Antes de Sangre Azul (9)
Advertencia: lenguaje inapropiado, contenido gráfico y violento, además de temas serios que pueden tocar la sensibilidad del lector.
~Hace 3 años~
~Narra Jimin~
Ordené que todos saliéramos de aquel edificio, si iba a haber sangre, prefería la ventaja de un lugar abierto. Además de eso, aprovechamos el tiempo para recargar municiones y planear una estrategia en caso de que todo se complique.
El grupo AB se encargó de trasladar a los secuestrados a un lugar seguro, esa era su única función, nadie de ellos iba a pelear.
Una docena de nosotros y yo nos quedamos a mitad de la calle, tan solo esperándolos. Pasaron minutos que parecían mil vidas, hasta que las luces de sus coches nos obligaron a entrecerrar los ojos debido a la intensidad. Nos rodearon por delante de la calle y por detrás.
Fue fácil identificar en que auto se encontraba el líder, así que jugué con mi bastón mientras veía el vidrio polarizado de aquel auto negro. Dicen que, antes de una pelea, debes generar miedo en el corazón de tu enemigo para ganar el combate no escrito, espero que funcione ese dicho.
Todos esos hombres salieron de sus autos y, con ellos, un hombre tatuado hasta la calva y anillos en sus dedos salió del auto negro.
Conectamos miradas, él sonrió y se rascó la barriga.
-¿Quien de ustedes es la rata sucia que se atrevió a organizar toda esta fiesta? - preguntó.
Sin dudar, di un paso al frente, los ojos de todos esos pandilleros se clavaron en mi al hacerlo, podía verlo en sus rostros, me estaban despreciando.
-Nunca antes alguien había derribado una de mis bases, tienes pelotas, niñito. - dijo mientras encendía su cigarrillo y le daba una calada. - Respeto eso, y porque me agradas, dejaré que tú pequeño ejército se retire sin mucho drama.
Observé de reojo a mi equipo, ninguno pareció dudar ni tentarse por las palabras del gangster, lo cual llenó mi pecho de orgullo.
-¿No? - preguntó el hombre, soltando el humo de aquel cigarro.
-¡¡Estamos hartos de sus abusos!! - gritó un chico que sostenía un hacha.
A partir de allí, comenzaron a escucharse gritos he insultos a mis espaldas. La multitud comenzaba a enfurecer.
-Que conste en acta que les di la oportunidad de huir. - recalcó el hombre de anillos, para después chasquear sus dedos y ordenar a sus chicos que nos mataran.
Comenzaron a abalanzarse hacia nosotros con sus armas, nosotros no nos inmutamos.
-¡¡Ahora!! - grité.
Sin dudarlo un segundo, el equipo de francotiradores que se ocultaban en lo alto de los edificios de los alrededores comenzaron a disparar a los hombres, al igual que los chicos que se ocultaban detrás de unas cajas y contenedores que habíamos puesto meticulosamente alrededor de la calle.
No tuvieron tiempo ni de parpadear, nos tiramos al suelo para evitar lesionados.
Se escuchaban ametralladoras, revolvers, todo tipo de armas disparaban en contra de Puerto De Lobos.
-¡Mueran, hijos de perra! - escuché un grito de uno de los francotiradores.
El suelo bajo nosotros temblaba sin parar debido a la vibración de los disparos. Cuando la lluvia de balas cesó, nos levantamos.
Él inmediatamente me miró, en su rostro había una mezcla de sorpresa y furia. Incluso el cigarro se cayó de sus labios y se había estampado contra la arena del suelo.
No podía verlo con claridad, pero podría jurar que estaba sudando frío.
-Asi que estoy frente a un grupo organizado... - sonrió sarcásticamente mientras se acomodaba los pantalones. - ¿Para quienes trabajan? ¿¡Cuervo Negro los envío!?
¿Cuervo Negro?
