El pandillero de ojos aqua.

~Hace un año atrás~

La elegancia y luz de los candelabros iluminaban el bello lugar, mientras los invitados del evento no paraban de charlar entre sí y carcajear por las divertidas anécdotas.

El señor Jeon sacudía su copa con elegancia mientras se reía apropiadamente.

-Es una razón de gozo escuchar que tú hijo por fin heredó la compañía. - dijo el señor Jeon, chocando su copa con la del hombre recién jubilado.

-Muchas gracias, Jeon. A propósito, ¿Dónde está tu hijo? - pregunto el de traje azul.

-Debe estar con su guardaespaldas personal en algún lado. - el hombre observo hacia todas direcciónes, hasta que vio al guardaespaldas del que hablaba venir hacia él. - Ha, ahí estás, hombre. ¿Dónde esta mi muchacho?

El padre se dió la libertad de sorber un poco del vino en lo que su empleado le contestaba.

Por el contrario, el guardaespaldas lucía pálido, con prisas de llegar hasta su jefe y muy nervioso a la vez.

-Señor, el jóven amo a desaparecido. - comunico el guardaespaldas.

Y cuando el señor escucho la noticia, aquel vino que estaba por tomar tan generosamente fue escupido estrepitosamente al suelo.

Tal como aquellas gotas de vino mancharon el suelo blanco, gotas de sangre cayeron y marcaron el concreto. Aquella sangre provenía de un buen puñetazo encestado en el pómulo izquierdo de Jungkook.

El rizado se quejo por lo bajo, estaba por perder la consciencia, llevaba alrededor de una hora y media atado a esa silla bajo un sótano de mala muerte.

-Detesto a los niños ricos. - gruño el chico pelirrojo, a la vez que sacudía su mano para disminuir el dolor en sus nudillos. - Caminando por ahí con sus zapatos de marca y el deportivo que papi les compró. Me dan asco.

-Okay, Malcom. Fue suficiente, lo queremos vivo, ¿Recuerdas? - recordó un chico de cabello negro y pañoleta.

-Si, el dueño de los bancos Eterna querrá a su hijo vivo. Si lo devolvemos muerto, dile adiós a esos trillones, imbécil. - regaño un chico de dientes de oro.

-¡Al menos déjenme desquitarme un poco más! O me conformo con quedarme con su ropa y, cuando los medios lo vean desnudo, verán que incluso a los niños ricos les hace falta algo que yo tengo más grande. - parloteo el mismo pelirrojo.

-Es suficiente, Jawim. - alzo la voz un chico que lucía más alto he intimidante, quien se abrió paso entre sus amigos.

-Go~Gomin. - tartamudeo el pelirrojo.

-No olviden porque hacemos esto. Necesitamos dinero para largarnos del país, en cuanto lo tengamos nos quiero ver con unas putas en Bahamas. - recordó Gomin, a lo que sus compañeros celebraron con entusiasmo.

Jungkook ni siquiera podía entender lo que sus secuestradores decían, todo lo entendía distorsionado, además de un perpetuo silbido en su oído.

Pero más grande que su dolor corporal era su miedo, el lugar era frío y húmedo, los nudos que ataban sus muñecas eran insoportablemente fuertes y, no estaba seguro de poder salir de ahí con vida. No sabía para que lo necesitaban, quizás solo eran traficantes de órganos y nada más les aseguraba órganos sanos que gente con dinero para cuidarlos.

Jamás había tenido una experiencia como está, estaba aterrado.

Su consciencia se encontraba perdida, solo podía ver vestigios de las personas misteriosas que se encontraban alrededor suyo.

-Como sea, ya toma el teléfono y llama al estúpido viejo y dile que tenemos a su hijo. - se quejo el líder mientras se masajeaba el puente de la nariz.

El chico estaba por tomar el teléfono, hasta que una bala perforó el objeto y lo dejo destruido.

Gracias al ruido, Jungkook logro volver en si y observar el panorama, aún un poco borroso. Y todo se volvió más confuso cuando sus secuestradores comenzaron a disparar enloquecidamente, mientras el polvo se levantaba y cegaba la vista, producto de que alguien al otro lado de la habitación intentaba entrar a patadas.

Gritos, insultos, balas, todo sucedía simultáneamente alrededor de un perdido u confuso Jungkook.

-¡Jefe, se escapan! - grito un chico de hoyuelos mientras disparaba a los que huian.

-¡Esos malditos cabrones! ¡No dejen que escapen! - maldijo y ordenó un rubio de aspecto intimidante. - Aún me deben dinero.

-¡Si, jefe! - gritaron en respuesta todos los chicos.

He inmediatamente los balazos aumentaron, empeorando el zumbido en el odio de Jungkook.

El rizado quiso enfocar su vista con el rubio que había ahuyentado a sus secuestradores, rubio que había reparado en su presencia y se acercaba a él.

Jimin tomo el mentón del apaleado castaño para poder analizar su rostro.

