadie te mira con asco solo porque das miedo... ¡Tu no...!
Al darse cuenta que estaba gritando, suspiró y bajó la voz.
-Tu no... Vas a comprenderme... - terminó la oración.
El silencio apareció, Jimin no supo que decir, y Jungkook, tratando de evitar esos pensamientos de culpa, huyó del lugar.
-Jungkook... - intento seguirlo, pero aquellas palabras habían sido tan insensibles que sus piernas no le respondieron.
Rápidamente el rizado desapareció de su vista.
-¡Hey, tu, el rubio! - le llamó una voz a sus espaldas.
Jimin se giró, se trataba de los chicos a los que había golpeado anteriormente.
-Nos las vas a pagar, idiota. - gruño aquel rubio prepotente. - Está vez trajimos compañía.
-Si, es un ex pandillero, formaba parte de los sangre azul. ¿Conoces a los sangre azul? ¡Son la pandilla más peligrosa de Seúl! - gritó un chico con un yeso en el brazo.
-¡Estás muerto, basura! - escucho Jimin a un chico a las lejanias. - Déjenme pasar.
El chico se abrió paso entre los uniformados, y cuando esté le vió, Jimin solo alzó la ceja y sonrió ampliamente.
Inmediatamente el enorme chico se arrodilló he hizo una reverencia, temblando de miedo.
-¡¡M~mil disculpas por haberlo ofendido!! ¡No sabía que se trata de usted, jefe! - se disculpo por haberle gritado basura antes.
-Krisno, es un gusto volver a verte. - saludo Jimin.
-Perdoneme la vida, por favor... - rogó el enorme chico.
Los futbolista al rededor del arrodillado chico se vieron entre ellos.
-¿¡Qu~que crees que haces, Kris!? ¡Acabalo! - exigió el rubio.
-¿Le... Dijo “jefe”? - susurro uno de los chicos.
El grandote chico rápidamente se levantó del suelo y, de manera fácil, con las dos manos tomó los cuellos de las camisas de los lastimados chicos.
-¡Oigan, idiotas, no saben con quién se metieron! ¡¡Más les vale que se arrodillen ahora mismo si quieren seguir viviendo un día más! - amenazó aquel que había prometido protegerlos.
-¡Estás demente! - frunció el ceño el rubio de ojos castaños.
-¡Eres demasiado joven para morir, Jus Min! - el chico estaba tan preocupado por la vida del rubio, que incluso estaba por llorar. - Por favor, solo te pido que le pidas disculpas al jefe...
Los futbolistas observaron de reojo a Jimin, no podían imaginar que ese chaparrito fuera jefe de una de las pandillas más peligrosas de todo Seúl. En comparación con su compañero Krisno, quien lucía un matón de primeras.
-Fue indulgente con mis amigos, jefe. Se lo agradezco mucho. Por favor, perdonelos. - Krisno los soltó y volvió a reverenciar al rubio cinco veces.
-No fue nada, no quería problemas en esta escuela. Puedes llevartelos. - Jimin no necesito ordenarselo dos veces, ya que el grandote los tomo a todos en un gran abrazo y se fue del lugar.
El ojiazul los despidió con la mano, sin perder su sonrisa.
-Vaya, no tenía idea que los padres adoptivos de Kris tenían tanto dinero, como para permitirse una escuela como esta. - pensó en voz alta el rubio, realmente sorprendido. - Me alegra que tenga una buena vida...
Suspiró aliviado, Kris había sido uno de sus más allegados, era huérfano así que lo veía como un hijo. Pero el día que fue adoptado no se permitió sentirse mal, ya que ser adoptado era algo que celebrar, y no algo de lo que sentirse triste.
Le alegraba saber de él.
-Ahora... ¿En qué estaba? - se preguntó, algo estaba pensando antes de que todo esto sucediera. - Mierda, Jungkook...
El chico se dirigió al edificio en el que dormía Jungkook, cuando llegó a la habitación, ni siquiera llamo a la puerta, solo entró.
-¡Jungkook! - gritó.
Solo se encontró a Hyo-Kium, acostado en su respectiva cama, leyendo un manga titulado “Los hombres pulpo y el chico de las tetas grandes”.
Jimin no pudo ocultar su cara de asco.
-¡¡Toca antes de entrar, carajo!! - gritó el chico, escondiendo su pequeña erección con el manga.
-He visto tanta sangre, viceras, escuchado los gritos de dolor más horribles de mi vida... Y esto es la primera cosa que me hace querer vomitar... - admitió Jimin.
-¡Vete al infierno! - insulto el pobre chico.
-Como sea, ¿Dónde está Jungkook? - sacudió la cabeza el rubio, tratando de sacarse esa imagen de su cabeza.
-¡No lo sé y no me importa! ¡Largo de aquí! - el chico aventó el manga, afortunadamente se estampó contra la puerta después de que Jimin la cerrara.
El rubio pensó después de cerrar aquella puerta, si Jungkook no estaba aquí, ¿Entonces dónde?.
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