-¡Nadie nos envió! ¡No sé quién carajos son Cuervo Negro! - le respondí. - ¡Pero lo que si sé es que lo jodiste, perdiste la oportunidad de seguir siendo el rey desde el momento que escogiste tratarnos como escoria! ¡Voy a derribar todo este maldito sistema de mierda y me sentaré sobre tu cabeza, para que desde el infierno veas como tu elegante trono es derribado desde los cimientos!
Mi discurso pareció enfurecerlo.
De repente, los edificios a nuestro alrededor se tiñeron de rojo, gritos y disparos. Miré a ese gordo, me sonrió con victoria. Él... Él había...
Mi~mis francotiradores ya no...
-¿Que decías sobre derribar mi trono? - me preguntó.
Los hombres de Puerto De Lobos saltaron desde las ventanas en dónde ya no estaban el equipo de francotiradores hasta rodearnos, dispararon sin piedad a los que se escondían detrás de las cajas.
Nos congelamos, estábamos en shock.
Pero no podía quedarme a ver cómo acababan con nosotros, apreté el agarre en mi bate y corrí hacia ese maldito.
Mi movimiento pareció sacar de su shock a mis compañeros, quienes comenzaron a atacar.
Yo esquivé a cualquier matón que se me acercaba, estaba por llegar a dónde él.
Hasta que entró a su auto y justo frente al coche se interpuso un hombre de gran tamaño, que alzó el puño he intentó aplastarme con él.
Esquivé ese mortal golpe que hizo quebrar el piso a mis pies. Mi cuerpo tembló, si me hubiera dado, yo...
-¡¡Te aplastaré cómo a una hormiga!! - me amenazó, continuando con esos puñetazos al suelo, intentando darme.
Era demasiado grande, un golpe mío no le haría ni un rasguño.
... Pero podía usar su propia fuerza en su contra.
La pared más próxima a mi se encontraba muy lejos, así que tuve que correr hacia ella, él me siguió. Cuando llegué a la pared trepé sobre ella, dos pasos largos me bastaron para saltar sobre el hombre a mis espaldas.
Me apresuré a tomarlo por la cabeza y, con el impulso que aún tenía, tiré de él hacia atrás. Instantáneamente cayó al suelo sobre su espalda, por suerte, un cuerpo de uno de mi equipo aún sostenía con fuerza y en forma vertical una navaja, navaja que terminó encajada en la nuca del tipo.
Jadeé. Le tomé los signos vitales para asegurarme de que estuviera muerto, cuando no sentí pulso, me dirigí hacia aquel auto negro en dónde se había escondido ese cobarde.
Pateé la ventana del conductor para hacerlo salir.
-¡Sal ahora mismo, gordo cobarde! - le exigí, pateando la puerta con ira.
Recibí un puñetazo en dirección a mi pierna, afortunadamente lo esquivé por suerte. Se trataba de uno de los matones de Puerto De Lobos.
-Otra vez ustedes. - gruñí, tomando la cabeza de ese hombre y estrellandola contra la puerta del auto, la ventana se rompió en mil pedazos, dejando ver al líder adentro. - ¡Sal y pelea conmigo! ¡¡No te escondas detrás de tus hombres!!
Ví como quiso encender el auto, lo cual no era bueno.
-¡Quiere huir en el auto! - grité por la desesperación.
Primero quiso dar marcha atrás, pero algo lo detuvo y entonces cambió la palanca para delante. Miré atrás del auto, intrigado. Varios de nuestros chicos se encontraban empujando para evitar que se fuera.
Lo mismo hicieron en la parte del capó para impedirle dar marcha delante, el auto estaba rodeado, y por más que pisara el acelerador, el auto apenas y se movía centímetros, levantando una enorme nube de humo.
No fue sino hasta que uno de los chicos que tenía gran masa muscular levantó la parte trasera del auto, que el motor se apagó por el gran esfuerzo que hizo.
Sonreí hacia el, ya ni había ventanas polarizadas que me impidieran verlo. Parecía realmente asustado, tanto que incluso busco por todo el auto algo con que defenderse.
-¡Acabamos con tu ejército de idiotas, sal y pelea justamente! - golpeé el techo del auto.