-Esos psicópatas... - susurró el rubio, asqueado por la idea de que aquellos pandilleros tuvieran que recurrir a las recompensas para ganar dinero.

-¿Que hacemos con él, jefe? - pregunto el mismo chico de hoyuelos.

-Dejenlo aquí, se ve que es de buena familia, seguro lo estarán buscando. No tardarán en encontrarlo. - le resto importancia el líder.

Sus chicos asintieron y entonces la pandilla se fue del lugar en cuanto atraparon al líder de la otra pandilla para hacerlo pagar.

No supo cuánto tiempo estuvo atado en ese sótano hasta que lo encontraron. El tiempo seguía pasando, Jungkook fue rescatado, abrazado por su padre y cubierto con mantas para llevarlo en una ambulancia, todo seguía su curso...

Pero Jungkook y sus recuerdos se detuvieron. Su memoria no paraba de reproducir aquellos ojos hermosamente azules que le habían salvado la vida.

Y creyó que nunca más los volvería a ver, y que había perdido la oportunidad de agradecerle a aquel misterioso pandillero haberle salvado. Sin embargo, esa pesimista idea cambio hasta hace tan solo unas horas.

~Ayer, antes de la cena~

El castaño se trono el cuello con el único objetivo de deshacerse del estrés.

-Así que hoy es el día. - se recordó a si mismo el rizado.

Observo su calendario colgado sobre el espejo del lavabo, se encontraba marcado con rojo la fecha de aquel día.

Ese día se reunirían con la nueva novia de su padre y su familia, ese día sería inmensamente incómodo.

No era fanático de conocer a las familias de las novias de su padre, todas y cada una de ellas solo buscaban el dinero del viejo, por lo que una gran cantidad de mujeres se presentaban casi todos los fines de semana. Sin embargo, su padre llevaba tiempo sin presentarle a una novia, al parecer había perdido la racha.

Malamente creyó que esa tarde sería como todas las anteriores, presentarse a las familias con unas sonrisa falsa, una excelente cena pero la amargaria charlas interminables dónde el tema principal era la cuenta bancaria del amo de la casa.

Pero no fue para nada como creyó, desde del amanecer todo había sucedido muy peculiarmente.

Desde haber “alucinado” con un bello angel postrado en el balcón, hasta el momento de presentarse.

Cuando lo vio, inmediatamente su mente lo transportó por unos segundos hasta aquel momento cuando lo conoció por primera vez. Al principio se debatió en si podría ser el mismo chico, sin embargo, cuando lo escucho hablar, no cabía duda alguna.

Era el mismo.

Gracias a Dios sabía disimular, de no ser así, su nuevo hermanastro se habría dado cuenta que no le quitó los ojos de encima en toda la cena.

Cuando se dió la oportunidad y el pandillero se fue lejos de la vista de su padre durante la cena, Jungkook lo siguió, encontrando así su sagrada oportunidad de por fin conocerlo oficialmente.

Y cuando se dió la charla, y la forma en la que Jimin lo trato, uno creería que su admiración se acabaría ahí. Pero, sorprendiendo a todos, y a si mismo, su obsesión por el rubio no hizo sino aumentar.

Ahora, Jungkook no sabía que es lo que sucedería a continuación, le daba curiosidad saber cómo es que se desarollará su relación con el hombre que admiraba, pero de algo si podía estar 100% seguro, y es que, no descansaría hasta poder llevar su relación al siguiente nivel.

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~Presente~

Seokjin y Hoseok estaban boquiabiertos, ambos se encontraban inmersos y aún sin poder procesar toda aquella información dada por Jungkook.

Entonces Seokjin reaccionó, sin embargo, solo pudo tomar su malteada a medio tomar y llevarse aquel popote a la boca para poder sorber de la bebida.

-Que increíble... - solo pudo susurrar Hoseok, aún sin poder salir del shock totalmente.

Jungkook se mostró avergonzado, ni siquiera su propio padre sabía de aquella historia, y se encontraba emocionado de poder por fin contar con quiénes presumir de haber conocido a su ídolo.

-Y... Bueno, ¿Que piensas hacer ahora? - pregunto Seokjin. - Me refiero a... ¿Cómo piensas relacionarte con Jimin de ahora en adelante?

-Mhm... No sé, en realidad no tengo nada planeado. - confesó Jungkook, para después mostrarse seguro de si mismo. - Pero inmortalicen mis palabras, chicos. Jeon Jungkook no descansa, hasta conseguir lo que quiere.

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Jimin se encontraba charlando con sus amigos, contando junto a su primo la horrible experiencia en aquella casa enorme. Hasta que de pronto, un silbido se presentó en su oido, a lo que se vio obligado a rascarse.

-¿Sucede algo? - pregunto Namjoon, confundido por el extraño movimiento de su líder.

-Si, es solo... - el rubio se mostró incómodo por el pitido, hasta que esté desapareció. - Una molestia.

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