Clases de etiqueta.

Jimin había terminado de vestirse, Jungkook seguía en el suelo. En algún punto, el rubio se asomó un poco del otro lado de la cama, quizás un poco preocupado por un posible golpe en la cabeza.

-¿Estás...? - preguntó el más pequeño.

El rizado alzó el brazo repentinamente y mostró su pulgar, cosa que sorprendió a Jimin, pero inmediatamente suspiró aliviado.

-... ¿Hyung? - preguntó Jungkook, aún en el suelo.

-¿Que querías decirme antes de que llegarás? - cuestionó Jimin, acomodándose la camisa he interrumpiendo a propósito a su hermano menor.

Jungkook se quedó helado, era claro el mensaje. Jimin no quería hablar del tema, seguramente se sentía incómodo... Lo había arruinado todo...

Era claro que eso pasaría, ¿Por qué se sorprendía? Era bastante obvio que Jimin comenzaría a evitarlo...

Y más importante aún... ¿Por qué le dolía tanto?

-Joven Park, la cena está por comenzar y... - apareció una de la mucamas, sorprendiendose al ver a Jungkook en el suelo.

-¿Cena? ¿Que cena? - interrogó el rubio.

-... He... La~la cena que organizó el señor Jeon para celebrar la expansión familiar. Se suponía que el joven amo le avisaría, ¿Está todo bien? - pregunto la mujer, muy confundida, necesitando el contexto de la situación.

-Mhm, ¿Es así? - Jimin observo de reojo a su hermano mayor, quien le desvió la mirada. - Bien, andando. Dile a ese hombre que bajaremos pronto.

-Si, joven. - la mucama hizo una pequeña reverencia y se retiró.

Jimin suspiró.

-¿Que haces todavía en el suelo? Levántate. - ordenó el mayor de ambos, acercándose a la puerta.

-Jimin, yo... - planeaba disculparse el rizado, sentadose en el suelo.

-Apresurate. - exigió Jimin antes de cerrar la puerta y desaparecer. De nuevo lo había interrumpido.

El castaño miro fijamente la puerta, tenía la esperanza de que su hermano mayor volviera. Ambos sabían que necesitaban hablar de lo que había pasado, necesitaban dejar su relación en claro. Pero era evidente que Jimin no quería conversar nada, y si Jungkook insistía más terminaría por hacerlo enojar, lo cual no quería.

Se levantó con un nudo en su garganta y sacudió el polvo en su ropa.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

Jimin bajó las escaleras con prisa, ocasionando un eco insoportable con sus tacones. Aquel sonido claramente advirtió a su madre y a su prometido que había llegado.

-Hola, mamá. - saludo el chico con un beso en la mejilla a su progenitora y se sentó a su lado. - Espero que no se haya enfriado...

Y casi inmediatamente comenzó a comer del pato.

Su padrastro carraspeo, llamándole la atención, sin embargo, Jimin creyó que solo se sentía mal de la garganta, así que solo sigo comiendo.

El hombre se molestó por la falta de respeto y azotó la palma contra la mesa.

-Querido... - insistió la señora Park, preocupada por el descontento de su prometido.

-No. Tu hijo necesita corrección, es grosero, maleducado y no tiene modales. - comenzó a decir el hombre, a lo que Jimin rodó los ojos y siguió comiendo disimuladamente.

-Se va a adaptar, dale tiempo... - pidió la señora.

Justo en ese momento estaba bajando Jungkook las escaleras.

-No voy a esperar a que se corrija a si mismo, jamás tuve que preocuparme por los modales de mi propio hijo, y no voy a hacerlo por otro. - gruñó.

-No es como si fuera tu hijo. - subrayó Jimin, tragando su pato.

-¡Jimin! - regaño su madre.

El hombre se alzó de la silla, golpeando ambas palmas en la madera exótica de la mesa.

-¡Suficiente! ¡Esta decidido, tomarás clases de etiqueta! - ordenó el dueño de la casa.

-¿¡Que!? - preguntaron al unísono Jimin y Jungkook, este último estaba por sentarse en su silla.

-Padre, no está percibiendo todo el panorama, ¿Que lugar tiene Hyung en una escuela de etiqueta llena de los hijos de aristócratas que podrían lastimarlo? - se inmiscuyó su propio hijo.

-Querras decir que tu padre está ebrio. - corrigió Jimin, para después observar directamente al hombre enojado. - Yo no voy a hacer lo que tú me digas solo porque te comes a mi madre.

-¡Ya fue suficiente! ¡Park Jimin, estás siendo grosero con el señor Jeon! - señaló su madre, levantándose de la silla también.

-¡Yo no pienso ir a ninguna escuela de niñitos ricos! - se negó el chico.

-Padre, te pido que lo reconsideres. - pidió Jungkook, levantándose y acercándose a su padre.

-¿Ahora cuestionas mis decisiones? Ese muchacho está corrompiendo tu mente. - dedujo su padre.

-Eso no es así. Por favor, solo piénsalo un poco. - insistió el castaño.

-¡De ninguna manera! - grito su padre, a lo que su prometida y el hijo con quién discutía se silenciaron. - Jamás pensé que sería necesario reenviarte a la escuela de etiqueta, pero no me queda otra opción, Jungkook. A partir de mañana ambos irán a esa escuela, y no hay pero que valga.