Repentinamente comenzó a escucharse el disparo interminable de un arma, al parecer, se encontraba una pequeña pistola dentro del auto y, presa del pánico, disparó en todas direcciones.
Lamentablemente si le disparó a varios de nosotros, he hirió a unos cuantos.
-¡Alejense del auto! - gritó Namjoon, a lo que todos nos apartamos del coche.
Una vez que nos apartamos del coche, finalmente salió, aún apuntandonos con el arma.
-A sido todo un placer, pero me temo que tendré que largarme. - sonrió ampliamente.
Debido al arma, no quedó otra más que apartarse y abrirle camino para que pudiera escapar.
Yo solo lo miré, impotente.
De repente, llegó uno de sus autos, a lo que él entró al asiento del copiloto sin dejar de apuntarnos. Incluso bajó la ventana para despedirse de nosotros.
-¡Estuvieron cerca, idiotas! - se burló el hombre entre carcajadas. - ¡Más les vale que puedan salir de Goldenleonar porque a partir de hoy, duplicaré el costo de la protección y quién no pueda pagar, él y toda su familia morirán en ese instante!
Mi gente se miró entre ellos, el miedo y la tristeza en sus ojos se presentó rápidamente.
Pero había algo raro con el chófer de ese tipo, estaba moviéndose mucho.
-¡Y no solo eso, habrá un toque de queda y quién no esté dentro de su casa antes de las 6 pm, se le degollará la~! - no pudo terminar la frase, su cabeza explotó en mil pedazos, la sangre incluso nos salpicó a unos pocos.
Fue su conductor, le había disparado sin piedad alguna.
El mismo conductor me lanzó unas llaves, las tomé con confusión.
-Son las llaves de “La guarida” de Puerto De Lobos, espero que seas mejor líder que este idiota. - me explicó el hombre de traje mientras palmeaba el hombro de quién solía ser su jefe, ahora un cuerpo sin cabeza.
El chico se largó en ese auto blanco sin decir una palabra más.
Todos estábamos confundidos. Debatiendonos en la idea de si aquello era todo, si ya había terminado ese infierno.
Cuando lo asimilamos, varios de los chicos me abrazaron y agradecieron.
-¡Vas a ser un gran líder, chico! - me gritó un hombre entre lágrimas.
-N~no, yo... Yo no voy a ser líder, N~namjoon lo será... - quise entregarle las llaves, pero él se negó a recibirlas.
-Tu lideraste y nos llevaste a la victoria como todo un jefe lo haría. Sería injusto que alguien más se quede esas llaves. - me dijo.
-Pe~pero yo no... - quise negarme, pero todos comenzaron a gritar y celebrar mi nuevo puesto como jefe. Ni siquiera me dejaron renunciar a un puesto tan alto.
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-¡Madre! - lloré de felicidad al verla bajar de ese camión en el que habían trasladado a los secuestrados, ella me abrazó con fuerza.
-Jimin, hijo mío. Hubo rumores entre esta gente que tú eras el líder de todo esto, no es verdad, ¿Cierto? - me preguntó preocupada.
Le sonreí nerviosamente, se desmayaría si le dijera que ahora soy líder del distrito.
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Varias personas que antes trabajaban para Puerto De Lobos pidieron trabajar para mí, lo cual les permití, veía el odio y la tristeza en sus ojos debido a los métodos que había usado ese hombre. Así que si, los dejé entrar.
Mi primer decreto como líder fue quitar las cuotas por protección, a lo que muchas personas se mostraron en desacuerdo.
-Una disculpa por la interrupción, pero una pandilla no come solo de buenas acciones. Además, Park, tenemos obligaciones con Cuervo Negro, una pandilla de mucho más rango que nos cobra por seguir siendo una pandilla. - me explicó un chico de ojos verdes y brillantes que antes era conocido por ser la mano derecha del antiguo líder.
Medité aquella nueva información, ¿Así que a eso se refería ese gordo la última vez? ¿Cuervo Negro era algo a lo que temer?
Definitivamente, había muchas cosas nuevas que tenía que aprender...
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