-Puede que el señor Jeon tenga razón, hijo. - la madre de Jimin se presentó justo al lado de su prometido. - Tu padre y yo nunca pudimos enviarte a una escuela de modales, me preocupa que no hayamos podido educarte correctamente.

-Mi padre me educó, ¿Está insinuando que no lo hizo bien? - cuestionó Jimin, clavando una mirada fría en su madre.

-No, no es eso... Yo... - tartamudeo la rubia.

-Querida, no hagas eso. - aconsejo el hombre, tomando los hombros de la mujer con sus dos manos.

-¿Hacer que? - le volteó a ver.

-Eso, darle la libertad de cuestionarte. Los hijos no deben cuestionar a sus padres, solo acatar sus órdenes. Porque somos mayores, y pensamos más racionalmente que ellos. - explico el señor Jeon.

Jimin no pudo evitar soltar una pequeña carcajada, era la frase más idiota que había escuchado en todos sus años de vida.

-Tienes razón. - le dió razón la rubia, a lo que su hijo no pudo creerle que se haya dejado convencer tan fácil.

-A partir de mañana, los quiero a ambos desayunados y listos para irse a la escuela. - dijo el señor Jeon a las cocineras, quienes asintieron a la orden. - La cena termina por ahora, regresen a sus habitaciones.

Jimin planeaba protestar, pero su hermano menor, preocupado por conocer por mano propia el temperamento de su padre, le tomó por el hombro y le detuvo.

El rubio inmediatamente le golpeó el brazo, rechazando su contacto.

-No me toques. - gruño el mayor.

Jungkook se quedó paralizado, dolido por el tono molesto que había usado.

El rubio aprovecho que la servidumbre estaba bastante ocupada atendiendo al señor Jeon para poder salir de aquella asfixiante casa, cosa que no pasó desapercibida por su hermano mayor, quien le siguió, preocupado.

Pero para mala suerte de Jungkook, Jimin era bueno perdiendo de vista a la gente, así que para cuándo salió por aquella puerta, perdió el rastro del bajito.

Aunque no hacía falta pensar mucho para saber a qué lugar se dirigirá el líder de una pandilla peligrosa, así que Jungkook rápidamente tomó su auto y se dirigió a Goldenleonar.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

Uno de los guardias del templo de las joyas bostezaba con aburrimiento, y con bastante razón.

“El templo de las joyas” era el nombre que se le daba al complejo de aposentos de los concubinos de Jimin. Y “Joyas” es el nombre para llamar a los concubinos.

Ser guardia en aquel templo era el trabajo más aburrido y menos divertido de todos los trabajos que ofrecía el líder Park, ya que el dueño de las Joyas casi nunca se presentaba en el templo, y solamente te dedicabas a complacer los caprichos de hombres lindos y engreídos.

De repente, la puerta principal fue pateada y de un solo golpe abierta. El guardia despertó inmediatamente y comenzó a apuntar con su arma hacia todas direcciones.

-¿¡Que, que!? ¿¡Qu~quien anda ahí!? - tartamudeo el chico.

-Descansen, soy yo. - dijo Jimin.

-¿Li~lider Park? - preguntó otro guardia, confundido. - ¿A qué debemos el honor?

-Solo retirense, chicos. ¿Están mis Joyas en sus aposentos? - preguntó el rubio, peinandose el cabello hacia atrás.

-So~solo Nill, líder Park. - respondió el joven guardia.

-Bien. Pueden esperar afuera. - dictaminó Jimin, a lo que sus chicos obedecieron.

Jimin suspiró y se masajeó el cuello, odiaba verse obligado a usar a sus Joyas, pero esta noche había terminado peor de lo que esperaba y necesitaba deshacerse de su estrés.

Así que camino en dirección a los aposentos de Nill.

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

Jungkook exhaló, preocupado. Sabía que Jimin podía cuidarse solo, pero no podía evitar preocuparse por él.

-¿Cu~cual era la dirección? - se preguntó Jungkook, buscando en la guantera aquel papel en dónde anoto la dirección.

Debido a que fue “secuestrado” la última vez, no pudo seguir la ruta.

-Mierda. - gruño el castaño al no encontrar ese mugroso papel.

Decidió seguir conduciendo hasta dar con la casa, hasta que diviso en la acera a un grupo de chicos que parecían ser pandilleros.

Se estacionó frente a ellos y bajo la ventanilla un poco.

-¡Hola! Disculpen, ¿Saben dónde vive Jimin? Lo estoy buscando, es por cuestiones familiares. - se explico el chico.

La pandilla se vio entre sí, y en cuestión de un par de miradas, todos le miraron a él.

-Te llevaremos. - dijo uno de ellos.

-Gracias, son muy amables. - sonrió Jungkook.

La pandilla entro al auto y uno de los chicos le pidió a Jungkook poder conducir su auto, a lo que el castaño se lo permitió, entonces se sentó en el asiento del copiloto.

El auto comenzó su viaje, entonces Jungkook estaba muy feliz por haber encontrado gente que le ayudará, Jimin se había hecho de gente muy educada.

El viaje continúo durante un par de minutos, fue incómodo durante ese tramo.

Jungkook suspiró y giró la cabeza, con la intención de charlar un poco con el piloto. Hasta que algo le llamó la atención.

Se trataba de un tatuaje en el hombro de aquel chico de conducía, no era un tatuaje cualquiera, estaba seguro que era un emblema de una pandilla.

El emblema de una pandilla que no era la de Jimin.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top